Fuente: Vamos a cambiar el Mundo
Olympe y Mary. Grupo de Mujeres Ixchel
Esta fecha sirve para recordar el papel cumplido por un grupo de mujeres que con sus ideas y acciones merecen ser consideradas precursoras de la causa de los derechos humanos de las mujeres
Desde que la francesa Olympe de Gouges fuera guillotinada en 1793 por rebelarse contra el poder y sostener que las mujeres tenían derechos de ciudadanía, han pasado más de trescientos años. Pero sus ideas, que quedaron plasmadas en la célebre Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana de 1791, siguen vigentes.
Como también de alguna manera, el libro Defensa de los Derechos de la Mujer de la escritora inglesa Mary Wollstonecraft, publicado en 1792. El espíritu de ambos documentos sigue inspirando la agenda de los feminismos en el mundo en relación al reconocimiento de los derechos humanos de las mujeres.
Algunos hitos
La evolución del concepto de derechos humanos ha ido acorde con las épocas y los acontecimientos. En 1776 fue recogido por primera vez en la Declaración de los Derechos de Virginia (EE.UU.), y en 1789 en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, fruto de la revolución francesa. En ninguno de estos documentos se consideró a las mujeres.
En los primeros años del siglo XX, al calor de la presencia de los movimientos sufragistas y mucho antes de la existencia de Naciones Unidas, se hacen esfuerzos desde el derecho internacional para legislar sobre aspectos importantes de la vida de las mujeres.
En 1902, en La Haya, se adoptaron convenciones internacionales referidas al matrimonio, divorcio y tutela de menores. Otros acuerdos producidos en 1904, 1910, 1921 y 1933, contenían disposiciones para luchar contra la llamada trata de blancas.
En ese momento, el Pacto de la Sociedad de Naciones, antecesora de Naciones Unidas, pedía que los gobiernos aseguraran mejores condiciones de vida para todas las personas. Este organismo también acordó que la contratación de su personal estaría abierta por igual a hombres y mujeres.
En 1935, se examinaron los aspectos civiles y políticos de la condición de la mujer que llevó a realizar un minucioso estudio sobre el estatus femenino en distintos países. Este proceso se interrumpió con el advenimiento de la Segunda Guerra Mundial.
En América Latina y el Caribe, el tema de la condición jurídica y política de las mujeres constituirá materia de debate en algunos países donde existían organizaciones feministas que luchaban principalmente por la obtención del sufragio, el acceso de las mujeres a una educación igualitaria, y a recibir igual salario por igual trabajo.
En 1923, durante la V Conferencia Panamericana realizada en Santiago de Chile, se acuerda que en todo programa de este organismo se trabaje para abolir aquellas leyes y decretos contrarios a los derechos de las mujeres.
En 1928 es creada la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM) de la Organización de Estados Americanos (OEA). Este organismo dispone medidas para hacer frente a la discriminación por sexo. En 1938 adopta la Convención sobre la nacionalidad de la mujer casada, y en 1948, las Convenciones sobre derechos políticos y civiles de las mujeres. Ha transcurrido un siglo desde que en 1848, en el poblado estadounidense de Séneca Falls, las primeras feministas sentaron las bases para el reconocimiento de sus derechos como mujeres y ciudadanas.
Eleanor, Bernardino y Lutz
Al término de la Segunda Guerra Mundial, la causa de los derechos humanos vuelve a ser preocupación mundial a raíz del drama del genocidio nazi y de la existencia en gran escala de presos políticos y exiliados, En 1948, Naciones Unidas aprueba la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Un hecho poco divulgado es el papel desempeñado por la estadounidense Eleanor Roosevelt, viuda del presidente Franklin Delano Roosevelt, como una de las figuras clave en la elaboración del histórico texto. Roosevelt, encabezó la Comisión de Derechos Humanos de NN. UU. y desde esa posición exigió que se reemplazara la frase “todos los hombres” por “todos los seres humanos”.
La trayectoria humana y política de Eleanor la muestra como una mujer apasionada en la defensa de causas sociales como los derechos de las mujeres y los derechos civiles. Igualmente, es poco conocida la actuación de cuatro mujeres que firmaron la flamante Carta. Nos referimos a la dominicana Minerva Bernardino, la brasilera Bertha Lutz, además de Virginia Gildersleeves de Estados Unidos y Wu Yi-Tang de China. Este célebre cuarteto luchó para que se reconociera a las mujeres en los contenidos de la Carta y por su inclusión en cargos políticos dentro de (NN.UU.)
Años después, Minerva Bernardino contó que la inclusión del término sexo en el artículo 2 de la Declaración, fue una lucha de varios meses. “Yo era delegada plenipotenciaria en ese momento: sólo cuatro mujeres teníamos ese rango, dos de América Latina, Bertha Lutz y yo. Bertha era amiga mía; las otras dos eran de EE. UU. y China. Había otras mujeres que estaban como consejeras de las delegaciones y aunque no firmaron la Carta tuvieron un papel central en la tarea de hacer visible el principio de igualdad dentro del documento. Sí, porque para lograrlo trabajamos intensamente durante tres meses consecutivos”.
Otra de las acciones más tenaces de este grupo al interior de las Naciones Unidas, fue constituir la Comisión Sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer donde Bernardino fue elegida Presidenta de 1953 a 1955. Ella y sus compañeras trabajaron arduamente hasta conseguir que la Comisión incluyera los derechos políticos de las mujeres. La semilla plantada por estas pioneras dará frutos veinte años después en el marco de la Década de la Mujer de NN.UU. (1975-1985).
El primer hecho de importancia en esa década fue el Tribunal Internacional de Crímenes contra las Mujeres celebrado en Bruselas en 1976, una acción organizada por las feministas del norte. Por primera vez, se tipifican de crímenes contra las mujeres los casos de violencia ahí presentados. El resultado de este Tribunal, que consiguió amplia cobertura informativa, fue la creación de la Red Feminista Internacional coordinada por Isis, para acciones de apoyo y solidaridad.
El segundo hecho se da en 1979, cuando la Asamblea de Naciones Unidas aprueba la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer, punto de partida para hablar de derechos humanos al reconocer que “las mujeres siguen siendo objeto de importantes discriminaciones” y que estas discriminaciones “violan los principios de la igualdad de derechos y del respeto de la dignidad humana (…), dificulta la participación de la mujer, en las mismas condiciones que el hombre, en la vida política, social, económica, social y cultural”.
Aunque esta Convención y otros instrumentos internacionales posteriores han servido de apoyo para reconocer que los derechos humanos de las mujeres tienen la misma validez que los derechos humanos en general, las bases internacionales más sólidas se establecieron durante el decenio de 1990, a raíz del ciclo de conferencias internacionales y cumbres mundiales de gobiernos organizadas por Naciones Unidas. La II Conferencia Mundial de Derechos Humanos (Viena, 1993), la IV Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo (El Cairo, 1994) y la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer (Beijing, 1995), fueron decisivas en este sentido.
Tal vez, uno de los logros más importantes de este histórico proceso, sea el enfoque integral que hoy se da a la idea de derechos humanos a partir de la intervención y la presencia de los movimientos de mujeres en los diferentes escenarios internacionales.
SE HACE CAMINO AL ANDAR
Crónica de una movilización mundial
El movimiento internacional por los derechos humanos de las mujeres se cristalizó en torno a la II Conferencia Mundial de Derechos Humanos de Naciones Unidas, realizada en Viena en 1993. Surgió en respuesta a una serie de inquietudes de los feminismos y movimientos sociales de mujeres.
En 1991, dentro del período de preparación de la II Conferencia Mundial de Derechos Humanos, surge la Campaña Mundial por los Derechos Humanos de las Mujeres convocada por una amplia coalición de organizaciones y movimientos de mujeres todo el mundo, con el objetivo de someter a revisión los presupuestos hasta entonces imperantes del concepto de derechos humanos.
Una de las primeras actividades de la Campaña Mundial fue la cruzada para reunir 100 mil firmas pidiendo que en la Conferencia de Viena se “discutiera de una manera integral los derechos humanos de las mujeres a todos los niveles” y se reconociera “la violencia contra las mujeres, como un fenómeno universal que adquiere distintas formas dependiendo de las culturas, razas y clases sociales”. La petición, distribuida en inglés, español y francés por el Center for Women’s Global Leardership, CWGL (Centro para el Liderazgo Global de las Mujeres) y por el Internacional Women`s Tribune Center, IWTC (Centro de la Tribuna Internacional de las Mujeres), comenzó a circular a través de las redes y publicaciones de mujeres.
Uno de los canales que se utilizaron para difundir esta petición fue la Campaña “16 Días de Activismo contra la Violencia hacia las Mujeres”, lanzada ese mismo año por el CWGL. Otros espacios de acción fueron las tres las reuniones preparatorias regionales para la Conferencia de Viena, realizadas en Túnez, San José y Bangkok. En el caso de América Latina y El Caribe, las activistas costarricences organizaron una conferencia sobre derechos humanos que denominaron “La Nuestra” -previa a la reunión regional de San José – donde trabajaron una agenda de 16 puntos con el objetivo de tener un impacto en la Conferencia Mundial de Viena. Esta agenda fue utilizada por mujeres de otras regiones.
Un histórico Tribunal
El Tribunal Mundial de Violaciones contra los Derechos Humanos de las Mujeres, fue una de las principales actividades de la Campaña Mundial por los Derechos Humanos de las Mujeres realizada durante la Conferencia de Viena.
Más allá del impacto y la emoción, la constatación de la universalidad de los atropellos de los derechos humanos de las mujeres a través de 33 testimonios seleccionados de todas partes del mundo, tuvo el efecto de develar un crimen oculto, milenario, global. A través de sus relatos hablaron al mismo tiempo miles de mujeres anónimas, pero que lograron tener un rostro y una voz.
Al término de esta Conferencia que reconoció los derechos de las mujeres como derechos humanos, las activistas decidieron dar continuidad a la Campaña programando una serie de actividades como talleres, reuniones de planificación estratégica, grupos de trabajo, así como audiencias especiales en el espacio de la IV Conferencia Internacional de Población y Desarrollo de El Cairo (1994), la Cumbre Mundial de Desarrollo Social de Copenhague (1995) y la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer de Beijing (1995).
En 1994 durante la Conferencia de El Cairo realizaron una Audiencia sobre Salud Reproductiva y Derechos Humanos basada en el principio que “la salud de las mujeres es un derecho humano”. Mujeres provenientes de seis regiones narraron las violaciones que habían experimentado a través de la esterilización forzada, el embarazo y el matrimonio forzado a una temprana edad, el aborto ilegal y el atropello de la salud sexual y reproductiva de las niñas y mujeres discapacitadas.
La segunda Audiencia denominada Justicia Económica y Derechos Humanos de las Mujeres, tuvo lugar en Copenhague, durante la Cumbre Mundial de Desarrollo (1995). Fue organizada por el CWGL y la Red Alternativas de Desarrollo con las Mujeres para una Nueva Era (DAWN, por sus siglas en inglés), en colaboración con otras organizaciones. Esta Audiencia cuestionó la comprensión tradicional sobre derechos humanos.
La última Audiencia fue el Tribunal Mundial sobre la Rendición de Cuentas respecto de los Derechos Humanos de las Mujeres, realizado el 1 de septiembre de 1995 en el marco del Foro de ONG de la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer de Naciones Unidas (Beijing, 1995). El Tribunal de Beijing como uno de los principales eventos del Foro No Gubernamental, marcó la tónica de las siguientes actividades realizadas en el marco de la IV Conferencia, como la Audiencia Pública Mundial sobre Crímenes contra las Mujeres, coordinada por el Consejo Asiático por los Derechos Humanos de las Mujeres (Asian Women’s Human Rights Council).
El papel cumplido por las redes nacionales y regionales feministas y del movimiento social de mujeres durante la década de 1990, fue decisivo en el largo trayecto que puso en el debate público, la conceptualización tradicional de la doctrina de Derechos Humanos.
Fuentes:
http://www.mujereshoy.com
http://www.cinu.org.mx/onu/documentos/_ciddh.htm
Olympe de Gouges
http://www.mujereshoy.com/secciones/1168.shtml
Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana
http://clio.rediris.es/n31/derechosmujer.pdf
Centro de Documentación de Isis Internacional
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