Tras recuperar su
libertad, Gordillo puede intentar derrocar a Juan Díaz de la Torre al
frente del SNTE, por la vía legal y política.
A dos años de que el continente americano fuera declarado como “zona
libre de sarampión endémico”, distintos países de la región, incluido
México, han seguido registrando brotes de esta enfermedad y,
particularmente en 2018, la crisis sanitaria en Venezuela ha derivado en
el resurgimiento del virus y su rápida expansión, que ya se diseminó a
11 naciones americanas, según la Organización Mundial de la Salud.
Pero ¿qué tan protegida está la población mexicana? Por sí misma, el
sarampión es considerada una “enfermedad benigna”, sin embargo, provoca
“inmunosupresión transitoria”, es decir, debilitamiento temporal de las
defensas naturales del cuerpo, lo que puede provocar “complicaciones
severas” como neumonía, diarrea aguda o encefalitis, que pueden derivar
en la muerte del paciente, además de que, para quienes no fallecen,
llega a causar secuelas permanentes, como sordera.
La única forma de evitar el sarampión, según la Organización Mundial
de la Salud, es mediante el método preventivo de la vacunación, pero en
México, al menos 18 % de la población nacida desde 1990, hasta ahora,
nunca recibió la vacuna.
Tal como revela la primera Encuesta Nacional de Niños, Niñas y
Mujeres (cuyos resultados fueron presentados por las autoridades
mexicanas en 2017), la cobertura en vacunación contra el sarampión es de
81.9 %.
Según la OMS, para que una campaña de vacunación sea efectiva debe dar cobertura homogénea, al menos, a 95 % de la población.
Hasta hace tres décadas, México era un país en el que año con año se
registraban decenas de miles de casos de sarampión (sólo en 1990 hubo
casi 70 mil afectados), pero seis años después, en 1996, esta
enfermedad, en su tipo autóctono, “prácticamente desapareció” en el
país, tal como reporta el Instituto Nacional de Salud Pública.
La disminución en la incidencia de sarampión en México está
directamente relacionada con el inicio, en 1990, del Programa de
Vacunación Universal, que se mantiene hasta la fecha; sin embargo, nunca
se ha logrado que dicha campaña dé cobertura preventiva a todos los
niños y niñas mexicanas.
De hecho, según la Encuesta Nacional de Niños, Niñas y Mujeres, en
México sólo 34 % de los niños y niñas cuentan con todas las vacunas
recomendadas, lo que vuelve a la población mexicana entera (no sólo a la
infancia) vulnerable al virus del sarampión, que en 2018 ha registrado
un rebrote continental, a raíz de la crisis sanitaria provocada por la
falta de medicamentos en Venezuela.
Entre el 1 de enero y el 11 agosto de 2018, la
Organización Panamericana de la Salud (OPS) reportó la existencia de
por lo menos 3 mil 177 casos confirmados de sarampión en el continente, de los cuales, mil 842 casos (58 % del total) se concentraron en Venezuela.
Los reportes de la OPS revelan, además, que el
flujo migratorio de venezolanos provocado por la crisis político-social
en dicho país, también favoreció la expansión del sarampión a otros países del continente.
Según los reportes de la OPS, luego de Venezuela, el segundo país con
más casos de sarampión en América es su vecino Brasil, con 1,100
personas enfermas, sólo en este año. De ellos, 661 casos (60 % del
total) fueron cuadros de sarampión “de un linaje idéntico al
identificado en Venezuela”, tal como revela el más reciente reporte
epidemiológico continental.
Lo mismo ocurrió en Colombia, también receptor del éxodo de
venezolanos, en donde los 56 casos de sarampión confirmados fueron,
todos, vinculados a un virus “importado”.
En México, la Organización Panamericana de la Salud reportó que, en
lo que va del año, se han confirmado cinco casos de sarampión
“importado”.
Incautos, incrédulos y excluidos
La expansión del sarampión en el continente americano, luego de que
fue declarada su eliminación, no sólo puede atribuirse a la falta de
medicamentos o a la crisis social en Venezuela. La primera causa que
permite la prevalencia de esta enfermedad es la falla en la cobertura de
vacunación que presenta cada país ya que, de ser total la cobertura,
ésta frenaría los brotes de sarampión “importado”.
En Estados Unidos, por ejemplo, el Centro para el Control y la
Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) informó que
entre el 1 de enero y el 14 de julio de 2018, en ese país se detectaron
107 casos de sarampión y, se destacó que la mayoría de las personas que
contrajeron la enfermedad “no estaban vacunadas”.
Aunque en Estados Unidos fue declarada la eliminación del sarampión
desde el año 2000, distintos brotes (algunos con más de 660 casos) han
sido registrados desde entonces. La causa, explicó el CDC, perteneciente
al gobierno estadunidense, es que la enfermedad sigue entrando a
Estados Unidos, a través de sus puertos, y su expansión se facilita
entre poblaciones sin cobertura.
En 2014 y 2015, por ejemplo, cuando se dio el mayor brote de
sarampión en Estados Unidos, las autoridades de salud apuntaron a
Filipinas como punto de origen de los viajeros que acarrearon el virus
hasta su territorio.
Ese mismo brote, de hecho, puso en evidencia la vulnerabilidad
causada por la omisión de las vacunaciones, ya que el sarampión pudo
cundir fácilmente entre la comunidad amish de Estados Unidos, cuyos
integrantes no aceptan la aplicación de vacunas, siguiendo un principio
religioso.
En 2014, entre la comunidad amish estadunidense se registraron 383
casos de sarampión, lo que representa más de la mitad de los casos
registrados en todo Estados Unidos ese año.
El pasado 21 de agosto, la OMS informó que en Europa van 41 mil casos
de sarampión en lo que va de 2018, mientras que en todo el año previo
los casos sumaron 24 mil, lo que fue calificado como un “dramático
incremento” por el director regional de la Organización Mundial de la
Salud en dicho continente, Zsazsanna Jakab, según el mismo reporte
informativo.
Estos 41 mil casos se han presentado en Francia, Georgia, Grecia,
Italia, la Federación Rusa, Serbia y Ucrania, quien concentra la mayor
parte de las infecciones confirmadas, con 23 mil pacientes, mientras que
Serbia es el país con más casos de muerte, con 14 decesos.
Según la OMS, Europa cuenta con una cobertura de vacunación contra el
sarampión de 90 %, aunque este es un promedio, ya que, destacó,
mientras algunas regiones del continente sí alcanzan la cobertura mínima
requerida de 95 %, en otras sólo se llega a vacunar al 70 % de la
población.
En Europa, cabe destacar, han proliferado en los últimos años grupos
opuestos al uso de vacunas, que operan bajo diversas premisas, entre las
que destacan la acusación de que éstas que son ganchos diseñados por la
industria farmacéutica para generar clientes cautivos, así como la
hipótesis de que el sistema inmunológico puede reforzarse por otros
medios que no sean la inoculación de virus desactivados, tales como la
alimentación sana.
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