10/03/2024

Columnas y opinión del periódico La Jornada jueves 3 de octubre 2024

Mercados dan voto de confianza a Claudia // Suben peso, remesas, reservas y petróleo // Limpia en Canal 11; despiden a Amparo Casar

Factores fundamentales de la economía nacional e internacional le están brindando muy buen recibimiento a la primera Presidenta de México. El peso siguió su recuperación después de seis meses de caídas; subió 1.05 por ciento un día después de que tomó posesión y tras la publicación de datos sobre el empleo privado en Estados Unidos durante septiembre. Nuestra moneda cerró en 19.40 por dólar en transacciones internacionales y en casas de cambio de la frontera en 19. Las reservas del Banco de México subieron 381 millones de dólares la última semana, con lo que se ubicaron en 226 mil 846 millones de dólares, constituyen un arma poderosa para la defensa del peso. Las remesas de nuestros paisanos sumaron 43 mil 27 millones de dólares de forma acumulada al mes de agosto, cuando los envíos ascendieron a 6 mil 87 millones, un aumento de 9 por ciento en comparación con julio. Probablemente rebasarán el billón de pesos este año, como ha ocurrido en los recientes.

Se dispara el petróleo
Un suceso desafortunado, el ataque de Irán a Israel, originó un aumento de 5 por ciento en el petróleo, en la mayoría de sus variedades. Pemex subió el barril de exportación a 65.27 dólares. La buena noticia para los consumidores mexicanos es que, a diferencia de otras partes, la presidenta Sheinbaum garantizó en su discurso inaugural que no subirán los precios de los energéticos, a fin de proteger la economía de los hogares y las empresas.

Enaltecen el movimiento del 68
Los niños mexicanos que nacieron en 1968 hoy son sesentones que posiblemente tienen una idea vaga, o ninguna, de los acontecimientos que estremecieron a México aquel año. El gobierno priísta encabezado por el presidente Díaz Ordaz ordenó masacrar a los jóvenes que participaban en una manifestación pacífica en Tlatelolco. Exigían derechos que hoy son comunes: libertad para expresarse, desaparición del cuerpo de granaderos, cese de los jefes policiacos que antes ya habían reprimido otras manifestaciones. Soy hija del 68, mi madre participó en el movimiento del 68 como profesora, ayudando a los estudiantes, luego fue expulsada del IPN por apoyarlos, dijo Claudia Sheinbaum en su primera mañanera, acompañada por Pablo Gómez, el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, quien fue miembro del Comité de Huelga. La presidenta firmó un decreto en el que a nombre del gobierno de la República se disculpa por el nefando crimen.

Turrent, limpieza a fondo en el Once
La nueva directora de Canal 11, Renata Turrent, llegó a hacer cambios a fondo. Para empezar, despidió al director de noticias, Óscar Jaime Camacho, un recomendado del impresentable Jenaro Villamil. En su lugar designó a Luisa Cantú, joven periodista con amplios conocimientos en medios de comunicación. El canal emitió este comunicado: En vista de que los contratos de los participantes de algunos programas de opinión concluyen el 30 de septiembre de 2024, Canal Once hará una pausa en la transmisión de ciertas producciones. Dicha interrupción dará pie a un periodo de análisis y rediseño de la barra de opinión, la cual seguirá plenamente apegada a la libertad de expresión. El programa que ya salió del aire fue Primer Plano, en el que participaban Francisco Paoli, Sergio Aguayo, José Antonio Crespo, Leonardo Curzio, Lorenzo Meyer y la directora de Mexicanos contra la Corrupción, Amparo Casar. Se embolsaba un dinerito extra, además de la pensión que cobra en Pemex por el presunto suicido de su esposo y el sueldazo que le paga Claudio X. González.
Ombudsman Social

Asunto: el compromiso 72
No tengo electricidad desde hace casi siete años. Estoy cancelando mi contrato con CFE, pero a pesar de que su formato dice que en rembolsos menores a $2,000.00 se paga en efectivo, no lo cumplen. Nos ayudaría muchísimo ese compromiso 72 de la doctora Sheinbaum. Si al menos me asesoraran a poner los paneles, la CFE nunca quiso hacerlo. La CNDH me apoyó con eso ante la empresa. Yo me muero de frío y oscuridad por acá. La neblina nos envuelve desde temprano.
Laura Elena Morales Guerrero/Tlalpan

Tuiteratti
Fueron separados de sus funciones dos militares que dispararon contra una unidad tras escuchar detonaciones. Ahora son investigados por la FGR. En la unidad iban migrantes, hay seis asesinados. ¿Quiénes hicieron las primeras detonaciones? Fiscalía Militar también investiga.
Mariana Escobedo @_MarianaE_

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Nueva mañanera: breve, directa // ¿Cómo durmió?: bien // PVEM: con beso o sin beso // Dos de Octubre y Bloque Negro
La primera conferencia mañanera de prensa de la presidenta Claudia Sheinbaum correspondió a lo que se esperaba: una sesión breve, en comparación con las de su antecesor, con respuestas concretas y directas y con un nuevo ordenamiento de temas a desarrollar en la semana.

Tal vez el punto más descriptivo del estilo claudista haya sido la respuesta que dio a la inicial pregunta recibida: Primer día ya como Presidenta de la República de los Estados Unidos Mexicanos. ¿Cómo se siente? ¿Cómo está usted? ¿Cómo durmió ayer?, pregunta que la Presidenta zanjó con tres palabras: Bien. Responsable, preparada. Poncho Gutiérrez, director de El Deforma y SDPitorreo, a quien no se puede acusar de antiobradorista, ironizó en X, con un sentido del humor que no generó enojo entre seguidores del ex presidente: “–Presidenta Sheinbaum, ¿cómo durmió? –Bien. Siguiente pregunta; –Presidente Obrador, ¿cómo durmió? –Uy, eso me recuerda a una mañana de agosto del 74, a ver ponte la de Grupo Firme…”

De lo dicho por la Presidenta en su estreno informativo matutino destacó la disculpa del gobierno mexicano, a nombre del Estado, por los sucesos criminales del 2 de octubre de 1968. Una disculpa relevante, por cuanto reconoce la responsabilidad del Estado en aquel momento histórico, pero que debería acompañarse de acciones judiciales contra decenas de personas que aún viven y deberían responder por tales hechos. Y que, desde luego, un gesto como el oficializado ayer por la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, debe abonar a la posibilidad de que se restablezcan líneas de trabajo gubernamental eficaz en materia de castigo a responsables de otros episodios de la llamada guerra sucia, de desaparición de personas a lo largo del país y, particularmente, del caso Ayotzinapa.

Otro tema que desató polémica en redes de Internet fue el beso que en San Lázaro la Presidenta depositó en la mano del senador Manuel Velasco Coello, ex gobernador de Chiapas y uno de los principales dirigentes del negocio llamado Partido Verde Ecologista de México (PVEM), especializado en la venta de votos en coyunturas de aritmética legislativa a cambio de impunidad en correrías de corrupción. La Presidenta explicó en la mañanera que tal ósculo se inscribe en una costumbre personal de devolver tales gestos, lo cual ha sucedido en otras ocasiones, según fotografías disponibles.

A juicio de este tecleador, lo esencial no reside en esas formulaciones personales devolutivas, sino en el creciente empoderamiento de un aliado, el citado partido de las cuatro mentiras, que con éste cumpliría dos sexenios de preponderancia, impunidad y ganancias, tanto en el número de legisladores recibidos en derivación del voto popular pro 4T como en los negocios hechos, como reza una frase ya clásica, al amparo del poder.

A principios del mes pasado, el emblema del estilo depredador del Verde, Jorge Emilio González, hijo del fundador de la empresa, estuvo en Palacio Nacional acompañando a senadores de tal organización, sin tener él ninguna representación legislativa, y explicó a reporteros: Tuvimos una visita con el señor secretario de Hacienda. Lo que vinimos a plantear es la necesidad de invertir en las áreas naturales protegidas y en el tema de energías renovables para combatir el cambio climático. Dijo haber hablado en la reunión con el secretario Ramírez de la O, sobre la distribución de recursos para proyectos ambientales y altruistas. Con beso o sin beso, el problema es todo eso.

Y mientras ayer, en la marcha pacífica referente al Dos de Octubre, nuevamente irrumpía el llamado Bloque Negro en manifestaciones políticas de izquierda cuyos planteamientos, denuncias y exigencias son opacados por la violencia desatada, ¡hasta mañana, con seis migrantes asesinados en Chiapas por balas militares en circunstancias que obligan a revisión minuciosa de los hechos!

X: @julioastillero, Facebook: Julio Astillerojuliohdz@jornada.com.mx

2 de octubre, no se olvida // Crimen de lesa humanidad // Sheinbaum: nunca más
Dos de octubre no se olvida: 56 años después de la masacre de Tlatelolco, la presidenta Claudia Sheinbaum, en uno de sus primeros actos de gobierno, publicó un histórico decreto, cuyo contenido reveló la consejera jurídica de la Presidencia de la República, Ernestina Godoy, al tiempo que la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, presentó una disculpa pública a nombre del Estado mexicano a todos los agraviados el 2 de octubre de 1968, es decir a los mexicanos en su conjunto.

Se trata, dijo, de algo muy doloroso con lo que crecimos (soy hija del 68), pero al mismo tiempo el movimiento estudiantil abrió la puerta de la participación política de muchísimos jóvenes y de la sociedad en su conjunto para un país más democrático. El triunfo de ese movimiento, para mí, fue el triunfo en 2018 con el presidente López Obrador, que recupera libertades, democracia y justicia para el pueblo de México.

Algo más: “hoy, primera mañanera del pueblo en el segundo piso de la Cuarta Transformación, lo vamos a dedicar al 2 de octubre; 2 de octubre no se olvida. Hace 56 años, en la plaza de Tlatelolco, después de un movimiento estudiantil que lo que pedía era libertad, democracia, libertad de los presos políticos, fue perpetrada una de las mayores atrocidades que se vivió en México en la segunda mitad del siglo XX… la represión contra estudiantes que, en libertad y pidiendo diálogo público que había sido ofrecido, fueron asesinados, encarcelados”.

La disculpa pública, subrayó la mandataria, “es algo que se inició con el presidente López Obrador y que nosotros le vamos a dar continuidad. Las disculpas públicas de un crimen de lesa humanidad –como fue el caso de los pueblos yaquis y otros que hizo el presidente– engrandece a los pueblos, reconoce crímenes como este y, al mismo tiempo, pone un alto y dice: ‘Nunca más’”.

Godoy destacó que “en reconocimiento al hecho de que el movimiento estudiantil y popular fue precursor del proceso de democratización y expansión de las libertades democráticas que se viven actualmente en nuestro país, en diversos recintos legislativos se han inscrito leyendas en muros de honor para contribuir a la verdad y la preservación de la memoria histórica en torno a esta masacre y en vista de que hasta ahora no ha existido un reconocimiento político, expreso y formal de responsabilidad por parte del Estado mexicano, he tenido a bien a expedir el siguiente acuerdo:

En nombre y representación del Estado mexicano, se reconoce políticamente que los actos de violencia gubernamental perpetrados el 2 de octubre de 1968 en contra de integrantes del heroico movimiento estudiantil fueron constitutivos de un crimen de lesa humanidad, como fue reconocido por el entonces presidente y comandante supremo de las Fuerzas Armadas, Gustavo Díaz Ordaz (…), por lo que se instruye a la titular de la Secretaría de Gobernación para que, en nombre y en representación del Estado mexicano se ofrezca una disculpa pública por esa grave atrocidad gubernamental a las víctimas, a sus familiares y a la sociedad mexicana en su conjunto. En nombre y representación del Estado mexicano, el Ejecutivo federal a mi cargo se compromete a garantizar la no repetición de atrocidades como a las que se refiere el presente acuerdo, actos de represión, actos de privación ilegal de la libertad, uso de las fuerzas armadas contra la población, utilización de cárceles clandestinas, tortura u otros tratos crueles inhumanos o degradantes o a la anuencia del Estado para destruir o exterminar a un grupo de la población mexicana.

Claudia Sheinbaum firma al calce del decreto, no sin antes subrayar que en mi calidad de comandanta suprema de las fuerzas armadas, asumo el compromiso solemne y giraré las correspondientes órdenes formales para sus estructuras y elementos nunca más sean utilizados para atacar o reprimir al pueblo de México, y que se fortalezca la formación en derechos humanos y construcción de paz, se asuma el reconocimiento de los hechos históricos aquí mencionados y se garantice su no repetición.

Y Pablo Gómez, uno de los dirigentes, subrayo: el movimiento estudiantil de 1968 ha sido en estos 56 años totalmente vigente: muchos recogieron el mensaje y el objetivo, las libertades democráticas; parte de quienes recogieron y han venido recogiendo desde entonces ese mensaje, esa práctica, esa rebeldía, esa lucha, es la 4T, fuerza política mayoritaria del país.

Las rebanadas del pastel

El sicariato del Poder Judicial no ceja en su empeño de tirar la reforma constitucional a golpe de actos ilegales. Es una vergüenza.

EDITORIAL
Como cada año, miles de personas se manifestaron ayer en conmemoración de la masacre perpetrada el 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco. Los estudiantes fueron los protagonistas de las luchas en pro de la democracia, la libertad y –aunque esto muchas veces se olvida– un modelo económico justo que aquel año fueron salvajemente reprimidas por orden del entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz, y 56 años después son los principales encargados de mantener vivos los anhelos del 68 y la memoria colectiva de la tragedia.

En este contexto, la presidenta Claudia Sheinbaum dedicó su primera conferencia matutina a rememorar a los muchachos asesinados y encarcelados, a quienes reconoció porque gracias a ese movimiento se abrió la puerta a la aproximación política de muchos jóvenes y para un país más democrático. La mandataria aseguró que las disculpas públicas por crímenes de lesa humanidad engrandecen, ponen un alto y dicen nunca más, por lo cual instruyó a la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez Velázquez, que, en nombre y representación del Estado mexicano, se ofrezca una disculpa pública por esa grave atrocidad gubernamental a las víctimas, a sus familiares y a la sociedad mexicana en su conjunto. Tales gestos fueron saludados por la Oficina en México del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

La ausencia de castigo para los responsables mantuvo en pie el autoritarismo que volvió a ensañarse con los estudiantes en 1971, y que también cobró víctimas entre mineros, profesores democráticos, comunidades indígenas y otros colectivos en los decenios siguientes. Aunque la justicia sigue siendo el reclamo entendible y central de las víctimas, sus compañeros de lucha y de las nuevas generaciones que han crecido con el 2 de octubre como referente, es sabido que concretar dicha exigencia resulta total o casi totalmente irrealizable a causa de la enorme distancia temporal: todos los autores intelectuales de la matanza eran ya adultos cuando ocurrieron los hechos, y en el medio siglo transcurrido a la fecha han fallecido en agraviante impunidad. Los autores materiales, si alguno queda, sólo pueden ser identificados si deciden dar la cara de manera voluntaria.

Por lo anterior, resulta de gran importancia el compromiso publicado ayer por el Ejecutivo federal para garantizar la no repetición de esas atrocidades, así como de actos de represión, actos de privación ilegal de la libertad, uso de las fuerzas armadas contra la población, utilización de cárceles clandestinas, desapariciones forzadas, torturas u otros tratos crueles, inhumanos o degradantes, bajo la anuencia del Estado. Este pacto con la sociedad debe ser asimilado por todas las autoridades, pues el horror de 1968 sólo puede quedar atrás si se resignifica como una enseñanza de lo que ningún gobernante debe hacer jamás.

Reparación del daño, paso siguiente, opina

Uno de los primeros actos de gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum fue la petición de disculpas por los hechos del 2 de octubre de 1968. Lo que debe seguir es la reparación. Con el decreto, ella reconoce como culpable al Estado mexicano, en una acción que debe seguir hasta sus últimas consecuencias. Aparte de la reparación, en muchos casos la pérdida de la vida, dejar formalmente asentada la culpabilidad de los que participaron, encabezados por el presidente Gustavo Díaz Ordaz. No se sabe con certeza el dato de los asesinados, pues el gobierno maniobró cifras, pero se cree que fueron más de 200. Expertos deben definir la culpabilidad de cada quien, a partir de algo que no prescribe en crímenes de lesa humanidad o genocidio. La disculpa lleva a otros niveles, como bienes y herencias de los culpables, que en un proceso imprescriptible, deben volver al Estado y servir a la reparación.
Tere Gil

Dirigentes de la UdeG también deben ofrecer disculpas
El 3 de octubre de 1968, un grupo de estudiantes de las facultades de Filosofía y Letras y Economía de la Universidad de Guadalajara nos enteramos, con gran indignación, de la masacre de nuestros compañeros en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco.

De inmediato convocamos a asambleas para emitir una condena. En Filosofía y Letras se acordó, por unanimidad, un paro de tres días de luto, pero en Economía, la asamblea fue disuelta a golpes. En días anteriores, grupos de gatilleros de la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG) recibieron automóviles, armas y dinero del gobierno para cuidar las escuelas e impedir toda solidaridad con el movimiento, y algunos fuimos secuestrados y amenazados de muerte. Los dirigentes eran Enrique Alfaro Anguiano y Enrique Zambrano Villa, quienes fueron recompensados por Díaz Ordaz con un edificio para la FEG y posteriormente llegaron a ser rectores de la universidad.

Ahora, que el gobierno de Claudia Sheinbaum, en su primer y digno acto de gobierno, ha emitido un decreto con las disculpas por aquellos hechos, los dirigentes de la Universidad de Guadalajara deberían hacer lo mismo para lavar un poco ese negro pasado.
Gabriel Vargas Lozano

El hombre que no lloraba
Tantos pasos, éxodos, descalzo en los caminos. Sintió piedras, sol, lluvia, sangre brotar por su cabeza, miradas inquisidoras, palabras ruines, ataques mezquinos. No lloró, siguió caminando. Vivió la traición, el robo de sueños, la infamia de la mentira, el fraude voraz, y no lloró; advirtió que la historia lo juzgaría. Caminó. Cada paso y sombra lo acercaba a la utopía; dijera Galeano: la utopía sirve para seguir avanzando, no para llegar a ella. Llegó, habló a todos desde el lugar que le robaron dos veces. Luchó y aguantó los últimos seis años, y no lloró.

Se despidió en silencio analítico observando y escuchando y en él, que no lloraba, se dibujó el rubor en sus ojos, que tanto vieron y poco durmieron a veces; su faz cambió. Sintió el adiós de su mayor empresa, su mayor sueño: su pueblo. El hombre que no lloraba sintió el calor que lo invadía, dejó ver que había cumplido su misión. Con ojos rojos y pequeños con lágrimas por reventar los párpados, el hombre se fue.
Francisco Javier González A.

Se congratula por las nuevas mañaneras
México presenció ayer un nuevo capítulo en su historia. Uno que, como un río incesante, fluye desde la voluntad del pueblo. En la primera mañanera de la presidenta Claudia Sheinbaum sentimos la continuidad de un legado construido con firmeza y verdad. Aquí, en este espacio que ya es el noticiero del corazón mexicano, se reafirma lo que Andrés Manuel López Obrador nos enseñó: la información no es un privilegio, es un derecho, y sólo con hechos podemos juzgar el trabajo de quien gobierna.
Con serenidad y determinación, Sheinbaum abre este foro, donde las pruebas no se esconden y las verdades no se tuercen. Nos entrega un calendario que nos invita a seguir despertando conciencias. Los lunes, con Vida Saludable, nos recuerda que el bienestar es la base del progreso; los martes, Humanismo Mexicano aviva la memoria histórica, para que no olvidemos quiénes somos ni de dónde venimos. El miércoles, Detector de mentiras nos libra del engaño, como lo hiciera su predecesor, y el jueves, con Mujeres en la historia, honra el papel de las valientes que nos precedieron. El viernes, Suave patria nos inspira a celebrar lo que somos, fuertes y libres.
El eco del mejor presidente que ha tenido México aún resuena, y Claudia Sheinbaum, con sabiduría, sabe que cuidar este legado es custodiar el alma de la nación. Estamos aquí, emocionados y agradecidos, esperando con impaciencia los nuevos caminos que ella trazará.
Carlos Fernando Cárdenas Amaro

Invitaciones
Presentación de libros
Se invita a la presentación de los libros Senderos de vida: Memorias de solidaridad, represión y lucha, de Américo Saldívar Valdés, y 1968: Rebeldía, Tlatelolco y cárcel en Lecumberri, de Francisco Colmenares, hoy a las 18:30 horas en el auditorio Ho Chi Minh, de la Facultad de Economía de la UNAM.
Nudo mixtecoEl Albergue del Arte, Dragón Estudios y emergentemx invita a seguir los jueves de cineclub con la película: Nudo mixteco, de Ángeles Cruz (91 minutos) Drama, México, 2021.
Nudo mixteco aborda tres perspectivas distintas de esa experiencia humana que prácticamente no se ha abordado nunca: la sexualidad de las mujeres indígenas en México.
La cita es hoy a las 18:30 horas; proyección, a las 19 horas en el Foro El Albergue del Arte (Alberto Zamora 32, colonia Villa Coyoacán). Informes y reservaciones: 55-5554-6228. Entrada libre.

Comentarán el libro El infinito en un junco
Los invitamos a una sesión más de Se buscan lectores. Para comentar el libro: El infinito en un junco, de Irene Vallejo. Abordaremos los capítulos 1 al 23.
Los esperamos el jueves 3 de octubre de 2024 a las 19 horas (horario de la Ciudad de México).
Código: galatea24
Anfitriona: Karilú López Ramírez. Convocan: UACM, Programa Galatea y Lectores en activo

Opinión 
Hace unos días se volvió a recordar el brutal suceso en el que decenas de estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa fueron víctimas de desaparición forzada. Como si sólo se tratara de un ejercicio de recordación de ese acontecimiento o como una fecha más del calendario, algunos medios tradicionales y alternativos se encargaron de darlo a conocer así, como parte de una rutina de comunicación propia de la programación del día.

Como si se tratara de encontrar motivos para satanizar al estudiantado de estas escuelas, las notas relacionadas con su participación en estas conmemoraciones rápidamente acaparan el interés de una sociedad que parece haber sucumbido a las campañas de odio y demonización de la pobreza emprendidas por personajes y grupos claramente interesados en la privatización de la educación. Y ahora es la propia sociedad la encargada de satanizar y demonizar al sector estudiantil de las normales rurales.

Si durante los años 20 y buena parte de la década de los 30 del siglo XX las comunidades vieron a estas instituciones como escuelas del diablo, más adelante, entre 1960 y 1965 los normalistas rurales fueron hostigados y perseguidos tras acusarlos de agitadores comunistas con el fin de hacer desaparecer este tipo de instituciones, como sucedió con las normales ubicadas en Saucillo y Salaices, en el estado de Chihuahua.

En abril de 1964, en el contexto de la visita del candidato del PRI al estado de Chihuahua, fue cancelado su discurso luego de que algunos jóvenes pretendieron reclamarle la necesidad de velar por la justicia social en la entidad. Mientras al día siguiente se definió como un acontecimiento local y se criticó a quienes pretendían darle un sentido de carácter nacional, luego se dijo que se trató de un vasto plan de agitación con repercusiones nacionales e inspirado en otras naciones (haciendo clara referencia a la revolución cubana); que se trataba de una guerra de guerrillas, con estudiantes principalmente de las escuelas normales.

En Aguascalientes sucedió lo propio. A mediados de abril y durante mayo, cuando se reunieron en Cañada Honda los representantes de diferentes sociedades de alumnos pertenecientes a la FECSM (Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México) para buscar medidas que ayudaran a su reunificación, José Santos Valdés recuerda que se hizo correr la versión de que los líderes de los normalistas rurales trataban de organizar un movimiento armado en todo el país y que el primero de mayo, aprovechando el desfile obrero en la ciudad de Aguascalientes, provocarían un motín sangriento.

Más adelante, los normalistas rurales de Roque, Guanajuato, fueron acusados de preparar un levantamiento armado para el mes de julio, particularmente el domingo, en que se llevarían a cabo las elecciones presidenciales (5 de julio de 1964). Situación que llegó a ser desmentida por los propios políticos y pobladores de esa región.

Ahora, al conmemorar la tragedia por la desaparición forzada de los 43 estudiantes de Ayotzinapa hace 10 años, las normalistas rurales de Cañada Honda, igual que lo hicieron los de todas las escuelas de este tipo en el país, salieron a las calles de la Ciudad de México, así como en la ciudad capital del estado de Aguascalientes para exigir justicia.

Aunque todo transcurrió en un ambiente de aparente tranquilidad, no sucedió lo mismo en las redes sociales o en las publicaciones realizadas por los normalistas rurales en los medios electrónicos.

En la página de Facebook de la Escuela Normal Rural Cañada Honda, Aguascalientes Oficial, donde muestran su participación en el mitin político frente a la Fiscalía General de la República en la Ciudad de México en apoyo a la jornada de lucha de la delegación de Ayotzinapa, Guerrero, el 26 de septiembre reciente, encontramos la agresión y demonización de algunos usuarios que dejaron comentarios como los siguientes: “Muy político inche vándalo, ya que cierren esa escuela porque sólo están usando para saquiar”; “Todas las escuelas rurales que las conviertan en federales, ya estuvo bueno de tanta tolerancia de los ayosinacos”; Pónganse a trabajar.

En el mismo sentido, en un portal informativo denominado Código Rojo Noticias, encontramos comentarios que hacen referencia a las estudiantes de Cañada Honda, Aguascalientes: Empieza otra vez el desmadre; “Otra vez las destroyers”; Se deberían de poner a estudiar; Trágalas Tierra; Cómo chingan pinches analfabetas, por eso México no progresa; “Ya deberían de cerrar esas escuelas…”; Se extraña a Díaz Ordaz jajajajaj; Por eso les pasan las tragedias, por revoltosos; “A mí esas mujeres no me representan, qué vergüenza…”

Parece que en tanto que la narrativa que se fue construyendo en torno al fenómeno del normalismo rural fue teniendo un impacto negativo en la sociedad, también se fue justificando la normalización de cualquier tipo de reacción frente a las demandas y manifestaciones estudiantiles. Situación que ayuda a comprender la decisión, cualquiera que haya sido el autor o los autores de este atentado y desaparición forzada de los jóvenes de la normal rural de Ayotzinapa, la noche más triste de Iguala, aquel 26 y 27 de septiembre de 2014.

* Profesor-investigador. Escuela Normal Rural Justo Sierra Méndez, Cañada Honda, Aguascalientes, México.

El 24 de septiembre de 2024 será un día que quedará marcado en la historia de México como paso decisivo hacia la justicia social. Desde la Cámara de Diputados discutimos y aprobamos la reforma constitucional que asegura que el salario mínimo nunca más esté por debajo de la inflación, protegiendo los derechos de millones de trabajadoras y trabajadores que, durante años, han sido el motor y la fuente de la riqueza de nuestra nación. Además, esta modificación incluye un salario base para maestros, policías, guardias nacionales, miembros de las fuerzas armadas, enfermeros y médicos.

Como presidente de la Comisión de Trabajo y Previsión Social del Senado de la República, tuve el honor de impulsar diversas reformas que representan un acto de justicia largamente esperado. Durante estos últimos seis años, hemos trabajado incansablemente para poner fin a las políticas que desfavorecían a la clase obrera, y ahora desde la Cámara de Diputados no será la excepción. Seguimos legislando para devolverle la dignidad a quienes día a día salen a construir un México más próspero.

Recuerdo con claridad los tiempos en que los gobiernos neoliberales celebraban aumentos ridículos y raquíticos al salario mínimo. Desde Vicente Fox hasta Enrique Peña Nieto, los incrementos eran tan miserables que no representaban una mejora en las condiciones de vida de las familias trabajadoras. De hecho, durante esos años oscuros y lamentables, el salario mínimo real perdió hasta 70 por ciento de su poder adquisitivo. La clase trabajadora fue relegada al olvido, mientras los grandes empresarios seguían acumulando riquezas a costa de la explotación y la precarización laboral.

Cuando asumí la responsabilidad de representar a los trabajadores como legislador, me comprometí a cambiar esta realidad, y lo hemos logrado. Desde que el presidente Andrés Manuel López Obrador llegó al poder, el salario mínimo aumentó más de 113 por ciento en términos reales. Al día de hoy, el salario mínimo en México está entre los mejores cinco de América Latina, cuando en 2018 ocupábamos la posición 15. Éste es un logro que hemos construido juntos, con el esfuerzo de cada trabajador y con una visión clara de un México más justo.

Falta ahora incrementar los salarios contractuales y fortalecer la Ley Federal de Trabajo, con el objetivo de mejorar las condiciones laborales en todos los centros de producción. Asimismo, el Estado mexicano debe mejorar las tareas de inspección y supervisión para obligar a los grupos empresariales a cumplir y respetar los derechos de las y los trabajadores, y la política laboral del gobierno bajo la conducción de la ahora presidenta Claudia Sheinbaum.

Esta reforma no es sólo un triunfo legislativo, es el reflejo de una nueva era para los trabajadores de México. Hemos puesto fin a las políticas de explotación laboral y se han garantizado derechos fundamentales, como las vacaciones dignas, la igualdad salarial, duplicar aguinaldos y las licencias de paternidad. Asimismo, prohibimos y regulamos la subcontratación (o outsourcing en inglés), sistema que únicamente beneficiaba a los poderosos en detrimento de la fuerza laboral. Sin duda, con estas reformas constitucionales, entre muchas otras, reafirmamos que el trabajo debe ser siempre digno y remunerado de manera justa.

Yo siempre lo he afirmado: para que exista paz laboral, debe haber justicia salarial. No estamos aquí para servir a unos pocos, sino para reivindicar los derechos de millones de trabajadoras y trabajadores. Es momento de que la prosperidad sea compartida y se convierta en una práctica o costumbre, por lo que, estas reformas como la del salario mínimo, marcan el principio y las bases sólidas para un mejor futuro, en el cual la clase trabajadora pueda tener una vida digna, sin preocupaciones y con mayores beneficios para sacar adelante a sus familias.

Hoy, desde la Cámara de Diputados, hago un llamado a mis compañeras y compañeros legisladores y a todo el pueblo de México: sigamos luchando juntos y trabajando por una agenda laboral firme, comprometida y digna. Hemos logrado grandes avances, pero aún queda mucho por hacer. Esta reforma es un paso más en el camino hacia un país más justo y equitativo, donde los derechos laborales estén siempre garantizados y sean respetados.

No bajemos la guardia, sigamos construyendo un México en el que actuales y futuras generaciones puedan vivir con certeza y con orgullo de ser parte de la clase trabajadora, ya que sin ella no sería posible el avance, el crecimiento y el desarrollo pleno de una nación.

Finalmente, es necesario fortalecer y consolidar de manera sistemática y constante una nueva filosofía, también una nueva cultura laboral y patronal que revalore, dignifique y reivindique el trabajo humano que realizan millones de trabajadoras y trabajadores en beneficio del pueblo mexicano.

Cuando Carlos Montemayor publicó Las armas del alba, Alma Gómez, hija del doctor Pablo Gómez, caído en el asalto al Cuartel de Madera, el 23 de septiembre de 1965, le dijo: Solamente hablas de los hombres en esa gesta, no de las mujeres que participamos en el movimiento armado de diversas formas. Carlos respondió que el libro se refería sólo al ataque guerrillero y luego escribió Las mujeres del alba para narrar las luchas, los trabajos y los días de entrega y de sufrimiento de estas heroicas mujeres.

Guardadas las proporciones, me sucedió algo semejante luego que publiqué en La Jornada el texto Volver a Madera: dos personas muy diferentes me hicieron más o menos la misma observación: “Hablas de quienes tomaron las armas y pagaron su convicción con la vida misma. Eso lo admiramos y valoramos, pero, ¿por qué no hablas de quienes no optaron por la vía armada –siempre respetándola–, pero dieron o han dado toda una vida en el acompañamiento silencioso a muy diferentes causas, al trabajo entre las personas excluidas, entre las víctimas de la injusticia?”

A esa sugerencia obedece este texto: a recordar sin citar nombres, pero sí los hechos, muchas veces desconocidos e ignorados, de tantas personas que tal vez no hayan entregado su sangre, pero sí su vida, trabajos, esfuerzos, a la construcción de la justicia y la paz en este país.

Comienzo, con la generación de activistas que vivieron directa o indirectamente el movimiento estudiantil-popular de 1968. De ahí brotaron cientos de jóvenes convencidos de que la revolución no iba a hacerse en los campus, sino en el trabajo de integración, así le llamaban, con los sectores populares. Y se fueron a trabajar manualmente a las fábricas, a organizar la invasión de lotes urbanos para formar colonias populares, a tomar la tierra junto con las familias campesinas

En esos territorios se hallaron con activistas con un quehacer muy parecido, aunque aparentemente con distinta motivación: monjas, curas, laicos, motivados por las fuentes de lo que luego se denominaría la teología de la liberación. Optaron por dar vida y contenido a su fe en la inserción entre los pobres, en el compromiso cotidiano con ellos. Dejaron templos, universidades de ricos, monasterios y conventos para convivir y trabajar donde estaba el pueblo explotado, sufriente, pero también dispuesto a la lucha.

Las armas de este ejército pacífico eran compartidas a pesar de sus diferencias ideológicas: la promoción de la acción colectiva a partir de las necesidades de la gente; la educación popular, los talleres de concientización, el estudio de las leyes y la historia. Sus referentes fueron convergiendo: Marx y Lenin, Trotsky, Rosa de Luxemburgo, Gramsci, Mao, el Che, Mariátegui, Paulo Freire, Dom Hélder Cámara. Ello dirigido a que los oprimidos devinieran sujetos de su liberación.

Así florecieron decenas de formas de acción colectiva que conformaron luego coordinadoras: del movimiento urbano-popular, del movimiento sindical, de organizaciones campesinas, estudiantiles, de lucha magisterial. Fueron estas bases la materia prima de las iniciativas de solidaridad con las luchas de liberación en Nicaragua, El Salvador, Guatemala, con los movimientos contra las dictaduras en el Cono Sur.

En otro momento, los activistas respondieron a una realidad cambiante pero siempre agresiva con los de abajo y formaron comités contra la represión, colectivos por la defensa y la promoción de los derechos humanos, los primeros colectivos feministas. Acompañaron el despertar de los pueblos originarios, las luchas por la defensa del territorio y el ambiente, la construcción de gobiernos locales autónomos y los colectivos de desplazados, de búsqueda de desaparecidos, de apoyo a migrantes, de trabajo con juventudes e infancias, de defensa del agua.

Maestros, normalistas, estudiantes, dirigentes de comunidades y organizaciones campesinas; amas de casa, obreros, comunidades de pueblos originarios. También personas de la academia y centros de investigación poniendo la ciencia y las humanidades al servicio del pueblo. Periodistas que denuncian, narran luchas, exponen verdades y abusos. Jóvenes de diversos colectivos; mujeres, monjas, curas, cristianas y cristianos comprometidos.

Esta formidable, diversa, eclosión de educación popular, organización, movilización, construcción de poder desde abajo debe mucho a todas estas personas que pocas veces han sido reconocidas, aunque no sea esto lo que pretendan. Estos ríos a veces confluyen, a veces se unen y luego divergen, a veces son afluentes de un río más grande de conciencia y de organización. Así hay que reconocerlos, valorarlos, en su aporte específico, en el ahí y en el ahora en que trabajan. Estos ríos son comunidades y personas concretas. Componentes necesarios y anónimos de las mejores causas. A todas ellas nuestro gran reconocimiento, ahora que por razones profesionales tengo que suspender y mucho agradecer los espacios de nuestra querida La Jornada .

Tras meses agitados por las tensiones derivadas de un fin de sexenio poco cuidadoso de las formas de convivencia política, especialmente en un país tan diverso y asimétrico como el nuestro, Claudia Sheinbaum ha asumido la Presidencia de la República en medio de un ambiente festivo y victorioso que subraya la resolución de dar continuidad al proyecto de nación de la Cuarta Transformación (4T), proyecto que, como hemos referido, ha derivado hasta hoy en su concreción aciertos importantes en economía y política social, pero graves omisiones y retrocesos, en especial en materia de derechos humanos.

El contexto mexicano en el cierre del sexenio de López Obrador ha sido turbulento. La violencia –aunque registró una baja marginal– mantiene, sin embargo, un muy alto grado de impacto en cada vez más zonas del país, y culminó con expresiones muy inquietantes en Sinaloa y Chiapas. De igual modo, las tensiones se hicieron sentir como resultado del choque entre el talante desarrollista de la 4T y los imperativos urgentes del cuidado de nuestra casa común, evidenciados en las expresiones de resistencia a la construcción del Tren Maya, el Tren Interoceánico y a la apuesta por seguir centrando la política energética nacional en combustibles fósiles. Mientras, en el campo de los derechos humanos se profundizaron las ambivalencias y claroscuros que terminaron caracterizando el primer piso de la 4T contra todas las expectativas despertadas en sus inicios. Siendo el caso Ayotzinapa la máxima expresión.

Por eso, ante las tensiones y deudas con que López Obrador cerró su sexenio a ojos de muchos mexicanos, la expectativa sobre la toma de posesión de Sheinbaum era muy alta, pues se esperaba comenzar a advertir, tanto en sus contenidos como en sus formas, las continuidades y discontinuidades de su propuesta respecto de su antecesor. Como unánimemente se anticipaba, la Presidenta lanzó evidentes signos de continuidad con el proyecto de López Obrador tanto en su toma de protesta en el Congreso como en el acto de recepción del bastón de mando en el Zócalo, especialmente en la reiteración del gesto de presentación de sus 100 compromisos con el pueblo de México y en sus contenidos. En dichos compromisos se abordan ámbitos de la realidad nacional, sin embargo, proponemos concentrar un primer análisis en siete puntos hoy insoslayables: la violencia y pacificación del país, la crisis de cambio climático, la libertad de expresión, la crisis migratoria, la lucha contra la desigualdad y la pobreza; la educación y la igualdad sustantiva de género.

Respecto a la crisis de violencia, anunció que la próxima semana presentará su estrategia de seguridad, aunque adelantó cuatro ejes de acción que no distan del enfoque lopezobradorista, especialmente el cuestionable fortalecimiento de la Guardia Nacional y el plausible –aunque poco claro e integral– enfoque de atención a las causas estructurales. Respecto del ambiente, prometió que 45 por ciento de la producción energética se obtendrá de fuentes renovables hacia el fin de su sexenio, anunció la construcción de paneles fotovoltaicos en estados del norte, mayor reforestación y cuidado de bosques, la limpia de los ríos más contaminados y garantizó el acceso al agua. Como suele ocurrir, no se expresaron medios de logro, ni se refirió a la prevención de desastres socioambientales; habrá que mantener la atención sobre las medidas para concretar esas intenciones.

En los temas de política económica y social, en los que el sexenio de López Obrador tuvo sus mayores aciertos, anunció la continuidad y ampliación de los programas sociales, al tiempo que prometió la autonomía del Banco de México y envió un mensaje de confianza a los inversionistas locales y extranjeros sobre la seguridad financiera del país. Auguró la continuidad del aumento al salario mínimo y la eventual reforma en pos de la semana laboral de 40 horas. Coronó con el anuncio de un sistema nacional de cuidados que se implementará, dijo, de forma paulatina.

Sobre la igualdad sustantiva de género, anunció reformas a presentarse esta semana en el Congreso, así como un programa de beneficios dirigido a mujeres entre 60 y 64 años, y fundamentó buena parte de su narrativa en el logro simbólico de ser la primera presidenta del país. En educación anunció la continuidad y ampliación de los apoyos a las escuelas y a los estudiantes, y el aumento en 300 mil espacios adicionales del cupo para matriculación en educación superior pública.

Finalmente, dos de las notables ausencias en su discurso fueron la libertad de expresión y la crisis migratoria. Del primer punto se limitó a asegurar que se respetarán las libertades de expresión, de prensa, de reunión, de movilización; los derechos humanos en general y prometió que no habrá represión, pero no anunció estrategias al respecto, ni dio signos de reconsideración del desmantelamiento de los organismos constitucionales autónomos, ni de restablecimiento de los canales de diálogo con la oposición política, con los medios de comunicación y con la sociedad civil. Sobre migración, elogió a los paisanos residentes en EU y prometió defenderlos, pero ni una sola palabra fue dicha sobre México como país receptor, país de tránsito y expulsor de migrantes.

Lo que presenciamos el martes, como se esperaba, fue una celebración de victoria electoral en el que prevaleció la enunciación de las promesas de dar continuidad al segundo piso de la 4T. Pero este sexenio apenas comienza, habrá que permanecer pendientes de cómo ese listado de promesas se traduce en estrategias de política pública y de gobierno que permitan, en la realidad, fortalecer nuestro estado social y democrático de derecho, expresado en la garantía y protección de los derechos humanos, en la apertura de mejores canales de diálogo, en el respeto a los pesos y contrapesos institucionales y civiles, y en un estilo de liderazgo a tono con las credenciales de mujer, demócrata, progresista y científica que la Presidenta subrayó en sus discursos. Como dijimos seis años atrás, sólo así se podrá hablar de una verdadera transformación de la vida pública del país.

El tatarabuelo de Felipe VI, Alfonso XIII, poco antes del advenimiento de la Segunda República, (1931) decidió ampliar su corte. Nombró duques, condes y grandes de España. No sería la primera ni la última vez que un monarca acudiera a dicha práctica. Títulos nobiliarios a cambio de lealtad. Presidentes de gobierno, entrenadores de futbol, empresarios y literatos son bendecidos con títulos nobiliarios. Durante los tres siglos de ocupación española en territorios de América Latina, conquistadores y colonizadores, mutaron de aventureros a virreyes y archiduques, acrecentando la fortuna de Austrias y Borbones. Juan Carlos I y Felipe VI siguen la tradición.

Militantes del Partido popular, PSOE e Izquierda Unida pertenecen a la nobleza. Cayetana Álvarez y Peralta Ramos es la XV marquesa de Casa Fuerte; Esperanza Aguirre, ex presidenta de la comunidad de Madrid, es grande de España, y su alcalde, José Luis Martínez Almeida, se acredita conde de Navasqüés. Nicolás Sartorius y Álvarez de las Asturias Bohorques es hijo de los condes de San Luis, fue militante del Partido Comunista y fundador de Comisiones Obreras. El primer director general de Universidades con Felipe Gonzalez, Emilio Lamo de Espinosa Michels de Champourcin, es vástago del marqués de Mirasol y barón de Frignani; su hermano, ministro con Adolfo Suárez. Jorge Semprún, ex comunista, llega a la nobleza por parte de madre, emparentada con la condesa de Cabarrús y vizcondesa de Rambouillet. Otros ciudadanos adhieren a la sociedad cortesana recibiendo la Gran Orden y Cruz Isabel la Católica, Alfonso X El Sabio o la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III.

Así, se puede entender el cierre de filas de gran parte de la élite política española, gobierno y oposición, acusando a México de patrocinar la cultura del odio, al ningunear al jefe de Estado una invitación para asistir a la toma de posesión de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo. Pero hagamos memoria. Son cinco siglos de monarquía, los reyes forman parte del ADN del pueblo español. Si exceptuamos el breve interregno del periodo republicano, la primera (1873-1874) y la segunda (1931-1939), España se concibe como unidad en lo universal, cuna de la civilización occidental y los valores cristianos. La guerra hispano-cubana-estadunidense en 1898, supuso una crisis de identidad, perdió Puerto Rico, Cuba, Filipinas y la más grande de las Islas Marianas, Guam. Su imperio quedó en nada, causando un profundo dolor en la sociedad española, que perdura hasta nuestros días.

Alfonso XIII, cuyo reinado va desde 1906 hasta la proclamación de la segunda República, 1931, propuso un nuevo comienzo para recomponer el nacionalismo español, al cual adhiere la izquierda españolista de hoy. En 1918, el 12 de octubre de 1492 pasa a ser celebrado como el Día de la Raza. El dictador Francisco Franco le dio continuidad y en 1958, decide apellidarlo Fiesta de la Hispanidad. Tras la coronación de Juan Carlos I en 1975, y bajo la Constitución de 1978, el gobierno de Felipe González emite en 1987 el real decreto que establece el 12 de octubre como Día de la Fiesta Nacional. Su redacción no deja dudas del sentido imperial: Simboliza las efemérides históricas en que España, a punto de concluir un proceso de construcción del Estado a partir de nuestra pluralidad cultural y política, y la integración de los reinos de España en una misma monarquía, inicia un periodo de proyección lingüística y cultural más allá de los límites europeos. Síntesis perfecta de la propuesta de Alfonso XIII, quien declaró, tras el desastre colonial, que el 12 de octubre del siglo XX, sería conocido como el nacimiento espiritual del imperio hispanoamericano. Así, se construye la leyenda rosa y exculpa a los monarcas de cualquier acto de violencia cometido en sus territorios de ultramar. La identidad de España no se cuestiona. El rey lo es por origen divino y es representante de la nacionalidad española. No hay más explicación. De ahí la pataleta, los insultos, descalificaciones y exabruptos con la decisión de no invitar al monarca a la toma de posición de la nueva presidenta de México. Como muestra, sirvan los improperios lanzados por el miembro de número de la Real Academia de la Lengua Española Arturo Pérez Reverte, quien refiriéndose a Claudia Sheinbaum y Andrés Manuel López Obrador como: imbéciles, oportunistas, demagogos y sinvergüenzas o las cuatro cosas a la vez. En esta ocasión, Pedro Sánchez y el gobierno, calla y otorga.

En Chile, en la plaza de armas de su capital, luce la estatua del conquistador Pedro de Valdivia. La placa tiene la siguiente leyenda: Al fundador de la nacionalidad chilena don Pedro de Valdivia. Obsequio de la colectividad española en homenaje al 150 aniversario de su independencia. Día de Santiago Apóstol 25 de julio de 1963. Presentar a Pedro de Valdivia como fundador de la nacionalidad chilena es una broma de mal gusto. Sus huestes violaron y esclavizaron a hombres y mujeres. Y el nombre de Santiago no tiene glamur. Mientras combaten españoles y araucanos, emerge la figura de Santiago apóstol espada en mano, causando la derrota de los indios. El mito del apóstol toma un nuevo cariz para pasar de Santiago matamoros a Santiago mataindios. Hoy muchos hacen su camino sin conocer la historia.

Los pueblos originarios han sido excluidos en América Latina, salvo excepciones, Bolivia y Ecuador, estados plurinacionales, como forjadores de identidad nacional. Resisten, sin perder su dignidad, luchando y sobreviviendo a los megaproyectos, las trasnacionales, y el capitalismo verde. El EZLN o los mapuches son ejemplo. Mientras el pueblo español considere la conquista y colonización la más grande gesta civilizatoria de la humanidad, llevada a cabo contra indios, infieles o simplemente homúnculos, los gachupines no albergan conciencia de haber cometido crímenes de lesa humanidad. Por tanto, ¿De que tendrán que disculparse? No hay razón alguna, ni siquiera para pensarlo. ¡Viva el rey!

A sus mentiras, infundios, retobos, desatinos, griterío, golpismo, posturas colonizadas incluida la de la antipatria y ausencia de argumentos –salvo los de algunas voces aisladas–, la derecha mexicana añade la violencia física. Esa violencia que siempre estuvo presente en los gobiernos que presidió y que ahora pretende olvidar y que olvidemos. Pero, enmascarada, ha ofrecido y ofrece lo opuesto a lo que significan los modos violentos: la gestión de acciones democráticas, edificadoras de genuinas libertades y satisfacciones igualitarias, lo cual sólo es posible en condiciones de convivencia pacífica y a partir de una praxis concomitante. Es una derecha moralmente hipócrita y políticamente inatendible, salvo para exhibirla en lo que es y, todo así lo indica, no dejará de ser.

Hablar de la derecha en México obliga a preguntarse dónde está. Todo aquello que dice, demasiado a menudo de mala fe, y lo que hace con ánimo lesivo (de ninguna manera debe pasarse por alto las agresiones recientes al ex presidente López Obrador), ¿no debiera ser objeto de pronunciamientos críticos dentro de la propia derecha? Debiera, pero no ocurre así.

Con su silencio se tornan cómplices de tales atrocidades los jueces que hoy reclaman una impartición de justicia autónoma sólo como burda excusa para defender sus privilegios; los círculos de abogados organizados en los colegios y barras de abogados o en instituciones educativas; los de empresarios nacionales y extranjeros en sus organismos gremiales, con la excepción visible de los que se han definido con la 4T; los adscritos a organizaciones civiles cuya dirección se halla en manos igualmente empresariales; los periodistas de los medios corporativos cuyos dueños, en lo fundamental, son negociantes (ni para darles un aderezo de prensa libre); ciertos clérigos y dignatarios de la Iglesia católica; los círculos de intelectuales que practican la crítica unilateral, el remo contrapopular y aun el intervencionismo. Y, por supuesto, aunque suene irrisorio decirlo, los militantes de los partidos de oposición, si en ellos hubiera una mínima congruencia con sus invocaciones a la democracia.

El gobierno de Venezuela celebró recientemente un encuentro internacional sobre el fascismo, dadas las condiciones violentas y de guerra que se resuelven en intentos desestabilizadores de aquellos países que resisten las embestidas de las potencias capitalistas y sus extensiones nacionales en diferentes países y regiones del planeta. En México, a pesar de la violencia verbal y física, no puede hablarse de una tendencia fascista, si por fascismo se entiende el corporativismo de sesgo militarizado de las masas trabajadoras y su periferia, como una política de Estado. Y ni siquiera de una derecha extrema, que sí la hemos tenido: en los cristeros del siglo XX y los conservadores pro imperiales del XIX. Pero los huevecillos de la violencia pueden ser empollados por los buitres de esas potencias que siempre han auspiciado y patrocinado a la derecha. Y de esto hay que precavernos.

La izquierda mexicana en el poder es nueva y arrastra prácticas e ideas de la derecha que vino gobernando al país por largas décadas. No es una izquierda socialista o comunista como la quiere hacer ver la derecha. Es una izquierda liberal que gobierna a una sociedad capitalista, y esto ofrece serias limitaciones al intento –si lo hay– de superar este régimen, pues absurdo es combatir al neoliberalismo, su actual expresión, sin combatir al capitalismo. Y la cultura de la autocrítica, de cuya necesidad para mantener y desarrollar sus líneas ética y política habla Fernando Buen Abad, aún no logra ser considerada por su dirección ni por el grueso de su militancia. Más bien rechaza la que se produce en su interior, a veces con mayor rigor que a las quejas manipuladoras de la derecha opositora.

No obstante esas limitaciones, e incluso sin proponerse cambiar las bases propietarias, hereditarias, mercantiles y de explotación propias del capitalismo, a la corriente interna del gobierno morenista y a quienes desde el ámbito de la opinión pública se esfuerzan por cultivar la cultura de la crítica y la autocrítica no les queda otra ruta que la de persistir en el empeño. Así la censuren abierta o veladamente o bien pretendan, a lo Salinas, ni verla ni oírla.

Es posible que desde la Presidencia de la República, Claudia Sheinbaum entienda las razones y efectos civilizatorios y de innovación sociopolítica de esa cultura. De entrada, ella augura una nueva sensibilidad para continuar enriqueciendo los ejes positivos del obradorismo y para desechar aquellos que se convirtieron en fracasos o falsas salidas a los propósitos de enmienda, cambio real y diferencia sustancial con los gobiernos anteriores.

Por de pronto, y dado que toda novedad produce un costo que se traduce en resistencias y ataques, la izquierda –sin importar cuál pudiera ser su definición ideológica– tendría que prepararse para acompañar y defender a la nueva Presidenta: en primer lugar, de todo acto de violencia perpetrado por nacionales o extranjeros, o ambos, y en seguida de las inercias que activan en el seno de la 4T, nutridas por el oportunismo, el camaleonismo, la simulación, la corrupción, el latrocinio, el engaño y la traición.

Es un acontecimiento de alta importancia histórica la llegada de Claudia Sheinbaum, primera mujer presidenta en la historia de México, renovando un proyecto transformador, con una política internacional y económica de alta efectividad, legado del histórico sexenio de López Obrador. El contexto de esta bienvenida continuidad con cambio es en lo global y lo regional de alta complejidad y riesgos como en toda época de transición y crisis hegemónica.

Como México es una nación que tiene frontera con EU, es pertinente tener presente el impacto que tienen las políticas adoptadas por el gobierno argentino, en las antípodas del modelo mexicano, lo que me lleva a preguntar si el gobierno de Milei es un experimento circunstancial de la ultraderecha argentina o bien una tendencia de cambio del capitalismo periférico que tratará de presionar a México.

A partir de los años 70 del siglo pasado se imponen los llamados programas de ajuste estructural que acarrean la reducción al máximo de la presencia del Estado y su actividad reguladora, el acotamiento de las políticas sociales en favor de los mercados, la desregulación laboral, la privatización de las empresas estatales y de la función pública, imponiéndose un modelo implantado por Estados Unidos y sus instrumentos de dominación, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, con su narrativa acreedora atando a nuestros países a deudas impagables, convirtiendo a nuestras economías en máquinas de pago de intereses internacionales en detrimento del consumo interno y del desarrollo, como decía Theotonio dos Santos, completándose el cuadro con el aumento de las tasas de interés que acarreó grandes transferencias de recursos hacia Estados Unidos y la acumulación sin precedente en el uno por ciento de la población mundial. (cfr. Mario Millones Espinosa, Sociológica, 79/2007).

Los llamados gobiernos progresistas del siglo XXI desde sus propias particularidades han intentado revertir esta situación, recuperando en una primera instancia el manejo y la soberanía sobre los recursos naturales, el combate a la pobreza y a la exclusión neoliberal restableciendo la presencia reguladora del Estado. México, bajo la conducción de AMLO, planteó una estrategia efectiva de desarrollo que ha logrado recuperar la soberanía nacional sobre el vital sector estratégico, que el neoliberalismo había puesto de rodillas y llevado al borde del precipicio: Comisión Federal de Electricidad, Petróleos Mexicanos y Ferrocarriles Nacionales de México, cuya recuperación fue una verdadera hazaña histórica; aumentó el pago de impuestos de las élites económicas; se logró una mayor financiación para la educación pública y la salud, siendo uno de los principales ejes de la economía el combate frontal a la pobreza mediante el uso de los principales ejes de acumulación.

Según el Banco Mundial, entre 2018 y 2024 salieron de la pobreza 9.5 millones de mexicanos y mexicanas una cifra que no tiene precedente para un periodo de seis años (Jessika Becerra, La Jornada, 5/9/24) gracias a mejoras en el mercado laboral y los programas sociales, a pesar de la pandemia.

En contraste a todo este avance logrado en México, en el caso de Argentina llaman la atención los datos proporcionados por Alejandro Bercovich en el programa La Ley de la Selva (C5N) del pasado 30 de septiembre, con números que estremecen, pues según la Encuesta Permanente de Hogares se registró un salto en la incidencia de la pobreza y entre quienes padecen hambre en la Argentina de Milei, configurando el peor nivel de pobreza en 20 años, al pasar de 41.7 a 52.9 por ciento, lo que significa que de diciembre pasado a hoy cayeron en la pobreza 5 millones 300 mil personas, mientras 8 millones pasan hambre. Además, 45.5 por ciento de los estudiantes universitarios son pobres y en las villas y barrios populares la cifra llega a 87 por ciento.

El gobierno de Milei se presenta con una agenda que sólo favorece a EU, encaminada a desarticular todo intento latinoamericano de crear alianzas para la defensa de los vastos recursos naturales y estratégicos, declarados por la jefa del Comando Sur, Laura Richardson, asunto de seguridad nacional, lo cual es pieza central para entender la aparente irracionalidad de ese gobierno que proclama la destrucción del Estado, el debilitamiento de su capacidad reguladora en detrimento de la jurisdicción de los mismos sobre sus recursos y territorio.

El nuevo plan de inversiones del gobierno argentino aprobado en medio de una dura represión, le da grandes beneficios a las multinacionales a costa de los territorios, pueblos y medio ambiente, ya que las empresas inversoras pueden dejar en el exterior 100 por ciento de las divisas provenientes de las exportaciones “, lo que sucede solamente en economías de enclave tipo Angola y Nigeria. En síntesis, representa una nueva forma de colonialidad extractivista. (Daniel Cholakian, NACLA, 27/6/24).

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