10/06/2009

Los periodistas pal café......



Julio Hernández López: Astillero
Zzzzzzz. Silencio, que la Suprema Corta duerme (o ha sido dormida). Mariano ¡ah, suela!, el ministro de los servicios jurídicos pizzeros (cuando era presidente de la SC se entregaba a Los Pinos en menos de media hora o la sentencia era gratis) supuró 923 páginas de sesudo estudio jurídico para determinar que en Oaxaca no había pasado nada demasiado grave durante la represión de 2006 a 2007. Bella pieza de labradas exculpaciones (Los de arriba) que habrá de ser sometida a discusión y votación del resto de los ministros durmientes en esta semana. ¿Dictamen, dicen que se llama oficialmente lo que ha emitido el empresario socialmente responsable apellidado Azuela (es presidente honorario de la derechista Unión Social de Empresarios Mexicanos)? Bah: ejemplo escandaloso de evasión social, de estupefacción mediante el uso de las drogas de la legalidad, pérdida de tiempo y de recursos económicos para desembocar en un platillo ligero que en realidad es simplemente una confirmación más de que en esta Patria nuestra tan agraviada no hay esperanza real de justicia.
Golpizas, secuestros, tortura, muerte y violaciones diarias, sistemáticas, de los derechos humanos, pero el ministro dictaminador nomás propone a sus colegas que se castigue a algunas piezas menores, la más alta de ellas quien era jefe policiaco federal de la plaza, Ardelio Vargas Fosado, quien oportunamente fue blindado para que las indagaciones y propuestas de castigo de la antedicha Corte Corta no le alcanzaran, pues ya es diputado federal (por el PRI y por un distrito poblano) y ni más ni menos que presidente de la comisión de la defensa nacional de esa cámara. Chente Box puede seguir disfrutando su riqueza sexenal en la máxima tranquilidad conyugal y Uh! Lises Ruiz puede seguir hinchando sus cuentas personales y desviando el dinero oaxaqueño para proyectos electorales en toda la República. Los policías sí se mandaron solos en aquella represión histórica, y la culpa toditita es de quienes no atendieron los discursos de buena voluntad de los jefes políticos (bueno, al gobernador sí se le reprocha que no haya tenido un cuerpo de agentes especializados en atender sin tanta violencia los desbordamientos sociales). Zzzzz. Silencio, que la justicia duerme.
De puntitas también hay que caminar mientras al licenciado CaldeDos% se le pasa el coraje porque los desconsiderados mexicanos no quieren cooperar para que tenga dinero para combatir la pobreza que él mismo ha agravado durante su catastrófico trienio recortado. Un esfuercito, por el amor de Dios, pide el deshauciado fiscal. Pero, al ver que el sombrero extendido sigue vacío, y que el poder real lo tienen los gobernadores priístas a través de sus bancadas legislativas, se irrita y les advierte que no se vale andar luego con que quieren más dinero para sus estados o para obras si antes no hicieron aprobar nuevas formas de recaudación mediante impuestos: coopelen en San Lázaro para que Carstens no les dé cuello. Felipe está que truena (es decir, por tronar) porque sabe que su paquetazo de ilusión económica no pasará tal como él lo había pensado y que una vez más en tan poco tiempo quedará exhibido como el despojado de poder que ya es. Pero, por lo pronto, la magna campaña de chantaje nacional tuvo una resonancia vergonzosa a través de un gobernador presuntamente llegado al poder con los ideales del PRD, el chiapaneco Juan Sabines, que nuevamente se ha puesto de tapete, más negro que amarillo, para apoyar al emberrinchado Felipillo en su asunto ése del 2 por ciento general.
En las alturas llameantes (oh, cuán lindo es tocar la lira y disfrutar una cálida vista), el licenciado CalNerón ha bajado el pulgar laboral para condenar al Sindicato Mexicano de Electricistas a acompañar al de los trabajadores mineros napoleónicos en el circo romano donde los gladiadores institucionales usan las tomas de nota de representación sindical como instrumentos de agresión y donde todos los recursos legaloides a la mano de las autoridades serán usados para doblegar a los sentenciados a muerte política y económica. Muchos son los móviles: la búsqueda de desarticular una fuerza organizada que normalmente camina hacia la izquierda, sobre todo en comicios; la creación de más problemas a la capital del país, que está en la mira de la derecha, y la siembra de presuntas razones que abonen el camino a futuros intentos privatizadores. En ese contexto, el mini césar está dando un paso peligroso hacia la conversión de los problemas económicos en crisis social y su correspondiente resistencia organizada, pero tales prodigios de visión no se les dan a los imperiales funcionarios de apellidos Calderón y Lozano. El dedo ha ordenado el arrojo a los leones. Silencio y a cumplir (al menos, eso creen ellos, o creerán por algunos días u horas, mientras se dan cuenta de que lo que ellos habían considerado fanfarrias –el quinazo del sexenio, anuncian los periodistas e intelectuales oficialistas– en realidad eran los tambores, que ellos tensaron, de la movilización y la protesta que puede extenderse). Zzzzzzz.
Y, mientras se han reunido en la capital del país los gobernadores y los coordinadores legislativos del PRI, para decidir ya en serio qué hacer con la economía mexicana, más allá de ocurrencias y berrinches del Solitario de Los Pinos, y mientras la empresa española Befesa trata de cobrar 270 millones de dólares al ayuntamiento de Zimapán, Hidalgo, como indemnización porque una larga lucha popular le ha impedido a esa firma instalar un confinamiento de desechos tóxicos que era un atentado contra la salud pública de ese lugar, ¡hasta mañana, en esta columna que ve la entrega de la medalla Belisario Domínguez a quien fue secretario de hacienda, Antonio Ortiz Mena, como parte de la campaña de sensibilización nacional de que los tiempos priístas del desarrollo estabilizador eran mejores y, por tanto, deben volver!
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juliohdz@jornada.com.mx
No es tan grave el problema que enfrenta la dirigencia priísta para pronunciarse en favor del alza de algunos de los impuestos que propone Felipe Calderón. En primer lugar, el costo político lo asume el PAN. (Claro, el costo económico caerá sobre los consumidores.) Cierto es que recientemente publicaron una declaración en que se comprometían públicamente a no dejar pasar el IVA en alimentos y medicinas. Pero ¿cuántas veces no han metido reversa? Es cuestión de hacer uso de la necesaria dosis de cinismo para anunciar que por el bien de la patria secundan la iniciativa fiscal del panismo. Anoche se reunía la plana mayor con la predecible Beatriz Paredes. Llegaban los gobernadores, Beltrones, Francisco Rojas, el laberinto de intereses reunido en un cónclave. No tardan en darnos lo que no será una sorpresa.
Antonio Ortiz Mena
Los contreras de su época lo acusaban de ser demasiado conservador, demasiado ligado a los intereses de Estados Unidos y demasiado elitista. Hoy tendrían que conceder –a la vista del desastre que vendría después– que Antonio Ortiz Mena, el secretario de Hacienda de los gobiernos de López Mateos y Díaz Ordaz, cabe mejor en la clasificación de populista: aumentó el salario mínimo casi al doble y no necesitó inventar IVAS, IETUS, IDES ni mitos como el impuesto de la pobreza. Fue radical en el control de la economía: mantuvo la inflación en 2.2% con un crecimiento de la economía de 6.6%, anuales. Y férreamente limitó la deuda externa a 4 mil millones de dólares. Estaba etiquetada: sabía cuánto y a quién se debía y tenía reservas para pagarla puntualmente. México se encaminaba a convertirse en una potencia mundial y a rivalizar con el vecino del norte. Desafortunadamente, después de que dejó su cargo siguió el desbarajuste que continúa hasta el día de hoy y que nos ha hecho pensar a los mexicanos de las siguientes generaciones que la crisis es eterna. En primer lugar, tronó el peso: finalizó el largo periodo en que se compraba un dólar en $12.50. (Hoy cuesta $13.70, pero es otro mito, Salinas y Aspe le quitaron tres ceros, de otro modo pagaríamos $13,700 por cada billete verde). Se ha depreciado, entre gobiernos panistas y priístas, más de ¡100 mil%! Antonio Ortiz Mena falleció en 2007 a los 99 años. Recibirá post mortem la medalla Belisario Domínguez que otorga el Senado de la República. Un nieto suyo, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, es el actual director del SAT.
Orgullo nacional
¿Estás orgulloso de tu país? Debería ser así, la exaltada fiesta en el Zócalo la noche del 15 de septiembre de cada año lo demuestra. Como México no hay dos, solemos decir. Es una sorpresa que una encuesta llevada a cabo por el organismo privado Instituto de la Reputación revele que la gente de otras naciones todavía se muestra más orgullosa de su país que nosotros. La revista inglesa The Economist publica en la edición que circula esta semana el índice de los pueblos más orgullosos de su patria. Australia aparece en primer lugar, Estados Unidos en el lugar número 11 y México en el 15. Es como para picarnos el orgullo. (Ver el cuadro que aparece en esta página.)

Carlos Fernández-Vega: México SA
Parece que los mexicanos tendrían que congratularse –con todo y que la mitad de ellos sobrevive en la pobreza y la miseria– porque su patria es catalogada (2007) entre los 45 países de desarrollo humano alto (la posición inmediata anterior al primer mundo), y en el año referido ocupó el escalón número 53 de 182 posibles, de acuerdo con la más reciente clasificación que sobre el particular divulgó ayer uno de los organismos de Naciones Unidas.
A simple vista, la anterior aparentemente resulta ser una buena noticia, según se lea: la mitad de los mexicanos se encuentra en condiciones lamentables, pero la otra mitad –también en apariencia– vive a plenitud, y la cereza del pastel sería que, según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), México ascendió un escalón en el primer año del calderonato, con respecto a los resultados de 2006.
Congratulaos, pues, mexicanos incrédulos, que México sin embargo se mueve, siempre de acuerdo con el reporte del PNUD (Informe sobre desarrollo humano 2009; superando barreras: movilidad y desarrollo humanos, con información al cierre de 2007), que el organismo de Naciones Unidas ayer hizo público en pomposo acto en Los Pinos, durante el cual su inquilino no dejó ir la oportunidad para asegurar que “las políticas públicas orientadas al desarrollo humano son las correctas y han funcionado en condiciones de estabilidad. Ello indica que la ruta que seguimos en materia de política social, en condiciones iguales ceteris paribus, como dicen los científicos, es la política social correcta” (con lágrimas en los ojos, agradecidos, 55 millones de pobres ovacionaron de pie a Felipe Calderón y al PNUD, tras conocer el informe de éste y escuchar el discurso de aquél).
Felizmente desesperado por el bombón obsequiado por el PNUD (a estas alturas se conforma con cualquier cosa), Calderón presumió: la buena noticia es que México mejora en su evaluación de desarrollo humano en el periodo que se analiza, aunque optó por alargar los plazos para demostrar aquello de la política social correcta. En concreto, la parte que le toca de la celebración (sólo 2007) no es tan azucarada como la presumida ayer: en su primer año de estancia en Los Pinos, el índice de desarrollo humano en México aumentó, si así se le puede llamar, 0.6 por ciento, pero si sirve de referencia cabe decir que en Haití –mismo año, igual indicador– avanzó 1.14 por ciento, y la isla caribeña es catalogada como de desarrollo humano medio. No se trata de apestar la fiesta, sino de ubicar las cifras y el alcance de la política social en su exacta dimensión.
Presumió el inquilino de Los Pinos que de 2000 a 2007 (gobiernos panistas), México mejora significativamente (al pasar) de (un índice de desarrollo humano, o IDH) de 0.81 a 0.854, es decir, cuatro lugares. En realidad tal indicador, para el periodo por él mismo establecido, creció de 0.825 a 0.854 (página 181 del estudio del PNUD), o lo que es lo mismo, 3.51 por ciento (para el primero de los años citados Haití no registra cifras), crecimiento que motivó la felicidad de Felipe Calderón.
Qué bueno que esté contento, pero tal vez reaccionó así de ligero por desconocer el comportamiento del mismo índice de desarrollo humano (elaborado por el propio PNUD) en la llamada década perdida (los años 80) en la que México fue uno de los principales cuan tristes protagonistas y pagadores, periodo en el que tal indicador creció 3.4 por ciento, es decir, apenas por debajo de la mejora significativa por él presumida para el lapso 2000-2007 (gobiernos panistas). Dicho sea de paso, en esa fatídica década perdida el IDH avanzó 6.7 por ciento en Haití.

El presidente Felipe Calderón durante su discurso referente al informe global sobre desarrollo humanoFoto Marco Peláez
Lo anterior quiere decir que en siete años (cierre de 2000-finales de 2007) sin sacudidas económicas, devaluaciones, crisis de deuda externa, sin Estado obeso, privatizado prácticamente todo, con inversión extranjera histórica, voluminosas remesas y excedentes petroleros sin precedente, el índice de desarrollo humano en México avanzó prácticamente lo mismo que en una década (la de los 80) caracterizada por crisis sobre crisis, devaluación sobre devaluación, fuga de capitales sobre fuga de capitales y un espeluznante desplome de los precios petroleros. Si eso es igual a una mejora significativa, entonces no hay nada que hacer.
De 1980 a 2007 el índice de desarrollo humano en México pasó de 0.756 a 0.854, igual a un crecimiento de 12.96 por ciento en 27 años, a razón promedio de 0.48 por ciento cada 12 meses (en igual periodo, el IDH en Haití avanzó 22.9 por ciento, o si se prefiere 0.85 por ciento promedio anual). Esos 27 años pueden repartirse así: en el periodo 1980-1990 (De la Madrid-Salinas), el IDH, como se indica líneas arriba, creció 3.4 por ciento: en el lapso 1990-2000 (el propio CSG y Ernesto Zedillo) avanzó cerca de 6 por ciento (cómo estarán las cosas que con este par se registra el mejor avance del IDH), y entre 2000 y 2007 (Fox y Calderón) en 3.51 por ciento. Hasta allí el balance con base en las cifras del PNUD, cuya medición no incorpora los efectos de la crisis, la devaluación, el desempleo, el crecimiento de la pobreza, el shock de las finanzas públicas, más impuestos, el catarrito, pues.
A paso de tortuga, teniendo con qué, ha sido el avance, por llamarle así, el desarrollo humano en México, pero el panorama se complicará aún más cuando el citado organismo de la ONU elabore sus informe correspondientes a 2008, 2009, 2010 y demás, es decir, cuando incorpore de lleno el terrible cráter social y económico abierto a golpe de frentazos por el calderonato, porque por mucho que mejoren las cosas –si es que algún día mejoran– el de Calderón, desde ya, puede considerarse como sexenio perdido, pero eso sí (PNUD dixit) en un país de desarrollo humano alto.
Las rebanadas del pastel
Más impuestos, sí, pero justo a quienes deben cobrarse: “el sector financiero contaminó la economía global con activos tóxicos y ahora deben limpiarla; por ello hay que aplicar un impuesto a las transacciones financieras para evitar el comportamiento disfuncional de los mercados y ayudar a pagar el daño de la crisis sobre los pobres. Ese impuesto debería cubrir todo tipo de activos, y la recaudación podría destinarse a ayudar a los países pobres que fueron las víctimas inocentes de la crisis… A principios de este año, en una hora Washington aprobó un paquete de estímulo de 700 mil millones de dólares, equivalente al total de ayuda externa global en una década, lo que invalida el argumento de que no hay dinero para el desarrollo. Lo que uno se pregunta es ¿quién está más necesitado, los países en desarrollo o los banqueros estadunidenses?” (Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía).
cfvmexico_sa@hotmail.com - mexicosa@infinitum.com.mx

Pakistán: el tercer laberinto
Ala perpetuación de la ocupación militar estadunidense en Irak y al recrudecimiento de la guerra en Afganistán se suma ahora el creciente descontrol en Pakistán, en cuya capital, Islamabad, se cometió ayer un atentado terrorista que mató a cinco empleados del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas y dejó un número indeterminado de heridos. El ataque fue perpetrado en una zona urbana estrechamente vigilada, en la que tienen su sede varios organismos internacionales y que hasta ayer se consideraba segura.
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El Correo Ilustrado
Se avergüenza de la injusticia y los engaños de Calderón, dice
Muy atento recado a Felipe Calderón nombrado, no electo, presidente de México, como él mismo lo reconoció en su histórica frase Haiga sido como haiga sido avalando el fraude cometido: Se dirige a usted con todo respeto un hombre que no tiene más credenciales que la de ser ciudadano mexicano. El único momento que sintió un fugaz optimismo fue con su discurso en el que delineó 10 puntos para cambiar el rumbo en el manejo de la nación; sólo fueron necesarios uno o dos días para tener la certeza de que usted no cumpliría con uno solo de los puntos ofrecidos, otra vez la mentira y el engaño, ya repetidos tantas veces en tres años. Cuando angustiados los mexicanos por el golpe económico que se nos venía encima, se hicieron múltiples llamadas en ese sentido pero desoyéndolos con soberbia se nos aseguró: “estamos perfectamente blindados; ahora sufrimos las consecuencias: la miseria, el hambre y la tristeza se ciernen sobre nuestra población, esto se lo dice un ciudadano que es un emergente de la clase media pobre de los años 30 del siglo XX y hoy, a los 90, sigue en un ya reducido trabajo, aunque vive como persona con una posición económica acomodada y se avergüenza de la injusticia que hay en nuestro país, donde un ministro –no sé decir si de justicia– gana hasta 5 millones de pesos al año y el salario mínimo de un operario es de 50 pesos al día.
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En algunas de las más remotas y pobres comunidades rurales de sierras y montañas del país se levantan grandes casas, construidas de ladrillo, varilla y cemento, que tienen antenas parabólicas. Por sus caminos circulan camionetas suburbanas de modelos recientes. En algunos casos, esos islotes de lujo, rodeados de un mar de escasez, son propiedad de migrantes que han logrado acumular pequeñas fortunas en Estados Unidos. En otros son testimonio de la riqueza que deja el narcotráfico.
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Yo había querido abstenerme de escribir acerca de lo que leerán a continuación, pero finalmente esta secretaría me colmó el plato por la tramposa forma en que maneja los asuntos relacionados con las declaraciones de impuestos.
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Me dirijo especialmente a los miembros de la comisión de educación y de la de presupuesto de la 61 Legislatura. El futuro inmediato de las universidades públicas está en sus manos, y como en el caso de los miembros de esa misma comisión, pero de la 60 Legislatura, pueden enmendar las gansadas presupuestales que la Secretaría de Hacienda ha cometido por no saber qué son y cuál es, al menos, la historia reciente de esas instituciones.
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Todo conduce al pesimismo. Es la obra de todos y de nadie. Cuando brilla el futuro de América Latina, México se alejó de ella. Cuando nos anexamos al destino de Norteamérica, ésta se cierra y decae. Hay muchas cosas de que escribir y todas apuntan al pesimismo y una nos duele: la muerte de Mercedes Sosa.
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Junto al barranco de Víznar, en los alrededores de Granada, hay un olivo que da sombra a lo que puede ser la fosa común en la que yacen, desde hace 73 años, los restos de Joaquín Arcollas y Francisco Galadí, ambos banderilleros y sindicalistas; Dióscoro Galindo, maestro de escuela, y Federico García Lorca, poeta y dramaturgo. Allí fueron asesinados los cuatro, con una saña inaudita, por partidarios de un alzamiento armado que abominaba de la acción sindical, de la educación laica y de la cultura, y en ese mismo sitio –se dice– fueron inhumados sin identificación ni marca para la memoria. Pero es posible que los huesos no se encuentren al pie de ese olivo, sino a 400 metros de allí, en los olivillos que hay delante del Caracolar, por el camino que va de Víznar a Alfaca, a decir de un habitante de la zona. En todo caso, se estima que el franquismo pudo haber sembrado entre dos mil 500 y dos mil 700 muertos en los barrancos de Víznar. Se trata, en la totalidad de los casos, de civiles ejecutados sin juicio regular de por medio; en vez de proceso, a algunos de ellos se les fabricó expedientes de depuración. Consta en el de Galindo, por ejemplo, que lo mataron por el delito de negar la existencia de Dios.
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Hace pocos días tuvo lugar la segunda edición de la semana de la ciencia y la innovación, organizada por el Instituto de Ciencia y Tecnología del Distrito Federal, que dirige la doctora Esther Orozco. Esta actividad se ha convertido en oportunidad para reflexionar sobre el papel del conocimiento en el desarrollo de nuestro país. En esta ocasión se convocó a un importante grupo de especialistas nacionales y extranjeros, entre los que destacan cinco investigadores que han obtenido el premio Nobel. No es fácil reunir a un grupo tan selecto de científicos. Su presencia, así como la de sus colegas mexicanos, pone de relieve la importancia que el Gobierno del Distrito Federal asigna a la ciencia y la tecnología, lo que contrasta con el abandono que se procura a estas actividades a escala federal.
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La muestra de Antonio Ruiz (1895-1964) es una de las más completas que se han presentado sobre quien fue excelente dibujante y creador de sets cinematográficos, de los que se exhiben maquetas y proyectos.
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Ricardo Rocha
Detrás de la Noticia
¿Pos qué no entienden?
¿De veras no están oyendo, inútiles? ¡A ver, en qué idioma hay que decírselos! ¡Qué palabras se necesitan para que acepten que la están regando y feo con su propuesta económica!
Ya se los dijeron tres premios Nobel de Economía; se los han explicado los mayores expertos de las grandes calificadoras mundiales; lo han diagnosticado los directivos de los más importantes organismos internacionales: aumentar impuestos en tiempos de crisis es un error muy grave. Las razones son múltiples, pero baste señalar la parálisis productiva, la contracción del mercado interno y el aumento del desempleo.
Sin embargo, el actual gobierno sigue montado en su macho de la indispensabilidad del 2% o el apocalipsis nacional en pleno bicentenario. Y el ínclito doctor Carstens porfía en su diagnóstico de que no se vea como una cuestión ideológica, como si las ideologías fueran cacharro estorboso. Insiste además en su ñoño argumento —sustentado en una machacona campaña de lástima— de que todo el dinero será para los pobres.
En su desesperación, el propio presidente Calderón ha llegado al impensable extremo de admitir que este país es una máquina cada vez más eficiente en la producción de pobres (60 de 107 millones) y miserables: 6 millones más durante su gobierno para un total de, por lo menos, 20 millones de mexicanos —uno de cada cinco— sobreviviendo en lo que los expertos oficiales llaman “pobreza alimentaria”, y que en cristiano se conoce como morirse de hambre cada día.
El colmo es que ahora ya hay una propuesta muy seria para que el gobierno se evite tener que aumentar impuestos: se trata de que se apriete el cinturón de a de veras en nóminas corruptas y estrafalarias y programas onerosos que no sirven para nada, lo que daría 322 mil millones de pesos para cubrir prácticamente el ya célebre boquete fiscal de 370 mil. Y es, aunque usted no lo crea, una sugerencia del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado.
A ello agregue el exhorto del góber puntilloso del Banco de México de que lo que urge es reactivar el mercado interno. Y sobre todo, el diagnóstico de una veintena de cerebros de nuestra UNAM, que encabezados por el rector José Narro Robles concluyen que es urgente la revisión del modelo económico. Apenas ayer la de “ocho” de EL UNIVERSAL consignaba: “Economía mexicana, en el sótano de América Latina”. En suma, un verdadero clamor que demanda cambios a fondo si todavía queremos construirnos un futuro.
A ver si al fin hacen caso o pasan a la historia como los sordos más arrogantes de todos los tiempos.
PD. Gracias a Mercedes Sosa, que nos seguirá dando tanto.
Tania Ramírez
Alguien gritaba “derechos humanos”
Dos de octubre, otra vez. La marcha salió de Tlatelolco después de la hora acordada y avanzó lentamente por eje central. Encabezaba el Comité del 68 y detrás, muy cerca, el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de Atenco. Los H.I.J.O.S. íbamos unos metros más atrás. Al pasar debajo del puente de Reforma, el ruido hacía sentir que éramos miles, y los éramos. Los gritos del colectivo anarquista a nuestras espaldas sonaban cada vez más fuerte. Costaba trabajo hacer sonar el “desaparecidos: presentación”. Se escuchaban consignas de siempre en voces nuevas; saber que un joven de 17 años no olvida el 68 siempre será razón de esperanza.
Cerca ya de la Alameda, la tensión que habían provocado los petardos y conatos de riñas allá atrás era evidente. Varias personas y colectivos intentaban rebasar para no verse tan cerca; otras intentábamos no separarnos del resto, marchar juntos, y jalar a la banda para seguir adelante sin atentar contra el ánimo, los edificios, las personas. Incluso el colectivo anarco que teníamos detrás hizo un esfuerzo por jalar a otro grupo similar cuando empezaron a hacer barullo. Lo lograron una vez.
Justo frente a Bellas Artes, a punto de entrar por la calle Madero, dieron la orden de partir la marcha. Eligieron hacerlo precisamente detrás de nosotros. Una chica de H.I.J.O.S., La Negra, cargaba una de nuestras mantas en su parte final y, en un scanner rápido de su ropa, su pelo, sus botas o sus múltiples aretes, decidieron que era parte del grupo al que querían encapsular (¿discriminación?). Tuvimos que pasar entre los escudos, esquivando las piernas del cuerpo policial, para sacarla de ahí. Fue en ese jaloneo que la histórica manta negra de “H.I.J.O.S. México” se perdió, entre la gente que corría y quienes teníamos que quedarnos a librar la situación. La marcha quedó dividida: de este lado intentábamos decir a los de adelante que no avanzaran más, mientras gritábamos hacia atrás, con las palmas en alto, “no al cerco”. La primera parte de la marcha avanzó sobre Madero y cercaron también esa calle. Un buen número de personas nos quedamos justo en el centro, con el miedo metido en el cuerpo, gritando a los policías que no nos dividieran, que no queríamos más represión, que soltaran al chico al que se acababan de llevar con la cara cubierta de sangre. Alguien gritaba “derechos humanos”.
Esperamos varios minutos, no supe cuántos, manteniendo en esa esquina una manta blanca inmensa que tiene un tanque militar junto a la frase “Este diálogo no lo entendemos”. Muchos y muchas se sumaron a sostenerla como quien quiere juntarse y a la vez ponerse detrás de la valla cuando viene el toro. Quedamos en cuclillas, esperando, sin poder avanzar y sin querer dejar atrás a quienes faltaban. Algunas señoras intentaban hablar con los policías para que no golpearan y dejaran avanzar a “los muchachos”; otra ayudaba a cruzar con mucha prisa a una mujer invidente, mientras jalaba con la otra mano a su hija pequeña. La gente protegía y se protegía. Tener un despliegue policial así y de frente asusta, pero no inmoviliza.
Cuando finalmente abrieron los cercos, la marcha avanzó y pudimos entrar por Madero con un lastimado sentimiento de alegría y unión. La estrechez de la calle mantenía todavía el olor del gas pimienta y tuvimos que mojar las esquinas de la manta para respirar a través de ella y no seguir tosiendo. Seguimos caminando con líneas de policía a los lados hasta desembocar en el Zócalo, donde todo estaba más tranquilo hasta ese momento. Ahí desconvocamos. En el camino de vuelta pensaba cómo se sentiría el resto de los colectivos, cómo irían a sus casas todas las demás personas, cómo estarían quienes este día no iban a poder volver.
¿Es malo escribir “libertad” por las paredes? Dudo que la gente quiera dañar edificios sólo porque sí; quizá, más bien, quieran dañar algo más profundo: lo que representan, un poder impune que les daña las vidas, día a día.
Sigue sin gustarme que algunos vayan a las marchas drogados o con ganas de bronca, sin escuchar al resto o provocando; pero siempre me harán pensar en qué es lo que pasa dentro de una persona cuando decide, o no, convertirse en esa versión de sí como si no pudieran escapar. Siguen enamorándome los ríos de gente y su capacidad de memoria y de indignación. Sigo construyendo el significado de los derechos humanos. Sigue maravillándome esta fecha clavada en el corazón de un país. Sigue jodiéndome, hasta la médula, tanta impunidad.
H.I.J.O.S. México (Organizacion de hijos de desaparecidos por la represión en México)
Alberto Aziz Nassif
¿Quién representa a los ciudadanos?
Ahora que los estragos de la crisis generan un incremento en la producción masiva de ciudadanos pobres —6 millones más de miserables—, es cuando la política social de combate a la pobreza debe ser analizada a fondo. Los programas sociales sólo son un factor de contención, pero son tan vulnerables que no alcanzan para darle la vuelta al problema de fondo, el cual sólo tendrá solución mediante una redistribución del ingreso. Sin embargo, para propiciar esa transformación se necesita que los ciudadanos tengan representación real en los poderes del Estado. Uno de los principales obstáculos es que la representación de los ciudadanos es cada vez más débil. La reciente integración de las comisiones en la Cámara de Diputados deja ver el predominio de los intereses y la ausencia del componente ciudadano.
Los nuevos diputados se tardaron un mes para hacer el reparto de las comisiones, un mes de salario para repartirse las 44 comisiones. Se completó el ritual de reproducción de las élites: lo que se decidió entre unos cuantos, sólo uno de cada 10 candidatos fue elegido por el voto directo de militantes o simpatizantes (Proyecto Por un Congreso con Rostro), llegó ahora a las comisiones de la 61 Legislatura.
Este reparto es el caso más emblemático de las cuotas entre partidos. Los partidos con más votos se llevan el mayor número de presidencias de comisión y las más importantes.
Las estrategias partidistas representan en muchos casos los intereses de siempre: los poderes fácticos, principalmente los concesionarios de los medios con su telebancada que se ubica en las filas del Partido Verde, se quedaron con la Comisión de Radio, Televisión y Cinematografía (Juan Gerardo Flores). Los intereses corporativos de los viejos sectores del PRI, como la CTM, se quedan con la Comisión de Trabajo (Tereso Medina, líder de la CTM de Coahuila). Los intereses de los gobernadores están a salvo; entre ellos destaca, sobre todo, Enrique Peña Nieto, que tiene el grupo más grande (entre 40 y 45 diputados), y se quedó con varias comisiones muy importantes como la de Presupuesto (Luis Videgaray) y la de Seguridad Pública (Humberto Benítez). En el mismo esquema están Fidel Herrera, Mario Marín y Ulises Ruiz, expresiones del ¡nuevo PRI!
Los intereses empresariales estarán representados por el presidente de la Comisión de Hacienda, que se quedó el PAN en manos de Mario Alberto Becerra Pocoroba, un fiscalista defensor de grandes empresas. Ya se dice que puede repetir los modos de Diego Fernández o de Fauzi Hamdan, que en muchos litigios traían doble cachucha (eran representantes populares, pero litigaban en contra del Estado). También hay otros intereses, como los de Elba Esther, que ahora se quedó con la Comisión de Ciencia y Tecnología en manos del ex secretario foxista de Educación, Reyes Tamez. Pero, ¿quién representa a los ciudadanos? ¿Quién representará lo ciudadano, la regulación de los bienes públicos y las políticas de Estado?
Los gobiernos unificados de la época del PRI sacaban adelante el proyecto del presidente en turno, que era una síntesis de múltiples grupos y sectores. Los gobiernos divididos han pasado por la parálisis y por la negociación de reformas posibles, pero no han llegado a las reformas necesarias. Hoy en día existe un dominio numérico del PRI y del Verde, pero hay una fragmentación importante en manos de los gobernadores. Peña Nieto es el gobernador que más diputados tiene en el PRI; lo mismo sucede con el PAN y el gobernador de Guanajuato, Juan Manuel Oliva, que incluso tiene más diputados que el mismo Felipe Calderón. En suma, tenemos un poder fragmentado entre los intereses fácticos, los sectores corporativos y los grupos empresariales. Un conjunto plural de intereses en el que el factor ciudadano está debilitado. ¿Cómo se puede exigir cuentas a estos representantes populares si no hay ningún mecanismo efectivo para hacerlo?
Con un Estado capturado, con un Congreso que responde a intereses particulares, ¿quién representa a los ciudadanos? Ese es uno de los graves problemas de nuestra democracia, que no ha logrado pasar del voto efectivo a una representación ciudadana. En los próximos días habrá que observar cómo se desarrolla esta selva de intereses. Veremos qué sucede con el paquete fiscal, y luego llegarán otras iniciativas, como la que pretende usar los fondos de pensiones para obras de infraestructura. Habrá que vigilar que no suceda otra vez una historia de ganancias privadas y rescates públicos. Habrá que vigilar al vigilante…
Cuando se habla de que el Estado mexicano está capturado por intereses particulares, sólo hay que ver el reparto en San Lázaro. Estos intereses creados son y seguirán siendo el principal obstáculo para las reformas. Estos intereses, con estos operadores, serán los cancerberos de los intereses en lo fiscal, lo educativo, la seguridad, los medios, las telecomunicaciones. Aquí es donde nuestra democracia está vulnerada. Las elecciones competidas, que supuestamente han servido para empoderar a los ciudadanos, se topan con pared a la hora de hacer valer la representación democrática.
En el espacio legislativo tenemos a políticos voceros, políticos operadores de intereses fácticos, pero ¿dónde están los políticos representantes de intereses ciudadanos?
Investigador del CIESAS

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