Mexicanas destinan 35 horas semanales a trabajo doméstico
CIMACFoto | César Martínez López
Por: la Redacción
Cimacnoticias | México, DF.- En México, al igual que en otros países de América Latina (AL), los programas que otorgan apoyos económicos para abatir la pobreza fijan a las mujeres al frente del cuidado familiar e imponen “exigencias suplementarias en cuanto al uso de su tiempo”, lo que significa un incremento en sus horas de trabajo.
Lo anterior de acuerdo con el informe 2013 del Observatorio de Igualdad de Género (OIG) -dependiente de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)- que considera que este tipo de programas no representan un avance real para la autonomía de las mujeres y en muchas ocasiones les otorga una carga extra de trabajo.
El informe titulado “Los bonos en la mira: aporte y carga para las mujeres” advierte que los Programas de Transferencias Condicionadas de ingresos (PTC) atribuyen a las mujeres la obligación de destinar aún más tiempo al cuidado del hogar.
De acuerdo con el documento, la política social mediante la cual operan estos programas “no hace más que consolidar una organización del cuidado basada en el trabajo no remunerado de las mujeres, en especial de las más pobres”.
Basado en encuestas de uso de tiempo, advierte que las mujeres perceptoras de estos apoyos son las que más trabajan de forma no remunerada, ya que las horas de trabajo doméstico y cuidado del hogar se incrementan debido a los requisitos mismos del programa.
Para evidenciar esta circunstancia el informe retoma el ejemplo de los PTC existentes en México y Ecuador. Sobre el primer país refiere que las horas destinadas al trabajo de cuidado doméstico (o no remunerado) de las mexicanas que reciben este apoyo se elevan a 35 horas, frente a las 29 horas que realizan las que no reciben transferencias.
Mientras, en Ecuador -las mujeres que pertenecen al Programa Bono de Desarrollo Humano- destinan 37 horas semanales al trabajo no remunerado y 13 horas al trabajo remunerado o formal.
En ambos países las beneficiarias de estos programas -en su mayoría madres- tienen la obligación de demostrar la asistencia escolar y el control de salud de sus hijas e hijos, por lo que para no perder el apoyo económico que se les otorga, deben destinar un tiempo “extra” a la obtención de los certificados de educación y salud, lo que en algunas zonas representa una larga espera o traslados muy largos.
El estudio recuerda que las beneficiarias de estos programas son en su mayoría mujeres pobres o habitantes de zonas indígenas.
En México el promedio de mujeres que viven en zonas rurales y que reciben PTC es de 28.2, comparado al 4 por ciento que vive en zonas urbanas y son beneficiarias del programa, de acuerdo con estimaciones de CEPAL.
En Ecuador 40 por ciento de las mujeres que viven en zonas rurales son beneficiarias y 9.8 por ciento pertenecen a zonas urbanas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario