En los reportes del XI Encuentro Feminista –institucional-, sólo algunas feministas autónomas tienen nombre, otras son mencionadas como “indígenas bolivianas”...
Victoria Aldunate Morales
En los reportes del XI Encuentro Feminista –institucional-, sólo algunas feministas autónomas tienen nombre, otras son mencionadas como “indígenas bolivianas”. Pero el racismo y el colonialismo no andan solos, se acompañan de xenofobia y clasismo. Estos reportes también subrayan, que “una académica de origen italiano, informa” a las latinas y caribeñas, en el Encuentro Autónomo (1)…
Entre otras cosas, la corriente autónoma, con más de una década de procesos políticos diversos (pensamientos, activismos, propuestas) es mostrada como “autodenominada autónoma”, “dicotómica”, discriminadora de los hombres, rebelde sin causa, envidiosa y mediotonta…
Los lenguajes acomodaticios también hacen nata. Ahora, antónimo de autonomía llegó a ser “pluralismo”(2).
Y este lenguaje construye realidad, pretendiendo borrar responsabilidades en elecciones estratégicas que, claro está, tienen consecuencias para el movimiento feminista como para muchas mujeres feministas y no feministas -para todas las mujeres empobrecidas por el neoliberalismo-.
Pero, ojo, muchas y muchos, ya hemos aprendido, en diversas luchas sociales, que tu estrategia es tu política, y que demasiadas veces, los medios terminan desplazando a las utopías para transformarse en fines pragmáticos, puramente reformistas, reforzadores de lo mismo que pretendes destruir.
DE TODO EN LA VIÑA DE LO REACCIONARIO Y PATRIARCAL
Los mitos son fantasías creadas para explicarse la realidad. Pero, en general, no son ingenuos o neutros, si no que ideologizan. A veces, sobreideologizan. Estos últimos, he notado, son cuidadosamente construidos – y aunque muy básicos, es decir, simplistas- apuntan a una “política fácil”, por así llamarla, en desmedro de las ideas que se quiere desautorizar.
Por ejemplo, aquel mito sobre comunistas comewawas que iban a expropiarte hasta un pedazo de jardín, si tu casa era más grande que la de la vecina... sigue siendo efectivo -en Bolivia, la derecha lo usa como pan caliente- igual que en el tiempo de Allende en Chile. Muchos y muchas, lo creen.
Otro ejemplo: a las mujeres que viven violencia, les gusta que les peguen. Se lo he oído hasta a psicoanalistas que posan de “jóvenes brillantes”. Y este, tendré que explicarlo porque si al anterior, las comunidades de las izquierdas le salen al paso con argumentos, este otro, la masa de compañeros y compañeras, se lo traga, sin masticar…
Explicación desde mi lugar social: A nadie le gusta que le peguen como a nadie le gusta estar cesante. Otra cosa es no haber desarrollado las habilidades para salir del círculo negligente y estar viviendo en sociedades que aplastan a las mujeres y a la gente empobrecida.
Vamos a otro, ¿qué tal ese de los pobres son pobres porque son flojos?… -ese no lo explico, saben cómo responderlo-…
¡Pero este sí que es popular en las derechas e izquierdas!: el feminismo es lo contrario del machismo…
A-b-c (explicación básica para principiantes y no tanto…): paso
1: feminismo y machismo no son equivalentes.
Paso 2: machismo = conducta de macho/ feminismo= movimiento político, social, propuesta ética, activismo de mujeres.
Paso 3: machismo viene de macho, feminismo no viene de hembra...
Bueno, ahora surgen otros mitos sobre feministas, pero desde dentro del feminismo y con el crédito del XI Encuentro. Algunos, los más simplones provienen de escribidores que parecen no distinguir movimiento social de farándula, y dan un maquillaje morboso a declaraciones que quitan de contexto(3)… Otros, están sacramentados por feministas.
DICOTÓMICAS Y ESCASAMENTE REFLEXIVAS (¿ALGO TONTAS?)
Mito 1: consolidado. Andaba rondando desde el 96, pero ahora se coronó Rey:
Las feministas autónomas son unas dicotómicas que no distinguen matices y no entienden que todas nos necesitamos y que el feminismo es la gran madre, siempre de brazos abiertos –capaz que hasta de piernas abiertas- para contenerlo todo, de todo, a todas y a todos.
Subtexto (texto no dicho, texto detrás del texto): “Las feministas autónomas son unas tipas muy básicas, no ven matices, son ciegas, no aceptan a los Estados –persecutores-, no ven lo bueno en las leyes VIF (de la llamada Violencia “Intrafamiliar”), envidian los puestos de poder de las tecnócratas de Género, y no entienden que el enfoque de género era justo lo que necesitábamos que el Banco Mundial, los ejércitos y las democracias burguesas, incluyeran”…
¿Será que hasta la Condolezza, la Kirschner, la Bachelet –ya que son mujeres- caben en el feminismo? ¿Será que hay que incluir enfoque de género en Guantánamo?
Mito 2: misógino. Nuevo en el feminismo, viejo en el patriarcado. Adoptado por feministas ahora, y aceptado por algunas personas trans. Consolidándose.
Las feministas autónomas odian a los hombres, discriminan, insultan, humillan y ofenden a las trans por haber nacido con cuerpos de hombre…
Subtexto: “Las feministas autónomas son unas fachas, envidian el pene y no entienden que no hay diferencias políticas entre definirse femeninas y definirse feministas. No quieren incluir, luego de más de medio siglo de feminismo radical -hecho a pulso-, a una lucha, con algunas afirmaciones o autoafirmaciones del Ser Mujer”…
¿Será que para demostrar “pluralismo”, el feminismo debe dejar a un lado la pretensión de desconstruir el Género y asumir un “femenino” renovado y consensuado? ¿Y es que las feministas, somos tan tontas –como dice Julieta Paredes- que no hemos podido definir en décadas qué es Ser Mujer, mientras que las compañeras trans, lo descubrieron al instante en sus propuestas políticas?
¿POR QUÉ LOS ENCUENTROS FEMINISTAS SON SÓLO DE FEMINISTAS?
El fomento del odio contra las autónomas, se ha asentando, cómodamente, en esa furia que les surge a los compañeros cuando las feministas creamos espacios y procesos feministas sólo de mujeres feministas. Aunque he notado que no es lo mismo si se trata de una juntada de vecinas a tomar el té. Ahí, a los compañeros –con un clasismo inusitado- no les importa estar, parecen no darle valor alguno a esa ceremonia femenina, es más, escapan de ella. Pero si se trata de construcciones sociales –que pueden amenazar el poder patriarcal del que ellos gozan y al que no renuncian-… ahí les comienza a habitar una furia que parece surgir de su costumbre cultural- y por ende política-, a ocupar todos los espacios, especialmente los públicos.
Como en el autobús, cuando ellos abren las piernas, las estiran, las acomodan dejándote escaso espacio para las tuyas… sólo porque son hombres. Y tú, sólo porque eres mujer, te ves obligada a juntarlas para darle espacio a “El”.
Nunca me he atrevido a dibujar una línea divisoria para que mi compañero de asiento note que está invadiéndome… y es que le parecería inaudito. Eso mismo les pasa a muchos varones anarquistas y de las izquierdas, cuando les planteamos que nuestros encuentros u organizaciones, son de mujeres solamente…
A grosso modo, desde esta otra mirada, muchas pensamos que es parte de la propuesta política que las organizaciones de pueblos originarios sean de compañeras y compañeros de pueblos originarios, y que los grupos anarquistas sean sólo de anarquistas. Que a los congresos comunistas, vayan sólo comunistas, y que los encuentros de feministas sean sólo de feministas. Y de mujeres feministas. Porque la política feminista se hace desde los cuerpos de las mujeres, cuerpos con una historia de opresiones de género y con procesos de resistencias y rebeliones de mujeres que han ido construyéndose y eligiendo ser feministas.
Esto no niega que si las bases, lo hubiésemos definido –colectivas, feministas sueltas, lesbianas feministas, artistas feministas, otras organizaciones feministas, No institucionales- tal vez, muchas habríamos estado de acuerdo con un intercambio de coordinaciones, encuentros u otra fórmula que nos acomodara a todas y a todos. Intercambio con organizaciones de compañeras trans, de hombres que piensen que son feministas, y otras.
Digo, si lo definimos las bases, no las políticas institucionales, y subrayo que en nuestra lógica política, no burguesa, no se “vota” a mano a mano alzada -como en una reunión de padres y apoderados-, si no en discusiones y reflexiones.
Y es que, el movimiento feminista también es político, tal cual los demás, aunque el patriarcado quiera enseñar que es un espacio liviano, trivial o de autoayuda. Con todo el respeto que tengo por los grupos de autoayuda, el feminismo no es eso, aunque cumpla millones de veces esa función en la vida de cada una.
Así estamos. Cuando afirmas políticamente -como lo hacemos nosotras- que lo personal es político, las interpretaciones faranduleras, patriarcales y simplistas a este postulado, pueden ser millones. Desde que te exijan ser la gran madre de todo el mundo, que imaginen que serás una monja sin sexo, hasta que esperen de ti que vayas todo el tiempo como una bataclana seduciendo a quien se te ponga por delante, sólo para demostrar “lo feminista que eres”. Eso ya lo sabíamos, lo hemos vivido desde que cada una se hizo feminista. Lo relativamente nuevo es la explicitación de una interpretación tan reduccionista y patriarcal, desde el interior del propio feminismo.
Victoria Aldunate Morales
Feminista Autónoma
Latinoamérica: Dos feminismos y dos reuniones en México. Sara Lovera, y también Crónicas del XI Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe. SEMlac. Democracia, hombres y fiesta.Sara Lovera.
Así mismo se autodenominó una funcionaria del SERNAM, Servicio Nacional de la Mujer, en Chile, cuando enfrentaba el cuestionamiento de mujeres desconformes con sus políticas llamadas de “VIF” (Violencia Intrafamiliar), dijo que ella y todo el SERNAM, eran “feministas plurales”.
“Feminismo-América Latina: Entre acuerdos y desacuerdos”, por Diego Cevallos, México, 20 marzo (IPS).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario