Maternidad & Patriarcado
La mayor victoria del patriarcado es la creencia que la igualdad de la mujer pasa por la anulación del maternaje, que la igualdad de género implica la renuncia al maternaje. |
Escribir como
hombre sobre un tema que en primera instancia corresponde a la mujer,
puede parecer algo delicado. Pero escribo en primera instancia como
profesional que trabaja en el día a día con niños, pero también como
padre, y como pareja. Mi intención es dejar oír la voz de la criatura,
de sus necesidades, más allá de nuestra organización social. En ningún
momento cuestiono el derecho de cualquier persona de decidir sobre su
cuerpo, ni de la libertad de cualquier persona de elegir libremente ser
madre o padre. Ninguna mujer se tiene que sentir obligada a ser madre,
si no lo desea. No somos iguales.
Las mujeres y los hombres no
somos iguales. Somos diferentes biológicamente, los hombres no podemos
quedarnos embarazados, ni parir ni amamantar. Eso en ningún momento
implica que no seamos equivalentes en derechos. Pero si que implica que
la mujer que acaba de parir, tiene otros derechos que un hombre. Y, en
el momento de que una mujer o un hombre se convierten en madre o padre,
también hay que tomar en cuenta los derechos y obligaciones que surgen
desde las necesidades de la criatura. Y en un primer momento las
necesidades de la criatura son básicamente estar cerca de su madre,
física y emocionalmente. Ha estado 9 meses desarrollándose en un entorno
determinado por y fusionado con la madre y necesita un proceso de
transición.
Claro que el padre (1) tiene un papel importante
en todo eso, pero es diferente, porque las necesidades son diferentes.
Hablar de derechos y de obligaciones debería de ser el punto de partida
para hablar del papel de cada uno: de la madre, del padre y del Estado
(2) . Nadie cuestiona el hecho de que tenemos que asumir ciertas
obligaciones cuando compramos un coche y circulamos por las carreteras.
No nos sentimos limitados en nuestra libertad. Pero cuando se trata de
cuidar de nuestr@s hij@s, parece quedar mal plantear que implica obligaciones. Obligaciones que inevitablemente surgen desde las necesidades de l@s recién nacid@s. Y estas necesidades son muy claras (y además cada vez más científicamente sustentadas).
Los bebés, incluso antes de nacer, tienen derecho a ser cuidados según
sus necesidades. Y por mucho que nuestra sociedad cambie, por mucho que
el modelo económico nos impone y genera cambios, por mucho que nuestras
estructuras y relaciones sociales cambien, las necesidades de l@s niñ@s,
sobre todo en los primeros 2-3 años, sencillamente no han cambiado. El
estrés de la madre afecta al desarrollo del feto, tanto al desarrollo en
el mismo útero, como al desarrollo posterior (3).
Por eso,
cualquier mujer embarazada, no sólo tiene el derecho a estar de la baja,
sino que incluso debería tener la obligación de dejar trabajos que
implican un nivel elevado de estrés. Y el papel del Estado es el de
facilitar que esto se pueda hacer en las mejores circunstancias tanto
para la mujer como para la criatura. Y eso seguramente implica
remuneración económica y compensación a nivel de cotización, carrera
laboral, etc. No es cuestión de ver a la mujer como débil. a la
embarazada como una enferma o negar su papel en la sociedad, es cuestión
de satisfacer la necesidad de la criatura y de velar por su salud. Y
eso debería ser una obligación a tomar en cuenta cuando una mujer
decide, libremente, quedarse embarazada.
Cualquier criatura en
el proceso de nacer sufre estrés y la mejor forma de cuidarla es con la
madre, piel con piel. El papel del Estado y de las estructuras de salud
es informar de ello, preparar a a la mujer para ello y aplicarlo de una
forma sistemática. (4 ) Cualquier bebé de menos de 6 meses, necesita el
cuerpo de su madre cerca (5) . No es cuestión de volver a la mujer al
hogar, es cuestión de la salud, como mínimo la del bebé, y seguramente
también la de la madre.
El papel del Estado debería ser el de
facilitar eso social, económica y laboralmente (6) (sin que afecte de
ninguna forma a su trayectoria profesional). Cualquier criatura de menos
de tres años, necesita desarrollarse en un entorno familiar. No implica
que tiene que estar necesariamente con su madre o con su padre, pero sí
con una persona adulta que le puede atender de una forma
individualizada. El papel del Estado es facilitar unas infraestructuras
en las cuales todo eso sea posible. Los ratios en la mayor parte de
Europa no superan l@s ocho niñ@s por adulto cuidador.
En
España se permite hasta 20 niñ@s.(7) ¿Cuál es el papel del padre (de la
pareja)? El punto de partida es que el padre tiene la misma
responsabilidad que la mujer en la tareas domésticas y en la crianza y
educación de l@s hij@s. Aunque en los primeros meses, ese papel es
fundamentalmente distinto. Los estudios a largo plazo indican que cuanto
más implicado está el padre desde el inicio (desde el embarazo), más
implicado está en la crianza y menos maltrato existe.
También
los hombres están sujetos a cambios hormonales, aunque cuanto más
desconectado está de todo el proceso, más rápidamente se le pasarán
estos cambios. (Algo parecido ocurre con la mujer, cuantas más
circunstancias hostiles externas y personales influyen, cuanto antes los
cambios hormonales vinculados a la maternidad desaparecen).
Entonces, ¿cuál es el papel? ¿Debe de tener baja por paternidad? Claro
que sí, también la pareja tiene un papel fundamental. Por ejemplo, la
pareja de la mujer embarazada influye en su estado de estrés, con lo
cual también influye en como es el entorno en el cual se desarrolla el
feto. El Estado debe proporcionar los derechos a los padres de poder
asistir a clases de preparación al parto, de estar presente en el parto
(si así lo desea la mujer), de estar en casa las primeras semanas para
acompañar a la nueva madre y encargarse de las tareas, de hacer los
trámites. Pero es una baja muy distinta, porque el papel en los primeros
meses sencillamente es diferente.
¿Cuál es el objetivo de
todo eso? Que la madre puede recuperarse en condiciones óptimas del
embarazo y del parto. Que la madre puede conectar con su hijo o hija en
un entorno en el cual esa sea su única preocupación y que la criatura
que acaba de nacer puede sentir la vida como algo placentero y recibir
los cuidados que necesita. Que los niños y niñas puedan crecer
sintiéndose respetados en sus necesidades más básicas y así puedan
crecer desde un sentimiento de profundo respeto y aceptación. Y esa es
la base emocional que tenemos los seres humanos con la cual contamos
para afrontar la vida y las relaciones con l@s demás.
Desde la
vivencia del respeto desarrollamos la capacidad para respetar al otro,
para no necesitar la violencia para buscar nuestro reconocimiento como
persona. Una relación sana con el entorno y con los demás se crea desde
la satisfacción placentera de nuestras necesidades básicas en la primera
infancia.
Aprendemos a que no necesitamos utilizar la
violencia contra nadie, ni contra nosotros mismos, para sentirnos
respetados y reconocidos. Aprendemos que no necesitamos agredir a nadie,
ni a nosotros mismos, para defendernos de los miedos al rechazo o al
abandono. Aprendemos, desde una agresividad sana y equilibrada, a
reclamar y actuar para cubrir nuestras necesidades. Aprendemos a ser
personas adultas que no dejamos pisotear nuestros derechos.
Pero igual eso no interesa a algunos que gobiernan el Estado con base en
la sumisión inculcada para poder mantener sus propios beneficios.
Sobre el Autor: Hendrik Vaneeckhaute psicomotricista y especialista en prevención y salud infantil.
Notas:
(1)
Parto de una situación en la cual la pareja está formada por una madre y
un padre pero se puede extender a parejas del mismo sexo (sustituyendo
en su caso padre por pareja). En situaciones de adopción o madres
solteras, habrá que considerar otros aspectos.
(2) Partiendo
desde el punto de vista que el papel principal del Estado es (o debería
ser) facilitar la convivencia y promover el desarrollo saludable de la
población.
(3) Explicado en el vídeo en https://youtu.be/nFW3xnkdpPk
(4) La importancia del contacto con la madre durante las primeras horas después del nacimiento .
(5) La importancia de los cuidados infantiles, explicada en 6 min en este vídeo
(6
) El argumento de que la baja por maternidad repercute negativamente en
la carrera laboral de la mujer es completamente falso. Se podría
perfectamente computar la baja por maternidad como experiencia laboral y
compensar otros posibles efectos negativos. El mejor ejemplo es el de
Suecia, con una baja por maternidad/paternidad de más de un año, donde
los niños menores de un año son cuidados en casa. El grado de
participación de la mujer en el mercado laboral en Suecia es del 79% de
la población en edad laboral (de 15 a 64 años), frente al 68% en España.
En Suecia este porcentaje de participación laboral no es diferente para
mujeres con o sin niños.
(7) Ver tabla de ratios de la plataforma por un cambio educativo.
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