Integrar órganos directivos, el reto
El triunfo de las mujeres en este proceso electoral fue histórico pero el reto que enfrentarán será mayúsculo: deberán retomar los pendientes heredados por sus antecesoras, considerar las agendas de los grupos feministas y tomar las riendas de los temas coyunturales.
La tarea no es fácil. Las próximas legisladoras deberán negociar y pugnar para estar en los órganos directivos del Congreso de la Unión, el primero en la historia de México en tener prácticamente igual número de mujeres y hombres; y una vez allí, cambiar la forma de hacer política.
El primer obstáculo: llegar a ser legisladoras, ya lo pasaron. Si bien será hasta el 23 de agosto cuando la autoridad electoral haga la designación de escaños pluris, el balance preliminar del Observatorio de Participación Política de las Mujeres en México indica que ellas ocuparán alrededor de 49 por ciento de los espacios legislativos en ambas Cámaras.
De acuerdo con el Instituto Nacional Electoral (INE) las mujeres ganaron 47 por ciento de las diputaciones y 47.9 de las senadurías.
Ahora falta que consigan acceder en condiciones de igualdad, a los espacios de poder en los órganos parlamentarios: la Junta de Coordinación Política, Mesa Directiva y Comisiones ordinarias y desde allí articular una agenda de género.
PENDIENTES
Durante las campañas electorales académicas, políticas y defensoras de Derechos Humanos articuladas en grupos como Las Constituyentes o la campaña “51 por ciento”, presentaron propuestas de agenda de género para el próximo gobierno.
Son varias las preocupaciones de la sociedad civil e incluso de ONU Mujeres, que también se pronunció en la materia, pero algunas apremiantes son el empoderamiento económico y erradicación de la violencia, responsabilidades igualitarias en el contexto familiar y la eliminación de la brecha salarial entre hombres y mujeres, entre otras.
Las legisladoras salientes heredarán pendientes legislativos que deberán ser retomados como la inclusión del delito de violencia política de género en las leyes electorales y la definición del delito de violencia obstétrica en la Ley General de Salud; o bien, hacer frente para evitar que pasen reformas que violentan los derechos de las mujeres como la protección del “niño por nacer”.
Como ejemplo del trabajo que se inició pero que no se culminó en los últimos tres años la Comisión de Igualdad de Género de la Cámara de Diputados recibió 320 minutas, iniciativas y proposiciones para dictaminar en Comisión única o junto con otro organismo parlamentaria; hasta julio de este año de estas iniciativas 109 seguían pendientes de análisis.
Por otra parte, de 2012 a 2018 la Comisión para la igualdad de Género en el Senado recibió un total de 306 asuntos legislativos, de los cuales se aprobaron 222, fueron desechados 44 y fueron retirados 6.
La investigadora en participación política, Lorena Vázquez Correa, destaca que entre los temas prioritarios para el Legislativo está la violencia de género, los procesos de solicitud de Alertas de Violencia de Género y los protocolos contra la discriminación y la violencia de género para instituciones de educación superior, ente otros.
EXPECTATIVAS
Aunque la paridad es un logro, aún persisten retos para avanzar hacia la igualdad sustantiva y la construcción de una democracia paritaria en el país, afirma la también investigadora del Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República, Lorena Vázquez Correa.
Una de las expectativas es que las senadoras y diputadas ocupen los espacios en la misma proporción que los hombres, tanto como coordinadoras parlamentarias como integrantes de las Comisiones donde se discuten los proyectos de ley y se toman las decisiones.
Las mujeres pueden estar en el Congreso pero no ejercer el poder, explica la investigadora, por ello existe la esperanza de que se apoyen unas a otras y hagan alianzas a través de bancadas feministas, lo que implicaría actuar en conjunto sin importar la militancia partidista.
En los hechos se espera que haya grupos de mujeres que trabajen sumando para impulsar un tema en común pero será hasta el inicio de la próxima Legislatura, el 1 de septiembre, cuando se vea qué tal funciona la coordinación entre legisladoras.
Un análisis de la profesora-investigadora del Departamento de Estudios Políticos de la Universidad de Guanajuato, Aidé Hernández García, sobre el primer periodo legislativo de la 63 legislatura de la Cámara de Diputados, mostró que las mujeres que se incorporaron con la cuota 50-50 tenían preparación académica y experiencia partidaria o política.
Sin embargo, uno de los problemas que enfrentaron, fue que tenían menos conocimiento de los procesos legislativos y que trabajaron en un parlamento donde seguía presente una cultura patriarcal de tipo machista que favorece a los varones en las redes y en el cabildeo, tanto para lograr la presidencia de la mayoría de las Comisiones, como en la aprobación de sus iniciativas.
En su investigación, Hernández García también entrevistó a legisladoras y encontró que la aprobación de una iniciativa no es fácil, pues en primer lugar el tema tiene que considerarse importante para el partido, lo tienen que asumir los coordinadores parlamentarios y también hay que hacer cabildeo dentro y fuera de la Cámara.
TRANSFORMACIÓN
De cara a lo que Andrés Manuel López Obrador llama “la cuarta transformación del Estado”, las mujeres no pueden quedar fuera, por lo que feministas organizaron el encuentro nacional de candidatas electas y el movimiento amplio de mujeres que se realizó en la capital del país del 8 al 12 de agosto.
Mónica Soto Elizaga, una de las organizadoras, dijo que la elección del 1 de julio marcó un parteaguas y puede ser la puerta a un proceso de paz y justicia y un cambio de correlación de fuerzas, por lo que se deliberaron temas que deben ser retomados por los gobiernos y quienes legislen.
Con la misma intención este 14 de agosto las senadoras salientes organizaron el “pase de estafeta”, entre las que se van y las que llegan para compartir cuáles son los retos para lograr la igualdad sustantiva a fin de que las nuevas legisladoras no lleguen en blanco.
Así se espera que las mujeres sean actoras principales en las negociaciones y en la arena política y no solamente ocupen secundarios; de no ser así, advierte la investigadora Vázquez Correa, no sería un mensaje alentador que las mujeres no ejerzan los cargos.
Imagen retomada de Facebook
Por: Anayeli García Martínez
Cimacnoticias | Ciudad de México.-
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