José Antonio Crespo
Muchos temen —no sin fundamento— que un retorno del PRI al poder en 2012 representará el fin del actual ensayo democrático en México, que implicará una regresión autoritaria. Así lo dijo también, de modo enfático, Felipe Calderón al celebrar su cuarto año de gobierno: “México no se merece... la tragedia de regresar a lo antiguo, a lo autoritario, a lo irresponsable, porque eso significa pobreza, corrupción, negación o simulación de la libertad y el derecho” (28/Nov/10). Y en efecto, el PRI no se ha renovado en lo más mínimo, salvo en resolver su gobernabilidad interna sin el vértice presidencial.
No hay más que ver a sus gobernadores, sus métodos, su corrupción, su impunidad, su tradicional cinismo, para saberlo. Quién sabe dónde está la nueva generación priísta que ve Vicente Fox, y que —según él— hace política de otra forma. Sin embargo, 45% de mexicanos no considera que el regreso del PRI implique una regresión (Excélsior, 6/dic). Suficientes electores para regresar a Los Pinos. Y eso de que en estos años de panismo se ha avanzado significativamente, como asegura Felipe, no está nada claro, por lo siguiente:
A) Una de las promesas permanentes del PAN desde su fundación fue el combate a la corrupción y a la impunidad, males endémicos de nuestra historia. ¿De verdad los gobernantes panistas han sido honestos según el paradigma de sus fundadores e ideólogos? No precisamente. Hay muchas historias documentadas de corrupción azul como para llegar a esa conclusión. Los panistas, una vez en el poder, cayeron en lo mismo que criticaron por décadas; la transición les “hizo justicia”. Tampoco los gobiernos panistas llamaron a cuentas a nadie ni propios ni extraños.
B) El IFE, joya de la democratización, perdió su consenso básico en 2003, y con ello su credibilidad esencial. No fue culpa sólo del PAN, pero pudo haberlo evitado. El blanquiazul aceptó los términos del PRI a cambio de una reforma fiscal que nunca llegó.
C) Desde el poder, Vicente Fox utilizó el Estado para perseguir políticamente a la oposición perredista —a su precandidato—, rompiendo con ello una de las reglas fundamentales de la democracia. Así lo reconoció recientemente, al admitir que “cargó los dados” en la elección de 2006. A confesión de parte… La Fepade, si sirviera de algo, tendría que iniciar una investigación.
D) En ese año, la democracia electoral sufrió un grave tropiezo. El resultado careció de certeza (aun en documentos oficiales) y se rompió el consenso electoral (pues la mitad de los ciudadanos no validó el triunfo de Calderón). El PAN y Calderón pudieron haber aceptado la mayor revisión posible de las actas, justo para despejar dudas e imprimir certeza al resultado. Pero prefirieron ganar con una menguada legitimidad que arriesgar la victoria (igual que hacían los priístas, ninguna diferencia). Evidentemente, eso no es avance democrático, sino retroceso.
F) Es cierto que la libertad de expresión logró mayores espacios en estos años, pero más a nivel capitalino (en los llamados “medios nacionales”), pues, con excepciones, en los estados las cosas siguen como antes, aun en los no son gobernados por el PRI. Y por otro lado, la concentración televisiva, eje ideológico del régimen priísta, no sólo no se ha reformado, sino que incluso se ha fortalecido bajo los gobiernos panistas. El cambio fundamental es que antes esos poderes eran “soldados del Presidente”, y ahora los presidentes se comportan como soldados de los consorcios.
G) Los gobernadores recobraron poder y autonomía, pero sin la contraparte de rendir cuentas ni dentro (pues controlan todas las instancias de poder estatal) ni frente al gobierno federal, que se niega a utilizar instrumentos de rendición de cuentas frente a los gobernadores. Resultado: no una república federal, sino una república feudal.
H) Finalmente viene la transparencia, el logro más sonado de los gobiernos panistas, pero justo el actual gobierno, le ha metido zancadillas al IFAI, no sólo al desobedecer sus fallos, sino al adjudicar otras instancias por arriba del IFAI, sin ningún asidero legal para ello. El PAN boicoteando sus propios logros. No, la regresión autoritaria no debe esperar al PRI, ya inició.
cres5501@hotmail.com Investigador del CIDE
No hay más que ver a sus gobernadores, sus métodos, su corrupción, su impunidad, su tradicional cinismo, para saberlo. Quién sabe dónde está la nueva generación priísta que ve Vicente Fox, y que —según él— hace política de otra forma. Sin embargo, 45% de mexicanos no considera que el regreso del PRI implique una regresión (Excélsior, 6/dic). Suficientes electores para regresar a Los Pinos. Y eso de que en estos años de panismo se ha avanzado significativamente, como asegura Felipe, no está nada claro, por lo siguiente:
A) Una de las promesas permanentes del PAN desde su fundación fue el combate a la corrupción y a la impunidad, males endémicos de nuestra historia. ¿De verdad los gobernantes panistas han sido honestos según el paradigma de sus fundadores e ideólogos? No precisamente. Hay muchas historias documentadas de corrupción azul como para llegar a esa conclusión. Los panistas, una vez en el poder, cayeron en lo mismo que criticaron por décadas; la transición les “hizo justicia”. Tampoco los gobiernos panistas llamaron a cuentas a nadie ni propios ni extraños.
B) El IFE, joya de la democratización, perdió su consenso básico en 2003, y con ello su credibilidad esencial. No fue culpa sólo del PAN, pero pudo haberlo evitado. El blanquiazul aceptó los términos del PRI a cambio de una reforma fiscal que nunca llegó.
C) Desde el poder, Vicente Fox utilizó el Estado para perseguir políticamente a la oposición perredista —a su precandidato—, rompiendo con ello una de las reglas fundamentales de la democracia. Así lo reconoció recientemente, al admitir que “cargó los dados” en la elección de 2006. A confesión de parte… La Fepade, si sirviera de algo, tendría que iniciar una investigación.
D) En ese año, la democracia electoral sufrió un grave tropiezo. El resultado careció de certeza (aun en documentos oficiales) y se rompió el consenso electoral (pues la mitad de los ciudadanos no validó el triunfo de Calderón). El PAN y Calderón pudieron haber aceptado la mayor revisión posible de las actas, justo para despejar dudas e imprimir certeza al resultado. Pero prefirieron ganar con una menguada legitimidad que arriesgar la victoria (igual que hacían los priístas, ninguna diferencia). Evidentemente, eso no es avance democrático, sino retroceso.
F) Es cierto que la libertad de expresión logró mayores espacios en estos años, pero más a nivel capitalino (en los llamados “medios nacionales”), pues, con excepciones, en los estados las cosas siguen como antes, aun en los no son gobernados por el PRI. Y por otro lado, la concentración televisiva, eje ideológico del régimen priísta, no sólo no se ha reformado, sino que incluso se ha fortalecido bajo los gobiernos panistas. El cambio fundamental es que antes esos poderes eran “soldados del Presidente”, y ahora los presidentes se comportan como soldados de los consorcios.
G) Los gobernadores recobraron poder y autonomía, pero sin la contraparte de rendir cuentas ni dentro (pues controlan todas las instancias de poder estatal) ni frente al gobierno federal, que se niega a utilizar instrumentos de rendición de cuentas frente a los gobernadores. Resultado: no una república federal, sino una república feudal.
H) Finalmente viene la transparencia, el logro más sonado de los gobiernos panistas, pero justo el actual gobierno, le ha metido zancadillas al IFAI, no sólo al desobedecer sus fallos, sino al adjudicar otras instancias por arriba del IFAI, sin ningún asidero legal para ello. El PAN boicoteando sus propios logros. No, la regresión autoritaria no debe esperar al PRI, ya inició.
cres5501@hotmail.com Investigador del CIDE
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