Serpientes y Escaleras
Salvador García Soto
Ni la efervescencia social que vive el país, ni las expresiones de hartazgo y repudio de la sociedad a la clase política, ni los grupos radicales y la actividad guerrillera que tiene en vilo a los habitantes de Guerrero, Oaxaca y Chiapas, ni los escándalos y la crisis de credibilidad del Presidente y su gobierno, parecieron importarles a los partidos políticos en el Senado que, la noche del lunes, ante la dificultad de lograr acuerdos, decidieron bajar la cortina e irse de vacaciones sin resolver temas legislativos urgentes como el aumento al salario mínimo, la reforma política del DF y la elección de los nuevos fiscales anticorrupción y de delitos electorales.
De poco sirvió que al menos dos de esos temas, el de la corrupción y el de la revisión de los salarios mínimos, hayan sido propuestos como apremiantes por el presidente Enrique Peña Nieto en su decálogo presentado en noviembre pasado, con el que se supone que enfrentaría la crisis política, social y de credibilidad que encara su gobierno. De hecho, da la impresión que un signo de debilidad de la figura presidencial, envuelta en cuestionamientos y escándalos por la llamada casa blanca de su esposa y los conflictos de interés con el contratista favorito de su gobierno, se refleja precisamente en la decisión del Congreso de posponer y dejar para después lo que para el Presidente tenía carácter de urgente.
Porque fue precisamente el partido del Presidente, el PRI, el principal responsable de que se cerrara el periodo legislativo sin discutir las iniciativas pendientes, luego de que los priístas se vieran presionados por los legisladores del PAN y el PRD para aceptar condiciones que les parecieron intransitables.
En el caso de la reforma política del DF, donde los perredistas insistían en una Asamblea Constituyente para la nueva Constitución Política de la ciudad de México, algo que no aceptaba el PAN y el PRI veía con mucho recelo, se optó por mandar la discusión a febrero, a pesar del compromiso que existía de sacarla en este periodo, luego de que el tema se pospusiera durante todo el 2014. Pero al ser un tema de interés especial del PRD y, en particular, del jefe de Gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera, a los priístas comandados por Emilio Gamboa les pareció, una vez más, “sacrificable”.
Algo similar pasó con la discusión sobre la revisión del salario mínimo. Una propuesta de última hora del senador Javier Lozano del PAN, sobre la redacción del texto que desvincularía el salario mínimo del pago de multas y equivalencias, fue rechazada por el PRD y ante la intransigencia de unos y otros, el PRI aprovechó el desacuerdo para frenar la discusión. Al final por iniciativa de la bancada priísta, que secundaron los panistas, se salieron varios senadores del salón de plenos y, cuando se pidió con toda la intención una revisión del quórum pasadas las 11 de la noche, se encontró que no había el número necesario de senadores para continuar y la sesión tuvo que ser suspendida y se declaró concluido el periodo legislativo.
Se prefirió así reventar la sesión, esta vez por parte del PRI y del PAN, para frenar las iniciativas que tanto interesaban al PRD. Los perredistas tampoco ayudaron, pues entre ellos mismos hubo divisiones y enfrentamientos con el jefe de Gobierno del DF en el tema de la reforma política para la capital, lo que facilitó la estrategia priísta para posponer todo y terminar el periodo ordinario. “Ahora les aplicamos nosotros lo que tantas veces nos han aplicado ellos. Una de cal por las que van de arena”, comentó a esta columna un senador del PRI que también reconoció que la decisión de “reventar” la sesión y posponer las discusiones se acordó “porque así nos convenía a nosotros”.
La pregunta sería si esa “conveniencia” que calcularon los priístas es también la que le conviene en estos momentos al país. Porque da la impresión que, tanto en el Congreso como en Los Pinos, la apuesta del gobierno priísta es aprovechar las vacaciones y fiestas decembrinas para que se diluyan las críticas y señalamientos contra el presidente Peña Nieto y su gobierno por temas como la casa blanca y sus relaciones y conflictos de interés con el Grupo Higa de Juan Armando Hinojosa Cantú. De paso, en la casa presidencial, deben calcular que el relax decembrino hará que disminuyan de intensidad movimientos como el de los 43 normalistas de Ayotzinapa y la violencia de grupos como la CETEG en Guerrero y la sección 22 en Oaxaca.
La gran duda es si el puente Guadalupe-Reyes le alcanzará al gobierno de Peña Nieto para apaciguar los ánimos sociales tan encendidos y evitará que el fin de año sea aprovechado por grupos radicales y guerrillas que están activas en el centro y sureste del país. A ver si todo eso no resulta sólo una carta presidencial a Santa Clos y los Reyes Magos.
NOTAS INDISCRETAS… Aquí le reportamos que el comisionado federal Alfredo Castillo se quejaba en privado en Los Pinos de que la mala política financiera del gobierno de Michoacán, que no bajaba los recursos ni pagaba sueldos ni contratos, estaba tensando las cosas y dificultando los avances en ese estado. Y aunque el comisionado quiso desmentir tales quejas, la realidad terminó por imponerse y hoy la frágil paz y estabilidad en Michoacán pende de un hilo tras conocerse que ayer murió, en un enfrentamiento armado, el hijo del líder de las autodefensas Hipólito Mora. No se ve un fin de año tranquilo tampoco para los michoacanos… Los dados mandan Serpiente. Mala racha.
sgarciasoto@hotmail.com
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