1/24/2018

Los periodistas pal cafe

Miguel Ángel Mancera Espinosa cree que su lugar, a partir de marzo, debe estar directamente en el campo de batalla electoral, ya no en la jefatura del gobierno capitalino.
Convencido de que tiene un capital político importante, podría encabezar actos en la Ciudad de México en apoyo al frente integrado por PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, y en especial a la candidatura de su agridulce aliada, Alejandra Barrales. Su objetivo explícito es impedir que Morena gane la gubernatura capitalina y que Andrés Manuel López Obrador (el motor real de la movilización electoral en lo que fue llamado el Distrito Federal) obtenga una gran cantidad de votos y de cargos públicos. Pero su obsesión real se llama Marcelo Ebrard, pues entre ellos hay una mutua repelencia extrema, que en el entorno mancerista suponen que se convertiría en persecución política y judicial si Ebrard recupera poder, de la mano de AMLO.
Mancera dejaría el cargo capitalino en marzo, previa evaluación de dos factores: el avance que tenga el proceso de atención a los problemas derivados del sismo del pasado 19 de septiembre (la reconstrucción) y el curso que lleven las campañas de la coalición partidista antes mencionada. A pesar de los discursos oficiales llenos de optimismo, los problemas de los damnificados por el temblor no merecerían que el gobernante formal dejara su cargo, menos si el propósito fuera irse a las campañas electorales. Pero Mancera quiere ponerse el traje de faena y entrar al golpeteo electoral directo, no necesariamente como coordinador de las campañas del frente. Y evitar, en todo cuanto le sea posible, el regreso de Ebrard al poder, y el cumplimiento de venganzas políticas previsibles que ahora parecen viajar en línea Dorada.
Tal como había sido advertido con mucha anticipación en diversos espacios periodísticos (esta columna, entre ellos), el Partido Acción Nacional cerró ayer la operación de trueque entre Rafael Moreno Valle, quien desistió de su insostenible aspiración de ser candidato presidencial (favoreciendo así a Ricardo Anaya) a cambio de que su esposa, Martha Erika Alonso Hidalgo, sea la abanderada blanquiazul al mismo gobierno que ejerció Moreno Valle y que virtualmente ha seguido ejerciendo hasta ahora, a través de un propio, Antonio Gali, colocado en una manejable minigubernatura de transición (Gali, en consonancia con los aires dinásticos en curso, busca que su hijo, del mismo nombre, quien ya fue diputado local a nombre del PRD, sea candidato a senador por el frente).
Moreno Valle queda así como un aspirante a cacique poblano, aunque el mando nacional panista entregó la postulación a la presidencia del municipio capitalino a Eduardo Rivera Pérez, quien ya ocupó ese cargo de 2011 a 2014 y es uno de los más férreos adversarios del mencionado ex gobernador. Frente a ese proyecto, Morena tiene perfilado al senador Miguel Ángel Barbosa (ex miembro de los Chuchos en el PRD, testigo oficial de la firma del Pacto por México) para que sea el aspirante a gobernar. El PRI, por su parte, definirá la postulación a partir de una tercia que integran Juan Carlos Astiri Quirós, Enrique Doger y Jorge Estefan Chidiac (éste, con el impulso de José Antonio Meade).
En el código político que no necesita certificación notariada, López Obrador ha dado legitimidad y luz verde al trabajo que ya realiza el gordillismo a su favor, mediante las Redes Sociales Progresistas (Redesop), pues ayer dio la bienvenida al seno morenista a René Fujiwara, nieto de la profesora Elba Esther Gordillo, quien un día antes había hecho un elogio político del tabasqueño y había difundido una de las formas de adhesión que las Redesop promueven en todo el país, para captar activistas y para vertebrar una estructura electoral que participe no sólo en la representación en las mesas receptoras de votos el primero de julio próximo. Al recibir tan de buen grado al nieto, AMLO acepta, sin mayores claves ni encubrimiento, el trabajo político de la abuela en favor de la campaña morenista.
Por cierto, en Zacatecas sucedió este lunes una escena que da cuenta del grado creciente de confrontación que se está dando entre profesores institucionales (leales al actual secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, el tapatío Juan Díaz de la Torre) y gordillistas que pretenden recuperar terreno en ese sindicato e incluso buscar un retorno triunfal al mando.
La punta de lanza en este esfuerzo gordillista, Rafael Ochoa Guzmán (quien podría aspirar a volver a dirigir el SNTE, o el hidalguense Moisés Jiménez, en el congreso extraordinario que se realizará en febrero), departía en un restaurante con tres ex secretarios seccionales de Zacatecas, hablando de política sindical, cuando irrumpieron varios profesores que declararon a Ochoa Guzmán persona non grata en el estado y pretendían que dejara el establecimiento y la reunión que sostenía. La discusión, subida de tono, cesó cuando el capitán de meseros conminó a los visitantes a que dejaran el restaurante, lo que finalmente hicieron (https://goo.gl/BziKf8).
Astillas
La Agencia Central de Inteligencia (la CIA) tiene el ojo puesto en lo que pasa en el escenario político mexicano, dijo ayer su director, Mike Pompeo. Debemos, declaró, aseguramos de que lo entendemos correctamente y que Estados Unidos está observando lo que está ocurriendo en cualquier lugar al sur de la frontera: México, Centro y Sudamérica... Un juez federal ha indicado a la Secretaría de Relaciones Exteriores que no es procedente la extradición a Estados Unidos del ex gobernador de Tamaulipas Eugenio Hernández. ¿Combatirá esa decisión Luis Videgaray, titular de la SRE, o la aceptará sin chistar, para que el gorrión norteño no cante en jaula ajena?... Y, mientras las armas cinematográficas de un mexicano se siguen cubriendo de gloria, esta vez Guillermo del Toro, cuya película La forma del agua ha recibido 13 nominaciones para competir en las categorías del Óscar, ¡hasta mañana!
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Facebook: Julio Astillero
Foto
Anas horas del comienzo de otra ronda de negociaciones en torno al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el presidente Trump pasó de los tuits a los hechos y gravó las exportaciones de lavadoras de ropa fabricadas en México. El valor del negocio de las lavadoras no tiene gran relevancia en el contexto de las operaciones globales (270 millones de dólares en 2017), pero sí tiene importancia como (otra) señal de que al señor Trump le tiene sin cuidado qué piense el gobierno mexicano. Como quien dice, desató una sorpresiva, trumpiana, guerra comercial. Trump calificó el gravamen de medida para proteger los empleos de los estadunidenses. En resumen, se aplicará un arancel de 20 hasta 50 por ciento y bajarán gradualmente para llegar a un rango de entre 16 y 40 po ciento, de acuerdo con el anuncio hecho por el representante comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer. Estarán vigentes durante tres años y después disminuirán progresivamente (es un supuesto). Mucha de la producción tiene como procedencia México y Corea del Sur, y afecta directamente a Samsung y LG. El gobierno mexicano advirtió que utilizará todos los recursos legales para pedir la compensación prevista por el TLCAN. Una respuesta débil. El sexenio pasado, después de la reiterada resistencia de Estados Unidos a dejar circular camiones de carga mexicanos por su territorio, fue impuesto un arancel a un grupo de productos, entre ellos los arbolitos de Navidad y las croquetas para perros. Fue algo ridículo, pero al menos se intentó algo.
Escenarios
¿Cómo le iría al peso si Trump cancela el TLCAN? ¿Cómo reaccionaría si ganara la elección Andrés Manuel López Obrador? ¿Y que tal si fuera cancelado el tratado y ganara AMLO? De acuerdo con un sondeo de Reuters dado a conocer esta semana, la cancelación del TLCAN tendría un impacto mayor sobre el peso mexicano que una victoria de López Obrador, mientras que una combinación de ambas llevaría a la moneda cerca de su valor mínimo histórico. Pero las opiniones difieren. Una victoria de López Obrador incluso podría ser positiva si es una confirmación de que las instituciones funcionan, dijo uno de los encuestados, que elogió la trayectoria de algunos miembros de su posible gabinete. Según el análisis de 17 estrategas, analistas y operadores financieros, el peso cerraría 2018 en 21.50 por dólar (depreciación de 8.37 por ciento frente al cierre de 2017) si se cumplieran las dos premisas: AMLO presidente y fin del TLCAN. Pero también valoraron que López Obrador ha suavizado su discurso en los meses recientes, haciendo suponer que no habría un viraje drástico en la políticas económicas y financieras del gobierno.En un escenario opuesto, en el que López Obrador no resulte vencedor en la contienda y el tratado se renegocie satisfactoriamente, el peso se apreciaría hasta 18 pesos, según las proyecciones, lo cual no significa una ganancia importante.
Diputados en rebelión
Después de que el alcoholímetro envió a Emilio González Martínez a El Torito, y su posterior, suntuoso matrimonio, el famoso Niño Verde se ha retirado de los reflectores. Sin embargo, deberá abandonar sus prácticas de meditación tibetana porque no amaina el conflicto en una de sus principales plazas. El fin de semana, 14 diputados locales de Chiapas renunciaron al Partido Verde como protesta por la decisión de la dirigencia nacional de imponer al priísta Roberto Albores Gleason como precandidato a gobernador. La rebelión no detuvo la imposición. Albores Gleason registró su candidatura. En el fondo, los chiapanecos (no sólo los diputados) están hartos del nepotismo. El actual gobernador, Manuel Velasco Coello, es nieto del ex gobernador Manuel Velasco Suárez. Y su antecesor, Juan Sabines Guerrero, es hijo del gobernador del mismo nombre.
Son tiempos de balcanizaciones en la fase de desglobalización y post-globalización, como vaticiné en mi libro premonitorio El lado oscuro de la globalización: post-globalización y balcanización (https://goo.gl/sDRnBA), de hace 18 años.
George Soros, vilipendiado globalista y agente de la CIA, según el investigador Wayne Madsen (https://goo.gl/F6h7sC), prevé la balcanización de la Unión Europea (UE) y cataloga a Rusia como un poder nacionalista (¡mega-súper-sic!) resurgente (https://goo.gl/GhpyPq).
El polémico Soros admite que su repudiado nacionalismo es hoy la ideología dominante (sic) en el mundo que afecta a los 28 países de la UE.
Más que la anacrónica taxonomía decimonónica, que arreció durante la guerra fría, entre izquierda y derecha –totalmente desdibujadas en el siglo XXI en la fase de la multipolaridad–, el mundo de hoy se ha fracturado entre los globalistas financieristas de corte israelí-anglosajón, en repliegue planetario, y los resucitados nacionalistas que los multimedia todavía omnipotentes del neoliberalismo global, que apabullan a los dos lados del Atlántico –no se digan con sus caricaturas latinoamericanas/africanas/asiáticas–, que ultrajan con epítetos de amargura como populistas, tildados antes en forma exorcista de globalifóbicos.
Se ha iniciado el proceso de balcanizaciones y California, feudo a mayoría demográfica mexicano-latina, no es la excepción cuando la descomposición de la globalización ha golpeado los dos lados de la transfrontera amurallada –aberración del mismo neoliberalismo global y el libre paso de personas antes que de las mercancías–, con el advenimiento del trumpismo (con o sin Trump).
Dejo para otra ocasión la balcanización económica y sociopolítica del “México neoliberal itamita”.

¿Alguien creyó –ilusamente, desde luego– que con la liberalización de los precios de las gasolinas éstos podrían bajar o ascender de acuerdo con las sagradas razones de mercado? Hasta donde se sabe, sólo uno: José Antonio Meade.
Cuando menos así lo dijo públicamente. A finales de diciembre de 2016, el entonces Secretario de Hacienda y hoy precandidato tricolor a la Presidencia de la República anunció el megagasolinazo, que entraría en vigor el primero de enero de 2017, y en esa ocasión aseguró que el aumento no debe asustar a los consumidores, porque con el nuevo esquema se divorciará el precio del petróleo de razones tributarias o políticas.
Además, según él, el brutal aumento de precios permitiría que el mercado de los combustibles se vaya ajustando, lisa y llanamente, y veremos, en consecuencia, momentos y días donde suba, y momentos y días donde vuelva a bajar. Casi un año después, al anunciar la citada liberalización (30 de noviembre de 2017), en la Secretaría de Hacienda se repitió el eslogan de las alzas y los descensos.
¿Qué sucedió? En los hechos, sólo alzas y nunca bajas, pues de esa fecha a la actual –menos de dos meses– los precios de las gasolinas no han dejado de aumentar, mientras los consumidores cada día están más asustados, porque el incremento de los combustibles acicatea la inflación y desata la cadena de aumentos en todas las áreas, públicas y privadas.
En el caso concreto de este tecleador –un consumidor más, a final de cuentas–, el pasado 30 de noviembre (día de la liberalización) adquirió el litro de gasolina Premium a 18.31 pesos en la zona sur de la Ciudad de México; alrededor de 50 días después, tal precio se había incrementado a 19.10 (misma cantidad, misma calidad, misma estación de servicio), es decir, un aumento de 79 centavos, equivalente a 4.31 por ciento.
Lo anterior hace recordar que el primer gasolinazo del gobierno peñanietista se registró el viernes 7 de diciembre de 2012 y el alza en el precio de los combustibles fue de nueve centavos por litro (más adelante subió a 11 centavos). Así, utilizando este comparativo, el citado aumento tras la liberalización de 2017 equivale a casi nueve meses de un gasolinazo normal. Todo ello, desde luego, sin olvidar la promesa de campaña de Peña Nieto, de que tales precios y las tarifas eléctricas se reducirían a lo largo de su mandato, y gracias –obvio es– a la reforma energética (mejores precios para todas las familias mexicanas, según dijo).
Pues bien, tras ese primer gasolinazo del gobierno, que se comprometió a mover a México, los precios de los combustibles se fijaron en 10.81 pesos por litro de Magna, 11.37 por litro de Premium y 11.17 por litro de diésel. Poco más de cinco años después, tales precios se han incrementado en alrededor de 60 por ciento y contando, sin olvidar que la reforma energética que permitiría –versión oficial– abaratar los combustibles entró en vigor hace más de tres años.
Cuando se inició el gobierno peñanietista y antes de la reforma energética, con un salario mínimo diario (63.07 pesos por aquellas fechas) se podían comprar 5.83 litros de gasolina Magna, 5.54 de Premium y 5.64 de diésel. En enero de 2018, ya con la reforma instrumentada y en operación, con un salario mínimo (88.36 pesos) se pueden adquirir alrededor de 5.1 litros de Magna, 4.6 de Premium y 4.9 de diésel. En los hechos, pues, la reforma mermó los bolsillos de los mismos consumidores a los que Meade, como secretario de Hacienda, pidió no asustarse.
Lo anterior, sin considerar que en buena parte de las casi 12 mil estaciones de servicio existentes a lo largo y ancho de la República (ordeñadoras, la mayoría de ellas) los litros que allí se expenden nunca son de a litro.
Lo mejor del caso es que para justificar el megagasolinazo de 2017, el gobierno peñanietista –sin rubor alguno– aseguró que el aumento de precios viene del exterior (EPN dixit, 6 de enero de ese año) y que, por lo mismo, no había forma de revertirlo (Meade dixit). Cabe recordar que México importa combustibles (de Estados Unidos, principalmente) en una proporción cada vez mayor, y eso se paga en dólares.


La justicia brasileña emitirá hoy la sentencia definitiva en uno de los juicios por corrupción que se siguen contra el ex presidente Luiz Inácio Lula Da Silva, quien ayer declaró sentirse tranquilo, pero herido por la cantidad de mentiras vertidas por la parte acusadora. Con la confirmación o anulación de la condena tendrá lugar el desenlace judicial –aunque con seguridad no el político– de la persecución emprendida por la derecha brasileña para derribar al gobierno del Partido de los Trabajadores, primero, y, en la actual fase de la embestida, deshacerse del más emblemático representante de la agrupación citada.

Candidatos carecen de programas
¡Serénense!, pide un importante candidato. Y sí, el pueblo cansado requiere que se serenen todos esos candidatos y se dejen de tantos chismes y ataques personales, y por supuesto tomen conciencia de que les faltan programas.

La renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) ha estado aderezada, desde el inicio de cada reunión, con bravuconadas de Donald Trump, pues a este personaje le parece que es la forma ideal de negociar, poner a los miembros de los equipos contrarios con los nervios de punta para obtener, lo que desde su muy alocado punto de vista conviene a Estados Unidos, es decir, una suma cero. Pero si bien en las primeras reuniones esta estrategia podía tener efectos muy serios sobre los mercados y, por supuesto, sobre el peso mexicano, Trump ha abusado tanto de estos exabruptos que el efecto ya no es tan devastador, hay una especie de calma, no sólo por parte de los sectores financieros, sino de los negociadores y de la propia opinión pública. No hay duda de que la elección 2018 permea casi todos los intereses, pero llama la atención que ninguno de los precandidatos se haya manifestado en ningún sentido, aun cuando, la realidad es que el próximo presidente tendrá que lidiar con el destino del TLCAN, ya sea que continúe o termine.
En 1968, junto con la heroica ofensiva del Thet en Vietnam del Sur, la revolución made in Paris, los tanques soviéticos en Praga, la matanza de Tlatelolco y el asesinato de Robert Kennedy y Martin Luther King, la humanidad pudo asistir, estremecida, al holocausto de Biafra, primer genocidio televisado del mundo poscolonial.
En los días recientes las noticias sobre dos mujeres indígenas luchadoras sociales han circulado ampliamente en las redes sociales. Por un lado, el asesinato de la activista purépecha Guadalupe Campanur y, por otro, la gira de María de Jesús Patricio, médica tradicional náhuatl, vocera del Concejo Indígena de Gobierno (CIG), quien recorre el país moviendo conciencias en torno a la violencia y el despojo que imponen la minería y otros megaproyectos. Una con su muerte y la otra con su vida nos recuerdan que la acumulación por desposesión ha encontrado en México una resistencia activa en la que las mujeres indígenas están jugando un papel fundamental.
Las llamadas precandidaturas llevan varias semanas al aire libre de calentamiento. Las suficientes como para situar las futuras posibilidades de los contendientes. Son tres personajes y otras tres coaliciones las que se disputan los respectivos lugares de las preferencias ciudadanas. No menos cruciales para competencia por el poder también se perfilan, ya con bastante precisión, los postulantes para las gubernaturas estatales. El mapa de los restantes puestos de elección popular es demasiado extenso para abarcarlo en un artículo. Lo cierto es que el panorama que se viene dibujando es y ha sido inesperado, novedoso. Un partido de reciente creación, salido de la voluntad de un puñado de entusiastas, conectado con miles más, se ha colocado al frente de la propensión del voto popular. Ha sido el trabajo de un compacto, activo y resistente número de activistas que, durante varios años, dieron forma y vida a la agrupación que hoy llama la atención de buena parte de los mexicanos. Morena encabeza, como partido, candidato presidencial y aspirantes a los gobiernos de los estados, la competencia electoral. Se espera que tal delantera irradie a las demás posiciones en juego.
Esta semana se reúne la crema y nata de la élite mundial en Davos para asistir al Foro Económico Mundial. El lema principal del cónclave este año es revelador: Crear un futuro común en un mundo fracturado. Se ofrece así una perspectiva optimista sobre la construcción de un porvenir incluyente, al tiempo que se reconoce la existencia de las profundas fisuras que hoy desgarran la sociedad humana a escala planetaria.

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