La cruda realidad se impone: la invitación a Sarkozy, en las actuales circunstancias, fue una soberana tontería en la que fallaron la diplomacia, la inteligencia y el sentido común. La administración felipense fue engullida por el esposo de la señora Bruni, que convirtió el caso de su paisana presa en el eje de una rápida visita de Estado. Ahora Calderón deberá pagar costos obligados, entre ellos aparecer ante los mexicanos como un político aficionado que no supo prever y manejar un expediente que obviamente iba a enarbolar el visitante especializado en operaciones de rescate político y, además, ceder a la pretensión francesa de extraditar a la secuestradora cuyas graves culpas han pasado a tercer plano. En caso de no allanarse a las exigencias de quien como presidente de México que hubiera sido habría defendido a Lucía Morett, haya hecho lo que haya hecho, y a mexicanos sentenciados a muerte en Estados Unidos, el (auto) jaqueado Calderón sería boletinado a nivel internacional por el colonialista Sarkozy como folclórico personaje incumplido, desconfiable y empequeñecido.
Pero aún no se reponen en Los Pinos del huracán Nicolás y ya está en escena el director de Inteligencia del gobierno de Barack Obama, Dennis Blair, quien con toda naturalidad ha dicho que los cárteles del narcotráfico impiden a la capital gobernar en partes de su territorio. Lipe no se asume como discapacitado político (según Washington), aunque se refugia en los mundos artificiales de la oratoria voluntarista: su gobierno, dice el panista michoacano al que se le acumulan peligrosamente los problemas sin solución o en vías de agravamiento, está empeñado en salir adelante, y no cejará, pues la clave para resolver los problemas es tener el coraje, la determinación y la firmeza para enfrentarlos. Armado de esas metralletas de superación personal y elevación de la autoestima, el empeñoso Calderón asegura que México tiene el carácter, el temple y los recursos no sólo para enfrentar sus problemas, por muy graves que sean, sino para superarlos, como estoy seguro superaremos los problemas que hoy enfrentamos en nuestro México. Por el mismo rumbo de las visiones fallidas anda el siempre ocurrente Germán Martínez –dechado de simpatía, intelectualidad y carisma– para quien los chiflidos al secretario Carstens creo no son por el manejo de la economía, sino porque no sabe pitchear.
Astillas
México ya ha perdido un proceso de interpretación jurídica con Francia. La isla Clipperton fue declarada posesión francesa en 1931 por el rey de Italia, Víctor Manuel III, a cuyo arbitraje se habían sometido los dos países en litigio. La pequeña, lejana, abandonada e improductiva isla (pero con valor estratégico), antes llamada De la Pasión, Médano y Médanos, fue perdida por México mediante argucias técnicas, jurídicas y políticas que muy bien ha explicado Miguel González Avelar en su libro Clipperton, isla mexicana, editado en 1992 por el Fondo de Cultura Económica. Aun cuando el gobierno de Porfirio Díaz pretendió formalizar el dominio mexicano sobre la isla, al enviar en 1908 un pequeño destacamento militar, al mando del capitán Ramón Arnaud, para que defendiera el sitio, el interés nacional fue inexplicablemente dejado de lado y, en una convención realizada en la ciudad de México, nuestro país propuso (sospechosamente, se diría ahora) que la controversia fuera resuelta por un árbitro sesgado y parcial, el rey de Italia, al que poco le importaba México y sí los posibles arreglos con sus vecinos franceses. La propuesta fue ratificada en 1911, entre los fragores revolucionarios. Veinte años después, Italia falló en favor de Francia, y el artículo 42 de la Constitución mexicana debió ser reformado para eliminar de las partes integrantes del territorio nacional a la isla, que fue entregada en 1934. En el gobierno porfirista tuvo un papel fundamental el secretario de Hacienda y jefe político de Los científicos, José Yves Limantour, hijo de padre de origen francés. El secretario Limantour, francófilo declarado, murió en París, donde el general Díaz encontró refugio y tumba. Sobre el drama del abandono en que quedó el puñado de mexicanos enviado en las postrimerías del porfirismo a cuidar la isla, y luego olvidado en la Revolución, se han escrito textos novelados de Laura Restrepo, La isla de la pasión, y de Ana García Bergua, Isla de Bobos... Yuri Alex Escalante comenta: Sobre el asunto Cassez, tal vez valdría la pena recordar que cuando Maximiliano le pidió apoyo a su madre para regresar a Europa, luego de su derrota en México, ésta le respondió que asumiera con valor la responsabilidad de la empresa que había iniciado y muriera como un Habsburgo. ¿Por qué si un emperador debe pagar los platos rotos, una simple mortal no lo hará?... Vicente Reyes de León plantea: “Aprovechando que Calderón acaba de poner de moda las comisiones para estudiar lo juzgado, propongo crear una conformada, por un lado, por Calderón y, por el otro lado, el pueblo (al menos yo). Tal comisión tendría como única tarea buscar cómo hacer efectiva la siguiente frase de toma de protesta: ‘Y si así no lo hiciere, que la nación me lo demande’”... El matemático Ricardo A. Sáenz participa en la polémica sobre las letras electorales cargadas (la w y la z): “Lamento contradecir al maestro Juan Francisco Meraz Hernando, pero cuando afirma ‘la probabilidad de que una letra cualquiera salga sorteada es de apenas 3 por ciento... que salga sorteada dos veces en seis intentos representa una probabilidad ínfima’ es incorrecto. La probabilidad de que, por ejemplo, la w aparezca repetida en seis intentos al azar es 1.9 por ciento, no tan pequeña como para llamarla ‘ínfima’. Más aún, la probabilidad de que cualquier letra aparezca repetida en seis intentos es de 45 por ciento, así que no es nada raro. Los detalles de cómo se calcula esto han sido publicados en este blog: http://seriesdivergentes.wordpress.com/2009/03/09/muestreo-de-las-letras-del-alfabeto/ Esto no implica que el IFE no haga transa, desde luego”... ¡Hasta mañana!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
Pero aún no se reponen en Los Pinos del huracán Nicolás y ya está en escena el director de Inteligencia del gobierno de Barack Obama, Dennis Blair, quien con toda naturalidad ha dicho que los cárteles del narcotráfico impiden a la capital gobernar en partes de su territorio. Lipe no se asume como discapacitado político (según Washington), aunque se refugia en los mundos artificiales de la oratoria voluntarista: su gobierno, dice el panista michoacano al que se le acumulan peligrosamente los problemas sin solución o en vías de agravamiento, está empeñado en salir adelante, y no cejará, pues la clave para resolver los problemas es tener el coraje, la determinación y la firmeza para enfrentarlos. Armado de esas metralletas de superación personal y elevación de la autoestima, el empeñoso Calderón asegura que México tiene el carácter, el temple y los recursos no sólo para enfrentar sus problemas, por muy graves que sean, sino para superarlos, como estoy seguro superaremos los problemas que hoy enfrentamos en nuestro México. Por el mismo rumbo de las visiones fallidas anda el siempre ocurrente Germán Martínez –dechado de simpatía, intelectualidad y carisma– para quien los chiflidos al secretario Carstens creo no son por el manejo de la economía, sino porque no sabe pitchear.
Astillas
México ya ha perdido un proceso de interpretación jurídica con Francia. La isla Clipperton fue declarada posesión francesa en 1931 por el rey de Italia, Víctor Manuel III, a cuyo arbitraje se habían sometido los dos países en litigio. La pequeña, lejana, abandonada e improductiva isla (pero con valor estratégico), antes llamada De la Pasión, Médano y Médanos, fue perdida por México mediante argucias técnicas, jurídicas y políticas que muy bien ha explicado Miguel González Avelar en su libro Clipperton, isla mexicana, editado en 1992 por el Fondo de Cultura Económica. Aun cuando el gobierno de Porfirio Díaz pretendió formalizar el dominio mexicano sobre la isla, al enviar en 1908 un pequeño destacamento militar, al mando del capitán Ramón Arnaud, para que defendiera el sitio, el interés nacional fue inexplicablemente dejado de lado y, en una convención realizada en la ciudad de México, nuestro país propuso (sospechosamente, se diría ahora) que la controversia fuera resuelta por un árbitro sesgado y parcial, el rey de Italia, al que poco le importaba México y sí los posibles arreglos con sus vecinos franceses. La propuesta fue ratificada en 1911, entre los fragores revolucionarios. Veinte años después, Italia falló en favor de Francia, y el artículo 42 de la Constitución mexicana debió ser reformado para eliminar de las partes integrantes del territorio nacional a la isla, que fue entregada en 1934. En el gobierno porfirista tuvo un papel fundamental el secretario de Hacienda y jefe político de Los científicos, José Yves Limantour, hijo de padre de origen francés. El secretario Limantour, francófilo declarado, murió en París, donde el general Díaz encontró refugio y tumba. Sobre el drama del abandono en que quedó el puñado de mexicanos enviado en las postrimerías del porfirismo a cuidar la isla, y luego olvidado en la Revolución, se han escrito textos novelados de Laura Restrepo, La isla de la pasión, y de Ana García Bergua, Isla de Bobos... Yuri Alex Escalante comenta: Sobre el asunto Cassez, tal vez valdría la pena recordar que cuando Maximiliano le pidió apoyo a su madre para regresar a Europa, luego de su derrota en México, ésta le respondió que asumiera con valor la responsabilidad de la empresa que había iniciado y muriera como un Habsburgo. ¿Por qué si un emperador debe pagar los platos rotos, una simple mortal no lo hará?... Vicente Reyes de León plantea: “Aprovechando que Calderón acaba de poner de moda las comisiones para estudiar lo juzgado, propongo crear una conformada, por un lado, por Calderón y, por el otro lado, el pueblo (al menos yo). Tal comisión tendría como única tarea buscar cómo hacer efectiva la siguiente frase de toma de protesta: ‘Y si así no lo hiciere, que la nación me lo demande’”... El matemático Ricardo A. Sáenz participa en la polémica sobre las letras electorales cargadas (la w y la z): “Lamento contradecir al maestro Juan Francisco Meraz Hernando, pero cuando afirma ‘la probabilidad de que una letra cualquiera salga sorteada es de apenas 3 por ciento... que salga sorteada dos veces en seis intentos representa una probabilidad ínfima’ es incorrecto. La probabilidad de que, por ejemplo, la w aparezca repetida en seis intentos al azar es 1.9 por ciento, no tan pequeña como para llamarla ‘ínfima’. Más aún, la probabilidad de que cualquier letra aparezca repetida en seis intentos es de 45 por ciento, así que no es nada raro. Los detalles de cómo se calcula esto han sido publicados en este blog: http://seriesdivergentes.wordpress.com/2009/03/09/muestreo-de-las-letras-del-alfabeto/ Esto no implica que el IFE no haga transa, desde luego”... ¡Hasta mañana!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
Ni Dios ni el diablo han querido vender la inmortalidad a los poderosos. Por mucho que sea el dinero o la influencia que acumulen no pueden escapar al destino de fallecer como cualquier desposeído, lo que convierte a la muerte en un personaje incorruptiblemente democrático. Al menos eso es lo que piensa el filósofo de Zacualpan de Amilpas. Ya que no pueden trascender a su mortalidad, algunos de los grandes millonarios de América Latina se han congregado en Cartagena, acompañados de sus herederos, en busca de un camino que confiera a sus fortunas una garantía de intemporalidad. Ahí están Carlos Slim, el magnate de la televisión venezolana Gustavo Cisneros, y otros 30, todos hospedados en la isla privada del más rico de Colombia, el cervecero Julio Mario Santo Domingo, completamente alejados y protegidos del peladaje. Enfrentan, en el terreno político, el avance de los gobiernos de la variopinta izquierda, particularmente en Venezuela y Bolivia. Otro de sus problemas es la crisis mundial. Parte sustancial de sus fortunas está colocada en las bolsas de valores, que se han venido abajo. Pero finalmente la cumbre de Cartagena es un complot contra la historia: nunca una fortuna ha sobrevivido íntegra más de un siglo, o siglo y medio. En México los capitales del porfiriato ya son un recuerdo, el movimiento de 1910 los liquidó. Aunque igualmente destructivo que una revolución suele ser el nieto. Es el heredero –hijo del yerno o la nuera (lo que esperaban)– que no sudó el esfuerzo del fundador para acumular los bienes y los despilfarra entre malos negocios, vedetes y mesas de bacarat.
Brujos
Hace una semana se supo, por un informe presentado ante la Comisión de Valores de Estados Unidos, que directivos de Banamex habían comprado acciones de Citigroup, cuando otros inversionistas vendían. Roberto Hernández adquirió 6 millones de acciones a 1.25 dólares por título, mientras que Manuel Medina Mora compró 1.5 millones de acciones a 1.24. Corrió todo tipo de versiones. Ayer repuntó el valor de la acción del banco y se colocó en 1.45. Sorpresivamente el principal ejecutivo, Vikram Pandit, anunció que tuvo ganancias importantes en los primeros dos meses del año, rompiendo una mala racha de cinco trimestres negativos. La bolsa se disparó, hay optimistas que dicen que tocó fondo y de aquí en adelante vendrá una sostenida recuperacion. Panorama color de rosa. ¿Serían los brujos de Catemaco quienes dieron a Hernández y Medina Mora la información privilegiada que los movió a comprar acciones antes del repunte?
Sospechosa uniformidad
Todos a uno han salido a defender los intereses de los bancos, no obstante que sus altísimos salarios se los pagamos los contribuyentes. Hubo otra reunión de las comisiones del Senado donde se analiza la posibilidad de poner un tope a comisiones e intereses. Los funcionarios que comparecieron –Guillermo Babatz, de la CNBV; Eduardo Pérez Motta, de la Comisión Federal de Competencia, y José Gerardo Quijano, enviado por el gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz– pareciera que dedicaron varias noches de insomnio para hallar los mejores argumentos. En resumen: el mejor modo de ayudar a los pobres es dejando las cosas como están, no vaya a ser que la medicina resulte peor que la enfermedad. La senadora priísta María de los Ángeles Moreno los convocó a no tenerle miedo a los banqueros. Tal vez no es miedo, simplemente es amor a los billetes.
Brujos
Hace una semana se supo, por un informe presentado ante la Comisión de Valores de Estados Unidos, que directivos de Banamex habían comprado acciones de Citigroup, cuando otros inversionistas vendían. Roberto Hernández adquirió 6 millones de acciones a 1.25 dólares por título, mientras que Manuel Medina Mora compró 1.5 millones de acciones a 1.24. Corrió todo tipo de versiones. Ayer repuntó el valor de la acción del banco y se colocó en 1.45. Sorpresivamente el principal ejecutivo, Vikram Pandit, anunció que tuvo ganancias importantes en los primeros dos meses del año, rompiendo una mala racha de cinco trimestres negativos. La bolsa se disparó, hay optimistas que dicen que tocó fondo y de aquí en adelante vendrá una sostenida recuperacion. Panorama color de rosa. ¿Serían los brujos de Catemaco quienes dieron a Hernández y Medina Mora la información privilegiada que los movió a comprar acciones antes del repunte?
Sospechosa uniformidad
Todos a uno han salido a defender los intereses de los bancos, no obstante que sus altísimos salarios se los pagamos los contribuyentes. Hubo otra reunión de las comisiones del Senado donde se analiza la posibilidad de poner un tope a comisiones e intereses. Los funcionarios que comparecieron –Guillermo Babatz, de la CNBV; Eduardo Pérez Motta, de la Comisión Federal de Competencia, y José Gerardo Quijano, enviado por el gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz– pareciera que dedicaron varias noches de insomnio para hallar los mejores argumentos. En resumen: el mejor modo de ayudar a los pobres es dejando las cosas como están, no vaya a ser que la medicina resulte peor que la enfermedad. La senadora priísta María de los Ángeles Moreno los convocó a no tenerle miedo a los banqueros. Tal vez no es miedo, simplemente es amor a los billetes.
Existen palabras que marcan los procesos políticos, como sucedió con los términos rusos Perestroika (restrucuración) y Glasnost (transparencia) en el periodo del cándido Gorbachev, que fueron semánticamente rimbombantes (hasta los amanuenses del grupo cordobista-salinista lo asimilaron grotescamente), pero que luego desembocaron en una tragedia: el desmantelamiento de la URSS.
En esta fase de la decadencia de EU, en el contexto de la delicada crisis multidimensional global –en particular, el fin del paradigma neoliberal y su grave crisis financiera–, es Hillary Clinton, la poderosa secretaria de Estado, quien sacó a relucir el término ruso perezagruzka, de 12 letras, que significa reactivación. Sus traductores rusos del Departamento de Estado, también en franca decadencia lingüística, se equivocaron por el término más corto de peregruzka, de 10 letras, que significa recargado, lo cual provocó la protesta simpática del canciller ruso Sergei Lavrov (Breitbart, 8/3/09).
Muy hábil, Hillary, supo sortear el vendaval semántico cuando en realidad su intención se centra, primero, en descongelar las deterioradas relaciones entre EU y Rusia, y luego, reactivarlas mediante la cooperación, lejos de la confrontación del bushismo texano y su séquito de neoconservadores straussianos (muy cercanos a Israel).
Desde Asia, pasando por Medio Oriente, hasta Europa, Hillary está demostrando sus dotes diplomáticas, de mejor desempeño que la rigidez académica de la rusófoba Condi Rice: uno de los múltiples símbolos vivientes del deterioro de la imagen de EU en el mundo.
En el foro muy concurrido de Casa Lamm expusimos nuestra visión geoestratégica del mundo, que dividimos en tres planos: 1. La geopolítica global, que se encuentra empatada a partir del exquisito posicionamiento de Rusia en Osetia del Sur frente a la contraproducente agresión de Georgia (azuzada por el bushismo y los halcones infanticidas de Israel); 2. La geoeconomía global, en la que el BRIC (Brasil, Rusia, India y China), además de las potencias petroleras del Golfo Pérsico (al unísono del fenomenal ascenso de Irán como potencia regional emergente), está a punto de alcanzar a corto plazo, para luego rebasar, al G-7; y 3. Las geofinanzas, que exhiben la alta vulnerabilidad del BRIC y del euro frente al dólar, paradójicamente de poco valor intrínseco, pero todavía muy funcional por la ausencia de divisas alternas –aquí yace, a nuestro juicio, el mayor riesgo del mundo, lo cual tendrá que ser negociado entre las grandes potencias o, por desgracia, resuelto mediante una tercera guerra mundial (como ha advertido Ambrose Evans-Pritchard, portavoz de la City).
En este contexto multidimensional se gesta el deshielo y la perezagruzka (reactivación) de Hillary en referencia a su notable reconversión frente a Rusia.
De hecho, el vicepresidente de EU, Joe Biden, había adelantado, en la relevante conferencia número 45 de seguridad en Munich, que se oprimiría el botón de rencendido (“reset button”) en las relaciones entre Washington y Moscú, de cuya metáfora se ha valido Hillary para iniciar el deshielo bilateral. Llamó poderosamente la atención la crítica de Hillary a la anterior administración (la bushiana), que había optado por la confrontación en lugar de la tan anhelada cooperación entre las dos superpotencias nucleares.
La seducción de Hillary arrancó en Bruselas con la reanudación de las relaciones entre la OTAN y Rusia, congeladas desde la confrontación en el Cáucaso, para proseguir su curso en la reunión bilateral con el canciller Lavrov en Ginebra, en una atmósfera muy relajada.
De Defensa (7/3/09), centro de pensamiento estratégico europeo, afirma que Clinton espera un nuevo acuerdo sobre la limitación de armas estratégicas (START, por sus siglas en inglés) para fin de año. Stratfor (10/3/09), centro de pensamiento texano muy cercano al Pentágono, se muestra muy optimista al respecto.
No existieron temas tabú entre Hillary y Lavrov, en especial el tema candente del provocador proyecto del despliegue misilístico antibalístico (ABM, por sus siglas en inglés) del bushismo en las puertas de Moscú y cuyo desmontaje Obama pretende vincular al desmantelamiento nuclear de Irán, según la filtración de una carta, publicada por The New York Times, del nuevo presidente de EU a su homólogo ruso. La propuesta de la vinculación (linkage) fue rechazada enfáticamente por el presidente Medvedev durante su importante visita a España, quien se ha acercado en materia energética a Rusia (¿a consecuencia del desaire bushiano que no deseaba la presencia de Madrid a la reunión del G-20 en Washington?)
Hasta ahora la administración de Obama es a la de su predecesor Bush lo que la materia es a la antimateria. De Defensa evoca que todo es nuevo y desecha las críticas que en cuanto se trata de Rusia varía la forma pero nunca el fondo.
Dígase lo que se diga mediante eufemismos edulcorados para el consumo mercadológico, la revisión estratégica de Obama pasa por la reorientación de la diplomacia con Hillary.
De Defensa fustiga que el bushismo se extravió en las intrigas y las conspiraciones de los neoconservadores straussianos y del cabildeo influyente de la empresa vendedora de armas Lockheed Martin. Con Obama existe una reversión: queda atrás el camuflaje del activismo extremista por doquier –en particular, en Europa, que el bushismo pretendió usar como caballo de Troya contra Rusia– y emerge la pacificación de las relaciones de Rusia y Europa. No lo dice De Defensa, pero tal pacificación se debe a la sapiencia geopolítica de la alemana Merkel, el francés Sarkozy, el italiano Berlusconi y reciente y sorprendentemente del español Rodríguez Zapatero, quien se deslindó higiénicamente del suicidio fundamentalista aznarista (que infectó a los políticos de Latinoamérica y sus palafreneros neoliberales, hoy totalmente desacreditados, aunque sigan controlando los multimedia).
De Defensa formula su hipótesis sobre la reversión y reconversión multiculturalista de EU en el periodo Obama: la crisis financiera global y la alta probabilidad del desplome del dólar, por lo que urge quitar las minas del terreno, que fueron colocadas con China, Rusia y Europa.
Los pacifistas del planeta festejamos la reconversión de Obama, como Philip Giraldi (Antiwar, 3/3/09), quien coloca en relieve que el presidente Barack Obama está revisando la defensa doméstica, así como el involucramiento de EU en varios conflictos en el mundo.
Es cierto: en esta coyuntura del fin del paradigma neoliberal global, EU ganaría más con el pacifismo que con el desgarrador belicismo bushiano que resultó estérilmente contraproducente en términos geoestratégicos y geoenergéticos.
Carlos Fernández-Vega: México SA
En esta fase de la decadencia de EU, en el contexto de la delicada crisis multidimensional global –en particular, el fin del paradigma neoliberal y su grave crisis financiera–, es Hillary Clinton, la poderosa secretaria de Estado, quien sacó a relucir el término ruso perezagruzka, de 12 letras, que significa reactivación. Sus traductores rusos del Departamento de Estado, también en franca decadencia lingüística, se equivocaron por el término más corto de peregruzka, de 10 letras, que significa recargado, lo cual provocó la protesta simpática del canciller ruso Sergei Lavrov (Breitbart, 8/3/09).
Muy hábil, Hillary, supo sortear el vendaval semántico cuando en realidad su intención se centra, primero, en descongelar las deterioradas relaciones entre EU y Rusia, y luego, reactivarlas mediante la cooperación, lejos de la confrontación del bushismo texano y su séquito de neoconservadores straussianos (muy cercanos a Israel).
Desde Asia, pasando por Medio Oriente, hasta Europa, Hillary está demostrando sus dotes diplomáticas, de mejor desempeño que la rigidez académica de la rusófoba Condi Rice: uno de los múltiples símbolos vivientes del deterioro de la imagen de EU en el mundo.
En el foro muy concurrido de Casa Lamm expusimos nuestra visión geoestratégica del mundo, que dividimos en tres planos: 1. La geopolítica global, que se encuentra empatada a partir del exquisito posicionamiento de Rusia en Osetia del Sur frente a la contraproducente agresión de Georgia (azuzada por el bushismo y los halcones infanticidas de Israel); 2. La geoeconomía global, en la que el BRIC (Brasil, Rusia, India y China), además de las potencias petroleras del Golfo Pérsico (al unísono del fenomenal ascenso de Irán como potencia regional emergente), está a punto de alcanzar a corto plazo, para luego rebasar, al G-7; y 3. Las geofinanzas, que exhiben la alta vulnerabilidad del BRIC y del euro frente al dólar, paradójicamente de poco valor intrínseco, pero todavía muy funcional por la ausencia de divisas alternas –aquí yace, a nuestro juicio, el mayor riesgo del mundo, lo cual tendrá que ser negociado entre las grandes potencias o, por desgracia, resuelto mediante una tercera guerra mundial (como ha advertido Ambrose Evans-Pritchard, portavoz de la City).
En este contexto multidimensional se gesta el deshielo y la perezagruzka (reactivación) de Hillary en referencia a su notable reconversión frente a Rusia.
De hecho, el vicepresidente de EU, Joe Biden, había adelantado, en la relevante conferencia número 45 de seguridad en Munich, que se oprimiría el botón de rencendido (“reset button”) en las relaciones entre Washington y Moscú, de cuya metáfora se ha valido Hillary para iniciar el deshielo bilateral. Llamó poderosamente la atención la crítica de Hillary a la anterior administración (la bushiana), que había optado por la confrontación en lugar de la tan anhelada cooperación entre las dos superpotencias nucleares.
La seducción de Hillary arrancó en Bruselas con la reanudación de las relaciones entre la OTAN y Rusia, congeladas desde la confrontación en el Cáucaso, para proseguir su curso en la reunión bilateral con el canciller Lavrov en Ginebra, en una atmósfera muy relajada.
De Defensa (7/3/09), centro de pensamiento estratégico europeo, afirma que Clinton espera un nuevo acuerdo sobre la limitación de armas estratégicas (START, por sus siglas en inglés) para fin de año. Stratfor (10/3/09), centro de pensamiento texano muy cercano al Pentágono, se muestra muy optimista al respecto.
No existieron temas tabú entre Hillary y Lavrov, en especial el tema candente del provocador proyecto del despliegue misilístico antibalístico (ABM, por sus siglas en inglés) del bushismo en las puertas de Moscú y cuyo desmontaje Obama pretende vincular al desmantelamiento nuclear de Irán, según la filtración de una carta, publicada por The New York Times, del nuevo presidente de EU a su homólogo ruso. La propuesta de la vinculación (linkage) fue rechazada enfáticamente por el presidente Medvedev durante su importante visita a España, quien se ha acercado en materia energética a Rusia (¿a consecuencia del desaire bushiano que no deseaba la presencia de Madrid a la reunión del G-20 en Washington?)
Hasta ahora la administración de Obama es a la de su predecesor Bush lo que la materia es a la antimateria. De Defensa evoca que todo es nuevo y desecha las críticas que en cuanto se trata de Rusia varía la forma pero nunca el fondo.
Dígase lo que se diga mediante eufemismos edulcorados para el consumo mercadológico, la revisión estratégica de Obama pasa por la reorientación de la diplomacia con Hillary.
De Defensa fustiga que el bushismo se extravió en las intrigas y las conspiraciones de los neoconservadores straussianos y del cabildeo influyente de la empresa vendedora de armas Lockheed Martin. Con Obama existe una reversión: queda atrás el camuflaje del activismo extremista por doquier –en particular, en Europa, que el bushismo pretendió usar como caballo de Troya contra Rusia– y emerge la pacificación de las relaciones de Rusia y Europa. No lo dice De Defensa, pero tal pacificación se debe a la sapiencia geopolítica de la alemana Merkel, el francés Sarkozy, el italiano Berlusconi y reciente y sorprendentemente del español Rodríguez Zapatero, quien se deslindó higiénicamente del suicidio fundamentalista aznarista (que infectó a los políticos de Latinoamérica y sus palafreneros neoliberales, hoy totalmente desacreditados, aunque sigan controlando los multimedia).
De Defensa formula su hipótesis sobre la reversión y reconversión multiculturalista de EU en el periodo Obama: la crisis financiera global y la alta probabilidad del desplome del dólar, por lo que urge quitar las minas del terreno, que fueron colocadas con China, Rusia y Europa.
Los pacifistas del planeta festejamos la reconversión de Obama, como Philip Giraldi (Antiwar, 3/3/09), quien coloca en relieve que el presidente Barack Obama está revisando la defensa doméstica, así como el involucramiento de EU en varios conflictos en el mundo.
Es cierto: en esta coyuntura del fin del paradigma neoliberal global, EU ganaría más con el pacifismo que con el desgarrador belicismo bushiano que resultó estérilmente contraproducente en términos geoestratégicos y geoenergéticos.
Carlos Fernández-Vega: México SA
Un nada grato informe sobre la realidad económico-financiera latinoamericana ha sido divulgado por la Cepal (La actual crisis financiera internacional y sus efectos en América Latina y el Caribe), en el que queda claro, por si alguien dudara, que el mayor impacto de esta nueva sacudida lo resentirán los sectores de menores ingresos en la región (para quienes más allá del discurso no se han implementado políticas concretas para amortiguar el golpe), lo que de nueva cuenta impulsará los indicadores de pobreza y pobreza extrema (léase miseria) que aparentemente habrían registrado un tímido retroceso a lo largo del último lustro.
La crisis no es un problema de coyuntura, como muchos pretenden presentarla, sino de estructura. No es una sacudida más de las muchas que se han registrado en las últimas tres décadas, sino muestra inequívoca de que es necesario modificar forma y fondo de las relaciones económico-financieras impuestas por el grupo de países más desarrollados, con Estados Unidos a la cabeza. La estructura dio de sí, se pudrió, y urge su remplazo.
El organismo especializado de la ONU subraya que el impacto de la crisis económica y financiera mundial en las economías de América Latina y el Caribe se canaliza por cinco vías: contagio financiero y endeudamiento externo; inversión extranjera directa; demanda externa; remesas de los trabajadores y cambios de los precios relativos (sobre todo de los productos básicos). Así, los efectos se propagarán tanto a nivel macroeconómico como microeconómico y los grupos sociales más vulnerables serán los más afectados. Se espera un aumento de la pobreza, sobre todo debido al incremento de los precios de los alimentos y la energía y al deterioro de las condiciones del mercado laboral. El empleo será la variable de ajuste y el resultado final dependerá del marco económico, social e institucional propio de cada país.
En este contexto, el aumento del empleo en el sector informal incrementará la de por sí elevada proporción de trabajadores pobres o muy pobres, es decir, los que no ganan lo suficiente para mejorar las condiciones de vida de sus familias. En 2006, 33.2 por ciento de los trabajadores informales eran pobres, en comparación con 15.9 por ciento de los trabajadores formales. Dado el fuerte vínculo que hay entre informalidad y pobreza o pobreza extrema, existe un alto riesgo de que ambas aumenten si la actual crisis mundial afecta las condiciones de empleo y crece la informalidad (lo que de hecho ha sucedido). Además, si los hogares de menores ingresos pierden otras posibles fuentes de ingresos (como las remesas), sin duda aumentarán la pobreza y la pobreza extrema; si bien la magnitud de estos incrementos será moderada, 2008 puede haber marcado el fin de un quinquenio de descenso de la incidencia de la pobreza y la pobreza extrema en la región.
Los factores determinantes de la actual crisis económica y financiera internacional son de naturaleza estructural, subraya el organismo, y anota que en primer término las instituciones y prácticas de la denominada nueva arquitectura financiera internacional, compuesta por un sistema global de grandes bancos de inversiones, fondos de cobertura y vehículos especiales de inversión, están inadecuadamente reguladas o carecen de cualquier tipo de regulación. En segundo, la crisis se ha desatado en momentos en que se registran fuertes desequilibrios mundiales: entre el trabajo y la circulación de capitales, el déficit comercial de Estados Unidos y el predominio del capital financiero sobre el capital productivo, entre otros. Así, la burbuja del mercado de crédito hipotecario de alto riesgo y la consiguiente deflación de la deuda, junto con el largo periodo de abundante liquidez y las bajas tasas de interés antes de la crisis, llevaron a los inversionistas a buscar mayor rentabilidad y a subestimar los riesgos. El alto nivel de endeudamiento del sector privado, sobre todo de los hogares estadunidenses, es más bien un síntoma, que refleja los factores estructurales de la crisis, tanto financieros como no financieros, que constituyen la esencia de las economías contemporáneas.
En el otrora motor del mundo, Estados Unidos, “la crisis estuvo determinada por incentivos perversos y riesgos excesivos en el sistema financiero sombra, que incluye a intermediarios financieros escasamente regulados y estructuras e instrumentos complejos y poco claros (tales como los canjes de riesgo de incumplimiento del deudor y obligaciones de deuda garantizadas) que no se valoraron correctamente. El alto grado de apalancamiento y el amplio riesgo sistémico generados con este sistema traspasaron la frontera estadunidense y provocaron tensiones de un alcance inédito no observado en las últimas tres cuartas partes del siglo”.
Tras el crack en el mercado hipotecario de alto riesgo y la pérdida de valor de una enorme cantidad de derivados construidos sobre la base de dichas hipotecas, las condiciones económicas mundiales sufrieron un marcado deterioro desde mediados de septiembre de 2008, con lo cual las perspectivas y el contexto externo para América Latina y el Caribe también empeoraron. Sin embargo, a pesar de que algunos gobiernos aseguran lo contrario, dicho deterioro comenzó en realidad a mediados de 2007, cuando el aumento de la tasa de desempleo de Estados Unidos provocó el colapso del mercado de las hipotecas de alto riesgo.
Para la Cepal, la reforma del sistema regulatorio mundial deberá esperar a que se aclare el panorama en cuanto a lo que se ha aprendido de esta crisis y hasta qué punto la regulación debe ser multinacional. En el futuro, el G-20 puede remplazar al Grupo de los Ocho como comité directivo de la economía mundial. La región necesita formular una nueva agenda de desarrollo, que deje atrás el denominado consenso de Washington y permita eliminar los permanentes obstáculos del crecimiento económico. El desafío es enorme y exige más que pequeños ajustes en el sistema de inserción de la región en la economía mundial.
Las rebanadas del pastel
El gobierno calderonista se limita a repetir como borrego los pretextos de los barones del dinero para evitar la reducción de las tasas de interés bancarias. A su vez, los senadores descubrieron una gran veta justo en tiempos electorales (la de regular dichas tasas). Lo cierto es que el saqueo a los creditohabientes lleva años, sin que aparentemente nadie lo registrara. Habrá que ver hasta dónde se animan los de Xicoténcatl.
cfvmexico_sa@hotmail.com • mexicosa@infinitum.com.mx
La crisis no es un problema de coyuntura, como muchos pretenden presentarla, sino de estructura. No es una sacudida más de las muchas que se han registrado en las últimas tres décadas, sino muestra inequívoca de que es necesario modificar forma y fondo de las relaciones económico-financieras impuestas por el grupo de países más desarrollados, con Estados Unidos a la cabeza. La estructura dio de sí, se pudrió, y urge su remplazo.
El organismo especializado de la ONU subraya que el impacto de la crisis económica y financiera mundial en las economías de América Latina y el Caribe se canaliza por cinco vías: contagio financiero y endeudamiento externo; inversión extranjera directa; demanda externa; remesas de los trabajadores y cambios de los precios relativos (sobre todo de los productos básicos). Así, los efectos se propagarán tanto a nivel macroeconómico como microeconómico y los grupos sociales más vulnerables serán los más afectados. Se espera un aumento de la pobreza, sobre todo debido al incremento de los precios de los alimentos y la energía y al deterioro de las condiciones del mercado laboral. El empleo será la variable de ajuste y el resultado final dependerá del marco económico, social e institucional propio de cada país.
En este contexto, el aumento del empleo en el sector informal incrementará la de por sí elevada proporción de trabajadores pobres o muy pobres, es decir, los que no ganan lo suficiente para mejorar las condiciones de vida de sus familias. En 2006, 33.2 por ciento de los trabajadores informales eran pobres, en comparación con 15.9 por ciento de los trabajadores formales. Dado el fuerte vínculo que hay entre informalidad y pobreza o pobreza extrema, existe un alto riesgo de que ambas aumenten si la actual crisis mundial afecta las condiciones de empleo y crece la informalidad (lo que de hecho ha sucedido). Además, si los hogares de menores ingresos pierden otras posibles fuentes de ingresos (como las remesas), sin duda aumentarán la pobreza y la pobreza extrema; si bien la magnitud de estos incrementos será moderada, 2008 puede haber marcado el fin de un quinquenio de descenso de la incidencia de la pobreza y la pobreza extrema en la región.
Los factores determinantes de la actual crisis económica y financiera internacional son de naturaleza estructural, subraya el organismo, y anota que en primer término las instituciones y prácticas de la denominada nueva arquitectura financiera internacional, compuesta por un sistema global de grandes bancos de inversiones, fondos de cobertura y vehículos especiales de inversión, están inadecuadamente reguladas o carecen de cualquier tipo de regulación. En segundo, la crisis se ha desatado en momentos en que se registran fuertes desequilibrios mundiales: entre el trabajo y la circulación de capitales, el déficit comercial de Estados Unidos y el predominio del capital financiero sobre el capital productivo, entre otros. Así, la burbuja del mercado de crédito hipotecario de alto riesgo y la consiguiente deflación de la deuda, junto con el largo periodo de abundante liquidez y las bajas tasas de interés antes de la crisis, llevaron a los inversionistas a buscar mayor rentabilidad y a subestimar los riesgos. El alto nivel de endeudamiento del sector privado, sobre todo de los hogares estadunidenses, es más bien un síntoma, que refleja los factores estructurales de la crisis, tanto financieros como no financieros, que constituyen la esencia de las economías contemporáneas.
En el otrora motor del mundo, Estados Unidos, “la crisis estuvo determinada por incentivos perversos y riesgos excesivos en el sistema financiero sombra, que incluye a intermediarios financieros escasamente regulados y estructuras e instrumentos complejos y poco claros (tales como los canjes de riesgo de incumplimiento del deudor y obligaciones de deuda garantizadas) que no se valoraron correctamente. El alto grado de apalancamiento y el amplio riesgo sistémico generados con este sistema traspasaron la frontera estadunidense y provocaron tensiones de un alcance inédito no observado en las últimas tres cuartas partes del siglo”.
Tras el crack en el mercado hipotecario de alto riesgo y la pérdida de valor de una enorme cantidad de derivados construidos sobre la base de dichas hipotecas, las condiciones económicas mundiales sufrieron un marcado deterioro desde mediados de septiembre de 2008, con lo cual las perspectivas y el contexto externo para América Latina y el Caribe también empeoraron. Sin embargo, a pesar de que algunos gobiernos aseguran lo contrario, dicho deterioro comenzó en realidad a mediados de 2007, cuando el aumento de la tasa de desempleo de Estados Unidos provocó el colapso del mercado de las hipotecas de alto riesgo.
Para la Cepal, la reforma del sistema regulatorio mundial deberá esperar a que se aclare el panorama en cuanto a lo que se ha aprendido de esta crisis y hasta qué punto la regulación debe ser multinacional. En el futuro, el G-20 puede remplazar al Grupo de los Ocho como comité directivo de la economía mundial. La región necesita formular una nueva agenda de desarrollo, que deje atrás el denominado consenso de Washington y permita eliminar los permanentes obstáculos del crecimiento económico. El desafío es enorme y exige más que pequeños ajustes en el sistema de inserción de la región en la economía mundial.
Las rebanadas del pastel
El gobierno calderonista se limita a repetir como borrego los pretextos de los barones del dinero para evitar la reducción de las tasas de interés bancarias. A su vez, los senadores descubrieron una gran veta justo en tiempos electorales (la de regular dichas tasas). Lo cierto es que el saqueo a los creditohabientes lleva años, sin que aparentemente nadie lo registrara. Habrá que ver hasta dónde se animan los de Xicoténcatl.
cfvmexico_sa@hotmail.com • mexicosa@infinitum.com.mx
Claro que está en la memoria! Los mercachifes de la información no paraban de lanzar insultos, de invocar –en aquella ocasión sí– las leyes, la Constitución, porque las calles del Paseo de la Reforma estaban bloqueadas por ciudadanos mexicanos que se resistían a que su voluntad política fuera conculcada, robada por un grupo de poderosos que se niegan a que el país cambie para el beneficio de los más.
En aquellos días había quienes pedían a gritos la intervención de la fuerza pública para abrir las calles a los peatones y los autos. Cómo no recordarlo, sobre todo si se sabe que hoy, y desde hace ya un buen tiempo, la representación diplomática de otro país se ha adueñado de las calles sin permiso ninguno, y nadie, ni los gritones ni los enajenados, levantan la voz.
Fíjese usted, no hace mucho las calles de la ciudad se miraban listas a dar paso al peatón. Jardineras, adornos de cualquier tipo, hoyos y desniveles, todo eso que de cualquier manera las ponía a disposición de la gente que por ellas transitaba.
Vino el neoliberalismo y, con él, el desempleo. Los despedidos de las empresas que alguna vez fueron del Estado y que luego, en manos privadas, se convirtieron en expulsoras de mano de obra, empezaron a poblar las banquetas con la venta de baratijas de pésima calidad, pero necesarias.
El ambulantaje se volvió una mancha creciente, parte ahora inseparable del escenario urbano, y los peatones fueron poco a poco despojados de lo que les pertenecía: sus calles. La situación no dejaba lugar a dudas. La venta callejera era un poco de alivio, de oxígeno para una situación económica cada vez más asfixiante y en ese sentido tendría que ser admitida y tolerada. Las calles difícilmente volverían a los pies del peatón.
Ahora, en la administración de Marcelo Ebrard se pone énfasis, se fija como una de las tareas fundamentales del gobierno de la ciudad el rescate del espacio urbano, que de muchas maneras secuestró la crisis, el capitalismo salvaje que se nos impuso desde el priísmo, y se profundizó con los panistas amantes de ese sistema.
Por eso se limpió de ambulantes el Zócalo, se limitó la venta en muchas calles del centro, se ordenó la venta callejera fuera de la Basílica de Guadalupe, y poco a poco se abrieron, otra vez, al caminar de los defeños, las calles que se les habían vedado.
Y así, como si fuera vendedora ambulante, la embajada de Estados Unidos decidió invadir un par de calles, dos de las más transitadas, dos de las que llegan al Paseo de la Reforma, sin ningún permiso de la autoridad, pero con complicidad, desde luego, de la jefatura delegacional de Cuauhtémoc.
Marcelo Ebrard ya dijo que la representación estadunidense no cuenta con los permisos para la invasión que hizo de Río Papaloapan y Río Danubio, pero ahora la pregunta obligada es: ¿y qué sigue?
Por lo pronto, si es que tiene facultades, la jefatura de Gobierno debe actuar y recuperar lo que de los capitalinos es, lo que les corresponde, pero además se tiene que saber quién o quiénes permitieron la invasión, porque seguramente tendrán que responder a esto que podría configurar algún delito.
Claro que en el Gobierno del Distrito Federal hay quien se encarga de la recuperación de espacios urbanos invadidos, pero como se ve, y aún tras la declaración de Marcelo Ebrard, no es lo que se puede considerar eficiente.
Aquí no valen los pretextos, alguien con la suficiente jerarquía política permitió que esta irregularidad sucediera, y todo apunta hacia el ex jefe delegacional, José Luis Muñoz Soria, que como dijimos en la entrega anterior, ahora quiere ser diputado. ¡Imagínese!
De pasadita
El presidente francés vino a dar un show que sólo los serviles pueden aplaudir, pero además de eso, dio una lección de soberanía y fuerza del Estado a Calderón y los suyos, defendió a una secuestradora originaria de su país, no porque sea inocente o culpable, sino porque es francesa.
No se sabe a ciencia cierta a qué se debió el viaje, de un solo día, para cuestiones de gobierno, pero hay muchos que presuponen que se trató, nada más, del intento –hasta ahora– de sacar de la cárcel a la delincuente, en lo que se puede entender como una protesta, porque nadie puede confiar en la justicia mexicana.
Pena deberían tener todos los funcionarios públicos mexicanos que no hace mucho se negaron a defender –e incluso proporcionaron datos incriminatorios para que se le juzgara en otro país– a la mexicana Lucía Morett, por la pasión del francés para proteger a la criminal juzgada. ¿Será el momento para que Morett cambie de nacionalidad y con ello surja alguien que la defienda? Qué triste.
ciudadperdida_2000@yahoo.com.mx • ciudadangel@hotmail.com
En aquellos días había quienes pedían a gritos la intervención de la fuerza pública para abrir las calles a los peatones y los autos. Cómo no recordarlo, sobre todo si se sabe que hoy, y desde hace ya un buen tiempo, la representación diplomática de otro país se ha adueñado de las calles sin permiso ninguno, y nadie, ni los gritones ni los enajenados, levantan la voz.
Fíjese usted, no hace mucho las calles de la ciudad se miraban listas a dar paso al peatón. Jardineras, adornos de cualquier tipo, hoyos y desniveles, todo eso que de cualquier manera las ponía a disposición de la gente que por ellas transitaba.
Vino el neoliberalismo y, con él, el desempleo. Los despedidos de las empresas que alguna vez fueron del Estado y que luego, en manos privadas, se convirtieron en expulsoras de mano de obra, empezaron a poblar las banquetas con la venta de baratijas de pésima calidad, pero necesarias.
El ambulantaje se volvió una mancha creciente, parte ahora inseparable del escenario urbano, y los peatones fueron poco a poco despojados de lo que les pertenecía: sus calles. La situación no dejaba lugar a dudas. La venta callejera era un poco de alivio, de oxígeno para una situación económica cada vez más asfixiante y en ese sentido tendría que ser admitida y tolerada. Las calles difícilmente volverían a los pies del peatón.
Ahora, en la administración de Marcelo Ebrard se pone énfasis, se fija como una de las tareas fundamentales del gobierno de la ciudad el rescate del espacio urbano, que de muchas maneras secuestró la crisis, el capitalismo salvaje que se nos impuso desde el priísmo, y se profundizó con los panistas amantes de ese sistema.
Por eso se limpió de ambulantes el Zócalo, se limitó la venta en muchas calles del centro, se ordenó la venta callejera fuera de la Basílica de Guadalupe, y poco a poco se abrieron, otra vez, al caminar de los defeños, las calles que se les habían vedado.
Y así, como si fuera vendedora ambulante, la embajada de Estados Unidos decidió invadir un par de calles, dos de las más transitadas, dos de las que llegan al Paseo de la Reforma, sin ningún permiso de la autoridad, pero con complicidad, desde luego, de la jefatura delegacional de Cuauhtémoc.
Marcelo Ebrard ya dijo que la representación estadunidense no cuenta con los permisos para la invasión que hizo de Río Papaloapan y Río Danubio, pero ahora la pregunta obligada es: ¿y qué sigue?
Por lo pronto, si es que tiene facultades, la jefatura de Gobierno debe actuar y recuperar lo que de los capitalinos es, lo que les corresponde, pero además se tiene que saber quién o quiénes permitieron la invasión, porque seguramente tendrán que responder a esto que podría configurar algún delito.
Claro que en el Gobierno del Distrito Federal hay quien se encarga de la recuperación de espacios urbanos invadidos, pero como se ve, y aún tras la declaración de Marcelo Ebrard, no es lo que se puede considerar eficiente.
Aquí no valen los pretextos, alguien con la suficiente jerarquía política permitió que esta irregularidad sucediera, y todo apunta hacia el ex jefe delegacional, José Luis Muñoz Soria, que como dijimos en la entrega anterior, ahora quiere ser diputado. ¡Imagínese!
De pasadita
El presidente francés vino a dar un show que sólo los serviles pueden aplaudir, pero además de eso, dio una lección de soberanía y fuerza del Estado a Calderón y los suyos, defendió a una secuestradora originaria de su país, no porque sea inocente o culpable, sino porque es francesa.
No se sabe a ciencia cierta a qué se debió el viaje, de un solo día, para cuestiones de gobierno, pero hay muchos que presuponen que se trató, nada más, del intento –hasta ahora– de sacar de la cárcel a la delincuente, en lo que se puede entender como una protesta, porque nadie puede confiar en la justicia mexicana.
Pena deberían tener todos los funcionarios públicos mexicanos que no hace mucho se negaron a defender –e incluso proporcionaron datos incriminatorios para que se le juzgara en otro país– a la mexicana Lucía Morett, por la pasión del francés para proteger a la criminal juzgada. ¿Será el momento para que Morett cambie de nacionalidad y con ello surja alguien que la defienda? Qué triste.
ciudadperdida_2000@yahoo.com.mx • ciudadangel@hotmail.com
La crisis económica mundial tiene como centro causal una pareja de componentes por demás dañinos: la pauperización de los ingresos (salarios) de los trabajadores (clases medias incluidas) y la especulación depredadora que llevaron a cabo los fondos y bancos de inversión estadunidenses. Como envolvente de esa nefasta combinación de factores para el bienestar de las mayorías, la doctrina de la globalización, en especial sus vertientes financiera (desregulación) e industrial (outsorcing), ha jugado el papel demoledor. Este componente ideológico ha sido fundamental para que los modelos de crecimiento económico y gobierno en boga se hayan esparcido por todos los confines del mundo. Algunos países (los menos) se han resistido a varios de los mecanismos, prácticas y políticas que dichos modelos imponen. Son, a la vez, los que mejor se han defendido (en específico los asiáticos) de la mortandad de las empresas, la caída del consumo y el desempleo. Otros, en cambio, al adoptarlo con fiereza harán que su recambio sea muy doloroso y dilatado (Estados Unidos y Europa).
En este último apartado se halla México. Aquí, tanto autoridades como el grupo de presión dominante se empeñan no sólo en negar las evidencias, contrarias a lo establecido, sino que intentan remendar las aristas dañadas como salvaguarda a sus intereses. Se ha perdido tiempo y recursos valiosos tanto por su defectuoso diagnóstico (catarrito) como en su activa neutralización. Con el paso de los días, el costo para las familias se agranda, a tal grado que se ha ido configurando una real catástrofe para la capacidad productiva del país y, sobre todo, para el bienestar de las mayorías.
Más de un cuarto de siglo perdido para el crecimiento no parece haber sido suficiente para las elites subyugadas por el modelo neoliberal. Por estos aciagos días, el señor Calderón y su secretario de Hacienda todavía solicitan la continuidad urgente de las famosas reformas estructurales. Precisamente el paquete de modificaciones que han asaltado, a mansalva, los bolsillos, la salud y el futuro de los mexicanos (educación y retiro). Una tras otra han sido diseñadas para trasladar de las empresas a los trabajadores el costo que acarrea la globalidad. Han reducido salarios o, al menos, los han congelado por décadas. Tanto en México como en países desarrollados, la participación del trabajo en el ingreso nacional ha decrecido de manera alarmante a favor del capital. Ello indica, además, la concentración a favor de las clases sociales propietarias, beneficiarias únicas de la dichosa globalidad. Así, tales reformas redujeron las prestaciones sociales de los asalariados obligándolos a financiar sus retiros y jubilaciones. Trasladaron masivos recursos al sector financiero, sobre todo al externo (las Afore). Las instituciones de seguridad social (IMSS, ISSSTE) son un débil reflejo del pasado. Y todavía pretende la plutocracia que malgobierna darle una tarascada adicional a la legislación laboral con cambios que dejarán a los empleados en total indefensión. Los tratados de comercio sin barreras (TLCAN y adicionales) han sustituido al comercio internacional programado, integrador, con aranceles que refuercen el fisco y protejan a los productores contra prácticas depredadoras del exterior.
En fin, no se quiere aceptar, por parte de autoridades, empresarios y sus intelectuales afines, la centralidad dañina de la globalidad en la crisis actual. Tanto en la que viene de fuera como la que se ha ido gestando, internamente, en este cuarto de siglo. Se reprime la idea que pone a la precariedad del mercado interno como fruto torpe de paradigmas que provocan nulo crecimiento y total desarticulación del aparato productivo. La tendencia importadora que domina y condiciona el aparato productivo hace agua por todos lados. Baste decir que, si para el año 2008 la cuenta corriente de la balanza de pagos fue deficitaria en más de 15 mil millones de dólares, para los años venideros crecerá fuera de control y sus posibilidades de manejo serán nulas.
Similar situación se viene presentando en Estados Unidos. Barack Obama y sus consejeros luchan por reponer o encarrilar un aparato productivo que se ha desbarrancado (Warren Buffett dixit). El problema de la hipotecas impagadas es menor, apenas rebasa el billón de dólares (1.2). Lo grave es la pirámide que sobre ellas se montó: 12 billones por el multiplicador del sistema bancario normal y otros 100 o 150 billones con los que traficó Wall Street (y los financieros dizque de talla mundial). Esto quiere decir que enormes sumas de dinero ficticio se dedicaron a subvencionar a las familias estadunidenses ávidas de consumir lo que el resto del mundo les vendía. Muchas maromas tendrán que hacer ahora para evitar el pago de, al menos, parte de esas enormes cantidades de recursos que ya se gastaron (dos veces el PIB mundial o 10 veces su PIB interno) Desde este punto de vista fantasmagórico, la presente crisis es de mayor envergadura que la vivida en los años 30. Más temprano que tarde, la realidad se impondrá, tanto entre los vecinos como en otras partes (Europa, Japón, Latinoamérica).
Un modelo alternativo, basado en un comercio internacional bajo controles nacionales, retribuciones dignas al trabajo asalariado y al ingreso de los pequeños y medianos productores se ve como el horizonte deseado. En el caso de México, es necesario reponer, en la base de la pirámide económica, la aportación de un campo que exigirá la instrumentación actualizada de aquellas redes protectoras que, con tanto empeño e interesada visión, se desmantelaron. Hacer de la energía la efectiva palanca privilegiada del desarrollo y crecimiento del mercado interno. Volver a contar con un sistema de pagos, en manos de mexicanos, que multiplique el crédito a las empresas. Los monopolios, cuando sean indispensables, tendrán que sujetarse a estrictos controles y los grandes conglomerados actuales, fruto de protecciones indebidas, tendrán que ser puestos en manos conductoras distintas a las familiares o de grupo fáctico. Un fisco poderoso, bien cimentado en la justicia impositiva, es requisito indispensable para desatar las fuerzas constructoras. Y así por este camino se deberán buscar las demás salidas a las crisis que hoy someten la esperanza, convivencia y laboriosidad de los mexicanos.
Arnoldo Kraus: Entorno y lenguaje
En este último apartado se halla México. Aquí, tanto autoridades como el grupo de presión dominante se empeñan no sólo en negar las evidencias, contrarias a lo establecido, sino que intentan remendar las aristas dañadas como salvaguarda a sus intereses. Se ha perdido tiempo y recursos valiosos tanto por su defectuoso diagnóstico (catarrito) como en su activa neutralización. Con el paso de los días, el costo para las familias se agranda, a tal grado que se ha ido configurando una real catástrofe para la capacidad productiva del país y, sobre todo, para el bienestar de las mayorías.
Más de un cuarto de siglo perdido para el crecimiento no parece haber sido suficiente para las elites subyugadas por el modelo neoliberal. Por estos aciagos días, el señor Calderón y su secretario de Hacienda todavía solicitan la continuidad urgente de las famosas reformas estructurales. Precisamente el paquete de modificaciones que han asaltado, a mansalva, los bolsillos, la salud y el futuro de los mexicanos (educación y retiro). Una tras otra han sido diseñadas para trasladar de las empresas a los trabajadores el costo que acarrea la globalidad. Han reducido salarios o, al menos, los han congelado por décadas. Tanto en México como en países desarrollados, la participación del trabajo en el ingreso nacional ha decrecido de manera alarmante a favor del capital. Ello indica, además, la concentración a favor de las clases sociales propietarias, beneficiarias únicas de la dichosa globalidad. Así, tales reformas redujeron las prestaciones sociales de los asalariados obligándolos a financiar sus retiros y jubilaciones. Trasladaron masivos recursos al sector financiero, sobre todo al externo (las Afore). Las instituciones de seguridad social (IMSS, ISSSTE) son un débil reflejo del pasado. Y todavía pretende la plutocracia que malgobierna darle una tarascada adicional a la legislación laboral con cambios que dejarán a los empleados en total indefensión. Los tratados de comercio sin barreras (TLCAN y adicionales) han sustituido al comercio internacional programado, integrador, con aranceles que refuercen el fisco y protejan a los productores contra prácticas depredadoras del exterior.
En fin, no se quiere aceptar, por parte de autoridades, empresarios y sus intelectuales afines, la centralidad dañina de la globalidad en la crisis actual. Tanto en la que viene de fuera como la que se ha ido gestando, internamente, en este cuarto de siglo. Se reprime la idea que pone a la precariedad del mercado interno como fruto torpe de paradigmas que provocan nulo crecimiento y total desarticulación del aparato productivo. La tendencia importadora que domina y condiciona el aparato productivo hace agua por todos lados. Baste decir que, si para el año 2008 la cuenta corriente de la balanza de pagos fue deficitaria en más de 15 mil millones de dólares, para los años venideros crecerá fuera de control y sus posibilidades de manejo serán nulas.
Similar situación se viene presentando en Estados Unidos. Barack Obama y sus consejeros luchan por reponer o encarrilar un aparato productivo que se ha desbarrancado (Warren Buffett dixit). El problema de la hipotecas impagadas es menor, apenas rebasa el billón de dólares (1.2). Lo grave es la pirámide que sobre ellas se montó: 12 billones por el multiplicador del sistema bancario normal y otros 100 o 150 billones con los que traficó Wall Street (y los financieros dizque de talla mundial). Esto quiere decir que enormes sumas de dinero ficticio se dedicaron a subvencionar a las familias estadunidenses ávidas de consumir lo que el resto del mundo les vendía. Muchas maromas tendrán que hacer ahora para evitar el pago de, al menos, parte de esas enormes cantidades de recursos que ya se gastaron (dos veces el PIB mundial o 10 veces su PIB interno) Desde este punto de vista fantasmagórico, la presente crisis es de mayor envergadura que la vivida en los años 30. Más temprano que tarde, la realidad se impondrá, tanto entre los vecinos como en otras partes (Europa, Japón, Latinoamérica).
Un modelo alternativo, basado en un comercio internacional bajo controles nacionales, retribuciones dignas al trabajo asalariado y al ingreso de los pequeños y medianos productores se ve como el horizonte deseado. En el caso de México, es necesario reponer, en la base de la pirámide económica, la aportación de un campo que exigirá la instrumentación actualizada de aquellas redes protectoras que, con tanto empeño e interesada visión, se desmantelaron. Hacer de la energía la efectiva palanca privilegiada del desarrollo y crecimiento del mercado interno. Volver a contar con un sistema de pagos, en manos de mexicanos, que multiplique el crédito a las empresas. Los monopolios, cuando sean indispensables, tendrán que sujetarse a estrictos controles y los grandes conglomerados actuales, fruto de protecciones indebidas, tendrán que ser puestos en manos conductoras distintas a las familiares o de grupo fáctico. Un fisco poderoso, bien cimentado en la justicia impositiva, es requisito indispensable para desatar las fuerzas constructoras. Y así por este camino se deberán buscar las demás salidas a las crisis que hoy someten la esperanza, convivencia y laboriosidad de los mexicanos.
Arnoldo Kraus: Entorno y lenguaje
Las personas de ayer son distintas de las de hoy. No en su anatomía. No en la forma de nacer ni en la hora de morir. Las diferencias no son internas, provienen del mundo externo. El entorno –el aire, el agua, los bosques, la Tierra toda– se ha modificado. Lo ha tocado el ser humano. Sus actos han cambiado para siempre el lenguaje de la naturaleza. La contaminación, la desertificación y la deforestación han cambiado la realidad biológica. Se requieren otras palabras para describir lo que sucede en el medio ambiente y en el ser humano.
Las nuevas realidades biológicas han trastocado el diálogo que antaño existía entre norte y sur, entre la Luna y el Sol, entre las aves diurnas y las nocturnas. Un idioma inaudible pero real. Un idioma que no necesita la presencia del ser humano para ser escuchado pero que es imprescindible para que la vida siga.
El entorno que hoy nos rodea es nuevo. Ha modificado el lenguaje de la naturaleza, ha erosionado su hablar. La Tierra del siglo XXI precisa palabras que describan lo nuevo. Palabras que no escribieron los antepasados y que no concibieron quienes inventaron los idiomas. El nuevo entorno influye sin cesar en las personas. Ambos, seres humanos y medio ambiente, cohabitan y se influencian. Las personas de hoy son distintas de las de ayer. Inmersas en un entorno nuevo y enfermo viven y padecen los estropicios que ellos mismos le han causado al medio ambiente.
No es mera retórica: es un círculo que además de vicioso es perverso. Es una trampa que incluye las virtudes y las desvirtudes de la especie humana, no de la naturaleza. El ser humano es el causante. La naturaleza carece de responsabilidad. Por eso se habla de catástrofes y de calamidades. Ernesto Garzón Valdés explica que catástrofe es la desgracia, el desastre o la miseria provocados por causas naturales que escapan al control humano y calamidad sólo aquella desgracia, desastre o miseria que resulta de acciones humanas intencionales. El ser humano es el responsable moral de las calamidades.
Tanto las catástrofes –involuntarias– como las calamidades –voluntarias– han devenido cambios en el ambiente y éste en el ser humano. Es un círculo que todo engloba. Nadie queda afuera. Nada escapa. La naturaleza no admite dobles morales ni discursos trasnochados y, menos aún, se interesa en las reuniones que año tras año concitan a los líderes de las grades potencias. Los ecologistas leen la naturaleza y advierten: la enfermedad de nuestro hábitat es grave.
Las personas que se dedican a la Tierra saben que respira con otro ritmo y que su porosidad se ha modificado. La Tierra no es un cadáver pero sí una enfermedad. Dominan, lo dicen los estudiosos, signos ominosos. Ejemplos sobran. Escribo uno. En 2002, un estudio demostró que en Argentina, país rico en lo que respecta a la producción de alimentos, uno de cada cinco niños menores de 10 años padecía desnutrición; también se han registrado muertes por hambre. La calamidad se originó por la corrupción gubernamental. La corrupción y la impunidad son el alma de las calamidades: los políticos son los culpables de la mayoría de los desastres. No se requieren estadísticas para asegurarlo. Es suficiente escucharlos y mirarlos unos minutos. Las calamidades han advenido un mundo insolidario, un mundo enfermo.
Los lenguajes se crearon hace muchos años. El medio ambiente era otro y el ser humano guardaba otros vínculos con su casa, con la Tierra. Las personas de ayer son distintas de las de hoy. Cuando expresan sus males y sus preocupaciones tienen que utilizar otras palabras. El ruido, el tráfico, las migraciones, el miedo, la violencia callejera, la contaminación ambiental, la inseguridad, la pérdida de espacios recreativos y otras pestes no son gratuitas. Dañan. El desorden del mundo tiene límites.
Buena parte del lenguaje cotidiano y del tiempo de muchos seres humanos se relaciona con lo que sucede en el nuevo entorno. Vivimos inmersos en patologías sociales y ambientales antes no descritas. Si bien es imposible saber cuáles serán los costos humanos en el futuro, es absurdo pensar que no emergerán nuevas patologías.
José Steinsleger /I: Justicia supranacional y doble moral
Las nuevas realidades biológicas han trastocado el diálogo que antaño existía entre norte y sur, entre la Luna y el Sol, entre las aves diurnas y las nocturnas. Un idioma inaudible pero real. Un idioma que no necesita la presencia del ser humano para ser escuchado pero que es imprescindible para que la vida siga.
El entorno que hoy nos rodea es nuevo. Ha modificado el lenguaje de la naturaleza, ha erosionado su hablar. La Tierra del siglo XXI precisa palabras que describan lo nuevo. Palabras que no escribieron los antepasados y que no concibieron quienes inventaron los idiomas. El nuevo entorno influye sin cesar en las personas. Ambos, seres humanos y medio ambiente, cohabitan y se influencian. Las personas de hoy son distintas de las de ayer. Inmersas en un entorno nuevo y enfermo viven y padecen los estropicios que ellos mismos le han causado al medio ambiente.
No es mera retórica: es un círculo que además de vicioso es perverso. Es una trampa que incluye las virtudes y las desvirtudes de la especie humana, no de la naturaleza. El ser humano es el causante. La naturaleza carece de responsabilidad. Por eso se habla de catástrofes y de calamidades. Ernesto Garzón Valdés explica que catástrofe es la desgracia, el desastre o la miseria provocados por causas naturales que escapan al control humano y calamidad sólo aquella desgracia, desastre o miseria que resulta de acciones humanas intencionales. El ser humano es el responsable moral de las calamidades.
Tanto las catástrofes –involuntarias– como las calamidades –voluntarias– han devenido cambios en el ambiente y éste en el ser humano. Es un círculo que todo engloba. Nadie queda afuera. Nada escapa. La naturaleza no admite dobles morales ni discursos trasnochados y, menos aún, se interesa en las reuniones que año tras año concitan a los líderes de las grades potencias. Los ecologistas leen la naturaleza y advierten: la enfermedad de nuestro hábitat es grave.
Las personas que se dedican a la Tierra saben que respira con otro ritmo y que su porosidad se ha modificado. La Tierra no es un cadáver pero sí una enfermedad. Dominan, lo dicen los estudiosos, signos ominosos. Ejemplos sobran. Escribo uno. En 2002, un estudio demostró que en Argentina, país rico en lo que respecta a la producción de alimentos, uno de cada cinco niños menores de 10 años padecía desnutrición; también se han registrado muertes por hambre. La calamidad se originó por la corrupción gubernamental. La corrupción y la impunidad son el alma de las calamidades: los políticos son los culpables de la mayoría de los desastres. No se requieren estadísticas para asegurarlo. Es suficiente escucharlos y mirarlos unos minutos. Las calamidades han advenido un mundo insolidario, un mundo enfermo.
Los lenguajes se crearon hace muchos años. El medio ambiente era otro y el ser humano guardaba otros vínculos con su casa, con la Tierra. Las personas de ayer son distintas de las de hoy. Cuando expresan sus males y sus preocupaciones tienen que utilizar otras palabras. El ruido, el tráfico, las migraciones, el miedo, la violencia callejera, la contaminación ambiental, la inseguridad, la pérdida de espacios recreativos y otras pestes no son gratuitas. Dañan. El desorden del mundo tiene límites.
Buena parte del lenguaje cotidiano y del tiempo de muchos seres humanos se relaciona con lo que sucede en el nuevo entorno. Vivimos inmersos en patologías sociales y ambientales antes no descritas. Si bien es imposible saber cuáles serán los costos humanos en el futuro, es absurdo pensar que no emergerán nuevas patologías.
José Steinsleger /I: Justicia supranacional y doble moral
Así como va el mundo (¿así como siempre?), anhelos como los de justicia (suma y sigue: libertad, igualdad, fraternidad) han resultado menos efectivos (quizá) que los escurridizos sentimientos de amor, solidaridad, conciencia, altruismo… ídem: suma y sigue.
Si los primeros ideales responden a principios generales de amplio consenso, los segundos obedecerían a situaciones individuales, o de circunstancias. Pero en ambas dimensiones de la subjetividad, el rasgado de vestiduras. Expresión usada en todas las épocas, el acto de rasgar las vestiduras aparece en varios pasajes del Antiguo y el Nuevo Testamentos, y con particular dramatismo a la hora en que Jesús fue llevado ante el sumo sacerdote.
“¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito? Y Jesús le dijo: Yo soy… Entonces el sumo sacerdote, ‘rasgando su vestidura’, dijo: ¿Qué más necesidad tenemos de testigos?...” (Marcos, 14: 61-63). El rasgado de vestiduras simboliza el acto inapelable y arbitrario del poder que, en abierto desafío a la ley judaica (que exige al menos dos testigos para condenar a un acusado), ha tenido como actores a quienes suelen erigirse en custodios espirituales o intelectuales de ciertas ideas políticas, o de un orden social que por lo general resulta injusto.
El pensamiento crítico moderno lleva medio milenio tratando de precisar y subsanar las incongruencias y contrasentidos de leyes que niegan el derecho cabalmente entendido. La ley del más fuerte y el rasgado de vestiduras (la doble moral) continúan imponiéndose al momento de dictar justicia.
Los vencedores de la Segunda Guerra Mundial redactaron la Carta de San Francisco, hermoso texto que llevó a la creación de las Naciones Unidas (ONU, 1946). La carta consagró los ideales de cooperación entre los pueblos y representó un esfuerzo de lucidez raras veces visto para avanzar en la concreción del derecho y la justicia internacional. Sin embargo, medio siglo después, la humanidad se pregunta si la ONU tendrá algo más que ofrecer, fuera del rasgado de vestiduras.
Genocidios institucionalizados, masacres rutinarias, concentración voraz de la riqueza, injusticias de toda índole, destrucción sistemática de la naturaleza. Gólgotas de la impiedad programada por los sumos sacerdotes, a quienes jamás importa si los crímenes tienen uno o más testigos, pues, a más de filmarse en tiempo real, se los transmite en horarios plus a teleaudiencias totalmente desconcertadas, impotentes y confusas.
Hace unos años, el periodista español Carlos Mendo publicó en El País un artículo muy interesante intitulado Una decisión poco americana (6/7/02). Admirador de Estados Unidos, Mendo trajo a cuento la reunión celebrada entre John F. Kennedy y Harold Macmillan en Bermudas (1963). Kennedy preguntó al premier británico qué futuro jugaría el Reino Unido en el mundo, tras la pérdida del imperio. Macmillan contestó: Sólo aspiramos a ser lo que Grecia fue para Roma, descontando que en el mundo moderno Estados Unidos ya ejercía el protagonismo que el Imperio Romano tuvo en el antiguo.
“Macmillan –concluye Mendo–… no habría podido dar la misma respuesta a George W. Bush porque la fortaleza romana se basaba no sólo en el poderío de sus legiones, sino en la fuerza del derecho. La potestas se apoyaba en la autoritas, emanante de unas leyes fuera de las cuales sólo existía la barbarie. Bush quiere ejercer la potestas olvidándose de la autoritas, representada en este caso por la legalidad internacional.” Y hay quienes se ilusionan con que Barack Obama (black mask, white soul) corregirá el rumbo de la nave global.
Idealizada visión del imperio. No obstante, Mendo lamentó en su artículo el chantaje del veto de Estados Unidos en el Consejo de Seguridad de la ONU, reclamando inmunidad (impunidad, aclara) para que sus conciudadanos en misiones de pacificación (militares, aclara) no puedan ser ni siquiera interrogados por la Corte Penal Internacional (CPI), cuya jurisdicción el gobierno de Bush se negó a reconocer, a pesar de su ratificación por un centenar de países, incluidos los de la Unión Europea.
Mendo recordó las palabras de Harry Truman a los delegados reunidos en San Francisco, un año después de autorizar el holocausto atómico en Hiroshima y Nagasaki: “Todos tenemos que reconocer, no importa lo grande de nuestra fortaleza, que debemos negarnos el derecho abusivo de hacer siempre lo que nos plazca…” (sic, 26 de junio de 1946).
En próximas entregas trataremos acerca del doble rasero de la CPI, tribunal supranacional de justicia que asegura inspirarse en el espíritu de Nuremberg que juzgó los crímenes de guerra de los nazis, pero que es incapaz de juzgar los de Israel en Palestina. Que juzgó y condenó los cometidos en Ruanda y la antigua Yugoslavia, en tanto silencia el genocidio de Estados Unidos en Irak y Afganistán. Que ordena la captura de Omar el Bashir, y piensa que Álvaro Uribe, el cristiano presidente de Colombia, cuenta con menos experiencia genocida que el islamita presidente de Sudán.
Alejandro Nadal: Maíz transgénico, funcionarios delincuentes
Si los primeros ideales responden a principios generales de amplio consenso, los segundos obedecerían a situaciones individuales, o de circunstancias. Pero en ambas dimensiones de la subjetividad, el rasgado de vestiduras. Expresión usada en todas las épocas, el acto de rasgar las vestiduras aparece en varios pasajes del Antiguo y el Nuevo Testamentos, y con particular dramatismo a la hora en que Jesús fue llevado ante el sumo sacerdote.
“¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito? Y Jesús le dijo: Yo soy… Entonces el sumo sacerdote, ‘rasgando su vestidura’, dijo: ¿Qué más necesidad tenemos de testigos?...” (Marcos, 14: 61-63). El rasgado de vestiduras simboliza el acto inapelable y arbitrario del poder que, en abierto desafío a la ley judaica (que exige al menos dos testigos para condenar a un acusado), ha tenido como actores a quienes suelen erigirse en custodios espirituales o intelectuales de ciertas ideas políticas, o de un orden social que por lo general resulta injusto.
El pensamiento crítico moderno lleva medio milenio tratando de precisar y subsanar las incongruencias y contrasentidos de leyes que niegan el derecho cabalmente entendido. La ley del más fuerte y el rasgado de vestiduras (la doble moral) continúan imponiéndose al momento de dictar justicia.
Los vencedores de la Segunda Guerra Mundial redactaron la Carta de San Francisco, hermoso texto que llevó a la creación de las Naciones Unidas (ONU, 1946). La carta consagró los ideales de cooperación entre los pueblos y representó un esfuerzo de lucidez raras veces visto para avanzar en la concreción del derecho y la justicia internacional. Sin embargo, medio siglo después, la humanidad se pregunta si la ONU tendrá algo más que ofrecer, fuera del rasgado de vestiduras.
Genocidios institucionalizados, masacres rutinarias, concentración voraz de la riqueza, injusticias de toda índole, destrucción sistemática de la naturaleza. Gólgotas de la impiedad programada por los sumos sacerdotes, a quienes jamás importa si los crímenes tienen uno o más testigos, pues, a más de filmarse en tiempo real, se los transmite en horarios plus a teleaudiencias totalmente desconcertadas, impotentes y confusas.
Hace unos años, el periodista español Carlos Mendo publicó en El País un artículo muy interesante intitulado Una decisión poco americana (6/7/02). Admirador de Estados Unidos, Mendo trajo a cuento la reunión celebrada entre John F. Kennedy y Harold Macmillan en Bermudas (1963). Kennedy preguntó al premier británico qué futuro jugaría el Reino Unido en el mundo, tras la pérdida del imperio. Macmillan contestó: Sólo aspiramos a ser lo que Grecia fue para Roma, descontando que en el mundo moderno Estados Unidos ya ejercía el protagonismo que el Imperio Romano tuvo en el antiguo.
“Macmillan –concluye Mendo–… no habría podido dar la misma respuesta a George W. Bush porque la fortaleza romana se basaba no sólo en el poderío de sus legiones, sino en la fuerza del derecho. La potestas se apoyaba en la autoritas, emanante de unas leyes fuera de las cuales sólo existía la barbarie. Bush quiere ejercer la potestas olvidándose de la autoritas, representada en este caso por la legalidad internacional.” Y hay quienes se ilusionan con que Barack Obama (black mask, white soul) corregirá el rumbo de la nave global.
Idealizada visión del imperio. No obstante, Mendo lamentó en su artículo el chantaje del veto de Estados Unidos en el Consejo de Seguridad de la ONU, reclamando inmunidad (impunidad, aclara) para que sus conciudadanos en misiones de pacificación (militares, aclara) no puedan ser ni siquiera interrogados por la Corte Penal Internacional (CPI), cuya jurisdicción el gobierno de Bush se negó a reconocer, a pesar de su ratificación por un centenar de países, incluidos los de la Unión Europea.
Mendo recordó las palabras de Harry Truman a los delegados reunidos en San Francisco, un año después de autorizar el holocausto atómico en Hiroshima y Nagasaki: “Todos tenemos que reconocer, no importa lo grande de nuestra fortaleza, que debemos negarnos el derecho abusivo de hacer siempre lo que nos plazca…” (sic, 26 de junio de 1946).
En próximas entregas trataremos acerca del doble rasero de la CPI, tribunal supranacional de justicia que asegura inspirarse en el espíritu de Nuremberg que juzgó los crímenes de guerra de los nazis, pero que es incapaz de juzgar los de Israel en Palestina. Que juzgó y condenó los cometidos en Ruanda y la antigua Yugoslavia, en tanto silencia el genocidio de Estados Unidos en Irak y Afganistán. Que ordena la captura de Omar el Bashir, y piensa que Álvaro Uribe, el cristiano presidente de Colombia, cuenta con menos experiencia genocida que el islamita presidente de Sudán.
Alejandro Nadal: Maíz transgénico, funcionarios delincuentes
En la historia de la tecnología hay muchos ejemplos de innovaciones que marcaron trayectorias decadentes y peligrosas. La industria nuclear es desde luego uno de los mejores ejemplos. Pero la biotecnología molecular no se queda atrás.
La tecnología agrícola basada en organismos genéticamente modificados ha desembocado en un callejón sin salida. Los argumentos que se adelantan para justificarla son falsos. Ni es más productiva, ni es más barata, ni es más amistosa con el medio ambiente. Tampoco es claro que sea inocua para la salud humana, pues aún en esa dimensión hay una gran polémica en la comunidad científica.
Pero todo ese debate no le importa a las compañías de biotecnología. Su objetivo es la rentabilidad y para ello necesitan obtener el control del proceso de producción que existe en el campo. Este proceso de producción, por muchas razones, se resiste desde hace 500 años a someterse por completo a la lógica del capital. Hoy, en plena crisis, las compañías de biotecnología molecular necesitan implantarse de lleno en el campo mexicano.
Pero enfrentan un obstáculo. La legislación mexicana que ellas mismas diseñaron contiene un artículo que obliga a establecer un régimen de protección especial para el maíz, antes de proceder a la siembra de grano transgénico. Para darle la vuelta a este mandato y poder implantar y consolidar el maíz transgénico en el campo mexicano, las empresas de biotecnología han necesitado la ayuda de los funcionarios públicos en las secretarías competentes.
Hoy la conducta de las autoridades de Sagarpa y Semarnat lo confirma una vez más. El pasado viernes el gobierno federal publicó en el Diario Oficial una serie de reformas al reglamento de la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados (LBOGM). El decreto pretende formalizar el inicio de la desregulación del cultivo de maíz transgénico en México. Es un golpe sucio que en su momento recibirá la respuesta adecuada de la sociedad civil.
Desde que se publicó la LBOGM hemos denunciado sus contradicciones, su subordinación a las grandes corporaciones y el estado de indefensión en el que queda el pueblo de México y el medio ambiente. Pero esa misma ley contiene (artículo 2, fracción XI) la obligación de establecer un régimen de protección especial para el maíz.
En un primer intento de engaño, el gobierno emitió un reglamento a la LBOGM en el que se relegaba esa obligación a un artículo vacío. En efecto, el último artículo del reglamento decía, simple y llanamente, que el régimen de protección del maíz se conformaría por disposiciones jurídicas que establecería la autoridad. Es decir, se admitía claramente que el régimen de protección especial no existía en el reglamento.
Posteriormente, el titular de la Sagarpa intentó un golpe de mano con un acuerdo administrativo que contenía una simulación de régimen de protección. El acuerdo era además inconstitucional. Y como le cayó una lluvia de críticas, la Sagarpa cambió de táctica.
La Comisión Federal de Mejora Regulatoria (Cofemer) le aconsejó a la Sagarpa que era preferible incluir el régimen de protección especial en el reglamento de la LBOGM en lugar de relegarlo a un simple acto administrativo. En su dictamen, la Cofemer le señaló a la Sagarpa que era preferible esa vía porque la observancia del simple acto administrativo podría interpretarse como potestativa, algo contrario al objetivo de una ley.
Pero ahora que sale publicado el decreto con las reformas al reglamento, podemos observar que el régimen de protección especial del maíz ha desaparecido por completo. Han culminado tres años de manipulación y engaños. Pero la propia Cofemer queda en entredicho porque la simulación nunca había sido tan descarada. Su dictamen señala que es preferible llevar el régimen de protección especial del maíz al reglamento debido a la necesidad de emitir principios de observancia general, impersonales, objetivos y obligatorios, que resultan necesarios para aplicar la LBOGM. Pues bien, la Cofemer debió rechazar el decreto porque en el mismo el régimen de protección especial sencillamente ha desaparecido.
El lobby de las empresas de biotecnología y sus amigos en el gobierno deben estar de plácemes. Sienten que lograron su objetivo, abrir el camino a la desregulación del maíz transgénico.
Deben recordar lo siguiente. Los funcionarios que firman el decreto del 6 de marzo reformando el reglamento de la Ley de Bioseguridad se han colocado de lleno en el supuesto del artículo 216 del Código Penal Federal: “Cometen el delito de coalición de servidores públicos los que teniendo tal carácter se coaliguen para tomar medidas contrarias a una ley o reglamento, impedir su ejecución (…)”. Ese delito se castiga con una pena de dos a siete años de prisión. Es la pena que deberán purgar por violar el orden jurídico federal que alguna vez juraron hacer cumplir. Es la pena por los daños irreversibles que podrían provocar en el campo mexicano.
La tecnología agrícola basada en organismos genéticamente modificados ha desembocado en un callejón sin salida. Los argumentos que se adelantan para justificarla son falsos. Ni es más productiva, ni es más barata, ni es más amistosa con el medio ambiente. Tampoco es claro que sea inocua para la salud humana, pues aún en esa dimensión hay una gran polémica en la comunidad científica.
Pero todo ese debate no le importa a las compañías de biotecnología. Su objetivo es la rentabilidad y para ello necesitan obtener el control del proceso de producción que existe en el campo. Este proceso de producción, por muchas razones, se resiste desde hace 500 años a someterse por completo a la lógica del capital. Hoy, en plena crisis, las compañías de biotecnología molecular necesitan implantarse de lleno en el campo mexicano.
Pero enfrentan un obstáculo. La legislación mexicana que ellas mismas diseñaron contiene un artículo que obliga a establecer un régimen de protección especial para el maíz, antes de proceder a la siembra de grano transgénico. Para darle la vuelta a este mandato y poder implantar y consolidar el maíz transgénico en el campo mexicano, las empresas de biotecnología han necesitado la ayuda de los funcionarios públicos en las secretarías competentes.
Hoy la conducta de las autoridades de Sagarpa y Semarnat lo confirma una vez más. El pasado viernes el gobierno federal publicó en el Diario Oficial una serie de reformas al reglamento de la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados (LBOGM). El decreto pretende formalizar el inicio de la desregulación del cultivo de maíz transgénico en México. Es un golpe sucio que en su momento recibirá la respuesta adecuada de la sociedad civil.
Desde que se publicó la LBOGM hemos denunciado sus contradicciones, su subordinación a las grandes corporaciones y el estado de indefensión en el que queda el pueblo de México y el medio ambiente. Pero esa misma ley contiene (artículo 2, fracción XI) la obligación de establecer un régimen de protección especial para el maíz.
En un primer intento de engaño, el gobierno emitió un reglamento a la LBOGM en el que se relegaba esa obligación a un artículo vacío. En efecto, el último artículo del reglamento decía, simple y llanamente, que el régimen de protección del maíz se conformaría por disposiciones jurídicas que establecería la autoridad. Es decir, se admitía claramente que el régimen de protección especial no existía en el reglamento.
Posteriormente, el titular de la Sagarpa intentó un golpe de mano con un acuerdo administrativo que contenía una simulación de régimen de protección. El acuerdo era además inconstitucional. Y como le cayó una lluvia de críticas, la Sagarpa cambió de táctica.
La Comisión Federal de Mejora Regulatoria (Cofemer) le aconsejó a la Sagarpa que era preferible incluir el régimen de protección especial en el reglamento de la LBOGM en lugar de relegarlo a un simple acto administrativo. En su dictamen, la Cofemer le señaló a la Sagarpa que era preferible esa vía porque la observancia del simple acto administrativo podría interpretarse como potestativa, algo contrario al objetivo de una ley.
Pero ahora que sale publicado el decreto con las reformas al reglamento, podemos observar que el régimen de protección especial del maíz ha desaparecido por completo. Han culminado tres años de manipulación y engaños. Pero la propia Cofemer queda en entredicho porque la simulación nunca había sido tan descarada. Su dictamen señala que es preferible llevar el régimen de protección especial del maíz al reglamento debido a la necesidad de emitir principios de observancia general, impersonales, objetivos y obligatorios, que resultan necesarios para aplicar la LBOGM. Pues bien, la Cofemer debió rechazar el decreto porque en el mismo el régimen de protección especial sencillamente ha desaparecido.
El lobby de las empresas de biotecnología y sus amigos en el gobierno deben estar de plácemes. Sienten que lograron su objetivo, abrir el camino a la desregulación del maíz transgénico.
Deben recordar lo siguiente. Los funcionarios que firman el decreto del 6 de marzo reformando el reglamento de la Ley de Bioseguridad se han colocado de lleno en el supuesto del artículo 216 del Código Penal Federal: “Cometen el delito de coalición de servidores públicos los que teniendo tal carácter se coaliguen para tomar medidas contrarias a una ley o reglamento, impedir su ejecución (…)”. Ese delito se castiga con una pena de dos a siete años de prisión. Es la pena que deberán purgar por violar el orden jurídico federal que alguna vez juraron hacer cumplir. Es la pena por los daños irreversibles que podrían provocar en el campo mexicano.
Desempleo: reorientar las prioridades
La empresa de recursos humanos Manpower anticipó ayer que en el primer semestre de este año se perderán al menos 500 mil empleos formales –cifra muy superior a los 325 mil despidos que el Banco de México anticipó para todo el año–, toda vez que una quinta parte de las compañías que operan en el país planean recortar personal en meses próximos, mientras solamente 13 por ciento contemplan realizar contrataciones. Por su parte, la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz informó que durante el mes pasado la comercialización de autos nuevos sufrió una caída cercana a 30 por ciento, en tanto que la exportación y la producción se redujeron en 44.6 y 38.2 por ciento, respectivamente, retrocesos que colocan a ese sector en los mismos niveles de 1995. Un reflejo de esta situación es la pérdida de 7 mil puestos de trabajo, que según cifras dadas a conocer ayer mismo registró la industria de autopartes entre enero y febrero.
Estos datos son indicativos de un panorama económico devastador que amenaza con rebasar, por mucho, las de por sí desalentadoras proyecciones oficiales, y en el que se conjugan los retrasos históricos que arrastra el país en materia económica y social –que mantienen a la mayoría de la población en un estado de crisis permanente desde hace décadas– con una severa contracción del mercado mundial: por ello, los sectores de la economía tradicionalmente asociados con las exportaciones –como la industria automotriz–, para los que la devaluación de la moneda nacional habría supuesto alguna ventaja en otro momento, ahora padecen los estragos de una caída en la demanda del exterior y su problemática se suma a la que enfrentan cientos de empresas pequeñas y medianas por la caída en las ventas, el incremento en el costo de los insumos y el encarecimiento del crédito.
La ausencia de signos visibles de recuperación hace suponer que, al corto plazo, el marcado laboral experimentará contracciones mayores a las de hasta ahora. Ante esta situación, que prefigura un deterioro generalizado de las condiciones de vida, un aumento en el sufrimiento de amplias franjas de la población por todo el país y el riesgo de la aparición de escenarios de descontento e ingobernabilidad, es claro que la atención gubernamental no debe mantenerse centrada, como hasta ahora, primordialmente en el combate a la delincuencia, sino tendría que ser redirigida hacia el área económica, pues en ella se ubica la mayor de las emergencias que enfrenta el país. Si la criminalidad afecta a un amplio porcentaje de la población, los descalabros de la economía ejercen sus efectos devastadores en un universo demográfico mucho mayor.
Una consideración adicional por la cual el gobierno tendría que invertir el orden de sus prioridades es el hecho de que los fenómenos delictivos son, a fin de cuentas, expresiones de una descomposición social que se gesta, en primer término, en la economía. Es inevitable suponer, por ejemplo, que un porcentaje de quienes perderán su empleo en los meses siguientes acabará por engrosar las filas del aparato delictivo en alguna de sus modalidades. Al día de hoy, de hecho, el narcotráfico no sólo genera en el país utilidades por 25 mil millones de dólares, a decir de las autoridades estadunidenses, sino que da empleo cuando menos a medio millón de personas (campesinos depauperados, en su mayoría), según la Sedena.
Es impostergable la necesidad de que el gobierno federal abra los ojos a la realidad económica y social del país, y avance en el diseño y la aplicación de medidas eficaces para paliar los efectos de la crisis actual, a fin de reactivar la economía interna y generar empleos en la escala que se requiere. Un primer paso tendría que ser el reconocimiento de la inviabilidad del modelo económico vigente –generador inexorable de criminalidad– y la reorientación del gasto público hacia la construcción de infraestructura y el restablecimiento de mecanismos de bienestar social. Porque si hoy se permite que se profundicen las condiciones de tragedia social en que se gesta la delincuencia, no habrá política de seguridad, ni policía ni presupuesto que alcancen para derrotarla.
La empresa de recursos humanos Manpower anticipó ayer que en el primer semestre de este año se perderán al menos 500 mil empleos formales –cifra muy superior a los 325 mil despidos que el Banco de México anticipó para todo el año–, toda vez que una quinta parte de las compañías que operan en el país planean recortar personal en meses próximos, mientras solamente 13 por ciento contemplan realizar contrataciones. Por su parte, la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz informó que durante el mes pasado la comercialización de autos nuevos sufrió una caída cercana a 30 por ciento, en tanto que la exportación y la producción se redujeron en 44.6 y 38.2 por ciento, respectivamente, retrocesos que colocan a ese sector en los mismos niveles de 1995. Un reflejo de esta situación es la pérdida de 7 mil puestos de trabajo, que según cifras dadas a conocer ayer mismo registró la industria de autopartes entre enero y febrero.
Estos datos son indicativos de un panorama económico devastador que amenaza con rebasar, por mucho, las de por sí desalentadoras proyecciones oficiales, y en el que se conjugan los retrasos históricos que arrastra el país en materia económica y social –que mantienen a la mayoría de la población en un estado de crisis permanente desde hace décadas– con una severa contracción del mercado mundial: por ello, los sectores de la economía tradicionalmente asociados con las exportaciones –como la industria automotriz–, para los que la devaluación de la moneda nacional habría supuesto alguna ventaja en otro momento, ahora padecen los estragos de una caída en la demanda del exterior y su problemática se suma a la que enfrentan cientos de empresas pequeñas y medianas por la caída en las ventas, el incremento en el costo de los insumos y el encarecimiento del crédito.
La ausencia de signos visibles de recuperación hace suponer que, al corto plazo, el marcado laboral experimentará contracciones mayores a las de hasta ahora. Ante esta situación, que prefigura un deterioro generalizado de las condiciones de vida, un aumento en el sufrimiento de amplias franjas de la población por todo el país y el riesgo de la aparición de escenarios de descontento e ingobernabilidad, es claro que la atención gubernamental no debe mantenerse centrada, como hasta ahora, primordialmente en el combate a la delincuencia, sino tendría que ser redirigida hacia el área económica, pues en ella se ubica la mayor de las emergencias que enfrenta el país. Si la criminalidad afecta a un amplio porcentaje de la población, los descalabros de la economía ejercen sus efectos devastadores en un universo demográfico mucho mayor.
Una consideración adicional por la cual el gobierno tendría que invertir el orden de sus prioridades es el hecho de que los fenómenos delictivos son, a fin de cuentas, expresiones de una descomposición social que se gesta, en primer término, en la economía. Es inevitable suponer, por ejemplo, que un porcentaje de quienes perderán su empleo en los meses siguientes acabará por engrosar las filas del aparato delictivo en alguna de sus modalidades. Al día de hoy, de hecho, el narcotráfico no sólo genera en el país utilidades por 25 mil millones de dólares, a decir de las autoridades estadunidenses, sino que da empleo cuando menos a medio millón de personas (campesinos depauperados, en su mayoría), según la Sedena.
Es impostergable la necesidad de que el gobierno federal abra los ojos a la realidad económica y social del país, y avance en el diseño y la aplicación de medidas eficaces para paliar los efectos de la crisis actual, a fin de reactivar la economía interna y generar empleos en la escala que se requiere. Un primer paso tendría que ser el reconocimiento de la inviabilidad del modelo económico vigente –generador inexorable de criminalidad– y la reorientación del gasto público hacia la construcción de infraestructura y el restablecimiento de mecanismos de bienestar social. Porque si hoy se permite que se profundicen las condiciones de tragedia social en que se gesta la delincuencia, no habrá política de seguridad, ni policía ni presupuesto que alcancen para derrotarla.
Lorenzo Córdova Vianello
Desmontaje institucional
La década pasada supuso un gran esfuerzo de construcción de instituciones que tuvieron la finalidad de impulsar, encauzar y consolidar el cambio democrático en el país. Se trató de una operación lenta y gradual que abarcó los más variados ámbitos de la vida pública y que fue transformando la cara del Estado.
En ocasiones se trató de edificar instituciones nuevas, en otras de transformar las ya existentes. Pero en todos los casos el sentido fue esencialmente el mismo: constituir órganos autónomos e independientes del Poder Ejecutivo, o bien fortalecer a otros poderes para propiciar un equilibrio en el ejercicio del poder estatal y para inyectar confianza, credibilidad e imparcialidad en ciertas funciones públicas que resultaban clave para procesar la democratización del país.
La razón de ser de esa decisión consistía en garantizar que ciertas funciones estratégicas no quedaran a merced de ciertos intereses políticos particulares que las utilizaran instrumentalmente para beneficiarse. Se trató, para decirlo de otra manera, de dotar de autonomía a esos órganos para vacunarlos frente a intereses de parte.
Así, en 1990 se crearon tanto la CNDH como el IFE y el Tribunal Electoral, que proporcionaron mecanismos de garantía y protección de los derechos fundamentales, así como para allanar la vía electoral para procesar pacífica y democráticamente las diferencias políticas.
En 1994 el Poder Judicial se vio sometido a una cirugía mayor que convirtió a la Suprema Corte de Justicia en un auténtico órgano garante de la constitucionalidad y que instituyó al Consejo de la Judicatura Federal como órgano de gobierno y disciplina de la justicia federal.
Ese mismo año se dotó de autonomía al Banco de México, con la finalidad de que decisiones eminentemente técnicas del gobierno económico del país no dependieran de los estados de ánimo de la política.
En ese mismo sentido debe leerse la creación, también en los años 90, de una serie de organismos desconcentrados que fueron dotados de autonomía (como la Comisión Federal de Competencia o la Cofetel).
Esa tarea de construcción institucional continuó en los primeros años de esta década con la creación del IFAI y del Conapred. Hasta el INEGI fue alcanzado por esa tendencia al establecerse hace unos años su estatus de órgano constitucional autónomo.
Sin embargo, en tiempos recientes se ha venido consolidando una tendencia regresiva y contraria a la que inspiró originalmente el surgimiento de esas instituciones. Tal parece que la autonomía, razón de ser de su origen, hoy molesta y es prescindible.
Ello se ha evidenciado en que el nombramiento de los titulares de esos órganos es hoy materia de las más burdas y bajas negociaciones, en las que parece que todo se reduce a repartirse, más o menos equitativamente, el pastel, teniendo en mente los meros intereses particulares de quienes “negocian” los nombramientos y no las cualidades de quienes tendrán en sus manos una responsabilidad de Estado. Prevalecen las cuotas y la búsqueda de correas de transmisión y no la de perfiles que estén a la altura del encargo.
Todo lo anterior es sumamente preocupante si se piensa que en este año deben nombrarse a dos ministros de la SCJN, a cuatro consejeros de la Judicatura Federal, al presidente de la CNDH, al gobernador del Banco de México y a dos comisionados del IFAI.
Ojalá que la propensión que se ha venido asentando y que evidencia una gran mezquindad y cortedad de miras se revierta, aunque parece que el nuevo deporte de quienes hacen política en nuestro país es la deconstrucción de instituciones, y en ese sentido hay pocas esperanzas de que las cosas cambien en el futuro.
Investigador y profesor de la UNAM
Salvador García Soto
Serpientes y Escaleras
Arce y Círigo: los reyes de las despensas
Convertida en enorme y efectiva maquinaria clientelar y manejada como coto de poder y financiamiento, la delegación Iztapalapa, la más pobre y la de mayores problemas en el DF, es también fuente de poder y riqueza. El grupo político de Nueva Izquierda (NI), con el senador René Arce a la cabeza y su hermano el diputado Víctor Hugo Círigo como operador, controlan el principal bastión perredista en la ciudad y están en disputa con otros grupos del PRD que intentan penetrar su coto.
Y en defensa del coto, todo se vale. El reparto de despensas es táctica favorita de Arce y Círigo, y para ello tienen toda una red de distribución y entrega en colonias y distritos de Iztapalapa, donde reparten víveres etiquetados como programas públicos del GDF, a cambio compromisos de voto a favor de precandidatos de NI a diputados y a jefe delegacional, a elegirse el próximo domingo, y en la que es precandidata Silvia Oliva, ex esposa de René Arce.
Un video en poder de esta columna muestra a Círigo en una entrega masiva de despensas, en los primeros días de febrero pasado, en un salón de fiestas de la colonia Santiago Acahualtepec, donde cientos de personas hacen fila y salen con despensas en mano. Círigo aparece dando instrucciones y con él están Eduardo Maya, precandidato de NI a diputado por el distrito 26, donde está la colonia, además de Cuauhtémoc Díaz Tapia, personal de resguardo de la ALDF, y Carlos Hernández, jefe de Unidad de Resguardo de la misma Asamblea, que preside el diputado Círigo.
También se obtuvo copia de uno de los “padrones” utilizados por NI en el reparto de despensas, con datos de personas afiliadas a grupos clientelares de Los Chuchos como “Cristo Rey”, “Cabecitas de Algodón”, “Nueva Vida” o “La Esperanza”, entre otros. A cada persona le piden su credencial de elector y se asienta en el padrón su clave de elector y su número de sección electoral, datos que la ley prohíbe pedir a beneficiarios de programas públicos, porque sólo sirven para uso electoral.
El artículo 38 de la Ley de Desarrollo Social dice que los programas sociales no pueden ser utilizados con fines distintos al desarrollo social. El Código Electoral del DF, en su artículo 26, establece que es obligación de los partidos políticos “abstenerse de realizar afiliaciones forzadas o por medio de dádivas que impliquen un medio de coacción”. Mientras que el Código Penal del DF señala en su articulo 353 penas de prisión y multas a quien: “solicite votos por paga, dádiva o promesa de dinero u otra recompensa”. ¿Se los aplicarán a los reyes de la despensa?
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