La Habana, 10 sep. 18. AmecoPress/SEMlac - El
discurso antiabortista busca abrirse un espacio en Cuba, denuncian
feministas y especialistas. El tema ha reaparecido con alguna fuerza,
sobre todo en las redes sociales y espacios digitales, en medio de los
debates del nuevo Proyecto de Constitución, presentado el pasado julio.
A pesar de que en la isla las interrupciones voluntarias de
embarazo son legales, seguras y gratuitas desde hace más de medio siglo,
este derecho "podría empezar a verse cercado por el insólito auge de
grupos religiosos fundamentalistas en un estado laico", alertó la joven
periodista Thais Gaes, en un artículo publicado el pasado 21 de agosto.
Titulado "Me planto. El cerco sobre el aborto", el texto circuló en
las redes digitales del Circuito Líquido, un espacio de gestión
artística y cultural feminista nacido en 2012 en la isla y llama a no
subestimar el impacto de las campañas nacidas al calor del
"fundamentalismo de algunos grupos religiosos".
"El aborto, y en su momento el matrimonio igualitario, no es y no
serán logros exclusivos de un colectivo", argumenta Gaes en su artículo,
"son para las generaciones presentes y futuras, son nuestros", precisó.
"La historia ha demostrado que las conquistas no siempre son
perdurables, y sí muy vulnerables", alertó finalmente la periodista.
El llamado de atención de Gaes ha sido calificado de exagerado por
algunos internautas, quienes consideran que el aborto es un derecho
ganado en Cuba y que resulta improbable que la sociedad cubana vote por
revertirlo.
Sin embargo, otros hechos paralelos muestran que la preocupación de la joven colega no es del todo fortuita.
A inicios de agosto, el sacerdote Wilfredo Leiter Juvier, párroco de la Catedral de Santa Clara, publicó una carta abierta
en Facebook dirigida a la periodista Cristina Escobar, del Sistema
Informativo de la Televisión, en respuesta a un comentario favorable al
aborto realizado por Escobar el 31 de julio, en la emisión del mediodía
del noticiero informativo estelar.
El comentario de Escobar aludía a las discusiones en el Senado
argentino acerca de la legalización y despenalización del aborto en ese
país suramericano, pero su posición fue abiertamente favorable a
considerar la interrupción voluntaria del embarazo como un derecho.
"Encuentro totalmente fuera de lugar por tanto basar el aborto en el
derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo", expresa el sacerdote
villaclareño en su carta, en la cual defiende con amplitud las
posiciones de los movimientos Pro-Vida.
"A la mujer que quiera que los derechos sobre su cuerpo sean
respetados, la invito a pensar que también tiene el derecho de practicar
una sexualidad responsable", indica Leiter en otro momento de su
misiva.
Polémica en contexto
Esas palabras del sacerdote villaclareño parecen aludir a una
preocupación sostenida por las autoridades de salud cubanas desde hace
varios años ante la alta recurrencia al aborto, pero el llamado, en todo
caso, debería ser a utilizar con responsabilidad el derecho
conquistado; no a condenarlo.
La interrupción de embarazo gratuita, legal y practicada por personal
calificado en instituciones de salud fue reconocida en Cuba desde 1965,
pero en realidad ya tenía una historia anterior.
La primera ley al respecto data de 1936, cuando el aborto comenzó a
ser permitido en tres causales: salvar la vida de la madre o evitar un
grave daño a su salud, violación o la posibilidad de transmitir al feto
una enfermedad hereditaria grave.
Finalmente, la despenalización oficial sucedió en 1987, cuando el
Código Penal estableció que el aborto solo es un delito cuando se comete
por lucro, fuera de las instituciones sanitarias, por personal no
médico o en contra de la voluntad de la mujer.
En 2017, se realizaron 83.904 abortos a mujeres y adolecentes entre
12 y 49 años, lo que representa 41,8 interrupciones por cada 100
embarazadas, una cifra alta, pero ligeramente inferior a la de 2016, que
fue de 41,9, según datos del Anuario Estadístico de Salud, en su edición de 2018.
Desinformación, comodidad, abandono y poca sistematicidad en el uso
de anticonceptivos están entre las causas más citadas para argumentar el
abuso del aborto en Cuba, lo mismo por parte de especialistas que de
adolescentes y mujeres que acuden a dicha práctica.
Para la doctora María Elena Benítez, economista, demógrafa y
especialista en temas de familia, entre las razones fundamentales para
decidir no proseguir con su embarazo, las mujeres enumeran la edad
impropia para gestar, el embarazo muy próximo al último parto, la
difícil situación económica; el desconocimiento, mal uso, fallas y poca
disponibilidad de anticonceptivos, o el obstáculo a otros proyectos.
Benítez asevera que son las cubanas quienes toman la decisión de
abortar o continuar el embarazo, en una parte por su empoderamiento y,
en otra, por la escasa responsabilidad de los hombres en la reproducción
y "las consecuencias derivadas de relaciones sexuales no protegidas",
según el artículo "La trayectoria del aborto seguro en Cuba: evitar mejor que abortar".
Para el doctor Jorge Peláez, vicepresidente de la Sociedad Cubana de
Obstetricia y Ginecología, se trata de "un problema de salud pública que
hay que atender de manera interdisciplinaria", confirmaba a SEMlac ya
en 2013.
Peláez ha insistido desde hace años en la necesidad de atender este
asunto en todos los sectores posibles: desde los puramente
asistenciales, que implican al sistema sanitario, hasta los educativos y
formadores que involucran a la familia, los espacios docentes y los
medios de comunicación.
Sin embargo, a pesar de sus alertas acerca de la necesidad de una
mejor planificación familiar, ninguno de estos especialistas cuestiona
el aborto como derecho.
"El derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos es inalienable
y debe seguirse defendiendo en Cuba por múltiples causas", aseguró en
2017 el médico Alberto Roque, activista por el respeto a la libre
orientación sexual e identidad de género.
Para el también investigador en temas de bioética, justamente el
reconocimiento del abuso del aborto en Cuba ha sido uno de los
argumentos asumidos por parte de sus detractores para atacarlo, tal como
evidenció la misiva del sacerdote villareño a la periodista Cristina
Escobar.
Roque fue uno de los activistas en criticar las palabras en contra
del aborto de la cantante cubana Danay Suárez, el 25 de febrero de 2017,
durante su participación en la edición de ese año del concurso de canto
de Viña del Mar, en Chile, cuando en ese país se luchaba por la ley de
aborto terapéutico aprobada finalmente hace un año.
Entonces, las declaraciones de Suárez fueron rápidamente tomadas por
activistas antiaborto, que las divulgaron como un supuesto ejemplo de la
fuerza ganada por estas ideas en el país, lo cual evidencia que las
actuales polémicas traen cola y pueden ir a mayores.
Por esa misma fecha de 2017, la intelectual feminista cubana Zaida
Capote también salió a defender públicamente el derecho al aborto.
"En Cuba el acceso al aborto legal, gratuito y seguro es un derecho
de toda mujer fértil, sea cual sea su situación social. Pensarlo como un
derecho de las mujeres suma contexto, pues la elección es previa a la
decisión, y es individual. Y en cada caso proviene de circunstancias
distintas. Cuando una mujer decide abortar, ya hizo su elección. El
derecho es, por el contrario, un bien colectivo, para todas por igual;
nos iguala a todas en el acceso a la salud", escribió en La Joven Cuba.
Hacer caso a las señales no es exagerado. A juicio de la feminista
uruguaya Lucy Garrido, el reciente debate argentino muestra que a nivel
regional "se está librando algo más que el aborto". Y Cuba, lo hemos
comprobado, no está en una campana de cristal.
Entrevistada por SEMlac este agosto, esta activista de Articulación Feminista Marcosur lo dejó claro.
Se trata "de una lucha por la hegemonía cultural, sobre qué mundo
vamos a tener. O sea, seguimos avanzando, ampliando los derechos,
profundizándolos, o dejamos que gane alguna gente oscurantista, los
mismos que quemaban los libros en la Edad Media o en la Segunda Guerra
Mundial".
Foto: Archivo AmecoPress.
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