Salvador García Soto
Serpientes y Escaleras
Pasado el foco de las reformas peñanietistas y cuando el país aún espera ver en la realidad el discurso de las bondades de tan profundos cambios constitucionales, en el país estallan, por todos lados y de manera simultánea, conflictos políticos y sociales que, aunque de origen diverso y problemática distinta, en el imaginario colectivo y el sentir político comienzan a confluir en una misma idea: al presidente Enrique Peña Nieto y a su gabinete les tiembla la mano y les está faltando tomar decisiones drásticas para evitar que los problemas se tornen, como ocurre ya en algunos casos, en auténticas crisis.
En unas cuantas horas Guerrero se incendió con los normalistas muertos por el abuso de fuerza policial en Ayotzinapa, mientras una inconformidad mal manejada por la SEP y la dirección del IPN tomaba dimensiones de conflicto y paro estudiantil en el Politécnico que ayer movilizó a miles de alumnos que exigían y lograban un diálogo directo con el secretario de Gobernación. Al mismo tiempo el Ejército mexicano era puesto en el banquillo de los acusados por el caso de Tlatlaya y el escándalo internacional por “ejecuciones sumarias” cometidas hace tres meses, mientras el presidente se veía obligado a declinar una invitación al Senado ante las amenazas y berrinches del PAN.
En todo ese panorama subyace la percepción de un país fuera de control que contrasta notablemente con el “México de oportunidades” que apenas la semana pasada fue a promover el presidente Peña Nieto ante los influyentes inversionistas de Nueva York. Y aun cuando se trata de diferentes problemáticas que atañen a distintos niveles de gobierno, en el ambiente enrarecido flota la idea, tantas veces deslizada desde la cúpula del poder, de que “una vez aprobadas las reformas” se vería realmente “la mano del presidente” en la toma de decisiones y el enfrentamiento de los problemas. A juzgar por el actual escenario convulso esa mano aún no se siente.
Porque si bien el de los jóvenes muertos en Iguala, Guerrero, es un conflicto que se suma a la larga cadena de yerros, ineptitudes y vacíos de autoridad del gobernador Angel Aguirre, la pregunta es si lo único que puede hacer el Presidente de la República, ante el nivel de caos en una entidad sacudida por conflictos sociales y penetrada por el narcotráfico, es cancelar una gira de trabajo, cuando la ausencia del gobernador raya en la ingobernabilidad.
En el conflicto del IPN es claro que la responsabilidad es totalmente federal. Lo único que no se explica es por qué el secretario de Educación, Emilio Chuayfett, y su subsecretario de Educación Superior, Fernando Serrano, aparecen ausentes mientras la polémica directora, Yoloxóchitl Bustamante, que depende de la SEP, incendia la institución con un reglamento no consensuado con la base estudiantil que hoy la ha desbordado y exige su salida. Mientras Chuayffet y su subsecretario se escondían bajo el escritorio y cancelaban su comparecencia en San Lázaro, el secretario de Gobernación, Miguel Osorio, en un gesto plausible, salió ayer a la calle a dialogar con la masa de estudiantes sublevados para tratar de calmar las aguas de un movimiento estudiantil. justo la víspera del aniversario de la masacre estudiantil de Tlatelolco.
Si a todo eso se añade la encrucijada en la que se ha colocado al Ejército mexicano y al mismo gobierno de Peña Nieto por el abuso de fuerza cometido por militares en Tlatlaya —que ya ocasionó la consignación de tres soldados acusados de cometer una ejecución extralegal, derivada de la presión nacional e internacional que desató un caso que es visto como “parteaguas” en el tema de derechos humanos y la actuación de las fuerzas castrenses en México— está más que claro que al presidente ya se le agotó el discurso de que las reformas resolverán por sí solas la problemática de un país que demanda mucho más que crecimiento económico. ¿Cuándo empezará a sentirse la mano del gobernante?
NOTAS INDISCRETAS… Según las encuestas que analizan entre el CEN del PRI, Gobernación y Los Pinos, dos candidatos a gobernador por el priísmo estarían ya definidos: Roberto Loyola Vera para Querétaro y Alejandro Moreno Cárdenas para Campeche. En Sonora adelanta la senadora Claudia Pavlovich aunque el también senador Ernesto Gándara sigue con vida y en Nuevo León la decisión aún no se toma pero quien sigue punteando en las encuestas es la senadora Ivonne Álvarez por encima del secretario Ildefonso Guajardo y su cercanía a Los Pinos… Los dados regresan contentos a su casa en este Gran Diario de México y se comprometen a dar siempre su mejor esfuerzo por y para los lectores. Gracias al licenciado Juan Francisco Ealy Ortiz y a Juan Francisco Ealy Lanz-Duret por la confianza en esta nueva etapa. Escalera doble para el comienzo.
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