Los
conceptos vertidos en esta sección no reflejan necesariamente la línea
editorial de Nodal. Consideramos importante que se conozcan porque
contribuyen a tener una visión integral de la región.
Por Laura Macías
La discusión sobre el aborto necesita urgentemente una mirada
interseccional. Las mujeres con acceso a recursos financieros, en su
mayoría continuaran realizando abortos seguros, por el simple hecho de
poder pagar por ellos (a pesar de su legalidad o no). Mientras que
aquellas más pobres, y viviendo en la ruralidad, seguirán poniendo su
vida en riesgo. Esta sociedad moralista en la que nos tocó nacer poco
entiende de evidencia científica, y poco le importa el bienestar de las
mujeres, sobre todo de las más pobres. Eso somos, misóginos y clasistas.
Paradójicamente, en Colombia, que nos encanta compararnos y seguir
las buenas prácticas de los países “más desarrollados” (en donde
mayoritariamente el aborto es legal), aún hay quienes quieren
devolvernos al oscurantismo, eliminando la legalidad del procedimiento
en las tres casuales que lo hacen hoy posible: riesgo de la salud mental
o física de la mujer gestante, malformación del feto y violación. La
lucha, sin embargo, es por no condicionar el aborto, la lucha continua
por el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos sin condición
alguna.
Bastante evidencia científica existe ya, mostrando que los índices de
aborto no aumentan por legalizarlo, al contrario las muertes y
afectaciones físicas y psicológicas disminuyen, nuevamente beneficiando
sobre todo a aquellas con menos posibilidades económicas. Asimismo, le
da mayor control e información sobre el fenómeno a las autoridades y
hacedores de políticas públicas para tomar decisiones más acertadas en
pro del bienestar social.
La deuda con las mujeres más pobres en la ruralidad, a esas que esta
sociedad quiere castigar, es aún más grande que garantizarles el derecho
al aborto. Los embarazos no deseados vienen atados a la violencia y
estereotipos de género a los que están expuestas diariamente, a la falta
de acceso a información -sobre todo aquella relacionada con sus
derechos sexuales y reproductivos-, a la falta de oportunidades en el
sistema educativo y posteriormente en el mercado laboral. Según un
estudio de Profamilia, las niñas viviendo en zonas rurales dispersas
tienen mayor probabilidad de quedar embarazadas en la adolescencia.
Igualmente, hoy 53% de las mujeres pobres en la ruralidad sufren
complicaciones durante el proceso de interrupción voluntaria del
embarazo.
Por otro lado, el discurso sobre acceso a métodos anticonceptivos es
superfluo y cómodo –sin asegurar que no sea necesario-. Lo que ocurre es
que garantizar únicamente acceso sin otro tipo de intervenciones en las
normas sociales, y en el sistema en general es un esfuerzo en vano.
En el libro “Repensar la Pobreza”, de Duflo y Banerjee (recientemente
galardonados con el Premio Nobel de Economía), se expone un experimento
realizado en una comunidad rural en Kenia. Los resultados muestran que
las niñas de este lugar comprenden perfectamente que al tener relaciones
sexuales sin protección existe una alta probabilidad de quedar
embarazadas. También entienden que si quedan embarazadas, especialmente
de un hombre mayor, este se hará cargo de ellas y de su bebé; en una
sociedad que pocas oportunidades educativas y laborales le brinda a las
mujeres, esta está muy lejos de ser una decisión irracional. Cuando
estas niñas reciben uniformes escolares gratuitos (muchas de ellas no
pueden financiar el costo de dichos uniformes y abandonan la escuela) el
índice de deserción escolar disminuye, y asimismo los embarazos. Por
este tipo de intervenciones y políticas es que deberían estar abogando
los “provida”, por mayores oportunidades para las mujeres y niñas más
pobres. Así es como se realmente se salvan vidas.
El único pecado de estas mujeres y niñas es nacer pobres y
campesinas. Colombia necesita más y mejores políticas que les permitan a
ellas desarrollar todo su potencial, y evitar embarazos tempranos y/o
no deseados. Y Colombia necesita urgentemente legalizar el aborto sin
condición. El aborto debe ser legal, seguro y gratuito.
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