En México gritamos siempre que “el fascismo no pasará” y lo tenemos en todos lados
Pedro Echeverría V.
1. El fascismo mundial no desapareció con la muerte de Hitler, Mussolini, Franco y sus más fieles seguidores, porque esas doctrinas racistas de la derecha no dejaron de ser alimentadas por hijos y nietos. Hoy encontramos a sus abiertos seguidores en los principales países de alto desarrollo asesinando a todos aquellos luchadores sociales y desbaratando reuniones de protesta; pero también en los gobiernos aplicando políticas de represión contra los movimientos independientes, contra las huelgas y desbaratando organizaciones sindicales. El fascismo no fue solamente una doctrina aplicada antes, durante y después de la Segunda Guerra, sino la adopción de la “superioridad” al pensar de manera racista, una persecución permanente contra los trabajadores y una cerrazón que falta a la humildad para entender las razones de los otros.
2. En México, durante el gobierno de Elías Calles (1924/28) y en el período en que éste ejerció tras el trono como Jefe Máximo (1928/35) el fascismo penetró y se extendió en México. El gobierno de Cárdenas (1934/40), al expulsar del país a Elías Calles y su gente frenó al fascismo, sobre todo al apoyar al gobierno de la República Española y a los miles de refugiados que ingresaron al país después de ser derrotada la República en España. Pero los fascistas sólo descansaron al establecer, junto con los excristeros y panistas, una fuerte oposición al gobierno “socialista” o nacionalista de Cárdenas. Así la derecha, al sentirse fuerte, apoyó primero la candidatura de Almazán y luego la de Ávila Camacho. La realidad es que después de la expropiación petrolera de marzo de 1938, el gobierno de Cárdenas comenzó a debilitarse y la derecha política se fortaleció.
3. Cuando escuchamos los discursos del presidente de facto Calderón y los desplantes de sus secretarios, de Gobernación y del Trabajo -sobre todo cuando se refieren a los trabajadores en rebeldía- pareciera que estamos escuchando sino a los fascistas, por lo menos a despóticos empresarios. Oigamos: “Ante el actual conflicto en el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, advirtió ayer que el Estado intervendrá para hacer respetar la ley, mientras el titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), Javier Lozano Alarcón, dijo que aplicará la requisa o la ocupación temporal de Luz y Fuerza del Centro (LFC) si la organización sindical en sus acciones de protesta traspasa el umbral y trata de boicotear o sabotear el servicio y suministro de energía eléctrica”.
4. Hitler Lozano señaló amenazadoramente: “(Los líderes y los obreros del SME) están acostumbrados al chantaje, a la fuerza, a enseñar el músculo, a las movilizaciones y así obtener las cosas, aun las que no les corresponden, pero eso se acabó”. De un plumazo, el clonado Hitler mexicano determinó que las movilizaciones “para enseñar el músculo” valen un carajo para el gobierno porque “éste sólo cumple las leyes”. ¿Se había visto mayor cinismo de funcionarios que han llevado al país a la mayor miseria y desempleo? Estos funcionarios panistas, en menos de nueve años de gobierno han superado con creces en corrupción a los gobiernos del PRI, que todos pensamos habían llegado al tope. Pero, ¿qué se puede esperar de esos campeones del autoritarismo y el despotismo que buscan “una patria ordenada” tal como la que heredaron del Porfirismo?
5. Pero los electricistas del SME jamás se dejarán intimidar por estos aprendices de Mussolini, aquel dictador italiano uña y mugre de Hitler. Estos obreros electricistas que siempre han luchado por sus derechos, han heredado las convicciones y las experiencias de sus abuelos del SME que vienen desde 1914 y de su combativo periódico Lux fundado 14 años después. ¿Ante ese enorme prestigio, alguien podrá pensar que los electricistas dejarán pisotearse por un gobierno que históricamente ha defendido intereses empresariales, sobre todo hoy que los obreros del sindicato minero y los dirigentes de la UNT han declarado abiertamente su apoyo?
6. El gobierno de Calderón ha estado amenazando con aplicar la inconstitucional requisa, así como tomar militarmente el local sindical; ha silenciado a propósito el cateo de los domicilios y el encarcelamiento a los líderes. Pero esa represión gubernamental no quedará impune porque los electricistas han logrado construir una fuerza solidaria importante. ¿Y qué tal si se transforma en uno de los prolegómenos de la nueva revolución social? El gobierno de Calderón no solo se parece al de Porfirio Díaz que fue derrocado en 1911 por la Revolución en cuanto a sus concepciones político/ideológicas, sino también se parece a la cantidad de problemas pendientes que no ha podido resolver. Martín Esparza, el dirigente del SME que ha logrado varias decenas de movilizaciones enormes en la ciudad de México, cuenta hoy con cientos de miles de apoyadores.
7. Por el contrario el gobierno de Calderón parece batirse en retirada desde que fue derrotado ampliamente en las elecciones de julio pasado. A los gobiernos de Fox y de Calderón les funcionó bien su persecución policíaca contra el líder independiente minero Gómez Urrutia porque lo han mantenido en el exilio; les ha salido bien sus apoyo a los líderes charros o venales de los petroleros, del SNTE; a los líderes del clásico charrismo de la CTM, la CROC, lo que queda de los ferrocarrileros y de la FSTSE. Pero saben que no podrán con los sindicatos independientes encabezados por el SME, la UNT y otros organismos pequeños que durante décadas han dado la lucha en las fábricas, en las escuelas y en las calles. Quizá ahora estén gritando mucho los gobiernos panistas porque el pasado julio se les cayeron los dientes.
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