Publicado el 16 de diciembre de 2010
Por Amy Goodman
A pesar de haberle sido otorgada la libertad bajo fianza, el fundador y editor de WikiLeaks, Julian Assange, permanece detenido en Londres a la espera de los trámites de extradición a Suecia, para responder al pedido de un fiscal de ese país. Formalmente, no se le ha acusado de ningún delito. Sus abogados se enteraron de que en Estados Unidos se confeccionó en secreto la lista de un gran jurado y que es muy probable que se esté preparando una acusación federal.
Al mismo tiempo, políticos y analistas insisten en que Assange debería ser asesinado.
Por ejemplo, el estratega y analista del Partido Demócrata Bob Beckel declaró a Fox Business: “¿Quién resulta dañado por todo esto? El pueblo estadounidense y la seguridad nacional de Estados Unidos. La forma de ocuparse de este tema es muy simple. Tenemos fuerzas especiales. Un muerto no puede filtrar nada. Este hombre es un traidor, es desleal y ha violado todas las leyes de Estados Unidos. No estoy a favor de la pena de muerte, por lo que habría sólo una forma de hacerlo, por fuera de la ley, pegarle un tiro al hijo de puta.”
El congresista republicano de larga data de Nueva York, Peter King, calificó a WikiLeaks de “organización terrorista extranjera.” Afirmó además que la página web “claramente representa un peligro a la seguridad nacional de Estados Unidos en este momento” y agregó: “Esto es incluso peor que un ataque físico a los estadounidenses, es peor que un ataque militar.”
En respuesta, una de las abogadas de Assange en Londres, Jennifer Robinson, dijo: “Obviamente tomamos este tipo de declaraciones públicas muy en serio. Quienes las hacen deberían ser denunciados a la policía por incitación a la violencia.”
Uno de los co-panelistas de Bob Beckel en Fox afirmó que lo que había que hacer era: “cortarle la cabeza a la serpiente”, frase que irónicamente adquirió mayor significado cuando a los pocos días apareció en uno de los cables filtrados. En ese cable, el embajador saudí en Estados Unidos Adel al-Jubeir “recordó que el Rey con frecuencia había exhortado a Estados Unidos a atacar Irán y poner fin de esa manera al programa de armamento nuclear. ‘Él les dijo que le corten la cabeza a la serpiente.’”
Por otra parte, Julian Assange ha obtenido apoyos sorprendentes. El conservador Jack Goldsmith, Profesor de Derecho de la Universidad de Harvard, publicó en su blog: “Me doy cuenta de que estoy de acuerdo con quienes creen que Assange está siendo excesivamente vilipendiado. No resulta obvio cuál es la ley que ha violado; no entiendo por qué están tan enfurecidos con Assange y tan poco con el New York Times.” (WikiLeaks se asoció a varias agencias de noticias, entre ellas el periódico New York Times, para la publicación de sus documentos.)
El Coronel Lawrence Wilkerson, ex jefe de despacho del Secretario de Estado Colin Powell, junto a un grupo de ex funcionarios de gobierno escribieron una carta de apoyo a Assange en la que expresan: “WikiLeaks ha logrado que el genio de la transparencia salga de su oscura botella, y por eso, hay fuerzas poderosas en Estados Unidos, fuerzas que funcionan mejor en secreto, que intentan desesperadamente guardar al genio nuevamente en la botella.”
Lo mismo ocurre con un grupo feminista británico. Dado que el principal motivo que se hizo público para el arresto de Assange se relaciona con un interrogatorio en Suecia por presuntos delitos sexuales, Katrin Axelsson, del grupo Women Against Rape escribió en una carta al periódico británico The Guardian: “Muchas mujeres de Suecia e Inglaterra nos preguntamos acerca de la inusual vehemencia con la que se persigue a Julian Assange por denuncias de violación. A las mujeres no nos agrada ver cómo se utilizan nuestras demandas de seguridad para otros fines, mientras que en el mejor de los casos las violaciones siguen siendo ignoradas, y en el peor, incluso encubiertas.”
En una columna de opinión publicada en el periódico The Australian poco después de su arresto, Julian Assange señala que en el Departamento de Estado estadounidense hay un coro de voces que dice: ‘¡Arriesgarás vidas! ¡La Seguridad Nacional! ¡Pondrás en riesgo a los soldados!’ con la publicación de esa información; y ‘después dicen que no hay nada importante en lo que publica WikiLeaks. O una cosa, o la otra.’”
En declaraciones para la televisión australiana Assange dijo: “Mis convicciones son firmes. Sigo fiel a los ideales que he expresado y si algo creció durante este proceso, es mi certeza de que los mismos son verdaderos y correctos.”
Los trámites de extradición son complejos y llevan tiempo. Por ese motivo, WikiLeaks, que no es solamente Julian Assange, sino una red de personas y servidores distribuida geográficamente, ha prometido continuar facilitando la publicación de documentos de gobiernos y corporaciones. El Departamento de Justicia de Estados Unidos, si abre una causa, tendrá que responder a esta pregunta: Si WikiLeaks es una organización delictiva, ¿qué serían sus socios mediáticos como el New York Times?
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Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.© 2010 Amy GoodmanTexto en inglés traducido por Fernanda Gerpe, Gabriela Díaz Cortez y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.orgAmy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 650 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 250 en español. Es co-autora del libro "Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos", editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
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