4/10/2009

Periodistas pal café.....

Columnas
Julio Hernández López: Astillero
os mexicanos viven martirios cotidianos. No sólo a causa de los problemas económicos o la crónica infuncionalidad del vigente sistema de gobierno. A partir de diciembre de 2006, apenas unos días después de que Felipe Calderón tomó el poder formal y declaró una desquiciada guerra contra el narcotráfico, los habitantes de este país entraron en una espiral de violencia institucional, agravios a los derechos humanos y ofensas diarias al presunto estado de derecho. De golpe (ha sido, política y socialmente, un Golpe) los mexicanos vieron multiplicados los retenes en las carreteras y los operativos en zonas habitacionales, en una inocultable ruptura de los mecanismos de cierto control que sobre el actuar de los soldados se tenía en el esquema de mando civil. Felipe Calderón se entregó al poder verde olivo y entregó el país a prácticas que diariamente arrojan saldos de muertes que simplemente son adjudicadas al expediente del crimen organizado, sin que haya leyes y procedimientos que permitan investigar hechos y determinar responsabilidades.
Este viernes de Cuaresma es posible asomarse cuando menos a uno de los muchos casos de criminal abuso que contra la población realizan las fuerzas policiacas militarizadas. El pasado martes en Los Mochis, Sinaloa, el ejidatario Sergio Moreno Mora, de 38 años de edad, fue sacado de su domicilio por agentes de la Policía Federal Preventiva, quienes lo torturaron para que aceptara ser un asesino a sueldo de narcotraficantes. “Yo no era. ¿Por qué a mí? Se dieron vuelo golpeándome, me dieron con lo que quisieron, con las cachas de los rifles, me ahogaban con una bolsa en la cara y otras veces con agua de garrafón para que confesara que sí era un sicario, de apodo El Pelón”, narró el agredido a sus familiares, según nota de El Debate redactada por Rafael Inés Verdugo.
Llorando de dolor e impotencia, señaló que tras dejarlo medio muerto, y luego de robarle el dinero que llevaba y una esclava de oro, lo tiraron como a un perro en las cercanías de una gasolinera, hasta donde llegó arrastrándose. Los miembros de la PFP lo habían detenido porque lo había acusado Jesús Adrián Moreno Lerma, él sí un asesino a sueldo, involucrado en un enfrentamiento con soldados en Chihuahua, donde hubo 21 muertos, quien de esa manera pretendía engañar a los policías. Llevado a un hospital para ser atendido, Sergio fue recogido por sus familiares, que lo debieron tomar por los brazos y llevar a rastras a un automóvil. El propio agraviado denunció los hechos ante la Comisión de Derechos Humanos de Sinaloa y un agente del Ministerio Público Federal. Nadie espera gran cosa. Saben todos que reina la impunidad y que alguien hará como que hace algo para acabar no haciendo nada. Sergio es uno más de los diarios crucificados de este México sin Sábado de Gloria.
Astillas
Sumamente ofendidos porque el clon panista pretende restregarles con fines electorales inmediatistas el rol oscuro y corrupto que con profesialismo han escenificado durante décadas, los altos mandos del cártel del priísmo han decidido darse por ofendidos y ponerse moños de más alto costo en caso de que los vuelva a invitar a arreglos bajo la mesa el germanismo blanquiazul (con apellido Martínez o cualquier otro, pues el titiritero es sólo uno: chaparrito, pelón y de lentes). Primero fue el impoluto Beltrones quien se permitió decir que supuestamente Felipe Calderón había ganado las elecciones. Ahora, según la nota de Andrea Becerril en La Jornada de este jueves, han saltado al foro otro par de ejemplos de limpieza y honestidad, el hidalguense Jesús Murillo Karam y el también senador Carlos Lozano de la Torre, para recordarles a los ocupantes ilegales de Los Pinos que si tienen lo que ahora presumen es porque ellos, los bautismalmente institucionales priístas, se prestaron (aunque ahora los panistas no quieren pagar los réditos agiotistas de ese préstamo) para que el jaqueado Felipe tomara posesión y luego desarrollara su intento de gobierno. Las verdades electorales que están sacando las comadres enojadas constituyen confirmaciones de que Calderón no ganó las elecciones en 2006 y que el priísmo contribuyó a darle viabilidad a un proyecto ilegítimo mediante arreglos subterráneos que han dado al tricolor el carácter de virtual cogobernante, hasta ahora, y a personajes como Beltrones un poder equivalente a un vicepresidente. Desesperado porque sabe que hay una opinión colectiva altamente contraria a los abusos y novatadas que él y su equipo han hecho (aunque las encuestas de opinión bajo contrato digan lo que los interesados deseen) y que ese sentir se manifestará mediante votos en contra de los candidatos panistas, Calderón está haciendo cuanto le es posible para no perder San Lázaro. Entre otras cosas, está desplegando una campaña sucia contra el históricamente sucio PRI, aun al costo de romper alianzas con el tricolor que se siente encaminado a victorias electorales en julio próximo y en 2012... Andrés Tovilla plantea: “La clase política mexicana, de cualquier partido, es corrupta e insensible a las necesidades de la gente. No rinden cuentas y están implícitamente de acuerdo en pagar con nuestros recursos –tan necesarios en esta crisis económica– campañas costosísimas, que solamente llevan a ineptos a la Cámara de Diputados. No representan a nadie y por ello lo mejor es no votar. El Estado ha empantanado la transición democrática. Para forzar a que se mejore la oferta política, se haga una mejor selección de candidatos y exista congruencia de los partidos con su plataforma y principios, lo mejor es no votar en 2009”... Y, mientras llega a tiempo el dinero del Banco Mundial para que el Cordero de Sedeso trate de limpiar los pecados del panismo antes de los comicios, en auténticas Oportunidades de clientelismo electoral, ¡feliz fin de semana, con los partidos haciendo los últimos ajustes a sus listas de candidatos a diputados federales!
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juliohdz@jornada.com.mx

Enrique Galván Ochoa: Dinero

na alza en las principales bolsas de valores del mundo –la de México permanece cerrada este fin de semana– alentó la esperanza de que la recesión en Estados Unidos termine antes de fin de año. El fenómeno de ayer se atribuye a las ganancias extraordinarias que obtuvo en el primer trimestre el banco Wells Fargo, con sede en San Franciso. También subieron de precio las acciones de Citigroup, J.P. Morgan y Bank of America. Todos han recibido fondos del Fobaproa americano. La buena noticia para los contribuyentes es que tendrán una participación de las utilidades, ya que el gobierno recibió acciones a cambio del apoyo. Es un concepto distinto al modelo del Fobaproa mexicano. Aquí se entregó el dinero a los bancos como regalo, sin nada a cambio, pero los que saben dicen que los políticos que intervinieron en el rescate se hicieron millonarios. Otra buena noticia animó a los estadunidenses: bajó el número de trabajadores que solicitó seguro de desempleo la última semana. El panismo dice que necesita mejorar la situación allá antes de que pueda registrarse alguna mejoría acá. Ha sido tan escaso el apoyo a la gente que ni siquiera se ha permitido a los trabajadores que han perdido su empleo retirar un poco más de dinero de su cuenta de ahorros.
Julio Boltvinik: Economía Moral

e creía, hasta hace muy poco, que dado que los economistas y los hacedores de política aprendieron bien la lección de la gran depresión, algo parecido no podría volver a ocurrir, dice Paul Krugman, quien cita a Robert Lucas, Premio Nobel de Economía 1995, que en 2003 dijo que el problema central de prevención de las depresiones ha sido resuelto para todo fin práctico”. También cita a Ben Bernanke, actual presidente del Banco de la Reserva Federal (Fed), diciendo algo similar. “Viendo ahora hacia atrás... estas optimistas declaraciones suenan casi increíblemente petulantes”, concluye Krugman y añade que lo que más extraño acerca de este optimismo era el hecho de que durante los años 90 de hecho habían surgido problemas económicos reminiscentes de la gran depresión en algunos países, incluyendo Japón, la segunda economía del orbe.1 Lo que ocurrió a Japón en los 90 fue una tragedia y un augurio; a pesar de sus recursos humanos, tecnológicos y de capital, y de su estabilidad política, su economía estuvo estancada de 1991 a 2002, alternando periodos breves de crecimiento inadecuado con recesiones cada vez más severas (véase gráfica).
Krugman nos recuerda que en 20 años (1953-1973), Japón se convirtió de una nación agrícola en el país con las mayores exportaciones de acero y automóviles y un alto nivel de vida. En la década de los 60 el PIB creció 9 por ciento anual en promedio. Pero en los años 70 el crecimiento económico del mundo avanzado se desaceleró y la tasa media de crecimiento del PIB japonés bajó a menos de 4 por ciento, aun por arriba del de otras naciones, comenta Paul Krugman. Una de las hipótesis para explicar su sorprendente éxito, señala, es que había logrado desarrollar una nueva y superior forma del capitalismo con fuerte dirección estatal y en el cual las empresas industriales se organizaban en torno a bancos, lo que les permitía planear a largo plazo y despreocuparse por su rentabilidad de corto plazo. Pero algunas de estas virtudes llevaron a calificar a Japón de capitalismo compinche.
A principios de los 90, Japón era una economía burbuja: los precios tanto de las acciones como del suelo urbano se habían triplicado, sin que el crecimiento económico (de 4.6 por ciento anual promedio entre 1984 y 1990) lo justificase. Una muestra del nivel de sobre-valoración: el valor de capitalización (en bolsa) del conjunto de las acciones del Japón era, en 1991, mayor que el de EU, que tenía un PIB de más del doble que Japón. Krugman intenta explicar la enormidad de las burbujas japonesas señalando que los años 80 dieron lugar a fiebres especulativas similares en otras partes del mundo cuando la banca tradicional empezó a prestar fondos para fines especulativos. Detrás de ellos, dice, está el principio conocido como riesgo moral, que surgió cuando las aseguradoras empezaron a notar una tendencia entre los clientes plenamente asegurados a sufrir incendios destructivos. Agrega que la expresión riesgo moral terminó refiriéndose a una situación en la cual una persona toma la decisión sobre qué tanto riesgo correr, mientras es alguien más quien paga el costo si las cosas van mal. El nombre descriptivo sería riesgo transferido. Una razón para romper las reglas (de prudencia bancaria) es que el juego del riesgo moral es jugado a expensas del contribuyente, explica. Pero se le olvida que en el caso estadunidense no es el contribuyente de ese país el que asume el costo, sino los contribuyentes de los demás países, ya que EU puede imprimir billetes casi sin límites (que todos aceptamos como medio de pago y de reserva de valor) como muestra la evidencia del último año.
Las reglas del juego solían ser distintas, pero la banca de depósito fue desregulada en la década de los 80 y surgió el sistema financiero sombra, que abordé en la entrega del 3 de abril pasado. La desregulación buscó dar más libertad a las instituciones financieras y generar más competencia entre ellas, olvidando, argumenta, que eso significaba aumentar los riesgos, lo que condujo a “una epidemia global de riesgo moral”. Japón estaba particularmente mal preparado para un régimen de libertad financiera y los bancos de este país se pusieron a prestar más que ninguno y con menos cuidado sobre la calidad del prestatario. Así, remata Krugman, inflaron la economía burbuja a proporciones grotescas.
Pero, como se aprecia en la gráfica, en Japón se pasó de la burbuja (cuyo pico se alcanzó en 1988) a una economía estancada (a partir de 1991) con altibajos, pero no a una depresión o una recesión severa. Aunque Paul Krugman no lo dice así, al parecer ello se debió a que el Banco de Japón empezó a desinflar la burbuja antes de que estallara por su cuenta, a diferencia de la Fed en EU (Greenspan en el 2000 con la burbuja de la bolsa de valores; Bernanke en 2007/2008 con la inmobiliaria) que dejó estallar abruptamente ambas burbujas. Sin embargo, a diferencia de EU (donde surgió la burbuja inmobiliaria justo a tiempo para rescatar a la economía después del estallido de la burbuja de la bolsa de valores, en Japón no hubo una nueva burbuja que sustituyese a la anterior. Confirmando la tesis neomarxista de la necesidad de las burbujas financieras para sacar al capitalismo monopolista de su tendencia al estancamiento, sin burbujas la economía del Japón sólo creció en el periodo 1991-2002 a una tasa promedio de 1.09 por ciento, menos de la cuarta parte del ritmo de crecimiento, con burbujas, de los años 80 (véase gráfica). Este periodo es caracterizado por Paul Krugman como crecimiento depresivo.
La pregunta importante, dice, es por qué una vez desinflada la burbuja, la política económica no fue capaz de reactivar la economía japonesa, a pesar de que aplicaron todas las medidas recomendables para estas ocasiones: bajaron la tasa de interés hasta que quedó casi en cero; el gobierno incurrió en fuertes déficit y construyó infraestructura (el balance gubernamental pasó de un superávit de 2.9 por ciento del PIB en 1991 a un déficit de 4.3 por ciento en 1996). Sin embargo, hubo titubeos. En 1997 el gobierno se dejó vencer por la corriente de la responsabilidad fiscal, aumentó los impuestos y provocó la caída del PIB de 1998 y 1999 (véase gráfica). Otros sostienen que el país cayó en una trampa de la liquidez en la cual la gente prefiere mantener el efectivo, en parte por la debilidad bancaria, pero también por la deflación prevaleciente. En efecto, si los precios van a ser más bajos mañana que hoy, y la tasa de interés es casi cero, lo mejor es guardar el dinero, posponer las compras y atesorar. Pero, como se ve, la experiencia de Japón es muy importante. Si “París bien vale una misa”, Japón “bien vale dos entregas”.
1 The Return of Depression Economics and the Crisis of 2008, W.W. Norton, Nueva York, 2009. Estas citas son de la Introducción y del Capítulo 1. En lo que sigue me baso en el Capítulo 3.
jbolt@colmex.mx

na de las ciudades más grandes, pobladas y hacinadas del mundo, la capital mexicana, una vez más enfrenta la carencia de agua. Junto a ella, muchos municipios conurbados del estado de México, que deberán sortear durante varios días la carencia. Es una dificultad temporal” (tanto como la sempiterna ausencia en Iztapalapa, por ejemplo), aseguran quienes de un lado y otro manejan el abasto del líquido, en medio del peloteo y de una feroz guerra electoral (albercas incluidas) que entre las patas se lleva a la ciudadanía. Sin embargo, el problema de fondo es que sólo cuando revientan este tipo de situaciones, que provocan quejas por doquier, se habla de “tomar medidas urgentes y definitivas”, aunque superada la “coyuntura”, tales acciones brillan por su ausencia en este cada vez más delicado asunto de seguridad nacional.
Al ritmo que va el consumo, pero especialmente como opera la disparatada autoridad en la materia, tarde que temprano el problema del agua nos rebasará, y entonces sí esto se pondrá color de hormiga deshidratada. De la cultura del “me vale madres, porque para eso la pago” a la ausencia total del líquido sólo hay un paso, y éste es cada día más corto. El abasto, un asunto prioritario en cualquier país, no puede dejarse en manos de grillos de octava, ni mucho menos manejarse con criterios de política electoral. No sólo constituye un delito legal, sino uno de lesa progenitora.
En el peloteo, Marcelito y Pepe Luis se culpan mutuamente, pero tan irracional y derrochador es hacer albercas de temporada (sobre todo en estiaje), como dedicarse a la grilla y olvidar para qué fueron oficialmente designados (ídem). Al final de cuentas, los únicos que pagan por los jaloneos del poder son los ciudadanos, y gane quien gane de todas maneras se quedarán sin agua Por ello, vale recordar qué tan bien ha funcionado la Comisión Nacional del Agua, responsable, a nivel federal, del abasto y cuidado del líquido, de acuerdo con el más reciente recuento que sobre el particular elaboró la Auditoría Superior de la Federación.
De entrada, la ASF documentó que en 2007 la Conagua reportó “subejercicio en la aplicación de los recursos presupuestarios de actividad prioritaria”, a pesar de que el organismo “requería realizar los estudios faltantes para la publicación de la disponibilidad de las aguas subterráneas de los acuíferos del país”. A pesar de ello, la respuesta institucional a cada una de las observaciones de la Auditoría fue: “no se hizo por carecer de recursos suficientes”. La comisión informó en la Cuenta Pública 2007 que solicitó una ampliación neta a su presupuesto para cubrir un déficit en el pago de energía eléctrica por mil 500 millones de pesos; “sin embargo, esa ampliación se destinó indebidamente para pagar un anticipo por los consumos de 2008”.
En términos generales, subraya la ASF, Conagua “no cumplió con las disposiciones normativas aplicables en relación con el propósito de preservar las aguas nacionales en cantidad y calidad; a 2007 la entidad fiscalizada no había publicado los estudios de disponibilidad del recurso en 371 de los 653 acuíferos del país, lo que representó 56.8 por ciento del total, y no realizó la actualización de 188 estudios de 202 acuíferos en los que se debió atender esta obligación. En 2007, la Comisión otorgó 5 mil 29 títulos de concesión de aguas subterráneas sin asegurarse de contar con la disponibilidad efectiva del recurso; se registró sobreexplotación en 125 acuíferos de los 653 existentes, en los que se reportó un déficit de agua de 5 mil 515.5 millones de metros cúbicos, y en el caso de las aguas superficiales, en 53 de las 722 cuencas, con un déficit de 5 mil 385.8 millones”.
Respecto del objetivo de preservar el agua con calidad, “se determinó que con base en la medición del indicador de Sólidos Suspendidos Totales, se reportaron niveles de contaminación fuera del rango aceptable en 7.3 por ciento de las aguas superficiales del país; en el indicador de Demanda Bioquímica de Oxígeno, el 8.2 por ciento, y en el indicador de Demanda Química de Oxígeno, se registró un volumen de agua contaminada de 22.1 por ciento”.
La ASF constató que “la Conagua carece de instrumentos para la medición de los niveles de agua en 401 acuíferos, 61.4 por ciento de los 653 existentes en el país y en 82 cuencas, 11.4 por ciento de las 722. Asimismo, se determinó que la comisión no tiene instalados sitios de monitoreo para evaluar la calidad del agua en 562 acuíferos, 86.1 por ciento del total, y en 596 cuencas, 82.6 por ciento”. Además, de acuerdo con el balance hídrico anual de las aguas nacionales en las regiones y cuencas hidrológicas, “se concluye que la comisión ha otorgado títulos para el uso o aprovechamiento de aguas subterráneas sin asegurarse de que las concesiones y asignaciones de agua estén fundamentadas en la disponibilidad efectiva del recurso que correspondan”.
La Conagua “no tiene elementos para explicar la diferencia de 66.93 por ciento entre el volumen anual concesionado o asignado a los usuarios de aguas nacionales y el volumen que utiliza el usuario, debido a que no registra ni verifica los volúmenes de las aguas nacionales concesionadas o asignadas en los títulos correspondientes en incumplimiento de las disposiciones de la Ley de Aguas Nacionales; tampoco verifica la medición de los medidores de agua que deben instalar los usuarios dentro de los 45 días siguientes a la recepción del título respectivo”.
La Auditoría subraya que en 2007 Conagua “desconoce el volumen que se extrae de las cuencas y acuíferos al amparo de 415 mil 116 títulos de concesión o asignación del uso de las aguas nacionales, porque la dependencia cuenta en promedio con cinco servidores públicos para verificar la medición y registro de 9,678.63 millones de m3 en 12 de los 13 organismos de cuenca que declararon utilizar y pagar 7 mil 114.3 millones de pesos por concepto de derechos de agua”.
Para redondear, internacionalmente México ocupa el lugar 90 en lo que a disponibilidad de agua por habitante se refiere, y uno de los más bajos en América Latina. En poco más de medio siglo, en el país se redujo la disponibilidad de agua per cápita en más de cuatro veces. Además, en cuanto a calidad del agua México ocupa la posición 106 en el mundo, de 122 posibles, muy cerca de Zambia, y apenas por arriba de Benín, Uganda y Etiopía (Haití la 101), y el último de América Latina.
Las rebanadas del pastel
De ese tamaño es el “problema temporal”.
cfvmexico_sa@hotmail.commexicosa@infinitum.com.mx

angea se integra al mundo en 2004 y debuta en noviembre de ese mismo año, durante la primera edición del festival San Luis Jazz, en la capital potosina; sólo que en aquel acto todavía no recibía el sacramento del bautismo y se presentó sencillamente como el Quinteto de Gabriel González. Este joven maestro contaba entonces con 25 años de edad y ya había hecho historia con los grupos La Casa de Agua y Línea 3.
Desde aquel lejano debut, al grupo lo integran Sergio Galván (sax alto y flauta), Gus Andrews (trompeta y flugelhorn), Pepe Morán (teclados), Marco Castro (batería) y Gabriel González (bajo eléctrico). No ha habido cambios. El tiempo les ha dado cohesión y ellos se han encargado del color y la pasión.
La música de Pangea es sólida y directa, definitiva, sin vuelta de hoja, a pesar de la eterna posibilidad de improvisación que le da su naturaleza: el jazz funk. Y, sin duda, gran parte de esta fortaleza descansa en el bajo, el ritmo y las plataformas de Gabriel, compositor de la mayoría de los temas del primer disco del quinteto: Pangea (que bien podría traducirse como “toda la Tierra”).
El disco se grabó en 2007, se decoró y condecoró (y casi decoloró) durante todo 2008, y se pone por fin en circulación en este 2009. Aunque las rutas marcadas por el director abrevan irremediablemente en las aguas del funk, Gus Andrews pone también en la mesa las imágenes del bop en pequeñas dosis. El resultado es realmente agradable.
En el libro Ela é carioca, del periodista Ruy Castro, se dice que Brasil escuchó por primera vez el sonido de la bossa nova (la cosa nueva) en 1958, cuando la música de Antonio Carlos Jobim y las palabras de Vinicius de Moraes daban vida a Chega de Saudade; que cuatro años después, los dos amigos estaban chupando en el viejo bar Veloso, en Ipanema, cuando se les fueron los ojos tras una morena de pelo largo llamada Heloisa, y que de ahí surgió la Garota de Ipanema, que asombró, conquistó y rediseñó el mundo entero desde los primeros compases: “Olha que coisa mais linda, mais cheia de graça…”
Hay también quien afirma que ya desde 1953 Johnny Alf, pianista y compositor brasileño, interpretaba Rapaz de Bem, y que ahí ya se pueden encontrar todos los elementos típicos de la bossa nova. Sea como fuere, el punto es que en 2008, en edición de lujo, Warner Music lanzó un álbum triple para festejar el 50 aniversario del nacimiento de este género, y que desde marzo de 2009 ya podemos encontrarlo en México, en edición nacional.
Brasil, Bossa Nova: 50 aniversario es un álbum realmente de colección, que igual podría servir para introducir a las nuevas generaciones en las dinámicas de esta música que para reordenar los recuerdos de quienes crecimos escuchando estas piezas desde las viejas y emocionadas tornamesas de padres y abuelos. La samba tradicional de los cariocas se fusionaba con las nuevas gramáticas del jazz. Joao Gilberto encontraba una nueva forma de atacar las cuerdas de la guitarra, Jobim reinventaba la armonía, y la magia aparecía.
Este álbum contiene temas clásicos, piezas de antología a cargo de María Bethania, Joao Gilberto, Antonio Carlos Jobim, Caetano Veloso, Edu Lobo y muchos más. Aunque también se incluyen algunas versiones light y autocomplacientes (afortunadamente pocas) de Astrud Gilberto, quien fue esposa de Joao, y que se quedó con el apellido para triunfar, sobre todo, en el mundo del pop.
La Universidad Nacional Autónoma de México anuncia su Festival de Jazz 2009. Éste se inicia el próximo sábado 18 de abril, y la programación, como siempre, es de primera.
En la Sala Carlos Chávez (Insurgentes Sur 3000, Ciudad Universitaria) los conciertos comenzarán a las seis de la tarde; la programación quedó de la siguiente manera: Agustín Bernal Trío (18), Eugenio Toussaint Trío (25 de abril), Pablo Prieto New Jazz Quartet (2 de mayo), Sociedad Acústica de Capital Variable (9 de mayo), Jazztlán (16 de mayo) y Cris Lobo (23 de mayo).
En el Anfiteatro Simón Bolívar (Justo Sierra 16, Centro Histórico) se programaron dos fechas: Big Band de la Escuela del SUTM (19 de abril) y Cuarteto Jazzuv, con Édgar Dorantes en el piano y la dirección (31 de mayo).
En la Carlos Chávez los boletos están en 130 pesos, y en el Anfiteatro en 50. Los descuentos son los de costumbre. Salud.
amalacara@prodigy.net.mx

El mundo atraviesa por una crisis múltiple y unitaria cuyas sucesivas, paralelas o entreveradas manifestaciones configuran un periodo histórico de inédita turbulencia. Lo nuevo de la Gran crisis radica en la pluralidad de dimensiones que la conforman; emergencias globales mayores que devienen críticas precisamente por su origen común y convergencia:
Crisis medioambiental patente en un cambio climático antropogénico que avanza más rápido de lo que se previó a principios de 2007, hace apenas dos años, pero también en la desertización, deforestación, estrés hídrico, deterioro de los mares, erosión acelerada de la biodiversidad y contaminación de aire, suelo y agua dulce (Unesco, La Jornada 9/2/08).
Crisis energética evidenciada en patrones de consumo insostenibles, pues –en un dispendio que es causante mayor del cambio climático– durante la última centuria empleamos más energía que durante toda la historia anterior, pero visible igualmente en el progresivo agotamiento de los combustibles fósiles y en la paulatina reducción de su eficiencia energética (Agencia Internacional de Energía, World Energy Outloock, 2006).
Crisis alimentaria manifiesta en hambrunas y carestía causadas por el creciente uso no directamente alimentario de algunas cosechas (empleo en forrajes y biocombustibles), por el estancamiento de la productividad cerealera que por casi cinco décadas dinamizó la llamada Revolución Verde y por la especulación resultante del oligopolio trasnacional que domina en la rama (FAO, Informe, septiembre 2008).
Crisis migratoria documentada por el éxodo de origen multifactorial, cuyo saldo hasta ahora ha sido más de 200 millones de personas viviendo fuera de su país natal, pero también por la criminalización que los transterrados sin documentos padecen en los lugares de destino y por la erosión de las comunidades de origen y la desarticulación de sus estrategias productivas de solidaridad intergeneracional.
Crisis bélica dramatizada por las prolongadas y cruentas guerras “coloniales” de ocupación y resistencia que sacuden Chechenia (desde 1994), Palestina, Afganistán (desde 2001), Irak (desde 2003); motivadas por la pretensión de controlar espacios y recursos estratégicos por parte de las potencias globales y de algunas regionales.
Crisis económica desatada por la debacle de un sistema financiero desmecatado que mediante apalancamientos sin sustento pospuso la larvada crisis de sobreproducción; descalabro que se ha extendido a la economía material ocasionando masiva destrucción de capital “redundante” y de ahí a la vida real donde arrasa con el patrimonio de las personas.
Encrucijada civilizatoria
La Gran crisis es sistémica y no coyuntural porque no sólo desfonda el modelo neoliberal imperante durante los pasados 30 años, también pone en cuestión el modo capitalista de producir y socava las bases mismas de la sociedad industrial.
Si –como Braudel– llamamos “civilización occidental” a un orden espacialmente globalizante, socialmente industrial, económicamente capitalista, culturalmente híbrido, intelectualmente racionalista y que históricamente se define por su “lucha sin fin contra la civilización tradicional” (a la que nunca vence del todo porque ésta se le resiste tanto desde fuera como desde dentro), la presente es –en sentido estricto– una crisis civilizatoria (Fernand Braudel. Las civilizaciones actuales. Estudio de historia económica y social. REI, México, 1994, p. 12-46).
La magnitud del atolladero en que nos encontramos evidencia la imposibilidad de sostener el modelo inspirador del capitalismo salvaje de las últimas décadas. Pero también resulta impresentable un sistema económico que no es capaz de satisfacer las necesidades básicas de la mayoría y, sin embargo, periódicamente tiene que autodestruir su capacidad productiva “sobrante”. Y cómo no poner en entredicho a la civilización industrial cuando la debacle ambiental y energética da cuenta de la sustantiva insostenibilidad de un modo de producir y consumir que hoy por hoy devora 25 por ciento más recursos de los que la naturaleza puede reponer.
Los órdenes civilizatorios no se desvanecen de un día para otro y tanto la duración como el curso de la Gran crisis son impredecibles. Pero si bien el presente evento patológico podría, quizá, ser superado por el capitalismo, la enfermedad sistémica es definitivamente terminal. Todo indica que protagonizamos un fin de fiesta, un tránsito epocal posiblemente prolongado, pues lo que está en cuestión son estructuras profundas, relaciones sociales añejas, comportamientos humanos de larga duración, inercias seculares.
Otra vez la escasez
Vista en su integridad la presente es una clásica crisis de escasez patente en la devastación del entorno socioecológico operada por las fuerzas productivo-destructivas del sistema. Y es que detrás de la abundancia epidérmica de un capitalismo que se las da de opulento, pues por cada dos personas que nacen se fabrica un coche, de modo que la humanidad entera cabría sentada en los más de mil millones que conforman el parque vehicular, se oculta la más absoluta depauperación. Un empobrecimiento radical patente en la extrema degradación del entorno humano-natural, que nos tiene al borde de la extinción como especie.
Con su secuela de carestía y rebeliones, las crisis de escasez no han dejado de ocurrir periódicamente en diferentes puntos del “tercer mundo”. Pero el “primero” se ufanaba de que después de 1846-48 en que hubo hambruna en Europa, las emergencias agrícolas propias del viejo régimen habían quedado atrás. “Parece que la industrialización ha roto a finales del siglo XVIII y en el XIX, este círculo vicioso”, escribe Braudel al respecto (Fernand Braudel, ibid, p. 30). No fue así. Menos de dos siglos después del despegue del capitalismo fabril la emergencia por escasez resultante del cambio climático provocado por la industrialización amenaza con asolar al mundo entero.
La carestía alimentaria reciente no es aún como las del viejo régimen, pues, pese a que han reducido severamente, por el momento quedan reservas globales para paliar hambrunas localizadas. En cambio se les asemeja enormemente la crisis medioambiental desatada por el calentamiento planetario. Sólo que la penuria de nuestro tiempo no tendrá carácter local o regional, sino global y la escasez será de alimentos, pero también de otros básicos como agua potable, tierra cultivable, recursos pesqueros y cinegéticos, espacio habitable, energía, vivienda, medicamentos...
Los pronósticos del Panel Internacional para el Cambio Climático (PICC) de la ONU son inquietantemente parecidos a las descripciones de las crisis agrícolas de la Edad Media: mortandad, hambre, epidemias, saqueos, conflictos por los recursos, inestabilidad política, éxodo. Lo que cambia es la escala, pues si las penurias precapitalistas ocasionaban migraciones de hasta cientos de miles, se prevé que la crisis ambiental causada por el capitalismo deje un saldo de 200 millones de ecorrefugiados, los primeros 50 millones en el plazo de 10 años; se estima que para 2050 habrá mil millones de personas con severos problemas de acceso al agua dulce; y la elevación del nivel de los mares para el próximo siglo, que hace dos años el PICC pronosticó en 59 centímetros, hoy se calcula que será de un metro y afectará directamente a 600 millones de personas.
En los pasados cuatro años 115 millones se sumaron a los desnutridos y hoy uno de cada seis seres humanos está hambriento. Pero en el contexto de la crisis de escasez, que amenaza repetir el libreto de las viejas crisis agrícolas, enfrentamos un severo margallate económico del tipo de los que padece periódicamente el sistema: una crisis de las que llaman de “sobreproducción” o más adecuadamente de “subconsumo”.
Estrangulamiento por “abundancia”, irracional en extremo, pues la destrucción de productos “excedentes”, el desmantelamiento de capacidad productiva “redundante” y el despido de trabajadores “sobrantes” coincide con un incremento de las necesidades básicas de la población que se encuentran insatisfechas. Así, mientras que por la crisis de las hipotecas inmobiliarias en Estados Unidos miles de casas desocupadas muestran el letrero de Sale, cientos de nuevos pobres, saldo de la recesión, habitan en tiendas de campaña sumándose a los ya tradicionales homeless. Y los ejemplos podrían multiplicarse.
El contraste entre la presunta capacidad “excesiva” del sistema y las carencias de la gente será aun mayor en el futuro, en la medida en que se profundicen los efectos del cambio climático. Agravamiento por demás inevitable, pues el medioambiental es un desbarajuste de incubación prolongada cuyo despliegue será duradero por más que hagamos para atenuarlo.

Raúl Zibechi: Paraíso fiscal vs. país productor

a Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) dio a conocer el pasado 2 de abril una lista negra de paraísos fiscales integrada por Costa Rica, Filipinas, Malasia y Uruguay, a pedido del G-20, reunido en Londres el mismo día, para combatir el fraude fiscal como forma de atajar la crisis económica en curso. La era del secreto bancario ha terminado, reza el documento final del G-20.
Al día siguiente, Uruguay fue retirado de la lista al haber aceptado las normas para la restricción y eventual eliminación del secreto bancario. Cuatro días después, los otros tres países aceptaron el compromiso sobre estándares mundiales sobre el secreto bancario. Quedan 42 países en la lista gris, integrada por los que han aceptado las reglas fiscales internacionales, pero que aún no las han aplicadado. Entre los latinoamericanos figuran Chile, Panamá, Guatemala, Belice y Dominica, además de los ya mencionados.
El incidente cayó como una bomba en Uruguay, ya que se había convertido en materia de controversia política en plena campaña electoral, enfrentando a los principales candidatos de la izquierda: los senadores José Mujica y Danilo Astori. Semanas antes de la reunión del G-20, Mujica, ex ministro de Ganadería y Agricultura y militante tupamaro, había colocado el tema en la agenda electoral al apuntar su rechazo al secreto bancario y su necesidad de negociarlo con Argentina y Brasil, los más perjudicados por la existencia de un paraíso fiscal en sus fronteras.
Las críticas no se hicieron esperar, desde el propio presidente Tabaré Vázquez hasta la oposición de derecha. Astori dijo que sólo mencionar el tema es peligroso. Sin embargo, cuando la OCDE introdujo a Uruguay en la lista negra, las reacciones fueron destempladas. Como suele suceder en Uruguay, lo primero fue culpar a Argentina y, en menor medida, a Brasil. El segundo paso fue solicitar la mediación de un ex ministro de Economía, ultraliberal y archienemigo de la izquierda, pero con buenas relaciones en el mundo financiero global, para sacar al país del embrollo. El tercero fue volver a atacar a Mujica.
Astori dijo que la decisión del G-20 es un atropello y que el fin del secreto bancario puede tener consecuencias negativas sobre el flujo de inversiones hacia Uruguay. No dijo, y esto es sustancial, que las supuestas inversiones son capitales que salen de Argentina y Brasil evadiendo impuestos y se colocan en negocios inmobiliarios de lujo en Punta del Este, en la compra especulativa de tierras o ingresan en el sistema financiero. Llama la atención esa actitud nacionalista en un país donde más de 25 por ciento de la tierra pertenece a extranjeros, así como casi la totalidad de las industrias frigorífica y arrocera –principales rubros de exportación–, por no mencionar la forestación y la producción de celulosa en manos de multinacionales.
En Uruguay el secreto bancario fue impuesto por la dictadura militar en 1982, cuando el régimen proyectaba convertir al país en plaza financiera en los albores del neoliberalismo. La violación del secreto incluye penas de hasta tres años de cárcel. El país se convirtió, en efecto, en refugio de dineros sucios que evadían impuestos en sus países, alentado por los gobiernos de la década de 1990 que extendieron la obligación del secreto al propio Banco Central, a sus funcionarios y a todo el personal vinculado con el sistema financiero privado. Pero la crisis de 2002 descalabró la plaza financiera con la fuga masiva de capitales de no residentes pero también de nacionales.
El gobierno de Tabaré Vázquez liberó desde 2006 la información sobre préstamos y deudores de la banca oficial y la reforma impositiva avaló el levantamiento del secreto bancario cuando se presume existe evasión fiscal, aunque en la realidad no se ha avanzado por esa vía para bajar la tasa actual de fraude, que llega a 25 por ciento.
El primer problema que se le presenta a la izquierda uruguaya es que hasta ahora no procesó un debate sobre el modelo de país a que aspira, ya que la propuesta de país productivo con que ganó las elecciones de 2004 es apenas un lema abstracto que incluye desde emprendimientos especulativos, como la soya transgénica, hasta el polémico complejo forestación-celulosa que colocan al país como exportador de commodities de bajísimo valor agregado. El debate sobre el tipo de crecimiento deseable, la contradicción entre desarrollo endógeno y exógeno, y la imposibilidad de llegar a ser una sociedad equitativa e igualitaria asentada en un paraíso fiscal, son deudas pendientes que nadie pretende saldar en plena campaña electoral. En tanto, los capitales uruguayos en el exterior representan un tercio del PIB.
La segunda dificultad es la pertinaz incapacidad de ponerse en el lugar de los vecinos. Uruguay es el país de refugio de capitales que evaden impuestos en el Mercosur. O sea, es el espacio desde el cual se atenta contra la estabilidad de sus socios (en particular Argentina, pero también Brasil). A estas alturas resulta insolidario e incongruente buscar beneficiarse de la integración regional a la vez que se abren las puertas a los dineros sucios de la región.
Por último, el debate sobre el secreto bancario fue presentado por los medios y por la clase política tradicional, de derecha y de izquierda, como una cuestión de seriedad y responsabilidad. Se atacó a Mujica por el supuesto delito de poner en riesgo la estabilidad del país. En realidad se trata de darle duro al candidato que tiene mayor empatía con los sectores populares, el que no representa al establishment empresarial y financiero, y que, aún con dudas y requiebros, busca un crecimiento hacia adentro en sintonía con los países de la región que intentar zafarse del modelo neoliberal. Puede parecer mediocre, pero para un país de clases medias como Uruguay, es lo más cercano a un cambio.

Jaime Martínez Veloz: UAC: crónica de una utopía

ace 25 años un grupo de estudiantes y profesores de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAC) decidimos realizar una marcha de Saltillo al Distrito Federal en protesta contra el fraude electoral que se produjo al elegir al nuevo rector de esa institución. Caminamos durante 30 días hasta cubrir un trayecto de 900 kilómetros.
Después del movimiento estudiantil de 1973, que logró la autonomía universitaria, se diseñó una arquitectura institucional, mediante la que estudiantes y profesores pueden participar en la elección de las autoridades escolares; la movilización universitaria de 1984 constituye uno de los últimos referentes de los movimientos de insurgencia civil en un México diferente al de hoy. Por ello creo necesario publicar un libro 25 años después de que sucedió aquel fenómeno que sacudió a la sociedad coahuilense como un reconocimiento hacia quienes participaron y siguen participando en las luchas sociales coahuilenses de hoy. Lo hago también porque los reclamos de cambios democráticos y académicos de la universidad por los que luchamos en 1973, 1984 y 1985 siguen vigentes. El título es: UAC: crónica de una utopía. La edición corre a cargo de Editorial Gernika y se podrá adquirir a partir de mayo en las librerías de México.
Recuerdo que antes de empezar a caminar hicimos un mitin en la plaza principal, frente al palacio de gobierno y la catedral. Sin saber a lo que nos enfrentaríamos, salimos a caminar por la carretera 57, dispuestos a luchar por crear una nueva universidad. Aprendimos sobre la marcha, no sabíamos dónde íbamos a acampar o con qué se mantendría a tanta gente durante 30 días. Sólo estábamos convencidos de que de nuestro lado estaba la razón.
El Domingo de Ramos de 1984, pasamos por el Mercado Juárez, enfrente del Teatro García Carrillo. Atravesamos media ciudad hasta llegar a la avenida Presidente Cárdenas, cruzando calles con nombres de toreros como Armillita. Salimos al norte, por Allende; doblamos por Presidente Cárdenas, rumbo al oriente, hasta encontrar la estatua de Benito Juárez, quien con su brazo extendido parecía indicarnos el camino hacia el sur. No habíamos previsto nada. El boteo entre los automovilistas resolvió las necesidades materiales de la marcha. No sabíamos en el problema en el que nos estábamos metiendo, pero 30 días después llegamos a México, salvo el compañero Juan Fernando Gallegos Monsiváis, El Kalimán, quien antes de llegar a Matehuala fue asesinado cobardemente por un escolta de José López Portillo.
La lucha de 1984 no sólo fue contra un burdo fraude, sino también por dignificar y fortalecer a la universidad pública como opción formativa para los jóvenes coahuilenses que les permitiera fortalecer su capacidad de aprendizaje sobre la ciencia, la técnica, los fenómenos del mundo, la naturaleza, así como sus propias convicciones y su actitud frente a la vida.
A pesar de la reducción presupuestal que le impone el Estado, la universidad pública sigue siendo la mejor posibilidad de formación para la mayoría de los jóvenes mexicanos. Además del acceso al conocimiento de cada una de las disciplinas, ciencias o prácticas sociales, la sola convivencia con amigos, condiscípulos y compañeros que comparten las mismas preocupaciones, constituye en sí misma una experiencia formidable.
Ha sido la juventud mexicana de las universidades públicas la promotora de muchos de los cambios de este país. México no puede explicar sus transformaciones sin reconocer el papel de su estudiosa juventud. Fortalecer la universidad pública es un imperativo nacional y una necesidad impostergable. La trivialización del debate sobre la educación en México ha venido aparejada de afirmaciones prejuiciadas que sostienen, sin fundamento, toda clase de descalificaciones en contra de las universidades públicas que con la UNAM a la cabeza han sido las formadoras de las mayores generaciones de profesionistas y dirigentes que han destacado en la vida nacional. Debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para fortalecerlas.
De esa etapa llevo para siempre en mi memoria la actitud digna y limpia de los estudiantes y profesores universitarios de mi generación. Su entrega y compromiso fortalecieron mis convicciones. Fueron muchos, cientos, los jóvenes coahuilenses con los que crecí y compartí los mejores años de mi vida, entre la nostalgia de la neblina saltillense, las consignas de las marchas callejeras, la convivencia entre estudiantes con grandes limitaciones económicas. Grandes eran también nuestros anhelos en un Saltillo contradictorio, pero al mismo tiempo fraterno y generoso.
A todos y cada uno de mis amigos de esos tiempos les digo en este libro que mi corazón siempre ha sentido su compañía, y que en lo personal nunca tendré con qué agradecerles su amistad y solidaridad durante la etapa en que juntos soñamos cambiar el mundo. Me formé en los barrios de Torreón y Saltillo con sus familias que se convirtieron en la mía. Su recuerdo me ha acompañado en este largo peregrinar que es mi vida, en el que mi inseparable mochila guarda la ternura con que Coahuila cobijó mis días de estudiante y profesor universitario.

Luis Javier Garrido: Las maniobras

n vísperas de la visita del presidente Barack Obama, la soberanía e independencia de México están amenazadas cada vez más, y el anuncio de que está a punto de concretarse la integración del Ejército Mexicano al Comando Norte es el detonador de un nuevo escándalo.
1. El gobierno de facto de Felipe Calderón está muy cerca de enfrentar la mayor crisis por la que ha atravesado en estos dos años tras conocerse que las fuerzas armadas de México participarán, en violación a la Constitución General y ya en plena subordinación a Washington, en una serie de ejercicios militares organizados por el Pentágono, durante un operativo llamado Unitas 50-09, que se llevará a cabo en las aguas de Florida del 19 de abril al 7 de mayo, según informó el pasado lunes 6 de abril el general James Cartwright, subjefe del Comando Conjunto de las fuerzas armadas estadunidenses.
2. El hecho de que una información de enorme trascendencia, que entraña un viraje histórico de magnitud impredecible en las políticas de México, sea dada a conocer a los mexicanos por el gobierno de Estados Unidos aprovechando la Semana Santa y no por el de México, y que hasta ahora éste haya guardado silencio, no ha hecho más que confirmar el carácter de pelele de las fuerzas trasnacionales que tiene Felipe Calderón.
3. La información difundida por el Pentágono el lunes 6 de abril ante el silencio del gobierno espurio, que fue difundida de inmediato por El Noticiero de Televisa de esa noche –y paradójicamente soslayada por casi todos los medios–, en el sentido de que las fuerzas armadas mexicanas participarían en maniobras militares bajo la conducción de Estados Unidos por primera vez en la historia, y de que el Pentágono tomaba para el futuro la iniciativa de determinar cuáles serían las necesidades del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea de México y sus políticas, constituye una afrenta para el país y resulta inconcebible que ni el Senado de la República, corresponsable de la defensa y de la política exterior, ni mucho menos las propias fuerzas armadas, hayan refutado hasta ahora.
4. El hecho que se presenta como consumado –sin serlo–, en el sentido de que el gobierno de facto negoció con la Casa Blanca, a espaldas de los mexicanos, y desde luego del Senado, esta subordinación a las viejas exigencias de Washington, de uncir nuestras fuerzas armadas a las políticas imperiales estadunidenses, deja al presidente ilegítimo en una situación en extremo vulnerable ante las acusaciones que van a insistir en que está traicionando los intereses fundamentales de la nación, en particular a los pocos días de que uno de sus aliados y comparsas, el senador priísta Manlio Fabio Beltrones, líder del tricolor en el Senado, le advirtiera el lunes 6 que hay mexicanos que lo siguen viendo como espurio.
5. El anuncio es de extrema gravedad para el futuro de México como nación soberana e independiente, pues, aun sin haberse llevado a cabo, este acto de indudable traición a la patria confirma que la complicidad del grupo panista en el gobierno con las mafias de poder económico, político y militar estadunidenses es total ante las pretensiones hegemónicas de Washington, y que ha aceptado no sólo la entrega de los recursos básicos del pueblo mexicano y el control estratégico del territorio nacional por Estados Unidos, sino el pleno dominio del gobierno de Obama sobre el aparato estatal de nuestro país al reducir a las fuerzas armadas mexicanas a meros cuerpos de apoyo de las políticas expansionistas de Washington.
6. El anuncio hecho el 6 de abril no deja, por otra parte, lugar a dudas, pues por un lado Cartwright señaló que el Comando Norte va a luchar “contra los cárteles de la droga”, pero no se detuvo ahí, sino que agregó que su gran objetivo –y entiéndase lo que se quiere decir– es la defensa de la región, para lo cual Washington se arrogaría el derecho de determinar cuáles han de ser en el futuro las políticas del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea de México y el armamento con el que cuenten.
7. La integración de las fuerzas armadas de México en el Comando Norte, preparada con la supuesta “guerrra contra el narco” de Calderón, se hace en violación flagrante a la Constitución, que por un lado no da a éstas más papel que defender la soberanía y la integridad de la nación y no les autoriza de ningún modo a subordinarse a las fuerzas militares de otro país, y que por otra parte establece claramente en su artículo 89 fracción X que el Ejecutivo está obligado a dirigir la política exterior con base en principios, entre los cuales están la autodeterminación, la no intervención, la solución pacífica de las controversias y la proscripción de la amenaza y uso de la fuerza en las relaciones internacionales que han sido violados por las acciones del tristemente célebre Comando Norte.
8. La participación de México en las maniobras programadas no constituiría nada más un símbolo de que el Estado mexicano se doblegó por completo ante Washington, lo que Estados Unidos buscó afanosamente desde principios del siglo XIX, sino que constituiría en los hechos una gravísima abdicación del proyecto de México como nación soberana e independiente. De nada valen los seudoargumentos de que no son más que simples ejercicios navales o de que estarán presentes algunos otros países del continente como Brasil, que por cierto secundó las políticas intervencionistas de Bush enviando soldados brasileños a otras latitudes.
9. El escándalo es todavía mayor porque la vocación histórica de México ha sido formar parte de ese gran proyecto que es América Latina y que ahora, como nunca en nuestra historia, está en vías de irse concretando, y no fungir como un protectorado del decrépito poder imperial estadunidense, mucho menos en los días en que el proyecto del capitalismo neoliberal que ellos han buscado imponer al mundo ha evidenciado su fracaso rotundo. Así lo veía, entre otros, Lázaro Cárdenas, en particular cuando fungió en plena Segunda Guerra Mundial como comandante del Pacífico (1941) y secretario de la Defensa Nacional (1942-1945), según se lee en su correspondencia con Francisco Castillo Nájera, embajador de México en Washington, y que ni siquiera en ese grave contexto cedió ante las presiones para que las fuerzas armadas de México se subordinaran a las estadunidenses.
10. Las maniobras entreguistas que se proyectan ponen en entredicho al régimen mexicano en su conjunto y en particular al Senado de la República, que está ahora ante la oportunidad histórica de frenar las políticas entreguistas y de traición a la patria de Calderón, porque de no hacerlo dejará solo al pueblo de México.

Gabriela Rodríguez: Retrocesos en salud reproductiva
John C. Wester*: Peones en juego

l presidente Obama visitará pronto México, nuestro vecino del sur, lo que es una buena noticia considerando los problemas que ocurren a lo largo de la frontera entre los dos países. De hecho, en la relación entre Obama y el presidente mexicano Felipe Calderón podría estar la clave para resolver los muchos problemas que impactan a ambos países en lo interno: la economía y la violencia relacionada con las drogas, desde luego, pero también la inmigración.
Una de las percepciones erróneas del debate sobre inmigración en Estados Unidos es que la aprobación por el Congreso de una iniciativa en la materia sería la bala mágica que abatiría al dragón de la inmigración indocumentada. Si bien tal iniciativa es indispensable para una solución a largo plazo y más temprano que tarde se debe actuar al respecto, es necesario entender que la respuesta humana y duradera a esta exasperante cuestión social reside en la cooperación regional, si no global, entre los estados nacionales. La inmigración no es solamente un asunto interno, sino de relaciones exteriores.
Si el mundo es un mercado, entonces los migrantes y su trabajo ayudan a generar el producto y surtir los anaqueles. En otras palabras, si bien las naciones económicamente poderosas cuentan con el capital, los migrantes ayudan a llenar los empleos necesarios para convertir el capital en utilidades. Este papel tan importante en el orden económico mundial debería tener un lugar de honor y gozar de las protecciones legales y laborales adecuadas. Sin embargo, en Norteamérica, Europa y la mayoría de los lugares del mundo industrializado, se deja a los trabajadores migrantes sin protección legal, se les criminaliza y se les culpa de gran cantidad de males sociales.
La relación migratoria de facto entre Estados Unidos y México es un ejemplo preponderante. Los inmigrantes de México, incapaces de sostener a sus familias en su país de origen, se ven obligados a emprender un peligroso viaje hacia Estados Unidos y desempeñar tareas menores pero importantes en la economía estadunidense: lavaplatos, jornaleros agrícolas y trabajadores domésticos, por citar algunas.
Estados Unidos recibe el beneficio de su esfuerzo y de sus impuestos sin tener que preocuparse por proteger sus derechos, ya sea en el tribunal o en el lugar de trabajo. Cuando resulta conveniente, se les convierte en chivos expiatorios políticos y se les ataca tanto en la retórica como en redadas en los centros de trabajo, como si no fueran humanos.
Este sistema rinde también beneficios económicos a México, porque recibe hasta 20 mil millones de dólares en remesas al año sin tener que prestar atención a los estratos más bajos de su economía. Lo que queda es una política de “vayan al norte”, que expone a los ciudadanos mexicanos al pillaje de traficantes de personas y a los abusos de oficiales de la ley corruptos, y a una muerte potencial en el desierto.
Los perdedores en este juego de la globalización son, por supuesto, los propios migrantes, quienes carecen de poder político y son incapaces de defenderse de los inevitables abusos y de la explotación. Son peones en un sistema que se alimenta de su desesperación y que expropia su ética de trabajo. Como en un juego de ajedrez, son prescindibles y están al servicio de la pieza más valiosa, el rey.
Como asunto de moral, Estados Unidos y México ya no pueden seguir obteniendo todas las ventajas, aceptando el trabajo y las remesas de esos inmigrantes sin reconocer sus derechos humanos esenciales. Es hora de que las dos naciones abandonen esta política nacional de “señas y guiños”, que no está escrita en la ley pero es demasiado real.
Lo que deben hacer es reformar sus leyes nacionales sobre inmigración y aplicar las protecciones vigentes en materia laboral y de proceso justo, de modo que los migrantes puedan salir de las sombras, viajar y trabajar en forma segura y controlada. A largo plazo, se deben realizar esfuerzos conjuntos por promover el desarrollo en las comunidades expulsoras, de modo que los migrantes puedan permanecer en sus lugares de origen para trabajar y sostener con dignidad a sus familias.
Como mínimo, ambos gobernantes deben trabajar en garantizar que los acuerdos económicos internacionales, como el TLCAN, no devasten a las industrias que emplean trabajadores poco calificados en sus lugares de origen.
Al igual que con cualquier nuevo gobierno, hay esperanza. Obama ha expresado apoyo a una reforma de las leyes migratorias estadunidenses, así como a atender las causas de fondo de la migración, como el subdesarrollo más allá de la frontera. El presidente Calderón ha enfatizado la necesidad de crear empleos para los mexicanos pobres y ha reconocido el maltrato que reciben los migrantes dentro de su país.
Juntos, tienen la oportunidad de dar un nuevo marco al debate migratorio, en tal forma que se reconozcan los efectos de la globalización sobre el movimiento de los trabajadores al tiempo que se incorporan principios básicos de derechos humanos en el sistema. El mundo tomaría nota. También pueden recordarnos a nosotros y a la comunidad global que los migrantes, incluso los que carecen de documentos, no son mercancías que se intercambien, sino seres humanos a los que es necesario proteger.
* Obispo de Salt Lake City, Utah, y presidente del Comité de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos sobre Migración.
Traducción: Jorge Anaya

José Cueli: El tiempo vuelto carmesí

n vísperas de la visita del presidente Barack Obama, la soberanía e independencia de México están amenazadas cada vez más, y el anuncio de que está a punto de concretarse la integración del Ejército Mexicano al Comando Norte es el detonador de un nuevo escándalo.
1. El gobierno de facto de Felipe Calderón está muy cerca de enfrentar la mayor crisis por la que ha atravesado en estos dos años tras conocerse que las fuerzas armadas de México participarán, en violación a la Constitución General y ya en plena subordinación a Washington, en una serie de “ejercicios militares” organizados por el Pentágono, durante un operativo llamado Unitas 50-09, que se llevará a cabo en las aguas de Florida del 19 de abril al 7 de mayo, según informó el pasado lunes 6 de abril el general James Cartwright, subjefe del Comando Conjunto de las fuerzas armadas estadunidenses.
2. El hecho de que una información de enorme trascendencia, que entraña un viraje histórico de magnitud impredecible en las políticas de México, sea dada a conocer a los mexicanos por el gobierno de Estados Unidos aprovechando la Semana Santa y no por el de México, y que hasta ahora éste haya guardado silencio, no ha hecho más que confirmar el carácter de pelele de las fuerzas trasnacionales que tiene Felipe Calderón.
3. La información difundida por el Pentágono el lunes 6 de abril ante el silencio del gobierno espurio, que fue difundida de inmediato por El Noticiero de Televisa de esa noche –y paradójicamente soslayada por casi todos los medios–, en el sentido de que las fuerzas armadas mexicanas participarían en maniobras militares bajo la conducción de Estados Unidos “por primera vez en la historia”, y de que el Pentágono tomaba para el futuro la iniciativa de determinar cuáles serían las necesidades del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea de México y sus políticas, constituye una afrenta para el país y resulta inconcebible que ni el Senado de la República, corresponsable de la defensa y de la política exterior, ni mucho menos las propias fuerzas armadas, hayan refutado hasta ahora.
4. El hecho que se presenta como consumado –sin serlo–, en el sentido de que el gobierno de facto negoció con la Casa Blanca, a espaldas de los mexicanos, y desde luego del Senado, esta subordinación a las viejas exigencias de Washington, de uncir nuestras fuerzas armadas a las políticas imperiales estadunidenses, deja al presidente ilegítimo en una situación en extremo vulnerable ante las acusaciones que van a insistir en que está traicionando los intereses fundamentales de la nación, en particular a los pocos días de que uno de sus aliados y comparsas, el senador priísta Manlio Fabio Beltrones, líder del tricolor en el Senado, le advirtiera el lunes 6 que hay mexicanos que lo siguen viendo como “espurio”.
5. El anuncio es de extrema gravedad para el futuro de México como nación soberana e independiente, pues, aun sin haberse llevado a cabo, este acto de indudable traición a la patria confirma que la complicidad del grupo panista en el gobierno con las mafias de poder económico, político y militar estadunidenses es total ante las pretensiones hegemónicas de Washington, y que ha aceptado no sólo la entrega de los recursos básicos del pueblo mexicano y el control estratégico del territorio nacional por Estados Unidos, sino el pleno dominio del gobierno de Obama sobre el aparato estatal de nuestro país al reducir a las fuerzas armadas mexicanas a meros cuerpos de apoyo de las políticas expansionistas de Washington.
6. El anuncio hecho el 6 de abril no deja, por otra parte, lugar a dudas, pues por un lado Cartwright señaló que el Comando Norte va a luchar “contra los cárteles de la droga”, pero no se detuvo ahí, sino que agregó que su gran objetivo –y entiéndase lo que se quiere decir– es la defensa de la región, para lo cual Washington se arrogaría el derecho de determinar cuáles han de ser en el futuro las políticas del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea de México y el armamento con el que cuenten.
7. La integración de las fuerzas armadas de México en el Comando Norte, preparada con la supuesta “guerrra contra el narco” de Calderón, se hace en violación flagrante a la Constitución, que por un lado no da a éstas más papel que defender la soberanía y la integridad de la nación y no les autoriza de ningún modo a subordinarse a las fuerzas militares de otro país, y que por otra parte establece claramente en su artículo 89 fracción X que el Ejecutivo está obligado a dirigir la política exterior con base en principios, entre los cuales están la autodeterminación, la no intervención, la solución pacífica de las controversias y la proscripción de la amenaza y uso de la fuerza en las relaciones internacionales que han sido violados por las acciones del tristemente célebre Comando Norte.
8. La participación de México en las maniobras programadas no constituiría nada más un símbolo de que el Estado mexicano se doblegó por completo ante Washington, lo que Estados Unidos buscó afanosamente desde principios del siglo XIX, sino que constituiría en los hechos una gravísima abdicación del proyecto de México como nación soberana e independiente. De nada valen los seudoargumentos de que no son más que simples ejercicios navales o de que estarán presentes algunos otros países del continente como Brasil, que por cierto secundó las políticas intervencionistas de Bush enviando soldados brasileños a otras latitudes.
9. El escándalo es todavía mayor porque la vocación histórica de México ha sido formar parte de ese gran proyecto que es América Latina y que ahora, como nunca en nuestra historia, está en vías de irse concretando, y no fungir como un protectorado del decrépito poder imperial estadunidense, mucho menos en los días en que el proyecto del capitalismo neoliberal que ellos han buscado imponer al mundo ha evidenciado su fracaso rotundo. Así lo veía, entre otros, Lázaro Cárdenas, en particular cuando fungió en plena Segunda Guerra Mundial como comandante del Pacífico (1941) y secretario de la Defensa Nacional (1942-1945), según se lee en su correspondencia con Francisco Castillo Nájera, embajador de México en Washington, y que ni siquiera en ese grave contexto cedió ante las presiones para que las fuerzas armadas de México se subordinaran a las estadunidenses.
10. Las maniobras entreguistas que se proyectan ponen en entredicho al régimen mexicano en su conjunto y en particular al Senado de la República, que está ahora ante la oportunidad histórica de frenar las políticas entreguistas y de traición a la patria de Calderón, porque de no hacerlo dejará solo al pueblo de México.


Vigencia de Emiliano Zapata
Hoy hace 90 años, en una hacienda de Chinameca, en Morelos, fue asesinado el general Emiliano Zapata en una emboscada fraguada desde las filas del carrancismo. Concluyó, de tal forma, una vida consagrada a la lucha en defensa de la justicia, la libertad y los reclamos de los desprotegidos, y pionera en la reivindicación de una causa que habría de estar, desde entonces hasta la fecha, en el centro de los reclamos políticos y sociales en nuestro país y que habría de servir de inspiración a futuros dirigentes: el derecho de los campesinos sobre la tierra.
Hoy, nueve décadas después de su muerte y a casi un siglo del inicio de la Revolución Mexicana (1910) y de la promulgación del Plan de Ayala (1911), los ideales del Caudillo del Sur cobran particular vigencia y relevancia ante la desastrosa situación que enfrentan el campo y los campesinos en México. En efecto, después de la reforma agraria impulsada por el gobierno de Lázaro Cárdenas del Río, el campo mexicano sufrió durante el siglo pasado un proceso sostenido de abandono al fragor de los planes de industrialización nacional. Más tarde, el inicio del ciclo neoliberal profundizó ese deterioro con episodios como la contrarreforma agraria de Carlos Salinas de Gortari, quien en 1992, con el propósito de incrustar al agro mexicano en la lógica de mercado y en la apertura comercial, modificó el artículo 27 constitucional –eliminando el concepto de “propiedad social”– y, de esa manera, puso fin a los programas de redistribución de la tierra, liquidó el sistema ejidal y acabó, en suma, con una de las principales herencias del zapatismo y la Revolución.
Por añadidura, durante los pasados cinco lustros las sucesivas administraciones han puesto en marcha directrices que han significado el abandono de los entornos rurales y el empeoramiento de las condiciones de vida de sus habitantes: han desmantelado los apoyos estatales a la pequeña producción y al consumo interno de alimentos, han concentrado el presupuesto destinado al campo en un reducido grupo de grandes exportadores y han iniciado procesos de apertura comercial indiscriminada –cuya expresión más acabada es el capítulo agropecuario del Tratado de Libre Comercio de América del Norte–, que hoy amenaza las perspectivas de vida de millones de campesinos. Ante ello, el grupo en el poder ha mantenido una actitud de cerrazón, insensibilidad y ceguera, y ha carecido de voluntad política para atender las expresiones de descontento que no sólo recorren al sector agrícola, sino que se extienden por amplias franjas de la población.
Por añadidura, desde los altos círculos del poder público se han emprendido, como en tiempos de Zapata, campañas de agresión y persecución en contra de luchadores sociales y activistas que han intentado continuar, de una u otra manera, el camino trazado por el Caudillo del Sur. Baste mencionar, como botón de muestra, las excesivas e injustas condenas que se han impuesto en contra de Ignacio del Valle y otros dirigentes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, de San Salvador Atenco.
En una coyuntura como la presente, cuando queda de manifiesto la necesidad de reactivar al campo mexicano y apoyar a sus habitantes, con miras a que el país recupere algo de lo que ha perdido en materia de autosuficiencia alimentaria y de justicia social, los ideales zapatistas se presentan intactos y vigentes. Corresponde a la sociedad retomarlos para saldar la deuda histórica con los sectores más desfavorecidos y para construir una nación más justa, libre y equitativa.

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