Magdalena Gómez
El pasado fin de semana
se reunió la asociación Llegó la Hora del Florecimiento de los
Pueblos, para revisar y actualizar cifras e informes, a fin de
intensificar la obtención de firmas para Marichuy, la vocera del Concejo
Indígena de Gobierno (CIG). Se compartieron iniciativas y también se
destacó el interés en participar por parte de personas que sí son
independientes y a las cuales les parece muy justo que una mujer, además
indígena, aparezca en la boleta de las próximas elecciones. Fue muy
gratificante identificar la voluntad de avanzar, cada día, cada hora, en
cada espacio. De los resultados y sus balances globales, ya se hablará
después del próximo 19 de febrero. Nada que ver con
la desolaciónde la que hablan algunos, pontificando sobre desastres y anunciando derrotas, desde su pasividad manifiesta. ¿Cuál es la diferencia?, dirán quienes sólo observan las cifras y no alcanzan a ver la suma de procesos y voluntades que están en curso. Difícil explicarles a estas alturas, cuando se ha insistido tanto en la importancia de caminar el país para recabar los dolores de los pueblos y organizarse, como señaló el subcomandante Galeano recientemente.
Tampoco le dan relevancia a los obstáculos objetivos de los
requisitos legales elaborados por los partidos, incluyendo la
fiscalización, aun si no se han recibido recursos públicos, además de
los que el propio INE ha definido pensando en una ciudadanía con
ingresos a la altura de su app. Vaya, no reflexionan en la
gesta antirracista que entraña el proyecto del CIG, frente a una
hegemonía de la clase política mestiza, con su lamentable correlato en
nuestra sociedad. Se trata, según observamos, de enfatizar que a
Marichuy, no le alcanzan las cifras para estar de igual a igual con el
resto de aspirantes. Los contrastes están a la vista, obvio para quienes
sus lentes o anteojeras se los permite: a 27 días de plazo para que
reúnan las firmas necesarias, las y los aspirantes a la candidatura
independiente a la Presidencia de la República, encontramos que las
cifras muy elevadas de quienes no son precisamente independientes, aún
no cubren la dispersión requerida en 17 entidades de la República y ya
existen sospechas fundadas de irregularidades en la obtención de firmas,
las que el INE deberá investigar. Si en un primer momento se anotó que
María de Jesús Patricio Martínez es la única aspirante realmente
independiente, ahora hay que destacar, además, que sus firmas son
intachables en términos de la ética y la legalidad. El paso de la compra
de votos a la compra de firmas, resulta casi natural para los
aspirantes que provienen de partidos políticos. Sin embargo, las
modalidades utilizadas bien pueden ser validadas por el INE o por el
Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que
recientemente lo hizo con la entrega de tarjetas de tiendas comerciales.
Por otra parte, si algo queda claro en esta etapa de las
llamadas precampañas es que el horizonte de los pueblos indígenas
afectados por el despojo, la violencia y la criminalización no está
presente en el discurso o la voluntad de los partidos políticos. En
contraste, el Concejo Indígena de Gobierno y su vocera Marichuy están
caminando para llegar a unos pueblos que tienen muchos agravios que
compartir. Basta con dar seguimiento a su recorrido incansable, para
reafirmar la esperanza de que están tejiendo resistencias y elaborando
propuestas organizativas. Seguramente más adelante compartirán el
informe cualitativo de ese proceso y entonces veremos a los que salieron
a la calle por firmas y regresaron con un proyecto organizativo. A eso
le tiramosinsiste Marichuy, después de recorrer el sur y sureste del país, para luego desplazarse del territorio yaqui, el mayo, tono o dham, wixarika, nahua de Ostula, purépecha de Nurío y Paracho, y los próximos días Tlamacazapa de Taxco, Guerrero, los universitarios en Chilpancingo, Marquelia, Suljaa y ejido Buenavista en San Luis Acatlán en el mismo estado donde se canceló la visita al Cecop a solicitud de sus integrantes, debido a la masacre recientemente sufrida y que comparte el consuetudinario olor a impunidad que rodea a la desaparición de los estudiantes de la escuela normal rural de Ayotzinapa. Después se trasladarán, en esta etapa de su caminar, a Oaxaca, Tlaxcala, Chihuahua, universidades de Ciudad de México, Baja California. Sólo hace cuatro días, expresaron su solidaridad “con el dolor y la rabia del pueblo digno de la comunidad de Cherán, Michoacán, ante el asesinato de la comunera Guadalupe Campanur Tapia, cuyo cuerpo fue encontrado a la afueras de Chilchota, Michoacán. Y responsabilizaron del feminicidio: “a toda la estructura del Estado mexicano, parte orgánica del violento despojo a nuestros pueblos, en los que los narcoparamilitares y todos los partidos políticos, incluidos los que se dicen de izquierda son uno solo”. Estas posturas dan sentido al esfuerzo de recabar firmas. Urge esclarecer el ataque del pasado domingo, en Michoacán, a reporteros que acompañaban al CIG y su vocera.
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