El
inicio de 2020 en términos económicos -que es la preocupación más importante de
la población juto con la grave problemática de seguridad-, tiene un respiro con
la aprobación del T-Mec en Estados Unidos, para efectos de la certidumbre que
buscan los inversionistas nacionales y extranjeros.
Eso
es en lo que concierne al mercado externo, sus beneficios se verán a partir del
próximo año. En lo referente al mercado interno hay varios factores que lo podrán
dinamizar: el incremento del salario en un 20 por ciento (el más alto en los
últimos 44 años), éste posibilita que continue la recuperación del poder
adquisitivo de la población; los programas sociales y una inflación controlada.
Si comparamos los precios (2018-2019) en lo alimentos más
importantes, así como en renglones básicos: costo por el uso de
vivienda, gasolina o transporte publico, lo que se aprecia es un
crecimiento muy moderado. Los aumentos más altos correspondieron a:
frijol, frutas frescas y pan de caja. El incremento en la gasolina de
bajo octanaje fue de 0.22 por ciento, mientras que el precio de las
hortalizas frescas disminuyó 14.72 por ciento. (ver gráfica).
De
acuerdo a los datos que reporta Inegi, en el índice de precios al consumidor
(INPC) en diciembre de 2019 fue de 2.83, con una inflación subyacente de 3.59 y
no subyacente bastante baja, 0.59 por ciento. Esta úlltima comprende
agropecuarios, frutas y verduras, pecuarios y energéticos.
No
se puede perder de vista que apenas hace dos años (2017) el INPC era de 6.77,
prácticamente el doble, en tanto que la inflación no subyacente que incluye
energéticos fue de 12.62 por ciento, muy diferente a la que se registró en
2019.
Para
este año los precios con más aumentos no están en los básicos afortunadamente,
son los cigarros, refrescos (dos pesos de incremento), botanas y todos los
productos de Bimbo. En básicos están Nestlé, Alpura y Lala.
Existe
una razonable preocupación por el no crecimiento del PIB, o dicho de otra forma
el escaso crecimiento de la actiividad económica, prácticamente está estancada;
de hecho en 2019 lo único que la sostuvo es la recuperación económica en el
bolsillo de los y las trabajadoras. Pero sin crecimiento no hay empleos.
Su
poder adquisitivo creció más del 3 por ciento, funcionó la combinación virtuosa
de control de inflación + aumento salarial; fortalecido por el aumento en el
Gasto Público destinado a los Programas Sociales.
Aún
así el salario del país sigue siendo de los más bajos de América Latina. Recuperar
ese poder adquisitivo implica un esfuerzo continuo y persistente no sólo en los
incrementos salariales, también en la recuperación de los derechos laborales, planteados
en la Reforma Laboral, sumado a una atinada política social, en materia de
apoyos a la población más pobre.
La
Secretaría de Hacienda y el Banco de México tienen cifras diferentes sobre el
PIB para este año y el próximo: 2 .0 y 2.2 en Hacienda, esto se reduce para
Banxico a 1.3 y 1.8 por ciento en 2021.
Durante el Sexenio de Peña Nieto el PIB global fue de 2.4 y el percápita
únicamente de 1.2, bastante bajo.
Por
fortuna Banxico ya disminuyó la tasa de referencia del interés a 7.5, la
propuesta de Gerardo Esquivel era disminuirla a 7.0, con el fin de propiciar la
inversión productiva. Altas tasas de interés si bien son muy competititvas con Estados
Unidos y otras partes del mundo solamente atraen a capitales golondrinos,
básicamente inversión que no genera empleos como la inversión extranjera
directa; otro de sus efectos es que
disminuye el consumo en el mercado interno y por ende el poder adquisitivo de
los salarios.
¿Qué está sucediendo con los empleos formales, por qué están disminuyendo y cuál es la causa de los despidos masivos en diciembre?
Banxico
dice que los empleos formales disminuyen por los altos incrementos de los salarios,
eso es totalmente falso y se sustenta en una politica neoliberal anti-obrera.
Tanto la disminución de los empleos formales como los despidos masivos de
diciembre guardan una estrecha relación con la negativa “tradicional” de los
empleadores de otorgar derechos laborales como son: aguinaldos, crear
antigüedad para una jubilación o liquidación. Que siempre sean empleadas
temporales, eventuales o con contratos por honorarios.
Zoe
Robledo director del IMSS mencionó que en diciembre de 2019 se perdieron 270
mil empleos, pero en realidad son mucho más. Esta cifra no incluye a todas las
personas que trabajan en la Administración pública ya sea federal, estatal o
municipal, con “contratos por honorarios”. Estas personas se les despide en
diciembre y “algunos” firman nuevos contratos en enero o febrero, contratos
mensuales. Desde luego también es un mecanismo que utilizan los empleadores
para depurar y filtrar la “nómina”.
En
estos procedimientos la subcontratación juega un papel muy importante porque
también permite esta fórmula de despidos sin que las personas puedan exigir
algún derecho o indemnización. Ahí en ese mundo del “trabajo sin derechos”
predominan las mujeres, por tanto también en los despidos
Según
el censo económico de 2019 formulado por Inegi, 17 de cada cien trabajadores y
trabajadoras están terciarizados, en el outsourcing. Otra de las “razones” o
causas se encuentra en que 52 de cada cien personas trabajan en pequeñas
empresas o microempresas y más del 47.6 de los ingresos provienen de las
grandes empresas. Es fácil deducir de dónde y porque se dan esos desempleos
temporales, con toda la permisividad del gobierno; bastaría construir una serie
histórica de los últimos 15 años para demostrar que esos despidos son y fueron
parte de la cultura laboral de este país y sus fórmulas de explotación,
particularmente de las mujeres.
No
es posible continuar con estos mecanismos de explotación. En el México de hoy
ya han provocado que tengamos graves consecuencias sociales y políticas; una
desigualdad pasmosa; violencia vergonzosa para las mujeres, los migrantes y la
niñez, siempre en la pobreza.
En
este año es factible crecer si el gobierno actual logra echar a andar sus
proyectos: tren maya, corredor transísmico, refinería de dos bocas y el rescate
de Pemex. La derecha neoliberal y recalcitrante ha obstaculizados estos
proyectos con uno y mil argumentos, incluso rídiculos.
Crecer en materia económica y avanzar en seguridad son las
prioridades para la población. Queda en el tintero las bondades del
Insabi, para una mejor salud pública, que generará muchos beneficios a
todas las mujeres.
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