#2deoctubre
A
46 años de la noche de Tlatelolco, los universitarios siguen en las
calles. Exigen justicia, seguridad, mejor educación. Han sido aquejados
históricamente por la falta de apertura por parte de los gobiernos, sin
embargo, en esta ocasión la autoridad se abre al diálogo
Jueves 2 de octubre de 2014
"Existió, creo yo, un uso excesivo de la fuerza. La respuesta de los
elementos policiales no fue proporcional, por lo contrario, fue desmedida". Iñaki Blanco. Procurador del Estado
En lo que va del semestre, los estudiantes solo están cursando dos materias,
escenario que se ha repetido cada año
"Es muy complicado ya que no tenemos maestros que nos den cátedra, cuando
llegan a dar clases es a mediados o al final del semestre y eso nos reduce el
aprovechamiento escolar, aparte de que las instalaciones son pésimas" Arturo Moreno Estudiante
"Hemos sido flexibles con las autoridades que están en nuestra universidad,
la cual siempre nos traen con lo mismo, es por eso que venimos a manifestarlo
y a exigir lo que nos corresponde". Yovani Estrada.Estudiante
"Hagamos que esta movilización que ustedes han realizado, tenga como nunca
en la historia de este país, una respuesta inmediata a favor de todos
ustedes". Miguel Ángel Osorio Chong. Secretario de Gobernación
Quieren la cancelación total del reglamento interno, la destitución de la
directora y el cese de pensiones vitalicias de exdirectores del IPN
En
la víspera del aniversario 46 de la matanza del 2 de octubre en la
Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, los estudiantes volvieron a
ser noticia.
Represión y abuso de la fuerza policial contra los normalistas de Ayotzinapa, en Guerrero, que ahora exigen justicia.
Denuncias de alumnos de la Facultad de Estudios Superiores (FES) y del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Naucalpan, que ante los constantes asaltos piden seguridad.
Bloqueo de carreteras por parte de estudiantes de la Universidad Mexiquense del Bicentenario, en el Estado de México, que se quejan del bajo nivel académico que ofrece la institución.
Y una marcha de alumnos del Instituto Politécnico Nacional (IPN) hacia la Secretaría de Gobernación, que exigieron la renuncia de la directora y protestaron contra reglamento interno y el plan de estudios.
A casi medio siglo de aquella emblemática protesta estudiantil, los jóvenes siguen en las calles. Marchando con el puño en alto. Exigiendo ser escuchados. Como si la efervescencia de esa manifestación en 1968 regresara del pasado para sacarle la vuelta al olvido.
La aguerrida Ayotzinapa
Los cimientos de la escuela Normal Rural de Ayotzinapa, en Guerrero, parecen estar hechos de protestas y represión.
Fundada en 1926 para que los hijos de los campesinos de las zonas más pobres del estado tuvieran acceso a la educación, esta institución tiene una larga historia de luchas y confrontaciones.
La más reciente sucedió el viernes 26 de septiembre, cuando un grupo de alumnos organizaron una colecta de recursos en Iguala. El dinero lo querían para financiar su viaje a la Ciudad de México y participar en la marcha conmemorativa de la masacre del 2 de octubre de 1968.
Sin embargo, las cosas dieron un inesperado y trágico giro.
Las autoridades aseguran que los estudiantes secuestraron camiones. Los normalistas sostienen que no. Lo cierto es que esos autobuses fueron baleados por policías municipales y todo se salió de control.
Luego, cuando los estudiantes denunciaban la agresión de los uniformados en una rueda de prensa, un grupo de civiles se apostó en la acera de enfrente y disparó contra ellos.
En total, ese día hubo cuatro normalistas muertos, 25 heridos, 56 se reportaron como desaparecidos y 22 policías fueron detenidos.
“Es indudable que existió, creo yo, un uso excesivo de la fuerza. La respuesta de los elementos policiales no fue proporcional, por lo contrario, fue desmedida, no hubo justificación alguna para el uso de armas de fuego”, aseguró el procurador del estado, Iñaki Blanco.
Y es que la relación de esta escuela con la autoridad siempre ha sido ríspida.
En 1941, durante el gobierno de Manuel Ávila Camacho, varios estudiantes fueron apresados bajo cargos de sedición y asociación delictuosa, luego de que el mandatario asegurara que habían agraviado a la bandera nacional, al sustituirla por la bandera rojinegra de la huelga estudiantil.
En 1974, la Normal fue tomada por el Ejército para buscar al guerrillero Lucio Cabañas –quien estudió en esa institución- a quien se acusó de secuestrar a Rubén Figueroa, candidato a gobernador de la entidad.
Otro encontronazo de los normalistas guerrerenses con el gobierno sucedió 30 años después, cuando en 2005 fueron desalojados de un bloqueo que mantenían como protestas para que entregarán más plazas a los egresados del plantel.
En esa ocasión se detuvo a nueve estudiantes, quienes aseguraron haber sido golpeados.
Dos años después, los normalistas protestaban dentro del Congreso estatal cuando fueron desalojados por al menos 500 elementos de la policía antimotines quienes utilizaron toletes y gases lacrimógenos para retirarlos del lugar.
La Organización No Gubernamental en Derechos Humanos Tlachinollan reportó a 230 estudiantes lesionados, 30 detenidos y dos desaparecidos.
En diciembre de 2011, alumnos de la Normal de Ayotzinapa se enfrentaron a policías federales, ministeriales y estatales, que buscaban disolver el bloqueo que mantenían en la Autopista México-Cuernavaca.Ese día, dos estudiantes murieron.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) determinó que hubo violaciones graves a los derechos humanos y las agencias del Sistema de Naciones Unidas (SNU) pidió una investigación por el uso excesivo de fuerza contra los normalistas.
Nada más pasó.
Tras la refriega de este viernes, aún hay 43 normalistas desaparecidos.
Piden calidad educativa
Durante 45 minutos, alumnos de la Universidad Mexiquense Bicentenario bloquearon la carretera México-Toluca para exigir a las autoridades estatales mejores condiciones educativas y que se les asignen maestros para la materia de enfermería.
La semana pasada, los estudiantes de la Unidad de Estudios Superiores de Villa Victoria ya se habían manifestado a las puertas de Palacio de Gobierno para denunciar la insuficiencia de docentes en el plantel, además de graves inconsistencias en materia e infraestructura educativa.
Sin embargo, no fueron escuchados. Entonces, decidieron bloquear la carretera para hacer valer sus demandas.
Denunciaron que los jóvenes del primero, tercero y quinto semestre de la licenciatura en Enfermería no tienen prácticas profesionales, lo que complica su educación y que sean reconocidos por instancias de salud al momento de tratar de insertarse en el campo laboral.
“Es muy complicado ya que no tenemos maestros que nos den cátedra, cuando llegan a dar clases es a mediados o al final del semestre y eso nos reduce el aprovechamiento escolar, aparte de que las instalaciones son pésimas y no tenemos forma para realizar prácticas”, dijo a un medio local el estudiante Arturo Moreno.
Recalcó que estas inconstancias están presentes desde la apertura del plantel, hace más de tres años.
Represión y abuso de la fuerza policial contra los normalistas de Ayotzinapa, en Guerrero, que ahora exigen justicia.
Denuncias de alumnos de la Facultad de Estudios Superiores (FES) y del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Naucalpan, que ante los constantes asaltos piden seguridad.
Bloqueo de carreteras por parte de estudiantes de la Universidad Mexiquense del Bicentenario, en el Estado de México, que se quejan del bajo nivel académico que ofrece la institución.
Y una marcha de alumnos del Instituto Politécnico Nacional (IPN) hacia la Secretaría de Gobernación, que exigieron la renuncia de la directora y protestaron contra reglamento interno y el plan de estudios.
A casi medio siglo de aquella emblemática protesta estudiantil, los jóvenes siguen en las calles. Marchando con el puño en alto. Exigiendo ser escuchados. Como si la efervescencia de esa manifestación en 1968 regresara del pasado para sacarle la vuelta al olvido.
La aguerrida Ayotzinapa
Los cimientos de la escuela Normal Rural de Ayotzinapa, en Guerrero, parecen estar hechos de protestas y represión.
Fundada en 1926 para que los hijos de los campesinos de las zonas más pobres del estado tuvieran acceso a la educación, esta institución tiene una larga historia de luchas y confrontaciones.
La más reciente sucedió el viernes 26 de septiembre, cuando un grupo de alumnos organizaron una colecta de recursos en Iguala. El dinero lo querían para financiar su viaje a la Ciudad de México y participar en la marcha conmemorativa de la masacre del 2 de octubre de 1968.
Sin embargo, las cosas dieron un inesperado y trágico giro.
Las autoridades aseguran que los estudiantes secuestraron camiones. Los normalistas sostienen que no. Lo cierto es que esos autobuses fueron baleados por policías municipales y todo se salió de control.
Luego, cuando los estudiantes denunciaban la agresión de los uniformados en una rueda de prensa, un grupo de civiles se apostó en la acera de enfrente y disparó contra ellos.
En total, ese día hubo cuatro normalistas muertos, 25 heridos, 56 se reportaron como desaparecidos y 22 policías fueron detenidos.
“Es indudable que existió, creo yo, un uso excesivo de la fuerza. La respuesta de los elementos policiales no fue proporcional, por lo contrario, fue desmedida, no hubo justificación alguna para el uso de armas de fuego”, aseguró el procurador del estado, Iñaki Blanco.
Y es que la relación de esta escuela con la autoridad siempre ha sido ríspida.
En 1941, durante el gobierno de Manuel Ávila Camacho, varios estudiantes fueron apresados bajo cargos de sedición y asociación delictuosa, luego de que el mandatario asegurara que habían agraviado a la bandera nacional, al sustituirla por la bandera rojinegra de la huelga estudiantil.
En 1974, la Normal fue tomada por el Ejército para buscar al guerrillero Lucio Cabañas –quien estudió en esa institución- a quien se acusó de secuestrar a Rubén Figueroa, candidato a gobernador de la entidad.
Otro encontronazo de los normalistas guerrerenses con el gobierno sucedió 30 años después, cuando en 2005 fueron desalojados de un bloqueo que mantenían como protestas para que entregarán más plazas a los egresados del plantel.
En esa ocasión se detuvo a nueve estudiantes, quienes aseguraron haber sido golpeados.
Dos años después, los normalistas protestaban dentro del Congreso estatal cuando fueron desalojados por al menos 500 elementos de la policía antimotines quienes utilizaron toletes y gases lacrimógenos para retirarlos del lugar.
La Organización No Gubernamental en Derechos Humanos Tlachinollan reportó a 230 estudiantes lesionados, 30 detenidos y dos desaparecidos.
En diciembre de 2011, alumnos de la Normal de Ayotzinapa se enfrentaron a policías federales, ministeriales y estatales, que buscaban disolver el bloqueo que mantenían en la Autopista México-Cuernavaca.Ese día, dos estudiantes murieron.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) determinó que hubo violaciones graves a los derechos humanos y las agencias del Sistema de Naciones Unidas (SNU) pidió una investigación por el uso excesivo de fuerza contra los normalistas.
Nada más pasó.
Tras la refriega de este viernes, aún hay 43 normalistas desaparecidos.
Piden calidad educativa
Durante 45 minutos, alumnos de la Universidad Mexiquense Bicentenario bloquearon la carretera México-Toluca para exigir a las autoridades estatales mejores condiciones educativas y que se les asignen maestros para la materia de enfermería.
La semana pasada, los estudiantes de la Unidad de Estudios Superiores de Villa Victoria ya se habían manifestado a las puertas de Palacio de Gobierno para denunciar la insuficiencia de docentes en el plantel, además de graves inconsistencias en materia e infraestructura educativa.
Sin embargo, no fueron escuchados. Entonces, decidieron bloquear la carretera para hacer valer sus demandas.
Denunciaron que los jóvenes del primero, tercero y quinto semestre de la licenciatura en Enfermería no tienen prácticas profesionales, lo que complica su educación y que sean reconocidos por instancias de salud al momento de tratar de insertarse en el campo laboral.
“Es muy complicado ya que no tenemos maestros que nos den cátedra, cuando llegan a dar clases es a mediados o al final del semestre y eso nos reduce el aprovechamiento escolar, aparte de que las instalaciones son pésimas y no tenemos forma para realizar prácticas”, dijo a un medio local el estudiante Arturo Moreno.
Recalcó que estas inconstancias están presentes desde la apertura del plantel, hace más de tres años.
“Hemos sido flexibles con las autoridades que están en nuestra
universidad, la cual siempre nos traen con lo mismo, es por eso que
venimos a manifestarlo y a exigir lo que nos corresponde”, denunció
Yovani Estrada, estudiante de quinto semestre.
En lo que va del semestre, los estudiantes solo están cursando dos materias, escenario que se ha repetido cada año.
Una marcha como pocas
Históricamente, los jóvenes universitarios han exigido que el gobierno los escuche. Que se abra al diálogo. Que atienda sus demandas.
El martes, el Gobierno Federal hizo lo inédito.
Miguel Ángel Osorio Chong escuchó a los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN). Se abrió al diálogo. Atendió sus demandas.
“Lo primero que quiero decirles y quiero dejarle en claro a todo el país: reconocemos formalmente su movimiento. Conocemos las causas por las que están aquí hoy presentes, sabemos sus inconformidades y queremos atenderlas de inmediato”, dijo el secretario de Gobernación, en mangas de camisa, parado sobre un improvisado templete afuera de la Segob.
Osorio Chong recibió un pliego petitorio y ofreció solución inmediata. Pidió media hora para dar, ahí, frente a los demandantes, una respuesta.
“Hagamos que esta movilización que ustedes han realizado, tenga como nunca en la historia de este país, una respuesta inmediata a favor de todos ustedes”.
Entonces, los estudiantes hicieron lo inédito.
El vocero, Iván Sarmiento, dijo que no entablarían el diálogo en ese momento.
“Compañeros, yo creo que el movimiento no vino a entablar diálogo en este momento (…) el gobierno no le fija fechas al movimiento estudiantil y nosotros fijamos la fecha del 3 de octubre para la entrega de la solución del pliego petitorio”, exclamó el joven ante la rechifla y los manoteos de sus propios compañeros.
Al final, luego de una marcha que estuvo lejos de los estereotipos de las protestas en la capital –pues no hubo destrozos, ni encapuchados, ni represión policial- los jóvenes hicieron una votación que duró no más de 30 segundos y acordaron acudir de nuevo al lugar mañana viernes.
Quieren la cancelación total y no temporal del reglamento interno, la destitución de la actual directora, Yoloxóchitl Bustamante, la cancelación de los planes de estudio y el cese de pensiones vitalicias de exdirectores del IPN.
Será entonces cuando tendrán su respuesta. No en media hora. No en ese momento. No cuando el gobierno diga.
En lo que va del semestre, los estudiantes solo están cursando dos materias, escenario que se ha repetido cada año.
Una marcha como pocas
Históricamente, los jóvenes universitarios han exigido que el gobierno los escuche. Que se abra al diálogo. Que atienda sus demandas.
El martes, el Gobierno Federal hizo lo inédito.
Miguel Ángel Osorio Chong escuchó a los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN). Se abrió al diálogo. Atendió sus demandas.
“Lo primero que quiero decirles y quiero dejarle en claro a todo el país: reconocemos formalmente su movimiento. Conocemos las causas por las que están aquí hoy presentes, sabemos sus inconformidades y queremos atenderlas de inmediato”, dijo el secretario de Gobernación, en mangas de camisa, parado sobre un improvisado templete afuera de la Segob.
Osorio Chong recibió un pliego petitorio y ofreció solución inmediata. Pidió media hora para dar, ahí, frente a los demandantes, una respuesta.
“Hagamos que esta movilización que ustedes han realizado, tenga como nunca en la historia de este país, una respuesta inmediata a favor de todos ustedes”.
Entonces, los estudiantes hicieron lo inédito.
El vocero, Iván Sarmiento, dijo que no entablarían el diálogo en ese momento.
“Compañeros, yo creo que el movimiento no vino a entablar diálogo en este momento (…) el gobierno no le fija fechas al movimiento estudiantil y nosotros fijamos la fecha del 3 de octubre para la entrega de la solución del pliego petitorio”, exclamó el joven ante la rechifla y los manoteos de sus propios compañeros.
Al final, luego de una marcha que estuvo lejos de los estereotipos de las protestas en la capital –pues no hubo destrozos, ni encapuchados, ni represión policial- los jóvenes hicieron una votación que duró no más de 30 segundos y acordaron acudir de nuevo al lugar mañana viernes.
Quieren la cancelación total y no temporal del reglamento interno, la destitución de la actual directora, Yoloxóchitl Bustamante, la cancelación de los planes de estudio y el cese de pensiones vitalicias de exdirectores del IPN.
Será entonces cuando tendrán su respuesta. No en media hora. No en ese momento. No cuando el gobierno diga.
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