10/05/2024

Columnas y opinión del periódico La Jornada sábado 5 de octubre 2025


Cambios en la política migratoria

Sucedió durante el primer día del actual gobierno, un día antes de que se conmemorara la masacre de estudiantes por parte del Ejército del 2 de octubre de 1968, y cinco días después de que las madres y los padres de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa volvieran a reclamar la información que los militares les esconden sobre el paradero de sus hijos. Ocurrió en el estado más militarizado desde el 9 de febrero de 1995, el mismo en el que desde hace años se niega la guerra contra los pueblos por parte de gobiernos y crimen organizado. Ahí, en Villa Comaltitlán, Chiapas, integrantes del Ejército tiraron a matar a una camioneta en la que viajaban 33 personas de distintas nacionalidades. Mataron a seis e hirieron a 10.

No hay garantía de que las personas migrantes sobrevivientes y familias de los fallecidos reciban justicia y reparación del daño, así lo han demostrado las diferentes masacres contra dicha población y los casos donde elementos del Ejército están involucrados, denunciaron organizaciones de derechos humanos, luego del asesinato reconocido en un comunicado de la Secretaría de la Defensa Nacional y confirmado por el gobierno federal.

Los soldados involucrados están bajo investigación, dijeron. No se volverá a repetir, aseguraron. ¿Quién lo garantiza? Nadie, pues es sabido que no es la primera vez que la política de contención y militarización del control migratorio termina con la vida de población en movilidad.

Las justificaciones para acribillar a las personas en tránsito son las mismas que en el pasado. Dicen que eran sospechosas y que el Ejército repelió agresiones, pero más indefensas no podían estar cuando los soldados abrieron fuego contra la camioneta que tendría que dirigirlos a un mejor destino.

Las organizaciones de derechos humanos van al fondo: La actual política migratoria de contención y la militarización de las revisiones migratorias matan y dejan en desprotección a todas y todos, perpetúan la impunidad y la injusticia.

Los perdones no bastan. Los arrestos de los militares no implican justicia. Terminar con una aberrante política migratoria es lo que se debería plantear en un país de derechos.

Desinformemonos.orgios en la política migratoria
Dilema
Más allá de éxitos aislados como la toma de Vuhledar por los rusos en Ucrania o los ataques ucranios contra aeródromos y refinerías en Rusia, que en sí mismos no alteran la correlación de fuerzas a lo largo del vasto frente de guerra, los combates en el Donbás, acrónimo de la cuenca del río Donets que abarca las regiones de Donietsk y Lugansk, pusieron en evidencia los puntos flacos de ambos ejércitos.

El ucranio carece del armamento prometido, pero aún no entregado por sus aliados, para las 19 brigadas que formó en los meses recientes y utiliza una parte considerable de sus reservas a fin de mantener, por razones más políticas que militares, un área mínima de la región rusa de Kursk.

El ejército ruso, con una superioridad en efectivos y en equipos bélicos de al menos tres por uno, no está en condiciones de expulsar de su territorio a los soldados ucranios ni de comenzar una gran ofensiva simultánea en varios sectores del Donbás, por lo cual sus avances son sostenidos, pero muy lentos.

De un tiempo para acá, el ejército ruso centra sus ataques en un solo sector del frente en el Donbás, sea Pokrovsk, Chasiv Yar, Toretsk, Kurajovo o Selidovo, abandonando los asaltos frontales e intentando rodearlos, y cuando llegan refuerzos ucranios, con el propósito de frenarlos, se detienen y empiezan la ofensiva en otro sitio hasta que, como pasó en Vuhledar, antes de cerrar el cerco los ucranios se retiran a una posición mejor.

En ese contexto, el Estado Mayor del ejército ruso lleva meses insistiendo ante su comandante en jefe, Vladimir Putin, que anuncie una nueva ola de movilización masiva para lograr una superioridad decisiva, pero sus asesores recomiendan no hacerlo por el costo político que tendría en la sociedad, convencidos de que ésta seguirá indiferente hacia lo que ocurre del otro lado de la frontera mientras mueran sólo los que, a cambio de cobrar un dineral, aceptaron jugar una suerte de ruleta rusa.

Ante el dilema de declarar una guerra total para justificar ante los rusos el llamado a filas masivo o dejar por ahora las cosas como están, pero sin desatar una protesta de la población con final incierto para su permanencia en el Kremlin, Putin ordenó que el gasto militar para 2025 vuelva a ser el mayor de la historia postsoviética de Rusia, igual de ese modo podrá captar más soldados por contrato.

EDITORIAL
La presidenta Claudia Sheinbaum condenó ayer el incidente en que dos militares abrieron fuego contra un camión de redilas en el que viajaban 33 migrantes, matando a seis de ellos e hiriendo a otros 10. Tras confirmar que los involucrados fueron separados de sus cargos y denunciados por la propia Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y que ya se encuentran a disposición de la Fiscalía General de la República (FGR), la mandataria calificó los sucesos como un hecho lamentable que debe ser investigado y sancionado; una situación que no puede repetirse y ante la cual se están tomando las medidas

La institución castrense ha difundido al menos dos versiones sobre lo ocurrido: primero se afirmó que los vehículos sospechosos fueron detectados durante un patrullaje y que los uniformados oyeron disparos, pero en un comunicado oficial se dijo que los soldados los buscaron e interceptaron tras recibir reportes de personas armadas en la zona fronteriza entre Tapachula y Tecún Umán, Guatemala, y que dispararon en respuesta a una agresión previa. Está claro, por lo tanto, que el primer paso en las indagatorias exige establecer cuál de las versiones es correcta, o si ninguna de ellas corresponde a la verdad.

Asimismo, es necesario aclarar si se trató de un error puntual de los elementos señalados o si hubo fallas en la cadena de mando que llevaran a ese lamentable desenlace. Más allá de la ineludible justicia para las víctimas, este caso constituye un llamado de atención para que se revisen a fondo los protocolos de actuación de las fuerzas armadas y se refuerce su capacitación a fin de que continúen desempeñando sus tareas en estricto apego a la ley y a los derechos humanos.

Por otra parte, las nacionalidades de las personas fallecidas, heridas y de quienes fueron aseguradas ilesas, entre quienes había ciudadanos de Cuba, Honduras y Perú, pero también de Egipto, India, Nepal y Pakistán, muestran hasta qué punto se ha complejizado el fenómeno migratorio en México y, por lo tanto, de la urgencia de desarrollar estrategias de manejo de los flujos humanos que tengan en cuenta los disímiles orígenes y realidades de quienes llegan al país, sea para establecerse o en su ruta hacia Estados Unidos.

Se ha hecho evidente que la época de México como país meramente expulsor de personas quedó atrás, y que hoy es necesario gestionar el tránsito y la estadía de quienes llegan desde las regiones más remotas en busca de oportunidades laborales, educativas o de ponerse a salvo de conflictos armados. Tales estrategias irían en consonancia con el compromiso manifestado por la presidenta Sheinbaum para brindar trabajo y protección a los migrantes que se encuentran en territorio mexicano, por lo que cabe esperar que se presente a la brevedad un plan integral en la materia.

Agradecen a La Jornada por dar a conocer cooperativas en CDMX



Desde la Secretaría de Trabajo y Fomento al Empleo de la Ciudad de México queremos expresar nuestro más sincero agradecimiento y reconocimiento a La Jornada por su cariño e invaluable apoyo que durante 114 semanas consecutivas nos permitió comunicar y compartir los esfuerzos que realizan las personas de la Ciudad de México que son cooperativistas y que han integrado la #RedDeCooperativas, que han sido creadas y fortalecidas con el impulso de nuestra presidenta de la República en su paso por la jefatura de Gobierno, la doctora Claudia Sheinbaum Pardo.
José Luis Rodríguez Díaz de León, secretario de Trabajo de la CDMX

Misiva al rey de España por desdén a AMLO

Felipe VI de Borbón, rey de España. Su majestad:
En la carta amigable y respetuosa que, en forma personal, le envió el ex presidente de México Andrés Manuel López Obrador, invitaba a su majestad a realizar en forma conjunta un acto de humildad y grandeza al pedir perdón por la parte obscura en la llamada conquista de la Nueva España. Pero la ausencia de su majestad no le permitió, siquiera, tener la cortesía de contestar. Eso es una falta de realeza.No se estaba solicitando indemnizaciones ni nada parecido. Se trataba de un reconocimiento público, un acto de humildad en señal de su solemnidad. Ser un verdadero rey no lo hace un título nobiliario ni el privilegio de un nacimiento, la nobleza está en el corazón de cada uno y en la humildad, cualidad que engrandece al que pide perdón y al que lo otorga, y que los une para siempre.Eso, su majestad, lo hubiera engrandecido a usted como un verdadero monarca en el corazón de todo México. Se perdió la oportunidad de realizar una verdadera conquista en pleno siglo XXI.
Carlos Noriega Félix

Demanda juicio político por excesos del Poder Judicial
Los antecedentes inmediatos mostraban la soberbia y la grosería de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), que ahora se concreta en una insolencia de magnitud insospechada al actuar contra nuestra Constitución, contra el Poder Legislativo, el Poder Ejecutivo y el propio pueblo de México.Ya con esa decisión, junto con la de jueces y magistrados, es indiscutible su responsabilidad para iniciar un juicio político y fincar los delitos respectivos.La pregunta es si se les deja actuar de esa forma llegarán a trastocar la sana y necesaria separación de los poderes en el país.Ante esos arrebatos, el gobierno debe tomar las medidas pertinentes para no permitirlo, ya que los mexicanos no los toleraremos, porque sabemos que se tiene la razón política y jurídica para actuar en contra de todos los omisos golpistas.
José Lavanderos

Ocho togados de SCJN se extralimitan en sus funciones, afirma
El editorial de La Jornada de ayer es oportuno y acertado, ya que coincide con el sentir de la mayoría de los mexicanos de a pie. La confabulación de los ocho togados de la Corte culminará con un juicio político para cada uno de ellos; además, con las acciones que resulten.Viva el segundo piso de la Cuarta Transformación. Viva Claudia Sheinbaum, presidenta de México.
Javier Espejel

Invitaciones
Concierto y baile para sanar el tejido social
El Albergue del Arte invita al concierto especial de la compañía Orquesta Lavaderos Tlapacaloyan, nombrado Ritmo latino de aquí y de allá.La agrupación, conformada por niños, jóvenes y adultos, ofrecerá un programa musical con raíces latinoamericanas, música, baile y ritmo que entregan el corazón, teniendo como objetivo sanar el tejido social a través de la música.La cita es hoy a las 19 horas en el Foro El Albergue del Arte, ubicado en Alberto Zamora número 32, colonia Villa Coyoacán. Informes y reservaciones al: 55-5554-6228. Entrada libre.

Exposición fotográfica
La Universidad Veracruzana invita a la inauguración de la exposición fotográfica Veracruz. Singularidad y riqueza de su biodiversidad. La cita es el próximo lunes a las 16:30 horas en la Galería Juventud Heroica, frente al Altar a la Patria, en la primera sección de Chapultepec. El acceso será por puerta Gandhi. Informes al: 55-5659-1973. Entrada libre.

Reflexión y análisis sobre el neoliberalismo
El Círculo de Reflexión, Análisis y Participación, y el Colectivo Buzón Ciudadano invitan a la reflexión y el análisis La perversidad del neoliberalismo, con el antropólogo Carlos Prigollini y el sociólogo José Miguel Candia. La cita es hoy a las 12 horas en el Parque del Cartero José Refugio Ménez en la colonia Postal, cerca del Metro Villa de Cortés y de la parada del Metrobús Álamos. Transmisión a través del canal de YouTube y el perfil de Facebook de El Buzonero, así como en la cuenta de X de El Círculo de Reflexión Buzón Ciudadano.
Imelda Beristáin, Víctor Flores, Rosa Almanza, Luciano Aguilar, Salvador Munguía, Marú Nieto, Xóchitl Salazar, Inti Salas, Tania Jiménez, Yolanda Macedo, Esperanza Espinosa, José Puente, Carolina Hernández, Óscar Rojas, Víctor Martínez, Nadia Olivares, Katia Rueda y Antonio Villegas

Plantón en protesta por agresión a Palestina
Mañana, como todos los domingos, estaremos en plantón en el Ángel de la Independencia de 13 a 15 horas, en protesta por la agresión y el genocidio al heroico pueblo palestino perpetrado por el estado sionista de Israel. Por tal motivo convocamos a todas y todos a solidarizarnos con esta lucha. Te esperamos.
Héctor Cifuentes, Maricarmen Jiménez,, Silvia Ramos, Ignacio Hernández, Josefina Mena Abraham, Gilberto García Mora Ibarra.

Esa recóndita pretensión española de convertirse en una suerte de capitana moral de los países latinoamericanos, viene de tiempo atrás.

Se basa en que su rey ejerza una suerte de liderazgo en dicho cotarro, lo cual cuenta en nuestras naciones con el respaldo de una buena masa reaccionaria y fascistoide con fuertes raíces en los beneficios que les ocasionó a sus ancestros la dominación española.

En Guadalajara y otras ciudades muy criollas del centro de México, todavía se echan de ver güeros que en ocasiones especiales, como el 12 de octubre, salen a lucir medallas, bandas y cintas adquiridas habitualmente mediante una corta feria a profesionales del asunto que medran descaradamente con su anacrónica vocación nobiliaria.

Conocemos a bastantes hombres y mujeres decentes a quienes el tema de la mexicanidad cabal no les acaba de cuadrar y si no adolecen de hispanofilia procuran ser gringos.

En ocasiones del Quinto Centenario que gustaban de llamar el descubrimiento de América y les volteamos en ese tiempo el chirrión por el palito, con aquello de Encuentro de dos mundos –que ganó la partida– me tocó pulsar la pervivencia, lo mismo aquí que allá, de esa vocación por conservar una cierta pleitesía por Su Majestad… a pesar de lo borrachín y pillastre que era, y también a su entonces príncipe heredero.

Recuerdo que éste, cuando vino a Guadalajara, el entonces director de la Biblioteca Iberoamericana, en la reunión que tuvimos, se dirigió a él varias veces como alteza…, mientras que los demás nos comportamos con un sentido más republicano.

Por cierto que, en aquella época, en una reunión habida en Costa Rica de las Comisiones conmemorativas del Quinto Centenario del Encuentro de Dos Mundos, el presidente de la española, Luis Yáñez-Barnuevo, aprovechó para pedir a todos los presentes disculpas, a nombre de su país, por todos los desfiguros cometidos durante la Conquista y toda la época colonial. A pesar de su buena intención, quedó mal parado el hombre porque se dirigió a los nicaragüenses, siendo que el único que había era Ernesto Cardenal…

Podrían recordarse más gestos hegemónicos, pero me concentro en la actitud de su presidente legalmente elegido, respecto del triunfo chueco o derecho de Maduro en Venezuela. ¡Con qué desfachatez interfiere en asuntos ajenos, el tal hijo de Sánchez! Y no es el primer caso…

Asimismo, conviene recordar que el actual rey de España tiene una genealogía espuria. El borrachales de su señor padre, fue impuesto por el generalísimo Francisco Franco, aunque no le correspondía a él, porque se lo vio más sumiso al salvaje dictador. Éste, no debería ser necesario recordarlo, fue un auténtico paladín de la antidemocracia que se proclamó caudillo de España por la gracia de Dios, y gobernó España con mano durísima y brutal durante más de 35 años, después de haber asumido el gobierno gracias al respaldo de Hitler y de Mussolini.

Felipe VI no sólo no gobierna por elección popular, sino que las encuestas exhiben que no lo quiere una respetable mayoría de españoles, como los que ahora están a favor de López Obrador y de la señora Sheinbaum. Lo malo es que no se dejan sentir en México porque la prensa española es mucho más conservadora y estricta que la mexicana, aunque ello sea mucho decir. Pero la verdad es que en España son muchos los antimonárquicos y simpatizantes del planteamiento mexicano.

Si no fuera dudosa la legitimidad del rey, ya habrían aceptado hacer un plebiscito sobre su permanencia como lo requieren los progresistas españoles. No son pocas las regiones o naciones de que se compone España que votarían abrumadoramente volver a ser una República, como lo fue antes de que las fuerzas nazifascistas impusieran a uno de los dictadores más criminales de que tieSne noticia la historia de la humanidad, cuya presencia no se ha dejado de sentir, especialmente en todo lo que corresponde al Poder Judicial.

Los mexicanos de verdad no pueden solidarizarse con esa gentuza.

A diferencia de sus tres hermanos mayores, Gustavo Díaz Ordaz no nació en Puebla, como él mismo decía, sino en Tlacolula, Oaxaca. Su padre, Ramón, servía al gobernador Mucio Martínez como contador durante el porfiriato. Su madre, Sabina Bolaños Cacho, era de la rancia aristocracia porfiriana en Oaxaca, sobrina de Miguel, un ex gobernador de ese estado. Con la entrada de los revolucionarios de Cándido Aguilar a Chalchicomula, Puebla, la familia tuvo que huir y se refugió en Oaxaca, donde nace el 12 de marzo de 1911. Pero él falsificó el acta de nacimiento porque no podía hacer política en Puebla si no era poblano; esas eran las órdenes de su caudillo político, Maximino Ávila Camacho. El terremoto del 14 de enero de 1931 en Oaxaca (filmado por Serguei Einsenstein en sus ensayos para Que Viva México) le devuelve a Puebla capital donde estudia derecho. Ahí es reclutado por Maximino Ávila Camacho, hermano del que sería presidente, Manuel, en aquel entonces de la Secretaría de Guerra de Lázaro Cárdenas. Los Ávila Camacho no creían en la Revolución: eran anti-reparto agrario, anti-huelgas, y servían a los empresarios de la zona: los Jenkins, los Wenner-Gren, a Rosendo Cortés, a Miguel Barbosa. Díaz Ordaz se metió al comité de campaña de Maximino para gobernador y Gonzalo Bautista para senador. Desde ahí operaron un fraude contra la FROC de Lombardo Toledano, asesinando a los otros candidatos y culpando a los adversarios de homicidio. Díaz Ordaz tenía 25 años. El 30 de abril de 1936 se oficializó el triunfo de Maximino para gobernador de Puebla. Nombra a Díaz Ordaz presidente de la Junta de Conciliación y Arbitraje del estado para declarar inexistentes todas las huelgas y exterminar a los sindicatos.

El 7 de octubre de 1937 participa como notario para dar fe de la represión a los azucareros de Atencingo, propiedad de Jenkins. Él levanta un acta y hace pasar la represión como un enfrentamiento entre obreros azucareros de la FROC y la CTM de Blas Chumacero. Participa en la campaña de Manuel Ávila Camacho que extermina a 800 opositores para agosto de 1940. Es designado vicerrector de la Universidad de Puebla durante el rectorado de Raymundo Rosete Ruiz, que intenta militarizar las escuelas, entre 1941 y 43, cuando una huelga estudiantil los expulsa. El gobernador de Puebla Gonzalo Bautista lo rescata como su secretario de Gobierno. Después fue un senador de cuota de la CTM de Fidel Velázquez, en la Legislatura 39 del alemanismo y subió una sola vez a tribuna: para apoyar la desaparición de la educacion socialista de Lázaro Cárdenas y la apertura de las escuelas católicas privadas. Con Ruiz Cortines fue oficial mayor de la Secretaría de Gobernación desde donde disolvió el Congreso de Guerrero y desapareció los poderes del gobernador Gómez Maganda, por ser enemigo del presidente Ruiz Cortines. Como secretario de Gobernación de Adolfo López Mateos estuvo a cargo de la represión al movimiento ferrocarrilero de Valentín Campa y Demetrio Vallejo en 1958. Encarceló a los dos líderes sindicales acusándolos de traición a la patria y, por apoyarlos, también al pintor David Alfaro Siqueiros. El 23 de mayo de 1963 mandó un comando armado a asesinar al líder campesino Rubén Jaramillo y a su familia por invadir unas tierras que supuestamente le pertenecían al ex presidente Miguel Alemán, en Morelos. Gobernación filtra a la prensa que Jaramillo iba a atentar contra la vida de John F. Kennedy en su visita a México. Desde entonces, Díaz Ordaz tiene la idea de justificar las matanzas con pretendidas conspiraciones internacionales. Díaz Ordaz se convirtió en Litempo-1, siendo Litempo el grupo de autoridades mexicanas dispuestas a darle información a la CIA. Permitió que se creara otro programa, el Lifire, fotos y fichas preparadas por la Secretaría de Relaciones Exteriores de todos los turistas mexicanos que iban a países comunistas y a Vietnam; el Limotor, que identificaba a los estudiantes de la Universidad Nacional en actos pro-Cuba, y el Lievict, que financiaba al MURO, el anticomunista Movimiento Universitario de Renovadora Orientación, verdadero origen político del porrismo en las universidades públicas. Reprimió el movimiento de los médicos por aumento salarial en septiembre de 1965 y los encarceló acusándolos de homicidio.


En 1968 está claro qué representa Díaz Ordaz: el giro hacia la ultraderecha dentro del sistema priísta. Él mismo, un despojado por la Revolución mexicana, se encontrará con el ultraconservador Maximino Ávila Camacho y, desde entonces, será el abogado preferido para justificar la represión. Díaz Ordaz dio indicaciones a los soldados de abandonar Ciudad Universitaria el 30 de septiembre de 1968, pero no el Politécnico. Era uno de esos rompecabezas que le fascinaban. Entregar la universidad para desplazar al general José Hernández Toledo al mitin del 2 de octubre en la plaza de Tlatelolco. El presidente se encierra en Los Pinos. Juan Sánchez Navarro, el vocero de los empresarios, lo acompaña. Serán dos operaciones separadas y simultáneas: una militar y una vestida de civil del Estado Mayor. Serán dos cercos. El 1º de octubre de 1968, el jefe de prensa de Díaz Ordaz, Fernando Garza, reunió temprano a los directores de diarios, radio y televisión: De mañana en adelante todos los que hablen de los Juegos Olímpicos cobrarán sus notas como si fueran publicidad del gobierno. Unas horas más tarde se les da el día libre a los empleados de la Secretaría de Relaciones Exteriores. No hay explicación alguna. Es miércoles. A las siete de la mañana del 2 de octubre de 1968, la Operación Galeana (así se llamaba la Quinta del secretario de la Defensa, Marcelino García Barragán) está clara: el presidente no va a ordenar que el Ejército le dispare a los estudiantes, sino que responda al fuego. Será defensa propia. Los civiles con el guante blanco, el Batallón Olimpia creado por el jefe del Estado Mayor Presidencial, Luis Gutiérrez Oropeza, ocupan desde temprano departamentos en el edificio Chihuahua, para detener, en el tercer piso, a los integrantes del Consejo Nacional de Huelga. Echeverría les cede el departamento 1301 del edificio Molino del Rey, propiedad de su prima, Rebeca Zuno de Lima. Doce francotiradores desde el piso noveno de la Secretaría de Relaciones Exteriores, acompañados de una cámara de cine; otros más desde el techo de la iglesia de Santiago Tlatelolco y la azotea del edificio Chihuahua. El piso 21 del edificio de Relaciones Exteriores será tomado por la policía de la ciudad, por Raúl Mendiolea, quien tiene la encomienda de coordinar a los francotiradores y, luego, de ir de hospital en hospital por los heridos y llevárselos. La prisión de Santa Martha Acatitla y el Campo Militar Número Uno son puestos en alerta para que hagan vigilia hasta nuevo aviso.

El mitin ha empezado a las cinco y media de la tarde. Habla un orador. A las 6:10 de la tarde del 2 de octubre de 1968 llegan los camiones de paracaidistas con José Hernández Toledo a la cabeza. Un helicóptero sobrevuela la plaza con 10 mil estudiantes, obreros, mujeres y niños. Con 10 mil soldados, civiles y policías. Lo que se ve: estudiantes con mochilas y libros, señoras con bolsas del mandado, niños con balones de futbol, perros jadeando de sed.

Desde el helicóptero salen dos bengalas, una verde y una roja. Los francotiradores hacen fuego sobre la multitud y uno de ellos, desde el edificio Chihuahua, le da en la nalga izquierda al general Hernández Toledo, quien cae sobre su tanqueta. Los soldados responden al fuego, civiles armados matan a quemarropa a los asistentes. Por una fuga de gas y los miles de disparos, se incendian tres pisos del edificio Chihuahua. A los detenidos los ponen sobre el suelo, con las manos hacia atrás. La balacera dura, en dos intervalos –6:10 de la tarde y 11 de la noche–, 120 minutos. Se hacen 15 mil detonaciones. Hay 700 heridos y un número nunca aclarado de muertos y desaparecidos. Hay mil 500 detenidos esa noche sólo en Tlatelolco. A los dirigentes del CNH los desnudan y los ponen de cara al muro de la iglesia de Santiago Tlatelolco, adentro de la cual se desarrollaba una boda que ahora tiene a los invitados pecho-tierra. No hay luz en toda la zona de guerra. Son alumbrados por linternas, por fotógrafos de las policías, por los faros de los tanques. Empieza a llover. Lo único que queda en la plaza son miles de zapatos.

España se conformó como reino y como imperio en las mismas fechas. Ambas cosas ocurrieron al mismo tiempo. De un día para otro, en términos históricos. La unión de las monarquías castellana y aragonesa, en la segunda mitad del siglo XV, culminó la conquista del sur de la península ibérica todavía en manos musulmanas, invadió y se anexionó el reino de Navarra –el Estado de los vascos– y sometió al continente americano.

La idea de la conquista es consustancial a la españolidad. De hecho, estamos hablando de un país que, dentro de una semana, como cada año, celebrará el Día de la Hispanidad en el aniversario de la llegada de Cristóbal Colón a América. Si se cuestiona su pasado, sienten que se pone en tela de juicio su propio presente. Así de endeble y pequeñito es el espíritu nacional español: tan acomplejado, que necesita recordarse como imperio para creerse a sí mismo.

Todos tenemos una relación más o menos polémica con nuestro pasado. También los vascos y, me imagino, los mexicanos. Nadie está libre de la tentación de revisitar su propia historia con los ojos del presente y extraer de ella lo que en el momento le convenga. Igual que siempre resulta atractivo sacudir fantasmas pasados para esconder miserias contemporáneas, aquí y allá. Pero el caso español, en pleno siglo XXI, es casi de naturaleza siquiátrica.

La ola decolonial que, poco a poco, ha ido abriendo brecha de forma notable en los países anglosajones y ha ido goteando a la mayoría de Estados con pasado colonial, desde Bélgica, Holanda y Francia, hasta el propio Vaticano, ha esquivado a España, que insiste en no darse por aludida. Nada puede con el inveterado y tozudo ánimo español de sostenella y no enmendalla. Tan arcaico que se escribe en castellano antiguo.

La polémica desatada a raíz de la no invitación del monarca español a la toma de posesión de Claudia Sheinbaum ha servido para recordar la alucinante relación que España tiene con su historia y su pasado. En su visión oficialista, la expulsión de los musulmanes del sur de la península no fue sino una reconquista –un regreso de las cosas a su orden natural–, el reino de Navarra se unió pacífica y voluntariamente al de Castilla –como si las tropas del duque de Alba se hubiesen paseado con lirios en la mano– y lo de América fue un descubrimiento afortunado que desembocó en una misión civilizadora por la cual deberían dar las gracias los pueblos originarios.

No es una exageración. Entre los argumentos para defender la falta de respuesta de Felipe de Borbón al reclamo de Andrés Manuel López Obrador en 2019 destacan la glorificación de Hernán Cortés como liberador de los pueblos originarios sometidos entonces por los aztecas –deberían, de nuevo, darnos las gracias–; la negación, en contra de toda evidencia etimológica, de la naturaleza colonial de la presencia española en América y África –eran virreinatos y provincias de ultramar, no vayan ustedes a confundirse–, y la carga de la responsabilidad sobre los descendientes de aquellos que se trasladaron a México y otras colonias. De haber culpa, es de ellos, no de los españoles de hoy en día, que nada tienen que ver con un pasado del que luego, sin embargo, se enorgullecen. Que el Estado mexicano ya haya pedido perdón de forma solemne a los pueblos originarios resulta anecdótico para estas voces.

Perderse en disquisiciones históricas, sin embargo, puede hacer olvidar que el debate poco tiene que ver con lo que ocurrió hace cinco siglos. Los historiadores apenas son convidados de piedra a los que se les permite hablar tan sólo para reforzar convicciones. Es del presente de lo que hablamos.

Y el presente tiene guardadas dos misiones principales para la monarquía española: la de embajador de los intereses españoles en el mundo y la del guardián de las esencias patrias.

Cuando se dice intereses españoles quiere decirse, claro, intereses de las empresas españolas, que poco tienen que ver con las preocupaciones de la gente corriente que habita el Estado español. A las grandes corporaciones les interesa poco hurgar en el pasado, no vaya nadie a encontrar en algunas prácticas neocoloniales rastros de aquel imperio.

Y guardar las esencias es lo que con más gusto parece hacer el actual monarca. Para muestra un botón: como fondo para el duro e intransigente discurso que pronunció el 3 de octubre de 2017, con Cataluña encendida tras un referendo que el gobierno español trató de impedir lanzando policías contra colegios electorales, Felipe de Borbón eligió la imagen de un antepasado suyo, Carlos III, el mismo que en el siglo XVIII prohibió el uso del catalán. Son las mismas esencias que anclaron el trasero del rey a la silla cuando el recién investido Gustavo Petro ordenó sacar la espada de Simón Bolívar en 2022.

Amenazar la actual unidad del Estado y cuestionar su pasado colonial tocan en España la misma fibra autoritaria, tan bien representada por una monarquía que capa de raíz la posibilidad de construir un proyecto nacional español democrático.

El pasado primero de octubre, México vivió un hito histórico: transicionar hacia la primera presidencia dirigida por una mujer. La Presidenta con a, como ella se nombró, representa simbólicamente un avance significativo en los derechos y vidas de las mujeres mexicanas.

Esta renovación en el Ejecutivo federal representa una esperanza de cambio, oportunidades y nuevas formas de hacer política ante una coyuntura en la que la violencia de género contra las mujeres continúa, el crimen organizado está arrebatando vidas y en la que se requiere que las políticas públicas sostengan un enfoque de derechos humanos y construcción de paz para la sociedad.

Sin embargo, vale la pena reflexionar si la institucionalidad que se encuentra ahora podrá ser ese paraguas que proteja la dignidad humana y la seguridad de nuestras comunidades.

El reto que tiene nuestra PresidentA no es minúsculo. Por un lado, gobernar un país con una latente crisis de derechos humanos que se agudiza cada vez más, sin aún haber transformaciones estructurales y profundas que puedan atenderlas. Asimismo, los desafíos de reconstruir el tejido social para crear condiciones que prevengan la violencia y encaminen hacia la justicia y la paz. Por otro lado, dirigir un gobierno inserto en una cultura patriarcal en la que a las mujeres se nos exige más, se nos cuestiona más y se nos reconoce menos.

Si bien su llegada es una apertura hacia la destrucción de los techos de cristal, el camino hacia la igualdad sustantiva aún es largo. No sólo necesitamos que gobiernen mujeres, sino que ellas puedan transformar las formas de hacer política; de apostar por diálogos más cercanos, sensibles y empáticos hacia las víctimas y sus familiares; de asumirse como ente responsable de la protección y garantía de derechos humanos; de trabajar de la mano de la sociedad civil organizada en sus distintos niveles; de (de)construir un gobierno para todas, todes y todos.

También se ha depositado en ella la expectativa convertida en esperanza para promover gobiernos más representativos para quienes componen la sociedad, de hacer praxis tangible el lema llegamos todas y que ésta no se convierta en una promesa más de campaña. Que llegue la justicia para las madres de las víctimas de violencia feminicida, para las familias de las miles de personas desaparecidas en el país y para quienes son desplazados por la violencia en sus territorios. Que llegue la verdad para los crímenes de Estado del pasado y del presente; que llegue la paz en nuestros territorios, casas y escuelas; que llegue la esperanza de que sí podemos caminar y construir mundos más dignos donde quepamos todas las personas.

¿Y qué nos corresponde hacer como ciudadanía activa y política? Nos toca mantenernos en el análisis crítico, en el diálogo político con las demás personas, en continuar observando e informándonos y en la organización social para construir condiciones de libertad y dignidad. También, con la apertura hacia nuevas formas de hacer política, de accionar y de organizar, de exigir al gobierno el cumplimiento de nuestras demandas de la misma manera en que se ha hecho con otros gobiernos.

Si no tuvimos respuestas claras sobre los crímenes de Estado con el cambio de partido al frente de la administración pública federal, esperemos que con la Presidenta esto se transforme en verdades certeras y planes de reparación integral y no repetición para las víctimas y sus familias. Que la esperanza, la verdad, la paz y la justicia con a de dignidad sea una realidad.

En una época en que el mundo académico y editorial mexicano tenían una mirada más atenta, amplia y diversa de la producción intelectual y reducía la irradiación global (cliché de los últimos tiempos) al ejercicio de traslación de la acotada perspectiva anglosajona, se conoció en idioma español la obra del marxista egipcio Anouar Abdel-Malek. En México fueron publicadas dos de sus obras cumbres: La dialéctica social y Sociología del imperialismo. Otras obras fueron traducidas en España (Egipto, una sociedad militar) y ocasionalmente aparecieron artículos publicados en revistas académicas. Es pertinente volver a él, no sólo para mostrar la génesis de un planteamiento crítico del imperialismo, que no lo reduce a escaladas militares ni tampoco lo limita a un periodo reciente de hegemonía estadunidense, sino también para observar la posición crítica de los planteamientos marxistas y orientalistas respecto a la nación.

Nacido en Egipto, Abdel-Malek enfatizó sus baterías en la situación nacional, razón por la cual salió exiliado hacia Francia a inicios de la década de los 60. Su obra Egipto: sociedad militar, publicada en 1962, plantea el desarrollo de la situación del capitalismo de ese país y la deriva derechista del nacionalismo, que, en el fondo, mostraba la proclividad de las burguesías por un antinacionalismo popular, pero sí una marcada preferencia por formas totalitarias de ejercicio del poder.

Pero el aporte del pensador no se delimitó en la cuestión de coyuntura de su país. Paralelamente, en Diógenes –una revista de la BUAP– se tradujo el ensayo La crisis del orientalismo, en 1963. Aquel texto escarbaba sintética, pero profundamente, las formas de operar del orientalismo (es decir, del tipo de conocimiento especializado sobre Oriente, producido desde la universalidad occidental), sus intereses, sus métodos de trabajo, sus fuentes y el motivo de su crisis ante la emergencia de los movimientos de liberación nacional y la presencia del socialismo como fuerza histórica, amén de la hoy ya aceptada mancuerna con el colonialismo. Volver a ese ensayo es sugerente, pues destacaba la emergencia del neo-orientalismo, en ese momento en proceso de instalación en Estados Unidos, que algo trazaba de diferencia con el modelo clásico eurocéntrico, mismo que reclamaba una mayor predisposición del estudio de la geopolítica y un abandono del estudio del pasado. No está de más anotar la distancia temporal de este trabajo respecto al más famoso y celebrado de Edward Said, por casi tres lustros.

A diferencia de otros autores, la suya fue una reflexión de largo aliento, pues también se abocó al pensamiento socialista. En un ensayo sobre el tema, Abdel-Malek cuestionó seria y duramente a lo que hoy se denomina como el marxismo occidental. Su reproche se basó en que aquella producción teórica renunciaba a la fusión entre teoría y práctica en la medida en que no compartía un posicionamiento firme y elaborado sobre la cuestión nacional: “Esto significa que el pensamiento socialista sólo puede desarrollarse a partir de una posición nacionalista del problema, y no desde una visión cosmopolita construida a priori, que utiliza la etiqueta de internacionalismo”. Ello lo llevó a demarcar metodológicamente el estudio del marxismo, el que decía, ya no podía redundar en la exégesis de los textos, sino en el análisis de las realidades concretas; amén de que llamaba a estudiar los trabajos de Marx, Engels, Lenin y el resto de pilares teóricos, con la mirada en que éstas fueron producciones teóricas realizadas a partir de dinámicas específicas, enmarcadas en lo nacional, precisamente. Así, por ejemplo, para el caso del análisis del socialismo en China, en ese momento en apogeo, llamaba a renunciar a la comprensión occidentalista del socialismo, que partía de un a priori universalista: muy pocos socialistas en verdad, han visto el paralelismo entre el pensamiento de Antonio Gramsci, por un lado, y el pensamiento de Mao Tse-Tung por el otro. Para el egipcio era tan importante en la formación política el estudio del idealismo alemán con el que Marx tensó su producción como las elaboraciones de los teóricos y militantes vietnamitas.

Otros de sus aportes remitían, como ya se dijo arriba, a la noción de imperialismo. El autor construye una sociología del imperialismo que no se fija tanto en la continuidad de la política armamentista e intervencionista, sino en la producción de algo que denominó como la plusvalía histórica, a la que sitúa su origen en el saqueo de la zona árabe a partir del siglo IX y continuó con la intromisión europea en África, para tener un tercer momento en la destrucción de las sociedades hoy llamadas latinoamericanas. Con ello quería descentrar la explicación que colocaba el énfasis en la lucha por el plusvalor producido en la época capitalista, que hacía caso omiso del gran proceso histórico del saqueo entero de continentes y siglos de dominación. Lejos estaba su conceptualización de limitar al imperialismo como una fase exclusivamente inglesa del siglo XIX o estadunidense del XX, sino más bien como una marca indeleble en la formación del capitalismo y, sobre todo, del occidentalismo como hegemonía ideológica.

En octubre de 2024 se cumple un centenario de su nacimiento. Será difícil mirar espacios académicos que vuelvan sobre sus planteamientos; sin embargo, no dejan de ser fundamentales por su actualidad los tres gestos que pueden identificarse en Anouar Abdel-Malek historizar: primero, entender la dominación de manera verdaderamente global a partir no del culturalismo, sino de las formas de extracción del excedente y la organización de la violencia; segundo, hacer un trabajo profundo sobre las formas de operar –política e ideológicamente– del orientalismo y no sólo denunciarlo moralmente, y tercero, cuestionar el cosmopolitismo de un determinado marxismo, y promover, en cambio una mirada de éste comprometida con entender y comprender la variable central que asume la nación, al mismo tiempo la llave y clave de la lucha política.

En los últimos meses, algunos personajes de la oposición se empeñaron en señalar que el ex presidente López Obrador empantanó una sucesión que estaba llamada a realizarse sin sobresaltos. Desde la comodidad de la prensa corporativa, estas voces no cesaron en descalificar la iniciativa de reforma al Poder Judicial y quisieron hacer pasar como intransigente la llamada de atención que el ex titular del Ejecutivo envió al embajador de Estados Unidos, Ken Salazar. Por si fuera poco, en clara muestra de desmemoria, se aventuraron a comparar la pasada transición de gobierno con las suscitadas en 1982 y 1994.

A propósito de esta última, en 2024 se cumplen 30 años de la compleja sucesión presidencial de 1994. Salvo algunas excepciones, sorprende que esta importante fecha haya pasado inadvertida. En el contexto de la pasada transición, conviene recordarla y de esta manera demostrar que no existe comparación con la que se experimentó el pasado 1º de octubre.

Como casi todas las fechas emblemáticas, 1994 comenzó desde un año atrás, en 1993, cuando el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari eligió a Luis Donaldo Colosio Murrieta candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la presidencia. Contrariamente a los pronósticos, Salinas no se decantó por el que entonces era el precandidato favorito, Manuel Camacho Solís, sino por el secretario de Desarrollo Social, Colosio; si bien es cierto que fue figura sobresaliente en la generación de jóvenes políticos educados en universidades extranjeras, política y mediáticamente era limitado frente a las habilidades y la trayectoria política de Camacho Solís.

Como se recordará, este famoso dedazo fue todo menos terso, pues Camacho Solís no aceptó la decisión de Salinas, contradiciéndolo públicamente, lo cual para aquellos años resultaba una afrenta inadmisible para el todopoderoso Presidente de la República y las reglas no escritas de la cultura política priísta, dejando un ambiente tenso en el seno de la familia llamada revolucionaria.

La segunda singularidad que se vivió en 1994 fue la irrupción del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) precisamente el día en que entraba en vigor lo que iba ser el supuesto mayor legado salinista, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con Estados Unidos y Canadá.

Como han señalado los especialistas del zapatismo, la irrupción del EZLN provocó dos fenómenos que se encontraban fuera del cálculo oficialista: por una parte, destruyó el mito de la supuesta transición de México hacia el llamado Primer Mundo, discurso que Salinas construyó esmeradamente con el apoyo de los medios de comunicación y los intelectuales hegemónicos de aquella época (sin olvidar, también, de la cooptación política y la represión selectiva). Y, por otra parte, que el zapatismo logró concentrar la simpatía de la mayoría de la opinión pública tanto nacional como internacional convirtiendo al EZLN en el interlocutor más importante en la agenda pública de 1994 y de los años siguientes.

Y aquí llegamos a otra diferencia con la pasada transición: producto de las turbulencias y el enrarecimiento de la agenda nacional, el sistema político nacional se estremeció con el asesinato del candidato del PRI a la presidencia, Luis Donaldo Colosio, así como el del presidente del Comité Ejecutivo Nacional del mismo partido, José Francisco Ruiz Massieu. Como era de esperarse, estos hechos dieron lugar a numerosas especulaciones. Sin embargo, quedó la sensación dentro de la opinión pública de que estos magnicidios obedecieron a la serie de tensiones y contradicciones suscitadas dentro del sistema político mexicano, que ese año se vio amenazado seriamente de resquebrajarse.

Finalmente, otra diferencia fundamental respecto a la actualidad, es que a finales de 1994 y principios de 1995 México atravesó una de las peores crisis financieras del siglo XX: el llamado error de diciembre. Crisis de enormes repercusiones no sólo en el plano económico y social, sino también el financiero, pues cabe recordar que después de que el sistema bancario mexicano fue liquidado, entre otros factores por esta crisis, la clase política neoliberal lo rescató con recursos públicos a través del famoso Fondo para la Protección al Ahorro Bancario (Fobaproa) posteriormente IPAB (Instituto para la Protección del Ahorro Bancario).

De manera similar a fechas emblemáticas en la historia reciente de nuestro país, 1994 (como 1968, 1988 o 2006) dio lugar a la aparición de una memoria colectiva cuyo principal recuerdo es que en ese año estuvo a punto de desaparecer la otrora poderosa hegemonía priísta.

También, 1994 mostró que pese a los peligros a que estuvo expuesto el proyecto salinista, el neoliberalismo continuó conquistando el Estado mexicano bajo el liderazgo, la obstinación y el fanatismo de otros presidentes (Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto).

Quizá por estas razones, cada vez que se habla de 1994 lo primero que viene a la mente de la gente sea la derrota del príncipe del neoliberalismo mexicano. De ahí que la imagen que aparezca en nuestra memoria sea la máscara de un ex presidente que pretendía gobernar, él sí, perpetuamente.

X: @vivangm

Hace algunas semanas (tantas, que no recuerdo con exactitud), el ensamble del Centro de Experimentación y Producción de Música Contemporánea (Cepromusic) ofreció en el auditorio Blas Galindo uno más de sus ejemplares conciertos de música contemporánea en el que, fiel a su línea invariable de conducta, ofreció dos estrenos mundiales y uno en México. Estreno mundial número uno, Ofrendas nocturnas, del costarricense Alejandro Cardona, expresiva partitura para clarinete bajo y ensamble, anclada con firmeza en sus raíces latinas y en pinceladas de géneros urbanos de hoy, sin resbalar nunca hacia el folclorismo turístico, reafirmando a la vez todo aquello que de telúrico tiene su música. Impecable, como siempre, no sólo en lo técnico sino también en lo expresivo, la participación solista de Fernando Domínguez en el clarinete bajo.

Estreno mundial número dos, Elogio de las cosas vacías, del chileno Cristian Morales Ossio, para ensamble grande, obra abundante en esas sonoridades intersticiales que producen las afinaciones alternativas, los multifónicos y los microintervalos. Nubes sonoras en constante transformación, articuladas en la alternancia de secciones estrictamente codificadas con otras de ejecución más libre. El estreno en México, la pieza de la surcoreana Younghi Pagh-Paan titulada U-Mul, partitura con mucho de ritual, con la percusión utilizada más como pincelada de color que como impulsora de ritmos, rica en atractivos recursos sonoros, como un gong que hace resonar un tam-tam. Obra evocativa, austera, rigurosa, ajena por completo al orientalismo pictórico o anecdótico.

El momento destacado, a mi parecer, dentro de un concierto de muy buena música presentada en muy buenas ejecuciones, fue la emisión (que no interpretación) de la pieza electrónica Danza de la vida y la muerte, de la compositora mexicana Alida Vázquez (1931-2018, fechas tentativas debido a las discrepancias que hay al respecto). Realizada en 1980 en el Centro de Música Electrónica de Columbia Princeton, esta sólida y sorprendente obra está construida con base en sonidos puros, llanos, claros, bien producidos y bien organizados. No hay en la obra de Vázquez efectismos gratuitos ni sonoridades superfluas, no hay ruidos espurios ni mazacotes texturales, en cambio hay una sencilla y pulcra espacialización de la materia sonora. Ante la eficacia y poder expresivo de esta Danza de la vida y la muerte, cabe enfatizar que la obra fue concebida y realizada antes del advenimiento de recursos electro-musicales como la granularidad, los efectos sicoacústicos, la deconstrucción analítico-cibernética de los parámetros sonoros y otros elementos compositivos recientes.

La sorpresa (muy grata) de haber escuchado por primera vez el nombre y la música de Alida Vázquez, compositora con una historia personal y profesional realmente interesante, me puso a pensar que, si bien hay progresos recientes, el ámbito de la música electrónica es uno de tantos que hasta hace relativamente poco tiempo ha sido acaparado por hombres, no solamente en la práctica musical misma, sino también en la redacción de su historia; las estadísticas al respecto son apabullantes. Por ello, creo que no estaría de más que nos propusiéramos indagar, investigar, divulgar y, sobre todo, escuchar con atención, el trabajo de algunas de las pioneras de la música electrónica, como Johanna Magdalena Beyer, Pauline Oliveros, Wendy Carlos, Pauline Anna Strom, Laurie Spiegel, Eliane Radigue, Hilda Dianda, Ruth White, Else Marie Pade, Jacqueline Nova, Beatriz Ferreyra, Bebe Barron y un etcétera más largo de lo que pudiera creerse. Junto a todas ellas, recomiendo particular atención a dos destacadas pioneras inglesas, sin cuyas investigaciones, obras e innovaciones no podría entenderse la historia de la música electrónica: Delia Derbyshire y Daphne Oram. Sobra decir que va aquí el encargo explícito de atender con particular énfasis el trabajo de las numerosas compositoras mexicanas que han producido un estimable corpus de música electrónica que no debe ser soslayado.

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