9/10/2018

Zedillo, Cevallos y otros participaron en el movimiento de 68, pero luego mutaron en ricos opresores

Pedro Echeverría V.

1. Recién concluido el movimiento estudiantil después de la matanza de estudiantes el 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco, CDMX, decíamos que esta batalla representaba un corte histórico del acontecer nacional. Sin embargo el corte histórico no fue el movimiento sino la década de los sesenta que reunió decenas de problemas y acontecimientos mundiales que tuvieron como objetivo central la liberación de los seres humanos en el trabajo, el hogar, la escuela, la religión, el sexo, la sociedad, la cultura, no solo en México sino en el mundo. También el capitalismo afinó sus métodos de explotación y control. Por eso decía Marx en 1847: La moderna sociedad no ha abolido las contradicciones de clase… sólo ha sustituido a las viejas clases por otras nuevas.

2. No olvidaré que el poderoso empresario Sánchez Navarro en los setenta, para burlarse de los “comunistas” –obviamente de los falsos- decía que éstos eran como los rábanos: rojo por fuera y blanco por dentro; que le gustaría que sus hijos fueran comunistas de jóvenes para que de adultos sean inteligentes y poderosos empresarios. Tuvo razón en su abierto cinismo, pero muchos nos salvamos. Dio al clavo: Ernesto Zedillo era un estudiante pobre de la escuela de Economía del POLI que llegó a ser presidente de la República (1994-00) por el PRI y luego millonario. Diego Fernández de Cevallos, abogado de la UNAM, se transformó en político y abogado de los sectores más derechistas y reaccionarios del país; con ello en hombre multimillonario de México.

3. ¿Y qué pasó con la inmensa mayoría de los líderes conocidos de 1968, inclusive de muchos desconocidos? Me enteré de varios nombres y fotografías de líderes del 68 francés, alemán, de los EEUU, y me parece que la mayoría de ellos tomaron el camino del periodismo y la intelectualidad; sin embargo en México, frente a una burguesía y empresariado mediatizador y cooptador de organizaciones, políticos e intelectuales, la mayoría de líderes aceptó vender su cabeza al mejor postor. ¿Puede olvidarse que la revolución mexicana y el cardenismo tuvieron siempre discursos nacionalistas para mediatizar y absorber cualquier rebeldía? Por ello a 50 años muy poco queda para recordar aquellos acontecimientos de julio-octubre 1968.

4. Todos los legisladores (diputados y senadores) de entonces condenaron el movimiento estudiantil. Díaz Ordaz y todo el gabinete estaban contra el movimiento; por el contrario los presos políticos apoyaban las batallas (Yo acudía todos los domingos a la cárcel de Lecumberri con mi esposa e hija, a visitar, (por menos tres horas) a los presos políticos (Balam, Rico Galán, a trotskistas, exguerrilleros, maoístas, etcétera). El dos de octubre entregué a los estudiantes oradores en el primer piso del edificio Chihuahua, una carta firmada por los presos políticos que apoyaban el movimiento. Alrededor de las manifestaciones siempre hubo numerosas vallas de apoyo al movimiento y todo el conjunto habitacional manifestaba su solidaridad.

5. Hoy el periódico El Universal publica fotos de Zedillo y Cevallos subrayando que participaron en el movimiento estudiantil de 1968, pero lo importante no es lo que fueron sino en lo que se convirtieron años después. Es muy difícil que personajes del PRI, PAN, PRD, puedan lavar su nombre después de actuar como connotados dirigentes. Dicen en mi pueblo que “gallina de bebe huevo ni que le quemen el pico”; sin embargo hay personajes que después de siete u ocho años de actuar de manera consecuente y clara a favor de una causa justa, pueden lograr reivindicar su nombre, aunque ante cualquier error se lo joden. Zedillo del PRI, y Cevallos del PAN, nunca podrán salir de la mugre porque para vivir en ella nacieron.

6. Participar en un movimiento de masas amplio, por más importante que haya sido como el estudiantil de 68, no da garantía de luchador social, menos de gente honesta; como tampoco es mucho haber sido comunista o de izquierda; cardenista, zapatista o lópezobradorista. Los luchadores sociales son de años, décadas, muchas décadas, confrontándose de manera abierta y consecuente. Muchos expriístas son integrantes hoy de Morena y muchos más han sido compañeros de López Obrador por lo menos desde 2006. Los que han actuado abiertamente en la oposición han lavado sus culpas, aunque no todo se olvida; no se puede decir de los que vienen de la derecha, aunque hayan jugado un papel destacado. (9/IX/18)


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