Antes de la crisis, las diferencias de género en términos de desempleo y de relación empleo-población se habían atenuado
Madrid,
07 ene. 13. AmecoPress/ OIT Noticias.- Las disparidades entre sexos en
los mercados del trabajo a nivel mundial mostraron cierta convergencia
en la primera parte de la última década. Sin embargo, esta diferencia
aumentó desde que estalló la crisis en 2007, según un informe de la OIT
producido en colaboración con ONU Mujeres.
La
situación varía bastante de una región a otra. Las tasas de desempleo
de las mujeres son más altas que las de los hombres a escala mundial y
no se prevén mejoras en los próximos años, según un informe de la OIT
“Tendencias Mundiales del Empleo de las Mujeres 2 012” analiza las
desigualdades de género en materia de desempleo, empleo, participación
de la fuerza de trabajo, vulnerabilidad, y segregación sectorial y
profesional. A nivel mundial, antes de la crisis, las diferencias entre
hombres y mujeres en términos de desempleo y de relación
empleo-población se habían atenuado. La crisis revirtió esta tendencia
en las regiones más afectadas.
Garantizar la
igualdad de oportunidades para mujeres y hombres no sólo es una medida
justa, es también una estrategia económica rentable.” En las economías
avanzadas, la crisis parece haber afectado a los hombres en los
sectores que dependen del comercio más que a las mujeres que trabajan
en la salud y la educación. En los países en desarrollo, las mujeres
fueron particularmente afectadas en los sectores relacionados con el
comercio. “Si bien las mujeres contribuyen a la economía y a la
productividad en todo el mundo, siguen enfrentando muchos obstáculos
que les impiden realizar su pleno potencial económico. Esto no sólo
inhibe a las mujeres, además frena el rendimiento económico y el
crecimiento”, declaró Michelle Bachelet, Directora Ejecutiva de ONU
Mujeres, quien contribuyó con el informe.
“Garantizar la
igualdad de oportunidades para mujeres y hombres no sólo es una medida
justa, es también una estrategia económica rentable”, agregó.
Otras conclusiones importantes
De 2002 a
2007, la tasa de desempleo femenina se situó en 5,8 por ciento,
comparada con 5,3 por ciento para los hombres. La crisis incrementó
esta disparidad de 0,5 a 0,7 puntos porcentuales, y destruyó 13
millones de empleos para las mujeres
La diferencia
de género en la relación empleo-población disminuyó levemente antes de
la crisis, pero permaneció alta, en 24,5 puntos. La reducción fue
particularmente alta en América Latina y el Caribe, en las economías
avanzadas, en África y Oriente Medio.
La disparidad
en la participación de la fuerza laboral se redujo en los años 1990,
pero mostró poca o ninguna convergencia en la década pasada. Tanto las
tasas de los hombres como de las mujeres descendieron de igual modo en
la última década, en gran parte a causa de la educación, el
envejecimiento y el efecto de “trabajadores desalentados”.
En 2012, la
proporción de mujeres en empleo vulnerable (trabajadores familiares no
remunerados y trabajadores por cuenta propia) era de 50 por ciento y la
de los hombres 48 por ciento. Pero las disparidades son mucho más
grandes en África del Norte (24 puntos porcentuales), y en Oriente
Medio y África Subsahariana (15 puntos).
El indicador
de segregación por sectores económicos muestra que las mujeres están
más limitadas en su elección de empleo en todos los sectores. La
segregación sectorial ha aumentado a lo largo del tiempo, con mujeres
que abandonan la agricultura en las economías en desarrollo y pasan de
la industria a los servicios en las economías desarrolladas.
En las
economías desarrolladas, el empleo de las mujeres en la industria se
redujo a la mitad, desplazando a 85 por ciento de ellas en los
servicios, sobre todo en la educación y la salud.
El indicador
de segregación profesional muestra que las mujeres continúan estando
segregadas en ciertos tipos específicos de profesión. Existe alguna
evidencia de una disminución en los años 1990 y un estancamiento de
esta convergencia durante la última década.
Abordar el
problema “Las políticas dirigidas a reducir las disparidades de género
pueden mejorar significativamente el crecimiento económico y los
niveles de vida. En los países en desarrollo pueden contribuir de
manera considerable con la reducción de la pobreza”, afirmó José Manuel
Salazar-Xirinachs, Director Ejecutivo para el Empleo de la OIT.
El informe
exhorta a extender las medidas en materia de protección social
dirigidas a reducir la vulnerabilidad de las mujeres, las inversiones
en competencias y educación, y a instaurar políticas que favorezcan el
acceso al empleo.
Directrices políticas
El informe
enumera una serie de directrices políticas para ayudar a los hogares a
reducir los prejuicios de género en las decisiones relativas al trabajo
y a disminuir las disparidades de género en el mercado laboral:
- Mejorar las
infraestructuras a fin de reducir la carga del trabajo en el hogar.
Según el nivel de desarrollo, esto puede variar desde la disponibilidad
de electricidad y agua, al saneamiento y los medios de transporte.
- Suministrar servicios de cuidado, sobre todo a los niños.
- Equilibrar
la división del trabajo remunerado y no remunerado entre mujeres y
hombres, principalmente a través de programas que promuevan la
repartición de las responsabilidades familiares
- Modificar
los costos y los beneficios de la especialización de género, sobre todo
garantizando que los impuestos y las transferencias no creen
desincentivos para las familias con dos fuentes de ingresos.
- Compensar
las desigualdades de las oportunidades de empleo entre hombres y
mujeres, sobre todo a través de medidas dirigidas a eliminar el impacto
negativo de la interrupción de la actividad profesional a través de una
licencia de maternidad remunerada y del derecho a regresar al puesto de
trabajo.
- Realizar
campañas de sensibilización para cambiar los estereotipos de género y
para garantizar la implementación de la legislación contra la
discriminación.
Foto: Archivo AmecoPress.
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