Julio Hernández López: Astillero
E
l penitente Felipe concurrió el pasado viernes a un confesionario empresarial de ultraderecha para agregar a su rosario chantajista de casos de miseria que requieren nuevos impuestos el dato de que durante su desgobierno han subido de 14 a casi 20 millones los mexicanos en pobreza alimentaria.
Arrepentido de los pecados por venir, pero sin hacerse cargo de los cometidos durante los casi tres años del vía crucis que ha aplicado a los mexicanos, el fiscalmente piadoso Calderón pintó al cónclave de santiguados negociantes un panorama de peligros inminentes si no se consigue a tiempo la aprobación de políticas que permitan aliviar la condición de los mexicanos que viven en la miseria, y que crecerán cada día si no hacemos algo contundente por detener el deterioro en su nivel de vida. Los asistentes al congreso de la Unión Internacional Cristiana de Dirigentes de Empresas (Uniapac, por su anterior nombre que era más sincero: Unión Internacional de Asociaciones Patronales Católicas) escucharon en uno de los salones del hotel Camino Real, en la ciudad de México, el reporte felipillo de cercanía de peligros sociales: Estoy hablando de millones de familias que viven aquí cerca, en los suburbios de la ciudad de México, y que viven en Chimalhuacán, y en Chalco, y en Ecatepec, y en Coacalco. Y estoy hablando de las familias que se aglomeran en las ciudades fronterizas. Y estoy hablando de las familias indígenas que están en zonas, las más pobres del país, tan pobres como las más pobres del mundo y que para colmo, por cierto, una buena parte del año, por otro efecto como es el cambio climático, ni siquiera tuvieron el agua de lluvia que esperaban para poder sembrar su pedazo de tierra, que es lo único que les queda. ¡Uy, qué mello: coopelas empresarialmente para que haya más impuestos o la gente marginada te dará cuello!
Estremecidos quedaron algunos de los muy cristianos asistentes, como el ministro Mariano Azuela, buscador de resquicios legales que le permitan aspirar a poner la CNDH en manos del señor (Felipe) y miembro honorario de la Unión Social de Empresarios Mexicanos (USEM), brazo de El Yunque, que en México es la filial de la citada Uniapac; Lorenzo Servitje, el ideólogo del PAN (y otras golosinas chatarra) que es precisamente el presidente honorario de la USEM; el gris párroco federal de economía, Gerardo Ruiz Mateos, de ignorancia e ineficacia socialmente criminales, y el presidente de Uniapac internacional y virtual anfitrión general, el arquitecto José Ignacio Mariscal Torroella, quien, ¡oh, milagros empresariales!, como presidente del Grupo Marhnos es uno de los grandes beneficiarios del proyecto felipista de privatización de los servicios de salud pública (¿qué mejor manera de ayudar a los pobres a encaminarse al cielo?).
Las familias Mariscal Servitje y Mariscal Torroella (según nota de Érika Ramírez publicada en la revista Contralínea de marzo de este año) habían donado en 2005 dos millones de pesos como aportaciones de particulares al PAN, y ahora han recibido un contrato de financiamiento multianual superior a 4 mil millones de pesos bajo el nuevo esquema privatizador denominado Proyectos de Prestación de Servicios de salud. Otro grupo empresarial privilegiado es Acciona, trasnacional española vinculada al Partido Popular. Pero Mariscal Torroella está tan preocupado como su cliente Calderón por el destino de los pobrecitos pobres y de los ricos en peligro, pues así dijo en su discurso: para nosotros, los empresarios, cambiar es una cuestión de supervivencia: o hacemos los cambios necesarios o desaparecemos. Cristo Rey nos ampare.
Otros grupos empresariales realizaron en Monterrey un congreso igualmente emparentado con lo político. La mayoría de los inversionistas electorales que hicieron triunfar al PRI en julio pasado, mediante inyecciones de recursos en efectivo no supervisados por nadie, se reunieron en la capital de Nuevo León para dar paso a quien se supone será garante de impunidad para el principal socio capitalista local, Natividad González Parás, cuyos estados financieros (y, del correspondiente hermano incómodo que en estos casos se estila) reportaron en los seis años recientes un índice de ganancias extraordinarias. El nuevo comisario apalabrado se llama Rodrigo Medina de la Cruz, tiene 37 años y a su toma de posesión asistieron la mayoría de los gobernadores inversionistas, salvo el líder de esos negocios que han consolidado metálicamente el presente y apuestan presidencialmente al futuro, el cada vez más aplaudido en esas reuniones de socios priístas Enrique Peña Nieto, quien solo envió representantes.
La norteña Junta de Accionistas fue notificada del ingreso a los planos directivos de un representante de Cemex, Javier Treviño, como secretario general de cemento, perdón, de gobierno, y de Othón Ruiz Montemayor, quien fue presidente de la Asociación de Banqueros de México, director general de Femsa, Visa y Grupo Financiero Banorte, como secretario de desarrolo económico. No se contó con la presencia del presidente honorario del Consejo de Administración, el licenciado Carlos Salinas de Gortari, y sí en cambio se le abrió plaza al sinaloense Carlos Almada López, quien fue funcionario destacado durante el zedillismo y luego fue involucrado en el Pemexgate, sin que hubiera sentencia adversa en su contra. Otro dato llamativo, que necesariamente se inscribe en las versiones de un pactado retiro paulatino de lo verde olivo, es que la seguridad pública de esa plaza caliente no fue entregada a un general, como se aseguraba unas horas antes, sino a un civil que encabezaba un consejo consultivo ciudadano.
Y, mientras al ya abrumado Chávez Chávez le siembran trampas como la detención del estudiante de la UAM un día antes de las marchas en recuerdo de Tlatelolco, y continúan las caídas mortales de pequeñas naves aéreas relacionadas con lo militar, ¡hasta mañana, diciendo: Gracias a Mercedes, que nos ha dado tanto!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
"Presidente que devalúa, se devalúa”.
López Portillo
Hace un año una BigMac de McDonalds costaba 28 pesos en México y 30 del lado americano. Un desayuno en Sanborns o en Vips era más caro que otro en el Literatti, de Los Ángeles, o el Round Table, de Nueva York. Era evidente que el superpeso de 10 por un dólar estaba sobrevaluado. Vicente Fox había entregado la moneda a Felipe Calderón a 11 por dólar en diciembre de 2006; a su vez, la había recibido de Zedillo a 9.50 y la había venido deslizando gradualmente, creando un efecto de estabilidad. Era artificial: en mayo de 2003, frente a síntomas devaluatorios, comenzó a inyectar dólares de las reservas internacionales a los bancos comerciales. ¿Por qué en vez de seguirla deslizando Calderón y su equipo económico tomaron la extraña idea de revaluarlo más? Nos deben todavía una explicación, y quizá nunca nos la darán. En el lenguaje oficial y el de los principales noticiarios de televisión está prohibida la palabra devaluación, parece que no hubiera ocurrido. El gran orgullo de los gobiernos panistas era el peso que se mantenía estable desde el año 2000. ¡Casi una década sin que ocurriera una de las catástrofes como las de los gobiernos priístas! La primera semana de octubre de hace un año trajo un amargo despertar: tronó el superpeso. Un dato importante: en 2007, el año que siguió a la tormentosa toma de posesión del nuevo Presidente, se fugaron del país más de 17 mil millones de dólares. En estos pasados 12 meses el dólar ha llegado a la cercanía de los 16 pesos. En el mercado a futuros se están haciendo operaciones arriba de los 14 pesos a septiembre de 2010. Es una devaluación sin reversa.
El naufragio
Como en tiempos de Echeverría, López Portillo, De la Madrid y Zedillo, el efecto inmediato se sintió en la frontera. Los paisanos de un día para otro experimentaron que el poder de compra de sus pesos se achicó un 30%. Una de las consecuencias más graves se advirtió en el mercado de bienes raíces y continúa hoy: está infartado. En las semanas y meses siguientes el efecto se vino extendiendo a toda la República. No son diferentes las consecuencias de una devaluación panista a una priísta: provocan inflación, cierre de empresas, desempleo, pobreza. No ha habido explicaciones, ni disculpas y menos ayuda del gobierno calderonista para la gente que ha padecido la depreciación de sus salarios, sus honorarios, sus comisiones, los ahorros. Era imperativo un aumento de emergencia, pero no se dio, ha dejado que la gente se las arregle como pueda. El apoyo a las empresas ha sido selectivo: pusieron al frente de Nafin y Bancomext al ex presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Héctor Rangel Domene, para que auxilie a empresas grandes, particularmente a las que ayudaron a Calderón a llegar a Los Pinos. En los escalones de abajo es pavoroso el cierre de empresas medianas y pequeñas.
Circunstancias extrañas
Aun sin crisis internacional México estaría en crisis. La estrategia del gobierno consiste en culpar al mundo –particularmente a Estados Unidos– de lo que está sucediendo. Sin embargo, aun cuando la economía global no hubiera sufrido un grave descalabro, la de México estaría hundida, por cualquiera de estos dos motivos (y concurren ambos): la devaluación y el desplome de la producción y el precio del petróleo. Una serie de sucesos extraños antecedieron a la devaluación: 1. El 25 de julio de 2008 Hacienda compró al Banco de México 8 mil millones de dólares. 2. Enseguida, anunciaron la suspensión de venta de dólares a los bancos comerciales de agosto a octubre. 3. La moneda se devaluó y recomienzó el saqueo masivo de la reserva internacional. 4. Banco de México admite que ha dispuesto de 31 mil millones de dólares en la defensa del peso. Sin embargo, ha resultado tan ineficaz como la del perro de López Portillo. ¿No suena raro todo esto? No es superfluo añadir que el IFAI, a propuesta de su presidenta, Jacqueline Peschard, rechazó una solicitud ciudadana para conocer la identidad de al menos uno de los sacadólares. Finalmente, a una población empobrecida por la devaluación es a la que ahora se quiere descargar el fardo de nuevos impuestos. Han inventado el mito de un impuesto antipobreza, cuando sabemos que los gobernadores y el gobierno central se repartirán la recaudación. Habrá elecciones en varios estados de la República y necesitan nuestro dinero. ¡Qué bárbaros!
López Portillo
Hace un año una BigMac de McDonalds costaba 28 pesos en México y 30 del lado americano. Un desayuno en Sanborns o en Vips era más caro que otro en el Literatti, de Los Ángeles, o el Round Table, de Nueva York. Era evidente que el superpeso de 10 por un dólar estaba sobrevaluado. Vicente Fox había entregado la moneda a Felipe Calderón a 11 por dólar en diciembre de 2006; a su vez, la había recibido de Zedillo a 9.50 y la había venido deslizando gradualmente, creando un efecto de estabilidad. Era artificial: en mayo de 2003, frente a síntomas devaluatorios, comenzó a inyectar dólares de las reservas internacionales a los bancos comerciales. ¿Por qué en vez de seguirla deslizando Calderón y su equipo económico tomaron la extraña idea de revaluarlo más? Nos deben todavía una explicación, y quizá nunca nos la darán. En el lenguaje oficial y el de los principales noticiarios de televisión está prohibida la palabra devaluación, parece que no hubiera ocurrido. El gran orgullo de los gobiernos panistas era el peso que se mantenía estable desde el año 2000. ¡Casi una década sin que ocurriera una de las catástrofes como las de los gobiernos priístas! La primera semana de octubre de hace un año trajo un amargo despertar: tronó el superpeso. Un dato importante: en 2007, el año que siguió a la tormentosa toma de posesión del nuevo Presidente, se fugaron del país más de 17 mil millones de dólares. En estos pasados 12 meses el dólar ha llegado a la cercanía de los 16 pesos. En el mercado a futuros se están haciendo operaciones arriba de los 14 pesos a septiembre de 2010. Es una devaluación sin reversa.
El naufragio
Como en tiempos de Echeverría, López Portillo, De la Madrid y Zedillo, el efecto inmediato se sintió en la frontera. Los paisanos de un día para otro experimentaron que el poder de compra de sus pesos se achicó un 30%. Una de las consecuencias más graves se advirtió en el mercado de bienes raíces y continúa hoy: está infartado. En las semanas y meses siguientes el efecto se vino extendiendo a toda la República. No son diferentes las consecuencias de una devaluación panista a una priísta: provocan inflación, cierre de empresas, desempleo, pobreza. No ha habido explicaciones, ni disculpas y menos ayuda del gobierno calderonista para la gente que ha padecido la depreciación de sus salarios, sus honorarios, sus comisiones, los ahorros. Era imperativo un aumento de emergencia, pero no se dio, ha dejado que la gente se las arregle como pueda. El apoyo a las empresas ha sido selectivo: pusieron al frente de Nafin y Bancomext al ex presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Héctor Rangel Domene, para que auxilie a empresas grandes, particularmente a las que ayudaron a Calderón a llegar a Los Pinos. En los escalones de abajo es pavoroso el cierre de empresas medianas y pequeñas.
Circunstancias extrañas
Aun sin crisis internacional México estaría en crisis. La estrategia del gobierno consiste en culpar al mundo –particularmente a Estados Unidos– de lo que está sucediendo. Sin embargo, aun cuando la economía global no hubiera sufrido un grave descalabro, la de México estaría hundida, por cualquiera de estos dos motivos (y concurren ambos): la devaluación y el desplome de la producción y el precio del petróleo. Una serie de sucesos extraños antecedieron a la devaluación: 1. El 25 de julio de 2008 Hacienda compró al Banco de México 8 mil millones de dólares. 2. Enseguida, anunciaron la suspensión de venta de dólares a los bancos comerciales de agosto a octubre. 3. La moneda se devaluó y recomienzó el saqueo masivo de la reserva internacional. 4. Banco de México admite que ha dispuesto de 31 mil millones de dólares en la defensa del peso. Sin embargo, ha resultado tan ineficaz como la del perro de López Portillo. ¿No suena raro todo esto? No es superfluo añadir que el IFAI, a propuesta de su presidenta, Jacqueline Peschard, rechazó una solicitud ciudadana para conocer la identidad de al menos uno de los sacadólares. Finalmente, a una población empobrecida por la devaluación es a la que ahora se quiere descargar el fardo de nuevos impuestos. Han inventado el mito de un impuesto antipobreza, cuando sabemos que los gobernadores y el gobierno central se repartirán la recaudación. Habrá elecciones en varios estados de la República y necesitan nuestro dinero. ¡Qué bárbaros!
Emocionado estaba el gerente cristiano con disfraz de inquilino de Los Pinos hable que te hable de la moral y las buenas costumbres, cuando ¡zas!, que suelta, ¡oh, pecador! una descarada mentira: en México, los datos muestran que la pobreza impactada por la crisis alimentaria, primero, y luego por la crisis económica, hizo que pasaran de 14 a casi 20 millones de mexicanos los que viven en lo que se llama pobreza alimentaria; es decir, una condición tal que las familias no tienen ni siquiera los componentes necesarios para la alimentación de sus hijos.
Eso dijo ante los representantes de la muy moral y de mejores costumbres Unión Internacional Cristiana de Dirigentes de Empresa, ante quienes, lacrimoso y chantajista, acomodó fechas y acontecimientos para justificar el pavoroso incremento en la pobreza, insistir en la validez de su 2 por ciento de IVA disfrazado, defender su paquetazo 2010 y, de paso, dar pie a sus jilgueros para que de inmediato destacaran su franqueza y valor por reconocer la realidad actual aunque ésta no corresponda al calendario.
En su alocución del viernes pasado, el compungido gerente de Los Pinos destacó: “yo sé que esta crisis internacional, amigas y amigos, ha implicado momentos increíblemente difíciles, estoy seguro, para muchas empresas. Pero si esto ha sido difícil para empresas y para niveles de ingreso más fortalecidos, imaginemos todo lo que ha significado para niveles de ingreso y para personas que aún en situaciones de bonanza económica no tienen lo suficiente para su ingreso diario, para comer incluso; lo que se llama pobreza alimentaria. Imaginemos lo que fue, por ejemplo, aquí en nuestro querido México, para más de 14 millones de mexicanos, haber enfrentado en 2008 la crisis internacional de alimentos, haber visto cómo se duplicaban o incluso se triplicaban los precios de los granos o del aceite de cocina, o de las harinas, o muchas cosas. Productos indispensables para el alimento cotidiano… efectivamente, en México los datos muestran que la pobreza impactada por la crisis alimentaria, primero, y luego por la crisis económica, hizo que pasaran de 14 a casi 20 millones de mexicanos”.
Pues bien, los datos proporcionados por Calderón, amén de ser parciales, corresponden al periodo 2006-2008 (de junio a junio), es decir antes del estallido de la crisis (versión oficial) y cuando el propio inquilino de Los Pinos no reconocía sacudida alguna. Por el contrario, en ese bie nio (campaña electoral incluida) su discurso sólo hacía referencia a la fortaleza económica del país, al navío de gran calado, a lo bien que estaban los mexicanos y lo mal que estaban más de allá de nuestras fronteras, a que lo sucedido en Estados Unidos nos pelaba los dientes, y en fin a la gripa y al catarrito. Y no hay que hacer a un lado que la crisis económica, según la versión oficial y el machacón discurso calderonista, sólo impactó a México a partir de octubre de 2008.
Entonces, el pavoroso crecimiento de la pobreza alimentaria entre las familias mexicanas, citado por el referido gerente, corresponde a lo contabilizado sólo en el primer bienio de estancia en Los Pinos, por mucho que en el balance Calderón intente adelantar un año el calendario y justificar dicho aumento por razones de crisis. Además, al crecimiento de la pobreza alimentaria hay que agregar el correspondiente a ingresos y patrimonio, información, clara y llana, que en julio pasado proporcionaron el Inegi (por medio de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, ENIGH, 2008) y el Coneval (con base en esta última).
Así, oficialmente, será dentro de dos años cuando, por medio de los mismos organismos públicos, se cuantificarán los brutales efectos de la crisis 2009-2010 en materia de incremento de la pobreza, aunque desde ahora con sólo asomarse a la calle ya se puede saber de qué se trata. Si en junio de 2008, cuando no había crisis, el número de mexicanos en pobreza alimentaria aumentó de 14 a 19.5 millones, sólo hay que imaginar cuál será el espeluznante resultado de la ENIGH correspondiente a 2010.
Para dar una y ubicar el calendario (distinto al utilizado por Calderón), en junio del año pasado (cuando concluyó el levantamiento de la ENIGH 2008) el registro gubernamental reconocía un millón 400 mil desempleados menos que ahora, la economía crecía 2.8 por ciento y las finanzas públicas no estaban en shock (todo ello oficialmente); 12 meses después, el desempleo se aproxima a 3 millones de mexicanos, la economía se desplomó 10.3 por ciento y las finanzas públicas parecen queso gruyere.
Recordemos el informe del Coneval (18 de julio de 2009): “de acuerdo con la información de la ENIGH 2008, en ese año, 50.6 millones de mexicanos eran pobres de patrimonio, es decir, no contaban con un ingreso suficiente para satisfacer sus necesidades de salud, de educación, de alimentación, de vivienda, de vestido y de transporte público, aun si dedicaran la totalidad de sus recursos económicos a ese propósito. Asimismo, 19.5 millones eran pobres alimentarios, es decir, quienes tienen ingresos insuficientes para adquirir una canasta básica de alimentos, incluso si los destinaran exclusivamente para ese fin. De los pobres alimentarios en 2008, 7.2 millones habitaban en zonas urbanas (localidades de 15 mil o más habitantes), mientras 12.2 millones residían en el área rural. Entre 2006 y 2008 aumentó la incidencia de la pobreza de patrimonio –el porcentaje de personas pobres–, la cual pasó de 42.6 a 47.4 por ciento; a su vez, la incidencia de la pobreza alimentaria aumentó de 13.8 a 18.2 por ciento. En términos absolutos, el incremento fue de 5.9 y 5.1 millones de personas, al pasar de 44.7 a 50.6 millones de personas y de 14.4 a 19.5 millones de personas, respectivamente”.
Calderón manipula al utilizar como actuales las cifras de un año atrás (2008), pero deja a un lado los reportes más recientes, como el siguiente: la recesión en que cayó la economía mexicana este año (2009) sumió en la pobreza a por lo menos 4.2 millones de personas, adicionales a los 5.9 millones que cayeron en esa condición entre 2006 y 2008, reveló un reporte del Banco Mundial. Si se toman en cuenta los 50.6 millones de pobres registrados en datos oficiales hasta 2008, se obtiene un total de 54.8 millones de mexicanos en esta condición, o sea, 51.02 por ciento de la población del país, del conjunto de 107.4 millones a junio de 2009 (La Jornada, Roberto González Amador, 20 de agosto de 2009).
Las rebanadas del pastel
Hoy se cumplen cuatro meses de la tragedia en la guardería ABC de Hermosillo, y nada… Un enorme abrazo para la Negra más bella de América Latina, Mercedes Sosa.
cfvmexico_sa@hotmail.com • mexicosa@infinitum.com.mx
Eso dijo ante los representantes de la muy moral y de mejores costumbres Unión Internacional Cristiana de Dirigentes de Empresa, ante quienes, lacrimoso y chantajista, acomodó fechas y acontecimientos para justificar el pavoroso incremento en la pobreza, insistir en la validez de su 2 por ciento de IVA disfrazado, defender su paquetazo 2010 y, de paso, dar pie a sus jilgueros para que de inmediato destacaran su franqueza y valor por reconocer la realidad actual aunque ésta no corresponda al calendario.
En su alocución del viernes pasado, el compungido gerente de Los Pinos destacó: “yo sé que esta crisis internacional, amigas y amigos, ha implicado momentos increíblemente difíciles, estoy seguro, para muchas empresas. Pero si esto ha sido difícil para empresas y para niveles de ingreso más fortalecidos, imaginemos todo lo que ha significado para niveles de ingreso y para personas que aún en situaciones de bonanza económica no tienen lo suficiente para su ingreso diario, para comer incluso; lo que se llama pobreza alimentaria. Imaginemos lo que fue, por ejemplo, aquí en nuestro querido México, para más de 14 millones de mexicanos, haber enfrentado en 2008 la crisis internacional de alimentos, haber visto cómo se duplicaban o incluso se triplicaban los precios de los granos o del aceite de cocina, o de las harinas, o muchas cosas. Productos indispensables para el alimento cotidiano… efectivamente, en México los datos muestran que la pobreza impactada por la crisis alimentaria, primero, y luego por la crisis económica, hizo que pasaran de 14 a casi 20 millones de mexicanos”.
Pues bien, los datos proporcionados por Calderón, amén de ser parciales, corresponden al periodo 2006-2008 (de junio a junio), es decir antes del estallido de la crisis (versión oficial) y cuando el propio inquilino de Los Pinos no reconocía sacudida alguna. Por el contrario, en ese bie nio (campaña electoral incluida) su discurso sólo hacía referencia a la fortaleza económica del país, al navío de gran calado, a lo bien que estaban los mexicanos y lo mal que estaban más de allá de nuestras fronteras, a que lo sucedido en Estados Unidos nos pelaba los dientes, y en fin a la gripa y al catarrito. Y no hay que hacer a un lado que la crisis económica, según la versión oficial y el machacón discurso calderonista, sólo impactó a México a partir de octubre de 2008.
Entonces, el pavoroso crecimiento de la pobreza alimentaria entre las familias mexicanas, citado por el referido gerente, corresponde a lo contabilizado sólo en el primer bienio de estancia en Los Pinos, por mucho que en el balance Calderón intente adelantar un año el calendario y justificar dicho aumento por razones de crisis. Además, al crecimiento de la pobreza alimentaria hay que agregar el correspondiente a ingresos y patrimonio, información, clara y llana, que en julio pasado proporcionaron el Inegi (por medio de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, ENIGH, 2008) y el Coneval (con base en esta última).
Así, oficialmente, será dentro de dos años cuando, por medio de los mismos organismos públicos, se cuantificarán los brutales efectos de la crisis 2009-2010 en materia de incremento de la pobreza, aunque desde ahora con sólo asomarse a la calle ya se puede saber de qué se trata. Si en junio de 2008, cuando no había crisis, el número de mexicanos en pobreza alimentaria aumentó de 14 a 19.5 millones, sólo hay que imaginar cuál será el espeluznante resultado de la ENIGH correspondiente a 2010.
Para dar una y ubicar el calendario (distinto al utilizado por Calderón), en junio del año pasado (cuando concluyó el levantamiento de la ENIGH 2008) el registro gubernamental reconocía un millón 400 mil desempleados menos que ahora, la economía crecía 2.8 por ciento y las finanzas públicas no estaban en shock (todo ello oficialmente); 12 meses después, el desempleo se aproxima a 3 millones de mexicanos, la economía se desplomó 10.3 por ciento y las finanzas públicas parecen queso gruyere.
Recordemos el informe del Coneval (18 de julio de 2009): “de acuerdo con la información de la ENIGH 2008, en ese año, 50.6 millones de mexicanos eran pobres de patrimonio, es decir, no contaban con un ingreso suficiente para satisfacer sus necesidades de salud, de educación, de alimentación, de vivienda, de vestido y de transporte público, aun si dedicaran la totalidad de sus recursos económicos a ese propósito. Asimismo, 19.5 millones eran pobres alimentarios, es decir, quienes tienen ingresos insuficientes para adquirir una canasta básica de alimentos, incluso si los destinaran exclusivamente para ese fin. De los pobres alimentarios en 2008, 7.2 millones habitaban en zonas urbanas (localidades de 15 mil o más habitantes), mientras 12.2 millones residían en el área rural. Entre 2006 y 2008 aumentó la incidencia de la pobreza de patrimonio –el porcentaje de personas pobres–, la cual pasó de 42.6 a 47.4 por ciento; a su vez, la incidencia de la pobreza alimentaria aumentó de 13.8 a 18.2 por ciento. En términos absolutos, el incremento fue de 5.9 y 5.1 millones de personas, al pasar de 44.7 a 50.6 millones de personas y de 14.4 a 19.5 millones de personas, respectivamente”.
Calderón manipula al utilizar como actuales las cifras de un año atrás (2008), pero deja a un lado los reportes más recientes, como el siguiente: la recesión en que cayó la economía mexicana este año (2009) sumió en la pobreza a por lo menos 4.2 millones de personas, adicionales a los 5.9 millones que cayeron en esa condición entre 2006 y 2008, reveló un reporte del Banco Mundial. Si se toman en cuenta los 50.6 millones de pobres registrados en datos oficiales hasta 2008, se obtiene un total de 54.8 millones de mexicanos en esta condición, o sea, 51.02 por ciento de la población del país, del conjunto de 107.4 millones a junio de 2009 (La Jornada, Roberto González Amador, 20 de agosto de 2009).
Las rebanadas del pastel
Hoy se cumplen cuatro meses de la tragedia en la guardería ABC de Hermosillo, y nada… Un enorme abrazo para la Negra más bella de América Latina, Mercedes Sosa.
cfvmexico_sa@hotmail.com • mexicosa@infinitum.com.mx
David Márquez Ayala: Reporte Económico
Motivo de crecientes fricciones por su inequidad, el Sistema Nacional de Coordinación Fiscal establece tres vías para la transferencia de recursos federales a las entidades:
a) Participaciones: recursos libres que el gobierno federal les participa de la recaudación fiscal; b) Aportaciones: recursos para fines específicos (educación, salud, seguridad pública, infraestructura social… y c) Convenios de descentralización y reasignación casuística de recursos.
Las Participaciones
Modificaciones realizadas a la Ley de Coordinación Fiscal en 1990 introdujeron en la fórmula de reparto una variable demográfica, según la cual “45.17% de los recursos del Fondo General de Participaciones se asignaría en proporción directa al número de habitantes…” y el resto mediante criterios igualmente discutibles.
El resultado fue una distribución inequitativa, beneficiando a entidades con alto crecimiento demográfico y baja producción, perjudicando a otras como el Distrito Federal, cuya población no crece. Este último, por ejemplo, aportó en 2007 (último año con PIB por entidades) 17.5% del PIB y recibió 13.0% de las Participaciones; a la inversa, Chiapas aportó 1.7% al PIB y recibió 4.0%, y el estado de México aportó 8.9% al PIB y recibió 11.8% de Participaciones (Gráfico 1)
Campeche ejemplifica, cabe destacar, un sesgo distorsionante del cálculo del PIB por entidades, pues al asignarle la producción de petróleo crudo, el estado aparece como generador de 5.6% del PIB nacional, lo cual no corresponde a la realidad y sí reduce proporcionalmente la participación real de las entidades no petroleras.
Otro elemento a destacar es la confusión que parece existir respecto de la naturaleza de las Participaciones y de las Aportaciones. Las Participaciones no son redistributivas sino, como su nombre lo indica, son partes de algo que se le reintegra equitativamente a la entidad que generó esas partes (originalmente de los tributos y ahora debe ser del PIB). Las Aportaciones sí son de naturaleza redistributiva y en ellas sí caben criterios difrenciados de asignación de recursos en función de las necesidades de cada entidad.
Participaciones al DF
Según la serie anterior del PIB (base 1993), el Distrito Federal venía aportando entre 1990 y 2002 23% aproximado de la producción nacional de bienes y servicios (Gráfico 2); con la metodología de la nueva serie (base 2003) la cifra del PIB nacional aumentó y la participación porcentual del DF se redujo drásticamente: de 23.2% en 2002 a 18.5% en 2003, y a 17.2% (estimado) en 2008.
SME: injerencismo y acoso oficial
El Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) anunció este fin de semana su decisión de solicitar un amparo ante la previsible negativa de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) para otorgar la toma de nota a Martín Esparza Flores como secretario general del gremio.
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El Correo Ilustrado
De negra a negra
La Negra Sosa nos marcó a todos. Si no me equivoco, fue en los 70 que vino a México.
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Carlos Fazio: El cambio de piel de la FNCA
Cuando en septiembre pasado el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció su decisión de prolongar un año más el bloqueo económico, comercial y financiero a Cuba, estaba dando continuidad a una política instrumentada por 10 sucesivas administraciones de la Casa Blanca, rechazada de manera masiva por la comunidad internacional. La determinación de Obama marcó un paso atrás en medidas anteriores como suprimir las restricciones a los viajes y las remesas de cubanoestadunidenses a la isla, e incluso en su aprobación para dejar sin efecto la expulsión de Cuba de la Organización de Estados Americanos. Al hacerlo, Obama cedió a las presiones de los halcones de Washington y de los integrantes del complejo militar industrial.
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Cuando en septiembre pasado el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció su decisión de prolongar un año más el bloqueo económico, comercial y financiero a Cuba, estaba dando continuidad a una política instrumentada por 10 sucesivas administraciones de la Casa Blanca, rechazada de manera masiva por la comunidad internacional. La determinación de Obama marcó un paso atrás en medidas anteriores como suprimir las restricciones a los viajes y las remesas de cubanoestadunidenses a la isla, e incluso en su aprobación para dejar sin efecto la expulsión de Cuba de la Organización de Estados Americanos. Al hacerlo, Obama cedió a las presiones de los halcones de Washington y de los integrantes del complejo militar industrial.
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Iván Restrepo: Y el Bordo Poniente sigue ahí...
Aprincipios de año, diversas instancias oficiales del estado de México informaron que no tendrían espacio para recibir toda la basura que se genera en la capital del país tras el cierre del tiradero actual: el Bordo Poniente; apenas para unas 4 mil toneladas de las 13 mil que a diario se producen. En cambio, las autoridades defeñas sostenían que el bordo tenía vida útil por tres años más, pues contaba con 150 hectáreas disponibles. Por su parte, Juan Elvira, secretario del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), manifestó que existían acercamientos entre él y el jefe de Gobierno del Distrito Federal, por conducto de la Secretaría de Gobernación, para buscar las mejores alternativas. Le pude expresar personalmente a Marcelo Ebrard que el gobierno federal está en la mejor disposición de buscar una resolución al conflicto, porque no es un problema entre el gobierno federal y el del Distrito Federal, sino metropolitano, externó.
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Aprincipios de año, diversas instancias oficiales del estado de México informaron que no tendrían espacio para recibir toda la basura que se genera en la capital del país tras el cierre del tiradero actual: el Bordo Poniente; apenas para unas 4 mil toneladas de las 13 mil que a diario se producen. En cambio, las autoridades defeñas sostenían que el bordo tenía vida útil por tres años más, pues contaba con 150 hectáreas disponibles. Por su parte, Juan Elvira, secretario del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), manifestó que existían acercamientos entre él y el jefe de Gobierno del Distrito Federal, por conducto de la Secretaría de Gobernación, para buscar las mejores alternativas. Le pude expresar personalmente a Marcelo Ebrard que el gobierno federal está en la mejor disposición de buscar una resolución al conflicto, porque no es un problema entre el gobierno federal y el del Distrito Federal, sino metropolitano, externó.
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John M. Ackerman: Las pasarelas simuladas
Una pasarela de candidatos no es suficiente para asegurar la transparencia de los procesos de nombramiento de los nuevos titulares de los órganos del Estado mexicano. Más allá de la saludable disposición de los candidatos a exponerse al escrutinio público, habría que exigir que los legisladores fundamenten y motiven sus decisiones de manera pública. De otra forma se presenta un escenario de simulación que no ayuda en nada a la fortaleza institucional de órganos tan importantes como el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, el Consejo de la Judicatura, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el Banco de México y la Auditoría Superior de la Federación.
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Una pasarela de candidatos no es suficiente para asegurar la transparencia de los procesos de nombramiento de los nuevos titulares de los órganos del Estado mexicano. Más allá de la saludable disposición de los candidatos a exponerse al escrutinio público, habría que exigir que los legisladores fundamenten y motiven sus decisiones de manera pública. De otra forma se presenta un escenario de simulación que no ayuda en nada a la fortaleza institucional de órganos tan importantes como el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, el Consejo de la Judicatura, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el Banco de México y la Auditoría Superior de la Federación.
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Gustavo Esteva: La religión democrática
Se nos repite incansablemente que el camino electoral es el único para transformar el país, para agregar de inmediato que la vía armada es inaceptable.
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Se nos repite incansablemente que el camino electoral es el único para transformar el país, para agregar de inmediato que la vía armada es inaceptable.
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Se dice que las comparaciones son odiosas. En efecto, suelen ser así, sobre todo cuando no se advierten las diferencias y las particularidades entre aquello que se quiere comparar.
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Hermann Bellinghausen: Soñar Nápoles
Desembarco del tren en el puerto de Nápoles y casi sin darme cuenta me encuentro sumergido en la excitada ciudad. Los carros, las motonetas y los transeúntes, numerosísimos todos, se mueven con libertad, caóticos, impacientes y eficaces en calles estrechas o de plano callejones curvilíneos que suben y bajan. La sombra de la arquitectura masiva cae sobre la calle, abigarrada de balcones (el sello de la ciudad, que literalmente vive asomada), de ropa y sábanas tendidas, macetas con enredaderas colgantes, nichos poblados de dioses, tritones y próceres húmedos, sucios, pesados.
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Ricardo RaphaelDespedida
05 de octubre de 2009
En más de 400 ocasiones entregué para esta página mi colaboración semanal. Pocos rituales en mi vida han sido tan demandantes. Hoy que esta entrañable responsabilidad se interrumpe, miro hacia atrás con nostalgia y también con orgullo.
Quienes han tenido la experiencia de redactar un texto periodístico durante un periodo largo de tiempo saben que se parece mucho a llevar un diario íntimo. A través de la escritura propia suelen hacer acto de presencia las ingenuidades que un día nos abandonaron, las convicciones que crecieron, mutaron o se desvanecieron, y nuestras esperanzas más queridas, las que volaron o las que ya no pudieron hacerlo.
En esta bitácora de EL UNIVERSAL quedaron registradas mis subversiones, aquellas que cometí en contra de mí mismo y las que aún deseo y quiero para mi sociedad. Hay registro de mis inconsistencias, de la demagogia (casi siempre involuntaria) en la que incurrí, y también de las causas que he defendido.
Como tantos otros, entré a la presente década con más optimismo del que estoy saliendo de ella. Esto se explica, en parte, porque la vida se me acumuló en las entrañas, pero también porque durante este tiempo la realidad objetiva —esa que por fortuna se mueve independientemente de nosotros— terminó deslizándose sobre su canto más pesimista.
Algunas piezas que aquí fueron publicadas me provocaron ansiedad y hasta frustración. Cuando esto ultimo ocurrió pensé en todos esos críticos de cine obligados a reseñar malas películas o en los cronistas deportivos cuando les toca narrar un pésimo partido de futbol.
El oficio obliga a que el estado de ánimo no influya sobre el periodista. Con todo, y lo digo sin florituras, la materia de trabajo de los analistas políticos mexicanos se ha ido volviendo muy pobre con el tiempo. Sobre todo aquella que hoy producen nuestros profesionales de la política.
En contraste, mucho disfruté en la escritura de otras piezas. Pude seguir de cerca episodios emblemáticos por la altura ética de las personas que los encarnaron. Para honor mío, en estas líneas se escribió hace unos años sobre Leticia Martell, la madre que, para resarcimiento de su hijo y en contra de las autoridades, denunció públicamente a una red de pederastas protegida por el gobierno de Oaxaca.
También tuve la oportunidad de expresarme aquí sobre la estatura humana de Alejandro Martí, sobre la inspiradora batalla que Lydia Cacho libró contra Kamel Nacif y el gobernador de Puebla, Mario Marín, sobre las víctimas de discriminación, sobre la violación de los derechos en México y sobre tantos otros temas y causas que me siguen siendo muy preciados.
Si la diferencia entre necedad y tenacidad se mide con el éxito, sin duda en estos años más han sumado mis necedades que mis tenacidades. Pongo como ejemplo de esta circunstancia la larga serie de artículos que dediqué a reflexionar sobre la educación y, particularmente, sobre el poder que sostiene en mi país Elba Esther Gordillo Morales.
Desde ese otro escaparate de la política —el que surge en el seno de la sociedad y a partir de las vidas y las luchas de los ciudadanos concretos— gocé también, y mucho, la responsabilidad de mi oficio.
El cambio que va ocurriendo en México lleva paso de tortuga. A diferencia de hace unos años sé, ya sin lamentarme, que nada nos va a ocurrir vertiginosamente. No creo más que México vaya a alcanzar su siguiente etapa civilizatoria gracias a la política que hacen los políticos, ni a las instituciones donde ellos despachan, ni al liderazgo que ellos convocan.
A diferencia de hace nueve años, también he perdido la fe que tenía en la sociedad civil. El agua que pasa bajo el río ha debilitado a las redes de activistas que con tanta energía se invirtieron en la edificación de la democracia mexicana.
Sin embargo, sigo creyendo en las personas, en las historias individuales cargadas de convicción, ideas y voluntad transformadora. Este país es cada día más fuerte, no por su política, ni por su sociedad, sino por la fuerza vital con que cada uno enfrenta sus respectivos dilemas éticos, los íntimos y los públicos.
Anclado en tal creencia, llego hoy a este día y cierro una etapa dentro de EL UNIVERSAL. La responsabilidad que honrosamente asumí, en noviembre del año pasado, como subdirector de Opinión de el Gran Diario de México, me obliga a hacerlo de esta manera.
Si bien hasta ahora no se ha suscitado un conflicto de interés entre el desempeño de mi función sustantiva en el periódico y la publicación semanal de mis reflexiones personales, cabe la posibilidad de que —en la realidad o en apariencia— un escenario así termine presentándose.
Con el ánimo de conjurar tal eventualidad abandono este espacio y la relación que durante todos estos años sostuve agradecidamente con los lectores. No se trata de una despedida, sino de un mientras tanto…
Analista político
En más de 400 ocasiones entregué para esta página mi colaboración semanal. Pocos rituales en mi vida han sido tan demandantes. Hoy que esta entrañable responsabilidad se interrumpe, miro hacia atrás con nostalgia y también con orgullo.
Quienes han tenido la experiencia de redactar un texto periodístico durante un periodo largo de tiempo saben que se parece mucho a llevar un diario íntimo. A través de la escritura propia suelen hacer acto de presencia las ingenuidades que un día nos abandonaron, las convicciones que crecieron, mutaron o se desvanecieron, y nuestras esperanzas más queridas, las que volaron o las que ya no pudieron hacerlo.
En esta bitácora de EL UNIVERSAL quedaron registradas mis subversiones, aquellas que cometí en contra de mí mismo y las que aún deseo y quiero para mi sociedad. Hay registro de mis inconsistencias, de la demagogia (casi siempre involuntaria) en la que incurrí, y también de las causas que he defendido.
Como tantos otros, entré a la presente década con más optimismo del que estoy saliendo de ella. Esto se explica, en parte, porque la vida se me acumuló en las entrañas, pero también porque durante este tiempo la realidad objetiva —esa que por fortuna se mueve independientemente de nosotros— terminó deslizándose sobre su canto más pesimista.
Algunas piezas que aquí fueron publicadas me provocaron ansiedad y hasta frustración. Cuando esto ultimo ocurrió pensé en todos esos críticos de cine obligados a reseñar malas películas o en los cronistas deportivos cuando les toca narrar un pésimo partido de futbol.
El oficio obliga a que el estado de ánimo no influya sobre el periodista. Con todo, y lo digo sin florituras, la materia de trabajo de los analistas políticos mexicanos se ha ido volviendo muy pobre con el tiempo. Sobre todo aquella que hoy producen nuestros profesionales de la política.
En contraste, mucho disfruté en la escritura de otras piezas. Pude seguir de cerca episodios emblemáticos por la altura ética de las personas que los encarnaron. Para honor mío, en estas líneas se escribió hace unos años sobre Leticia Martell, la madre que, para resarcimiento de su hijo y en contra de las autoridades, denunció públicamente a una red de pederastas protegida por el gobierno de Oaxaca.
También tuve la oportunidad de expresarme aquí sobre la estatura humana de Alejandro Martí, sobre la inspiradora batalla que Lydia Cacho libró contra Kamel Nacif y el gobernador de Puebla, Mario Marín, sobre las víctimas de discriminación, sobre la violación de los derechos en México y sobre tantos otros temas y causas que me siguen siendo muy preciados.
Si la diferencia entre necedad y tenacidad se mide con el éxito, sin duda en estos años más han sumado mis necedades que mis tenacidades. Pongo como ejemplo de esta circunstancia la larga serie de artículos que dediqué a reflexionar sobre la educación y, particularmente, sobre el poder que sostiene en mi país Elba Esther Gordillo Morales.
Desde ese otro escaparate de la política —el que surge en el seno de la sociedad y a partir de las vidas y las luchas de los ciudadanos concretos— gocé también, y mucho, la responsabilidad de mi oficio.
El cambio que va ocurriendo en México lleva paso de tortuga. A diferencia de hace unos años sé, ya sin lamentarme, que nada nos va a ocurrir vertiginosamente. No creo más que México vaya a alcanzar su siguiente etapa civilizatoria gracias a la política que hacen los políticos, ni a las instituciones donde ellos despachan, ni al liderazgo que ellos convocan.
A diferencia de hace nueve años, también he perdido la fe que tenía en la sociedad civil. El agua que pasa bajo el río ha debilitado a las redes de activistas que con tanta energía se invirtieron en la edificación de la democracia mexicana.
Sin embargo, sigo creyendo en las personas, en las historias individuales cargadas de convicción, ideas y voluntad transformadora. Este país es cada día más fuerte, no por su política, ni por su sociedad, sino por la fuerza vital con que cada uno enfrenta sus respectivos dilemas éticos, los íntimos y los públicos.
Anclado en tal creencia, llego hoy a este día y cierro una etapa dentro de EL UNIVERSAL. La responsabilidad que honrosamente asumí, en noviembre del año pasado, como subdirector de Opinión de el Gran Diario de México, me obliga a hacerlo de esta manera.
Si bien hasta ahora no se ha suscitado un conflicto de interés entre el desempeño de mi función sustantiva en el periódico y la publicación semanal de mis reflexiones personales, cabe la posibilidad de que —en la realidad o en apariencia— un escenario así termine presentándose.
Con el ánimo de conjurar tal eventualidad abandono este espacio y la relación que durante todos estos años sostuve agradecidamente con los lectores. No se trata de una despedida, sino de un mientras tanto…
Analista político
Lydia Cacho
Plan B
Pedófilos preciosos y el Nobel
La pregunta de la semana es ¿por qué García Márquez aceptó llevar a la pantalla Memorias de mis putas tristes? justo en un momento en que el mundo está luchando contra la creciente explotación sexual comercial de niñas y adolescentes. La novela tiene un público limitado, la película en cambio terminará en televisión y será masiva.
En esta novela un viejo de 91 años que ha tenido 514 amantes le pide a una lenona que le consiga a una niña virgen para su cumpleaños. Se la entregan en el prostíbulo, drogada para que resista la violación. El viejo le canta y se enamora.
Organizaciones internacionales contra la explotación sexual infantil y adolescente, están cuestionando que se lleve a cabo una apología fílmica de la trata de menores avalada nada menos que por el Nobel y un gran cineasta danés, asociados con el góber precioso.
En su novela el Gabo asegura que el viejo se enamora de Delgadina. Ese argumento lo hemos escuchado de cientos de pedófilos que buscaban niñas vírgenes de entre 13 y 14 años para violarlas y que pagaron por que alguien las secuestrara, comprara y vendiera; que incurriera en el delito de trata de personas con fines de explotación sexual.
¿Por qué Televisa se indignó con las aberraciones de Succar Kuri y Kamel Nacif y ahora pone millones de dólares para filmar una historia muy parecida? ¿Por qué Eva Garza, dueña de FEMSA invierte en una historia que convierte la explotación sexual adolescente en un acto de amor normalizado que ella ha criticado?
Esto nos recuerda el caso Polanski. El cineasta sedujo con engaños a una niña de 13 años, la violó analmente y huyó de Estados Unidos. Ahora lo arrestan y mucha gente minimiza el delito porque “es un genio” o “pasó hace muchos años”. ¿Por qué la sociedad y algunos medios utilizan raseros diferentes para la gente poderosa, sea o no, intelectual?
El hecho de que el gobierno de Mario Marín invierta un millón de dólares en la película es aberrante. Marín lleva años intentando lavar su imagen con intelectuales y medios luego de las llamadas que lo evidenciaron aliándose a los pederastas. ¿Hasta dónde le queda claro al Nobel de Literatura que se asocia con el góber precioso? Creo que mientras más famoso eres adquieres mayor responsabilidad moral y ética por tus acciones, puesto que la fama te convierte en paradigma, en modelo a seguir. Otro premio Nobel, J.M. Coetzee, publicó un ensayo en El País, sobre esta obra de García Márquez y su relación con la pedofilia. Coetzee reflexiona sobre la insatisfacción moral que le deja este libro de Gabo; le compara con Kawabata y el Quijote argumentando que el final de Memorias es moralmente cuestionable. La pregunta a responder es ¿tienen o no escritores y artistas una responsabilidad moral por lo reflejado en sus obras y por cómo se utilicen?
Si García Márquez elige asociarse con el político que protegió a la red de pornografía infantil es su derecho, cuestionarlo es el nuestro. No se trata de censura ni de moralina, sino de un debate real de fondo sobre el aval ideológico de la trata de niñas.
La pregunta de la semana es ¿por qué García Márquez aceptó llevar a la pantalla Memorias de mis putas tristes? justo en un momento en que el mundo está luchando contra la creciente explotación sexual comercial de niñas y adolescentes. La novela tiene un público limitado, la película en cambio terminará en televisión y será masiva.
En esta novela un viejo de 91 años que ha tenido 514 amantes le pide a una lenona que le consiga a una niña virgen para su cumpleaños. Se la entregan en el prostíbulo, drogada para que resista la violación. El viejo le canta y se enamora.
Organizaciones internacionales contra la explotación sexual infantil y adolescente, están cuestionando que se lleve a cabo una apología fílmica de la trata de menores avalada nada menos que por el Nobel y un gran cineasta danés, asociados con el góber precioso.
En su novela el Gabo asegura que el viejo se enamora de Delgadina. Ese argumento lo hemos escuchado de cientos de pedófilos que buscaban niñas vírgenes de entre 13 y 14 años para violarlas y que pagaron por que alguien las secuestrara, comprara y vendiera; que incurriera en el delito de trata de personas con fines de explotación sexual.
¿Por qué Televisa se indignó con las aberraciones de Succar Kuri y Kamel Nacif y ahora pone millones de dólares para filmar una historia muy parecida? ¿Por qué Eva Garza, dueña de FEMSA invierte en una historia que convierte la explotación sexual adolescente en un acto de amor normalizado que ella ha criticado?
Esto nos recuerda el caso Polanski. El cineasta sedujo con engaños a una niña de 13 años, la violó analmente y huyó de Estados Unidos. Ahora lo arrestan y mucha gente minimiza el delito porque “es un genio” o “pasó hace muchos años”. ¿Por qué la sociedad y algunos medios utilizan raseros diferentes para la gente poderosa, sea o no, intelectual?
El hecho de que el gobierno de Mario Marín invierta un millón de dólares en la película es aberrante. Marín lleva años intentando lavar su imagen con intelectuales y medios luego de las llamadas que lo evidenciaron aliándose a los pederastas. ¿Hasta dónde le queda claro al Nobel de Literatura que se asocia con el góber precioso? Creo que mientras más famoso eres adquieres mayor responsabilidad moral y ética por tus acciones, puesto que la fama te convierte en paradigma, en modelo a seguir. Otro premio Nobel, J.M. Coetzee, publicó un ensayo en El País, sobre esta obra de García Márquez y su relación con la pedofilia. Coetzee reflexiona sobre la insatisfacción moral que le deja este libro de Gabo; le compara con Kawabata y el Quijote argumentando que el final de Memorias es moralmente cuestionable. La pregunta a responder es ¿tienen o no escritores y artistas una responsabilidad moral por lo reflejado en sus obras y por cómo se utilicen?
Si García Márquez elige asociarse con el político que protegió a la red de pornografía infantil es su derecho, cuestionarlo es el nuestro. No se trata de censura ni de moralina, sino de un debate real de fondo sobre el aval ideológico de la trata de niñas.
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