Prostitución & Debate (III)
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Entrevista a Rosa Cobo, profesora de Sociología del Género y directora del centro de estudios Feministas de la Universidad de A Coruña, señala que "la consideración de las mujeres como propiedad está estrechamente relacionada con las estructuras patriarcales, capitalistas y raciales de nuestras sociedades". |
Rosa Cobo Bedia, directora del Centro de Estudios de Género y Feministas de la Universidad de A Coruña
Patriarcado,
prostitución, desigualdad, negocio, capitalismo y explotación. Son los
conceptos sobre los que Rosa Cobo Bedía (Cantabria, 1956) reflexiona y
sobre los que ha publicado distintos materiales. Libros, ensayos,
artículos en prensa y centenares de conferencias en los que señala la
relación entre el sistema capitalista y la prostitución; del trato de
las mujeres como mercancías.
Profesora de Sociología del Género en la Universidad de A
Coruña y directora del Centro de Estudios de Género y Feministas de la
misma institución, ha publicado cinco ensayos para analizar (y
desmontar) el patriarcado moderno. El último de ellos, publicado el pasado mayo, es 'La
prostitución en el corazón del capitalismo', que presenta este jueves
en la Universitat de València, un concienzudo análisis de la industria
del sexo y del negocio que mueve millones a nivel mundial.
Pregunta: ¿Existen datos sobre cuántas mujeres ejercen la prostitución de forma voluntaria?
Respuesta: La voluntariedad de las mujeres en prostitución es muy
discutible. La mayoría de las mujeres que están en la industria del sexo
son extranjeras. Y la mayoría de ellas están en situación irregular.
Además, son mujeres con escasísimos recursos económicos y culturales,
muchas de las cuales vienen de situaciones de pobreza extrema. Y otra
parte significativa son objeto de trata. Con este punto de partida,
hablar de voluntariedad es un sarcasmo. Están en la prostitución porque
difícilmente pueden encontrar un espacio en el mercado de trabajo.
¿Regularizar la prostitución ayudaría a combatir la trata de mujeres?
No hay ninguna relación directa entre la regulación de la prostitución y
la disminución de la trata. Al contrario, la regulación de la
prostitución tiene como efecto el crecimiento de la industria del sexo;
ese aumento exige mayo número de mujeres para satisfacer la demanda. En
ese proceso, la trata aparece como un mecanismo fundamental de
abastecimiento de mujeres para esa industria.
¿Cuál cree usted que sería el método más efectivo para combatir a las mafias?
La prohibición de la industria del sexo, la penalización de los puteros
y proxenetas y políticas públicas de apoyo integral a las mujeres en
prostitución. Sin negocio no hay beneficios y sin beneficios no hay
prostitución. Lo que desde luego no hay que hacer es penalizar a las
mujeres que están en esta industria.
Para aquellas que ejercen la prostitución por voluntad propia ¿Dónde
está la frontera entre disponer del propio cuerpo y el convertirse en un
objeto sexual?
No hay frontera. La
sexualidad, y el cuerpo de las mujeres, es una mercancía en la industria
del sexo. Son tratadas como objetos, como mercancías, tanto para la
industria del sexo, como para los proxenetas y puteros. Las mujeres en
prostitución son el centro del negocio que ocupa el tercer lugar en
términos de beneficios a escala global de todas las economías ilegales.
La prostitución es una industria que mueve miles de millones de euros
anuales y que sirve para activar economías que no tienen tejido
productivo. Las mujeres que migran a países con altas tasas de bienestar
envían remesas de dinero a sus países de origen que de esa manera
revierten en consumo interno.
¿Cómo influye el nivel de vida de una sociedad y el nivel de igualdad de la misma en las cifras de negocio de la prostitución?
Los altos niveles de bienestar en una sociedad no determinan el
tamaño de la industria del sexo. Esta industria es fundamental para los
procesos de acumulación capitalista y, además, es muy importante para
las economías de algunos países con bajas tasas de pobreza porque la
exportación de mujeres para la prostitución es la forma de engancharse a
la economía global. Sin embargo, el bienestar de una sociedad reduce al
mínimo el número de mujeres autóctonas que se dedican a la
prostitución. Esa es la libre elección: cuando existen estados de
bienestar, la prostitución autóctona casi desaparece.
Usted defiende que no hay consentimiento en la relación que se
establece entre una mujer prostituida y un cliente. Me gustaría que
explicara un poco esta tesis... ¿Cómo se concreta el consentimiento?
¿Qué consentimiento puede existir entre dos partes en la que una de
ellas tiene una posición de poder y la otra de extrema precariedad?
Cuando existe una desigualdad tan marcada no hay legitimidad en el
contrato prostitucional. Puede haber mujeres que están en prostitución y
que se autoperciben libres, pero eso no cambia la naturaleza del
consentimiento. La cuestión es la prostitución como institución, que en
sí misma es una fuente inagotable de explotación sexual y económica de
las mujeres prostituidas.
En un sistema que no fuera el capitalista ¿Las mujeres podrían ser un objeto de consumo y una propiedad?
La consideración de las mujeres como propiedad, como mercancías y como
objetos está estrechamente relacionada con las estructuras patriarcales,
capitalistas y raciales de nuestras sociedades. En sociedades libres y
sin desigualdades económicas, patriarcales y raciales muy marcadas las
relaciones sexuales entre hombres y mujeres se pactarán libremente entre
ambos sexos sin precio.
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