Por Thalif Deen
Las dos mujeres que están en carrera son Mary Elizabeth Flores Flake,
representante permanente de Honduras, y María Fernanda Espinosa Garcés,
ministra de Relaciones Exteriores y de Movilidad Humana de Ecuador.
De acuerdo con el sistema de rotación geográfica, es el turno del
grupo de América Latina y el Caribe de ocupar la Presidencia, uno de los
cargos más altos dentro de la ONU y tradicionalmente ocupado por
hombres.
Este quiebre en la costumbre es bienvenido dentro del foro mundial,
que aboga por la equidad de género en el mundo, pero no logra
implementarla dentro de su propia estructura, a pesar de varias
resoluciones adoptadas por los estados miembro.
Desde 1945, solo tres mujeres presidieron la Asamblea General, un
número que no se compara con los 69 hombres que estuvieron al frente de
ese órgano. Ellas fueron Vijaya Lakshmi Pandit, de India, en 1953, Angie
Brooks, de Liberia, en 1969, y Sheija Haya Rashed Al-Jalifa, de Baréin,
en 2006.
La Asamblea General creó el año pasado un nuevo proceso para elegir a su presidente.
En la resolución 71/323 “Revitalización de la labor de la Asamblea
General”, el órgano decidió realizar diálogos interactivos con las
candidatas como forma de lograr la “transparencia e inclusividad del
proceso”, según explica el máximo órgano de decisión de la ONU en su
página web.
Además, llamó a los candidatos a presentar a la Asamblea su declaración de principios.
El nuevo proceso respetará el principio de rotación geográfica y la resolución 33/138, del 19 de diciembre de 1978.
Así, a partir de mayo, el actual presidente, el eslovaco Miroslav
Lajčák, comenzará con los diálogos interactivos con las candidatas.
Según la norma 30 de las Reglas de Procedimiento de la Asamblea General,
esta deberá elegir a un presidente y a 21 vicepresidentes por lo menos
tres meses antes de la apertura de la sesión que la elegida deberá
presidir.
La elección de la presidenta del 73 período de sesiones de la Asamblea General será el 5 de junio.
Los antecedentes del Consejo de Seguridad, el máximo órgano de
seguridad de 15 miembros, son peores, porque este siempre elige hombres
al frente de la Secretaría General, con la anuencia de la Asamblea
General. El último fue en octubre de 2016, a pesar de que habían varias
candidatas con sobradas credenciales.
Eso implica cero mujeres en contraposición con nueve secretarios
generales: Trygve Lie, de Noruega, Dag Hammarskjold, de Suecia, U.
Thant, de Birmania (actualmente Myanmar), Kurt Waldheim, de Austria,
Javier Pérez de Cuellar, de Perú, Boutros Boutros-Ghali, de Egipto, Kofi
Annan, de Ghana, Ban Ki-moon, de Corea del Sur, y, actualmente, António
Guterres, de Portugal.
Los dos cargos más altos de la ONU parece que fueran un derecho de
nacimiento de los hombres. En términos de protocolo diplomático, el
presidente de la Asamblea General es como un jefe de Estado en el
concierto internacional.
Habrá que ver si la elección de una mujer para presidir el 73 período de sesiones da realmente inicio a una nueva era.
“Estoy comprometido con promover una mayor paridad de género en toda
la labor de la Asamblea General”, aseguró el presidente del 72 período
de sesiones, Miroslav Lajčák, de Eslovaquia.
“La historia de la ONU está llena de aportes de mujeres fuertes que contribuyeron a su evolución desde 1945, destacó.
Es importante garantizar que se escuchen las voces de las lideresas
en todos los asuntos de la ONU. Además, tener a una mujer al frente de
la Asamblea General es un gran paso en ese sentido.
También recordó todo lo que hizo por la igualdad de género como, por
ejemplo, designar a un equipo de embajadores mixto para dirigir casi
todos los procesos de la Asamblea General.
“En mi oficina me aseguré que 70 por ciento del personal sean
mujeres, y que ambos estén representados por igual en los cargos de
gestión”, precisó.
“Creo que lograr que nuestro trabajo dentro de la ONU tenga un mejor
equilibrio de género y sea inclusivo tendrá un impacto positivo en el
mundo”, opinó.
Barbara Crossette, exjefa de la oficina de The New York Times en la
ONU (1994-2010), comentó a IPS que las dos candidatas tienen buenos
antecedentes y están comprometidas con el trabajo de la Asamblea
General. “Y las latinoamericanas son bastante temerarias”, apuntó.
“Pero no puedo saber cuán real es todo esto. En ambos casos, la
Presidencia será un premio prestigioso para ambos países. Pero eso no
tiene importancia internacional”, añadió Crossette, quien ha escrito
sobre temas de empoderamiento de género.
“Ahora, si una mujer marcará una diferencia, o romperá una racha de
dominación masculina, es difícil de saber de antemano”, indicó
Crossette, actualmente corresponsal de The Nation en la ONU.
También precisó que lo que logre cualquiera de ellas afectará a la
forma en que los países miembro, o más importante aún, la opinión
pública, reaccionan a la idea de que es bueno que una mujer ocupe la
Presidencia y que debe pasar más seguido.
Lo mismo ocurre con los nombramientos del personal en las sedes del
foro mundial y en los cargos altos, puntualizó Crossette, del Instituto
Ralph Bunche, de la Universidad de Nueva York, además de colaboradora de
PassBlue.com, y redactora independiente de temas de política exterior y
asuntos internacionales.
Por su parte, Antonia Kirkland, gerenta de igualdad legal, de la
organización Igualdad Ahora, dijo a IPS: “Es totalmente inaceptable que
solo tres mujeres hayan sido elegidas presidentas de la Asamblea General
en los últimos 72 años”.
“La ONU debe fijar un mejor ejemplo y ajustarse a su promesa de
lograr la paridad de género en todo el sistema de la ONU. Que las
mujeres ocupen los cargos de decisión más altos debería ser la mayor
prioridad”, subrayó.
No se logrará la igualdad de género, el desarrollo y la paz sin que
las mujeres tengan acceso equitativo a los cargos de toma de decisión,
observó.
La próxima elección del presidente de la Asamblea General es una
oportunidad perfecta para que los estados miembro implementen los
compromisos contraídos en lo que respecta a mejorar la participación
política de las mujeres, opinó.
“También deben promover el liderazgo de las mujeres dentro de sus
misiones y ministerios de Relaciones Exteriores, para que también haya
igualdad en las embajadas”, añadió Kirkland, quien representa a una
organización de sociedad civil que desde 1992 protege legalmente y
promueve los derechos humanos de mujeres y niñas en todo el mundo.
“Esperamos que la promoción de los derechos de mujeres y niñas, y en
particular terminar con la violencia sexual y la impunidad para delitos
de acoso y agresión sexual de parte de los estados miembro sea una de
las mayores prioridades de la próxima Presidencia de la Asamblea
General”, declaró.
Traducción: Verónica Firme
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