Jenaro Villamil |
El tan celebrado Ministro de Finanzas del Año y virtual
vicepresidente del país, cree que todos los mexicanos son idiotas o que
sus propias cuentas no resultan ilógicas frente al escándalo revelado
por The Wall Street Journal.
Cualquiera con nociones mínimas de contabilidad sabe que las cuentas de Videgaray respecto a su casa, no cuadran.
En su repuesta a The Wall Street Journal, Videgaray dio una
demostración de por qué las cuentas nacionales no cuadran bajo su
conducción. Y peor aún: fue una bofetada a los millones de mexicanos
perseguidos por el fisco que él encabeza ya que el propio secretario de
Hacienda presumió que es más importante la informalidad financiera que
cumplir puntualmente con los impuestos y los compromisos bancarios.
El cerebral Videgaray se puso flamenco y en la molestia soltó dos o tres cosas que lo retratan de cuerpo entero:
1-Videgaray confirmó que adquirió la propiedad en 581 mil dólares
(aproximadamente 7.5 millones de pesos de ese año) en octubre de 2012,
unos meses antes de que iniciara la administración de Peña Nieto. La
hipoteca original con H&G iba a ser pagada en 18 años, pero el mago
de las finanzas nacionales tuvo recursos suficientes en menos de 14
meses y liquidó la hipoteca original en enero de 2014.
Según Videgaray, para la adquisición del inmueble obtuvo un crédito
hipotecario otorgado por la propia empresa vendedora, no por un banco.
“Por razones financieras, decidí prepagar el crédito con recursos
propios. Ello ocurrió el 31 de enero de 2014”, afirmó.
¿Cómo logró Videgaray tener los recursos suficientes para liquidar
la deuda hipotecaria de 6.8 millones de pesos en tan sólo 14 meses de
tener como único salario el de secretario de Hacienda? ¿Obtuvo otros
ingresos? ¿De dónde provinieron? ¿Le pagaron antes como jefe de campaña
de Peña Nieto? ¿A cuánto ascendieron esos ingresos?
Si estos recursos provienen de sus propios ahorros y de su esfuerzo
como exfuncionario del Estado de México y consultor de Protego (de su
mentor Pedro Aspe), ¿por qué Videgaray no pagó, desde el principio, el
monto de la propiedad de Malinalco y tuvo que recurrir a un crédito de
una empresa vinculada con multimillonarios contratos con el gobierno
del Estado de México, donde él fungió como secretario de Finanzas?
¿Con qué autoridad ética el todopoderoso secretario de Hacienda va a
autorizar la cacería fiscal a micros, pequeños y grandes empresarios si
él mismo está violando la lógica y la aritmética en la explicación de
sus propios ingresos?
Estas dudas fueron expresadas así por Marcelo Torres Cofiño, vicepresidente de la bancada del PAN en la Cámara de Diputados:
“Lo que nos ha dicho hasta ahora (Videgaray) no es suficiente y se
tienen dudas muy fundadas sobre los ingresos que obtuvo entre el tiempo
que estuvo como jefe de campaña de Peña Nieto, la fecha en que adquirió
la casa de Malinalco y su inicio como miembro del gabinete
presidencial. Las cuentas no le salen al Secretario de Hacienda y deja
espacio a la sospecha”.
2.-El máximo responsable de las finanzas públicas nacionales y de
los futuros recursos que se manejarán en el Fondo Mexicano del Petróleo
da una muestra de criterios muy laxos para juzgarse a sí mismo frente a
un evidente conflicto de interés y presunto tráfico de influencias.
Videgaray le respondió a The Wall Street Journal que “no hay
conflicto de interés. Hice el trato cuando no tenía un cargo público y
el trato estuvo dentro de los parámetros del mercado”.
Videgaray no puede evadir la pregunta lógica: ¿acaso no conoció como
secretario de Finanzas de los multimillonarios contratos que el
gobierno de Enrique Peña Nieto firmó con Grupo Higa y sus decenas de
filiales y denominaciones, incluyendo la escandalosa construcción del
Hospital de Zumpango cuyo sobreprecio ha sido ampliamente acreditado
por el propio Congreso local mexiquense?
El fue jefe de la campaña de Peña Nieto como candidato del PRI a la
presidencia de la República. El Grupo Higa, a través de la empresa Eolo
Plus, alquiló aeronaves al PRI y al propio aspirante presidencial. ¿No
existió acaso conflicto de interés alguno entre Videgaray y uno de los
prestadores de servicio de la campaña priista? ¿Videgaray quiere que
creamos que el arrendamiento de las aeronaves de Eolo Plus no pasaron
por la autorización del propio jefe de campaña peñista?
3.-Según Videgaray, su relación con Juan Armando Hinojosa es de
índole social y proviene de una década atrás. “En algún momento
conversando con él le comenté que tenía interés de adquirir una
propiedad específicamente en Malinalco, que resultó en una operación
primero legal y con una persona con quien no he tenido nunca un trato
como servidor público”, explicó.
Para el señor Videgaray las relaciones sociales que él entabla
siendo servidor público (fue secretario de Finanzas del Estado de
México y presidente de la Comisión de Presupuesto de la Cámara de
Diputados antes de asumir como secretario de Hacienda el 1 de diciembre
de 2012) no tienen ninguna conexión.
En otras palabras, lo importante es hacer tratos y contratos
mientras juega en un campo de golf y no mientras esté en su despacho de
servidor público. Si así se hacen los trueques, no hay conflicto de
interés.
Con razón, el escándalo de las casas de Grupo Higa ha convertido al
gabinete y al gobierno de Enrique Peña Nieto en el hazmerreír de los
escándalos de corrupción a nivel internacional.
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