En su más reciente
informe sobre la situación de los migrantes centroamericanos que
transitan por México, Amnistía Internacional (AI) recoge testimonios del
uso recurrente de la deportación ilegal por parte de las instancias
encargadas de aplicar la legislación en la materia y procesar las
solicitudes de asilo presentadas por quienes ingresan a nuestro país, ya
sea con la finalidad de permanecer aquí o porque se encuentran de paso
hacia Estados Unidos.
Para comprender este fenómeno es necesario precisar que se entiende por
deportación ilegalaquella efectuada sin que al afectado se le informe acerca de su derecho a solicitar asilo, cuando esta solicitud es rechazada pese a que existan elementos para suponer que la devolución de la persona migrante a su país de origen pone en riesgo su vida o su libertad, o bien aquellos casos en que la deportación se produce en el periodo en que el migrante tiene derecho a apelar del rechazo a su solicitud.
Los testimonios recabados por AI dan cuenta de múltiples hechos que
caen en alguno de los supuestos anteriores, así como de una sistemática
negativa del personal migratorio a tomar en cuenta los derechos humanos
de las personas aprehendidas por encontrarse en territorio mexicano sin
los papeles correspondientes. De acuerdo con la organización defensora
de los derechos humanos, 40 por ciento de las personas detenidas por
autoridades migratorias fueron devueltas a sus países de origen pese a
contar con solicitudes de asilo o haber manifestado temor por su vida si
retornaban. Como agravante de este trato violatorio de la legalidad
internacional, 75 por ciento de ellas ni siquiera fueron informadas de
su derecho a solicitar asilo.
El escenario descrito cobra un cariz dramático si se considera
que todas las personas entrevistadas para el reporte provienen de
naciones cuyos índices de inseguridad rebasan varias veces los que la
Organización Mundial de la Salud clasifica como niveles
epidémicosde homicidio, ante los cuales migrar se torna una decisión de vida o muerte. En efecto, el peligro para estas personas en sus lugares de origen es tan exasperante que las obliga a tomar el camino pese a los robos, secuestros, extorsiones y ataques sexuales de que son víctimas en su tránsito por territorio mexicano.
Una sociedad como la nuestra, que tiene en los connacionales
residentes en el extranjero su principal fuente de divisas y un pilar
fundamental en los ingresos de millones de familias, debería ser
particularmente sensible a la manera en que se trata a los desplazados
de cualquier nacionalidad, sin importar su estatus migratorio.
Pero incluso en ausencia de esta sensibilidad entre las autoridades
correspondientes, la devolución irregular de migrantes debe cesar en
tanto resulta inadmisible desde una perspectiva de elemental respeto a
la legalidad interna e internacional.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario