La nota de Guillermo
Galdós, corresponsal para América Latina del programa Channel 4 News del
canal británico del mismo nombre, aparecida en su portal el 29 de
marzo, muestra la opacidad con la que se hacen las cosas en México, la
segunda economía más grande de la región.
Cambridge Analytica (en
adelante CA) no está registrada para trabajar con ningún partido
político en el país, sin embargo, según las fuentes del corresponsal,
ésta trabajó para el PRI (Partido Revolucionario Institucional) hasta
enero de este año.
CA también trabajó con la compañía pig.gi
("puerquito"), una aplicación para teléfono celular que hasta ahora
había estado disponible en México y Colombia, también con una elección
presidencial en puerta, en mayo de este año.
Pig.gi tiene más
de un millón de usuarios, la mayoría de clase baja en los dos países, a
los que les ofrece internet gratis a cambio de crear una cuenta… por
ejemplo, a través de Facebook (ups), y así poder mostrarles a los
usuarios anuncios o encuestas en sus teléfonos.
En la página
web de la aplicación puede leerse: “Tenemos la firme creencia de que la
conectividad mejora la vida de las personas. Nuestra misión es disminuir
las barreras económicas para conectarse a Internet en México y
Latinoamérica”. Es decir, un negocio con causa. Efectivamente, en
México, la elección depende de la juventud de clases bajas.
De
acuerdo a uno de los cofundadores de la aplicación, Isaac Phillips, CA
le ayudó a pig.gi a desarrollar un 'motor de recomendaciones', de manera
que la aplicación toma en cuenta lo que ve el usuario y a partir de
ello, le 'sugiere' un contenido personalizado. ¿Habrá tenido CA acceso a
la información de los usuarios, como lo afirma la fuente del
corresponsal?
Ahora las oficinas de CA en México están vacías.
Desaparecieron. Estoy seguro que el PRI podrá dejar sus negocios de
última hora en la construcción del nuevo aeropuerto por un momento y
podrá ofrecerle a la ciudadanía una explicación muy clara al respecto.
Seguramente, las autoridades electorales ya habrán comenzado también una
amplia investigación que aclarará este curioso episodio.
Mark
Turnbull, director general de CA, le dijo a su reportero encubierto que,
debido a las conexiones del narcotráfico con el poder político, si en
México te metes con la persona equivocada, te pueden matar. No parece
que fuera su caso, sus contrapartes locales le habrán explicado que
estaba del lado correcto del presupuesto. Solo si van a México, dice,
"no apaguen el motor de su avión", por si tienen que salir corriendo, se
infiere.
Vale
la pena leer el comunicado del Concejo Indígena de Gobierno (CIG) del
CNI (Congreso Nacional Indígena) con fecha del 16 de marzo de 2018,
sobre el resultado que obtuvieron al intentar registrar a su vocera,
María de Jesús Patricio Martínez, como candidata independiente a la
Presidencia de México: "Los datos duros y comprobables que tenemos son:
Firmas recibidas por el Instituto Nacional Electoral (INE): 281,955.
[...] Bajo los criterios del propio INE, el 94.5% de las firmas
recabadas aparecen en la lista nominal".
Estas cifras
contrastan, por supuesto, con las 708 mil firmas inválidas que presentó
Margarita Zavala (es decir, tuvo solo el 55% de firmas válidas). A pesar
de ello, vaya fortuna, alcanza por tan solo 3 mil 577 firmas (0.38%) el
número de apoyos requeridos (866 mil 593). ¿No hay entonces delito
alguno qué perseguir? La familia sigue ostentando orgullosa el lema:
“Haiga sido como haiga sido”.
El CGI comenta que de los más de 8
mil 'auxiliares' registrados para recabar firmas, aprox. mil 500 no
contaban con un celular adecuado, tal como era requerido, lo que sin
duda la organización no estudió con anticipación. Más de (+) 3 mil
aparecen registrados en la Ciudad de México, más de mil tanto en el
Estado de México como en Jalisco y + 800 en Chiapas.
Veamos un
poco el contexto general. La lista nominal del INE cuenta con + 85
millones de votantes, casi 19 millones entre la CMDX (Ciudad de México) y
el Estado de México, + 17 millones en conjunto en los estados de
Michoacán, Guanajuato, Puebla y Veracruz y + 9 millones en conjunto
entre Jalisco y Nuevo León. Chiapas tiene + 3 millones de votantes, una
cantidad considerable respecto de otros estados. Recordemos que, en 2006
y 2012, López Obrador obtuvo aproximadamente 15 millones de votos,
mientras que, en esa última elección, Peña Nieto obtuvo + 19 millones de
votos.
Al revisar las estadísticas que ellos mismos
proporcionan en su página de Github, se puede ver lo siguiente: En
Chiapas se obtuvieron más de 35 mil firmas (+ 100% de las firmas
requeridas). Sin embargo, cabe preguntarse cuál fue el proceso de
recolección, es decir, ¿se obtuvieron dentro o fuera de las comunidades
zapatistas?
En el resto de los estados del sur, los porcentajes
de firmas requeridas fluctúan entre entre el 15-20%, con Oaxaca a la
cabeza (+ de 7 mil firmas). Cabe hacer un análisis de qué sucedió en
Tabasco y Guerrero, donde los porcentajes fueron mucho más bajos.
En la CDMX y el Estado de México obtienen poco más de 90 mil firmas (+
60 mil en la CDMX), sin alcanzar en ninguno de los casos el 1% del
electorado. Los porcentajes en los demás estados importantes son bajos
(10-15%), recaudando aproximadamente 5 mil firmas en cada uno de ellos.
Destacan los casos de Veracruz, Morelos (+ 8 mil firmas en cada uno) y
Michoacán (casi 7 mil firmas).
En Jalisco obtuvieron + 25 mil
firmas, pero en la mayoría de los estados del norte no estuvieron ni
siquiera cerca de los objetivos que se trazaron. De cualquier manera,
destaca el fenómeno en la costa oeste (Nayarit y Sinaloa, que reunieron
en conjunto casi 15 mil firmas) y el caso de Zacatecas, en donde
recabaron + 9 mil firmas.
“Como es evidente, no logramos
conseguir el número de firmas necesarias para el registro de Marichuy
como candidata a la presidencia. Las explicaciones y valoraciones sobre
este hecho, pensamos, deben ser producto de un análisis serio y una
valoración profunda”. Es por ello que convocan a la sociedad civil que
los apoyó a que participen en en el análisis y valoración de dicho
proceso.
Cajita de Pandora
En su columna del 28
de marzo en el periódico La Jornada, Carlos Fernández-Vega provee
algunos datos que permiten medir los resultados de la reforma energética
de la administración de Peña Nieto, desde que se promulgó, en diciembre
de 2013, hasta febrero de 2018: la producción de petróleo crudo cayó
25% (de 2.5 a 1.9 millones de barriles diarios); la elaboración de
productos petrolíferos (gasolina, diesel y gas) cayó 56% (de un millón
457 mil a 644 mil barriles diarios); mientras que se aumentó 52% el
volumen de las importaciones de productos petrolíferos, gas natural y
petroquímicos, al pasar de 640 mil a 976 mil barriles diarios. El
sistema nacional de refinación trabaja a 40% de su capacidad y el precio
por litro de las gasolinas ha aumentado: la gasolina Magna un
incremento de 50%, la gasolina Premium 56% y el del diésel 50%. El
precio del kilogramo de gas licuado de petróleo aumentó 44%. Uno de los
artífices de la reforma, el candidato priísta a la Presidencia de la
República, José Antonio Meade, no levanta en las encuestas… ni aunque
sea Semana Santa.
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