Tiempos malos o crisis
¿Vivimos en crisis?
Una crisis es la alteración en un sistema estable que puede terminar en
la conjuración, en la reforma o en el cambio de sistema. En las últimas
décadas, México ha vivido un estancamiento económico y la agravación de
viejos problemas. Los jóvenes nacidos a finales del siglo pasado se
dicen la
Si vemos en forma panorámica la historia contemporánea de México,
inicia con la consolidación del sistema presidencialista en 1940 y llega
hasta nuestros días. Daniel Cosío Villegas ya hablaba de la crisis de
México en 1948. En ese momento no había signos claros de una grave
alteración, pero él logra percibirla de manera perspicaz. La crisis se
debía a que las vagas metas de la revolución se habían abandonado: no
había democracia, persistía la desigualdad social y perdíamos soberanía
frente a Estados Unidos.generación de la crisis. Es fácil confundir a los malos tiempos con las crisis, no son lo mismo.
Las metas de la revolución coincidían con la modernización de México, abandonarlas significaba diferir los cambios que nos podrían convertir en una potencia. Los gobiernos que se llamaron a sí mismos
revolucionarios, abandonaron las metas y esto produjo una serie de crisis muy fuertes que pusieron en peligro la estabilidad del sistema. Los cuatro gobiernos, entre Manuel Ávila Camacho y Adolfo López Mateos, lograron mantener la estabilidad política y una economía próspera, pero desigual. Esta habilidad ya no fue suficiente cuando ocupó la presidencia el autoritario Gustavo Díaz Ordaz y entonces estalló la primera gran crisis en 1968.
El abogado
evangelista sionistaJay Sekulow se dice
enviado por Dios para defender a Trump
Cierto prototipo de presidentes y funcionarios de la
Ya Baby Bush –quien tuvo una vida disoluta antes de su proto-teocraciade EU usa a Dios para justificar sus invasiones, anexiones y extorsiones.
salvaciónpor el
tele-evangelistaBilly Graham (https://bit.ly/2U3dZIS)– justificó que Dios le ordenó invadir Afganistán e Irak (https://bit.ly/2RoFFGu).
El
evangelista sionistaMike Pompeo, hoy secretario de Estado, proclamó como
milagro de Diosla anexión del Golán por Netanyahu (https://bit.ly/2Go1uQs)”.
Mas allá de las
nuevas guerras religiosasque libra hoy el
evangelismo sionistacontra la teocracia chiíta de Irán (https://bit.ly/2vfLWM2), en el equipo legal de defensa contra el impeachment de Trump aparecen Kenneth Starr, anterior fiscal para el fallido impeachment de Clinton –lo cual erizó los cabellos hasta de Mónica Lewinsky–, el polémico israelí-estadunidense Alan Dershowitz (https://lat.ms/2REpcNm) –vinculado a la red de pedofilia de Epstein,
suicidadoagente del Mossad (https://bit.ly/2NS8B7F)–, y, sobre todo, el multimillonario abogado
evangelista sionistaJay Sekulow (JS), de 63 años: fundador de Judíos con Jesús, quien se define como un
bonito niño judíoconvertido al cristianismo
que reza por Cristoy quien asevera sin desparpajo que “fue llamado por Dios (¡ mega-súper-sic!) para defender a Trump”, según amplia reseña del portal judío Forward que lo define como “un campeón (sic) de la derecha cristiana en la Suprema Corte y en la radio (https://bit.ly/2GcV3zh)”.
JS, hermano del rabino Scott, no comparte la “noción, popular en algunos (sic) círculos de derecha, de que el impeachment es algún género de conspiración (sic) judía debido a que los principales demócratas de la Cámara de Representantes involucrados, que incluyen a Adam Schiff (AS) y a Jerry Nadler, son judíos (https://bit.ly/36qb5AA)”.
Niños soldados
Al involucrar a menores
–muchos ni siquiera púberes– en actividades de prevención y combate al
delito en sus comunidades, la Coordinadora Regional de Autoridades
Comunitarias Pueblos Fundadores, cuya zona de influencia se ubica en La
Montaña, la región más pobre de la entidad, viola no sólo los derechos
de los pequeños, sino también directrices consensuadas por los
organismos internacionales que velan por la integridad física, mental y
emocional de ese sector de la población del mundo.
Tienen razón en ello el gobierno del estado y la Comisión de los
Derechos Humanos estatal al reprochar a los dirigentes de esa
organización la decisión de entrenar a niños y niñas en tan peligrosa
tarea, de lo cual están dando cuenta hoy los medios de comunicación
locales y naciona-les, como lo han hecho en ocasiones anteriores, pues
no es la primera vez que un grupo de autodefensa presenta a menores como
reclutas de sus filas armadas.Sin embargo, también la organización comunitaria tiene una parte de razón, porque esos niños ya han sido involucrados –debido a la grave y reiterada omisión de las autoridades respecto de ejercer el monopolio legal de la fuerza de las armas para mantener el imperio de la ley– y han sido convertidos en víctimas por criminales, que ven en ellos objetivos válidos de ataques violentos y letales.
Sería ideal que los menores de edad quedaran al margen de todo
conflicto, sobre todo de los armados. Pero la realidad siempre acaba por
imponerse sobre las buenas intenciones, y en todo el mundo, no sólo en
México, es deplorable verlos involucrados.
El renacer de Rijeka, una antigua urbe yugoslava que este año es Capital Europea de la Cultura
Muchos almacenes
del puerto están vacíos, no hay vida en las fábricas, el astillero casi
en bancarrota con su laberinto de muelles y grúas sólo se mantiene a
flote gracias a las garantías del gobierno.
En las empinadas montañas los edificios socialistas se elevan
majestuosamente sobre el mar. Así se ve a primera vista la ciudad
portuaria croata de Rijeka, que este año será la Capital Europea de la
Cultura, junto con la irlandesa Galway.Nadie pensó que ganaríamos el título, dice abiertamente Ivan Sarar, director cultural de esta ciudad de 200 mil habitantes y jefe de la agencia de la Capital de la Cultura Rijeka 2020.
Éramos absolutamente desconocidos, reconoce.
Pero Rijeka tiene algo que ofrecer: los magníficos edificios del casco antiguo tienen un estilo italiano y austrohúngaro. Un escenario joven de gente creativa y pioneros de empresas startup le dan un aura de apertura urbana con un aire despreocupado.
Callar
Una cosa más qué callar. El
hecho rebasó a todos los anteriores. Fue demasiado y generó un silencio
permanente, sin tregua. Entonces, sin haberlo planeado, empezaron a
vivir la extraña situación del aislamiento compartido. La familia se
hizo añicos, lo mismo que aquel vaso de vidrio azul –visto como
reliquia– que rompiste, que rompió, que rompimos, pero nadie se atribuyó
la falta. ¿Fue ante aquella diablura la primera vez que conjugaron el
verbo
Es probable que haya sido antes: la noche que se les ocurrió entrar
en el último cuarto de la casa para comerse, a escondidas, los
nomeolvides de betún que adornaban el pastel que iba a ofrecerse en la
ya muy próxima boda. Cuando una de las tías descubrió la falta y llamó a
los niños para interrogarlos, ninguno se mostró asustado ni dijo media
palabra. Formaban un pequeño ejército que procedía bajo la misma
consigna: callar.callar?
Un silencio se sumó a otro y después a otro hasta que se convirtió en ese abismo que nadie fue capaz de saltar para ir al encuentro de los demás, también dispuestos a esconder lo que realmente había ocurrido con ese Niño. Su trágico final era el oscuro motivo del silencio que terminó por desmembrar a la familia, por fragmentarla de tal modo que ya nunca sería posible reconstruirla.
Recuerdos / Empresarios (CXXII)
Del toreo, al canto y al box...
Al regresar de una rumbosa fiesta en Caracas, conoció Conchita a Gene
Tunney, quien, según lo dejó consignado, la dejó espantada al saberlo
campeón mundial de boxeo de todos los pesos. Tenía la nariz y las orejas
intactas y su cara no era de quien fuese capaz de romper una quijada.
Se ven caras… y si no, que lo diga él, que nunca creyó que fuese torera.“Y de toros, me pregunto yo, ¿qué pasó? Pues no lo sé. La plaza era bonita, parecía un teatro y alegre. Corté algunas orejas, mas algo aconteció que me dio la sensación de frío; no conseguí encontrarme en aquel ambiente. Siempre albergué la esperanza de regresar un día a Caracas y vencer la impresión que me llevé y que seguramente el público también sintió. Mas el destino no lo ha querido…”
Los comentarios hechos
ayer por el presidente Andrés Manuel López Obrador en torno a la
participación y el comportamiento de las empresas privadas en la
construcción de obra pública, induce a reflexionar sobre un tema que en
México (pero no sólo en México) ha sido motivo de muchas discusiones y
no pocos escándalos: los a menudo irregulares manejos de esas empresas
primero para que les sean adjudicadas las licitaciones correspondientes,
y luego durante el desarrollo de los trabajos que se comprometieron a
hacer.
Síndrome de Hibris
Alos dirigentes de Morena:
yo, simpatizante del Movimiento de Reconstrucción Nacional, veo con
tristeza y preocupación que algunos de ustedes padecen el síndrome de Hibris.
Debería ser
evidente, pero no lo es. Sin un Estado capaz de articular la miríada de
intereses que conforman la economía y, al mismo tiempo, promover,
sostener y auspiciar, mediante la inversión y el gasto público, la
inversión privada no hay posibilidad de cambio. Simplemente, nohay
crecimiento económico, ni de la producción, ni del empleo. No puede
haber desarrollo porque éste depende, en buena medida, del trabajo
suficiente y bueno y de que el Estado produzca los bienes públicos
indispensables para la vida de cualquier sociedad. Un Estado pobre no
puede superar la pobreza de su gente. Sólo reproducirla.
Sin lugar a dudas,
desde el punto de vista macroeconómico una de las variables de las que
más se hace seguimiento es el denominado déficit fiscal, que en términos
sencillos es la diferencia entre los ingresos que percibe un Estado
menos sus gastos efectuados en una gestión.
Si 2020 empezó con
el mandatario brasileño Jair Bolsonaro respaldando el asesinato del
general iraní Quasem Soleimani por órdenes directas del presidente
estadunidense, Donald Trump, lo que siguió confirma algo que desde que
el ultraderechista asumió la presidencia se hizo inmutable: su
personalidad, en la cual destaca un permanente desequilibrio con
actitudes de sus ministros que impulsan una rutina de desastres y
ridiculeces.
La decisión de no
utilizar la técnica de la fracturación hidráulica ya ha sido tomada por
el Presidente de la República. Se espera mayor información, por parte de
la Secretaría de Energía para fundamentar la prohibición del fracking en México.
Recordemos. El Banco
de México (BdeM) publica datos mensuales sobre la balanza de pagos.
Entre ellos, el de remesas, componentes de la cuenta de ingresos
primarios. Con las cuentas de bienes y servicios y la de ingresos
secundarios, esa cuenta forma parte de la cuenta corriente de esa
balanza. El Banco Mundial (BM)publica datos históricos y estimaciones
prospectivas sobre los flujos de remesas, ingresos y egresos, en cerca
de 220 países. Hay series históricas. Permiten ver tendencias.
El gran filósofo del siglo
XVII, Baruch Spinoza, escribió que los dos sentimientos básicos del ser
humano (afectos, en su terminología) son el miedo y la esperanza. Y
sugirió que es necesario lograr un equilibrio entre ambos, ya que el
miedo sin esperanza conduce al abandono y la esperanza sin miedo puede
conducir a una autoconfianza destructiva. Esta idea puede extrapolarse a
las sociedades contemporáneas, especialmente en una época en la cual
con el ciberespacio, las comunicaciones digitales interpersonales
instantáneas, la masificación del entretenimiento industrial y la
personalización masiva del microtargeting comercial y político, los sentimientos colectivos son cada vez más
parecidosa los sentimientos individuales, aunque siempre sean agregaciones selectivas. Es por ello que actualmente la identificación con lo que se oye o se lee resulta tan inmediata (
eso es precisamente lo que pienso, aunque nunca antes se haya pensado sobre
eso), al igual que la repulsión (
tenía buenas razones para odiar eso, a pesar de que nunca se haya odiado
eso). De este modo, los sentimientos colectivos se convierten fácilmente en una memoria inventada, en el futuro del pasado de los individuos. Por supuesto, esto sólo es posible porque, a falta de una alternativa, la degradación de las condiciones materiales de vida se vuelve vulnerable a una reconfortante ratificación del statu quo.
Los que no se
cuecen al primer hervor recordarán esa pegajosa canción que enaltecía
los gozos que ofrece el mar, la playa, el calorcito. Nos vino a la mente
en reciente visita a Huatulco, subyugante lugar de antigua historia que
tiene el encanto especial de nueve bahías, cada una con su particular
encanto.
▲ El mandil, 1988. Captada en San Simón de la Laguna, estado de México.
Foto Mariana Yampolsky
Desde 1989, cuando vi por
primera vez una exposición de Martín Ramírez, he estado esperando la
publicación de una biografía crítica suya que lo registre como artista y
como hombre de su tiempo de manera conocedora, afectiva y permanente.
Es decir, desde hace un par de décadas he estado esperando la aparición de Martín Ramírez: arte, migración y locura,
el libro de Víctor M. Espinosa que por fortuna hoy finalmente está en
mis manos, una oración atendida, el mapa de una vida y de una obra que,
por mil razones y por miles de sinrazones me ha estado atrayendo,
tentando, no sé por qué, pero sí sé para qué, para acompañarme, para
hacerme estremecer y sonreír; para ilustrarme y para orientarme como
brújula en medio de la noche o del silencio o de este oscilante vaivén
de luz y de sombra que es la existencia, o la existencia de quienes,
como Martín Ramírez, pasan por locos porque no se expresan en otro
lenguaje que el propio; es decir, el propio del artista, ser sin
límites, ser libre frente a todo tipo de amenazas de detenerlo, de
callarlo, de minimizarlo, de malinterpretarlo, de encasillarlo.
Sólo soy Judy Garland una hora cada noche; el resto del tiempo, sólo quiero lo que todo mundo quiere. Esta declaración –lacónica, exasperada– la profiere la célebre cantante, bailarina, actriz y memorable intérprete de El mago de Oz (Victor Fleming, 1939), ante el asedio inquisidor de un presentador de televisión. Y lo que la película Judy (2019), del británico Rupert Goold (True Story, 2015), refiere, a partir de la obra teatral End of the Rainbow, de Peter Quilter, es la amarga ironía y el catastrófico saldo físico y moral que significó para la estrella haberse visto obligada a ser, desde la infancia hasta el final de sus días, a los 47 años, el producto mercantil que Hollywood siempre quiso que fuera: la talentosa niña precoz sin una vida propia fuera del estudio de cine o la figura frágil pronto convertida en ídolo popular e icono gay, y objeto de tiránicas rutinas laborales sobrellevadas con el alcohol y las anfetaminas.
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