Enrique Peña Nieto, titular del Ejecutivo. Foto: Octavio Gómez |
De acuerdo con el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens,
la amenaza del demagogo republicano de imponer un arancel de 35% a las
importaciones mexicanas provocaría un huracán financiero. Además,
desechar el Tratado de Libre Comercio causaría un descenso de 5% en el
Producto Interno Bruto nacional. Conforme a un estudio del Peterson
Institute de Washington, las medidas proteccionistas de Trump también
tendrían efectos nocivos para Estados Unidos al desatar una guerra
comercial que ocasionaría una recesión y la pérdida de 4.8 millones de
empleos estadunidenses para 2019 (The Economist 15/X/16).
Desde la creación del TLC en 1994, se ha multiplicado por seis el
comercio bilateral. Estados Unidos es el principal mercado de
exportación para México, y nuestro país es el segundo importador de
productos estadunidenses. En 2015, las exportaciones norteamericanas a
México sumaron 236 mil millones de dólares. Además, los dos países
fabrican juntos muchos productos para el mercado internacional con
insumos hechos en ambos lados de la frontera, lo cual genera un sistema
regional altamente competitivo.
El
Instituto México del Wilson Center, con sede en Washington, ha
realizado una investigación llamada Creciendo juntos: Los vínculos
económicos entre los Estados Unidos y México, que ofrece amplia
evidencia acerca del mutuo beneficio económico y laboral derivado de la
relación bilateral (Andrew Selee, El Universal 15/X16).
Trump miente. El estudio realizado por Christopher Wilson y Duncan
Wood demuestra que la relación económica con México tiene beneficios
concretos para Estados Unidos: Fortalece la competitividad de empresas
norteamericanas, crea empleos en la Unión Americana y genera ahorros
para las familias de clase media, allende el Bravo. En 2011, las
industrias mexicanas consumieron 140 mil millones de dólares en
productos intermedios estadunidenses y las industrias norteamericanas
pagaron 111 mil millones de dólares en insumos mexicanos. Cerca de 5
millones de empleos en Estados Unidos dependen del comercio con México.
El provecho es mutuo.
Estados Unidos está en un proceso de transformación económica y los
trabajadores de clase media han tenido que enfrentar dos décadas
difíciles. Si bien el ingreso de las familias promedio del país vecino
creció el año pasado, sigue siendo inferior al de 2007 –antes de la
recesión– y al de 1999. El sector manufacturero ha sufrido un decremento
de 27% en el empleo desde 2000. Sin embargo, 87%, de la reducción
laboral de manufacturas en la Unión Americana se debió a la mecanización
de las industrias, que provocó un aumento en la productividad. Sólo 13%
de los empleos perdidos se originó por el comercio y el traslado de
fábricas a otros países.
Además, la compra de bienes más baratos producidos en México implica
un ahorro importante para los consumidores estadunidenses. Los
investigadores del Wilson Center dan el siguiente ejemplo: “Cuando una
familia estadunidense ahorra 100 dólares al comprar una lavadora hecha
en México y con ese dinero va al cine, el comercio bilateral ayuda a
mantener los empleos del vendedor de boletos, del gerente del cine e
incluso quizá de Brad Pitt”.
Adicionalmente, la inversión extrajera directa procedente de México
se ha casi duplicado desde 2007, y las empresas mexicanas ubicadas en
Estados Unidos crean más de 127 mil empleos en la Unión Americana.
La investigación del Wilson Center concluye: Más que competidores,
los Estados Unidos y México son socios. A pesar de los problemas y la
complejidad de la relación bilateral, los vínculos entre las dos
naciones son sólidos y profundos: desde las cadenas de suministro y
distribución a través de la frontera, hasta la migración y la
cooperación para combatir actos terroristas. Millones de trabajadores
estadunidenses se benefician ya de la relación bilateral y con una
adecuada estrategia de los tomadores de decisiones en ambos lados de la
frontera, esos beneficios podrían extenderse a millones más. “Hoy más
que nunca, los Estados Unidos y México dependen el uno del otro para su
bienestar y competitividad. O naufragamos o navegamos juntos en la
economía mundial”, afirma el estudio.
Al leer la investigación del Wilson Center se hace aún más evidente
la ineptitud y cortedad de miras del gobierno de Peña Nieto en su
relación con Estados Unidos. ¿No se conocía la información contenida en
dicho análisis? Resulta vergonzoso que no se haya reaccionado con
prontitud e inteligencia para rebatir con argumentos sólidos las
diatribas del megalómano fascistoide, en lugar de la oprobiosa
invitación a México para darle un trato servil, causa de ridículo
mundial e indignación local
Peor aún, se carece de una estrategia seria de política exterior,
particularmente en la relación con nuestro vecino y principal socio
comercial. El largo descuido de la embajada en Washington (previo a la
reciente designación del embajador Carlos Sada), así como el
irresponsable nombramiento de José Carreño King como subsecretario para
América del Norte, son errores que han dañado gravemente la relación
bilateral.
La importancia de la comunidad mexicano-estadunidense tampoco ha sido
valorada por el gobierno federal. No se le entiende. Por tanto, se ha
desaprovechado el inmenso potencial de la diáspora mexicana en beneficio
del país. Sólo se estira la mano para que ingresen las remesas que el
año pasado sumaron 25 mil millones de dólares, superando los ingresos
por concepto de exportación de petróleo. Los trabajadores emigran en
busca de oportunidades que su país les niega. Peor que Trump es la
cleptocracia que toleramos.
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