
De acuerdo con la Fiscalía General del Estado de Quintana Roo, en junio de 2021, Eduardo compartió el material a través de redes sociales sin la autorización de su expareja. Al pertenecer a una comunidad indígena maya, la mujer fue atacada verbalmente por integrantes de su localidad que la denostaban e insultaban.
Desde entonces es acompañada por la colectiva Las Defensoras MX junto a la representante legal, Lizbeth Lugo, quienes lograron que Eduardo fuera vinculado a proceso por el cargo de violencia sexual digital; así como a varias personas que compartieron el video y que pudieron ser identificados.
En 2022, el equipo legal trabajó en la reparación integral en la que se incluyó una disculpa pública de Eduardo a través de los mismos medios de difusión del contenido íntimo. Asimismo, comenzó la audiencia intermedia donde se agregó el delito a la violacion a la intimidad, debido a que el video fue creado sin el consentimiento de la mujer.
Uno de los intentos de la defensa de Eduardo fue conseguir un amparo en 2023, pero le fue negado. Después se dictó la apertura a un juicio por el delito de violencia sexual digital y violacion a la intimidad personal siendo un precedente de juicio en el estado de Quintana Roo.
En febrero de 2025 comenzaron las audiencias del juicio en donde el Tribunal de Enjuiciamiento de José María Morelos determinó que este suceso puso en peligro a la mujer al recibir atentados en contra de su integridad. Además, el dictamen antropológico estableció su vulnerabilidad no solo por ser mujer sino por ser descendiente de la comunidad indígena maya, encontrando desventaja frente a su agresor y dejándole daños irreparables.
Después de que el Juez analizara todas las pruebas aportadas por la Fiscalía de Quintana Roo y alegatos de ambas partes, se dictó un fallo condenatorio y una sentencia favorable para la mujer junto a una multa de 47 mil 500 pesos y una reparación de daño moral de 280 mil 000 pesos.
“La joven denunciante, nuestra asesora legal y Las Defensoras MX estamos muy felices, porque esto marca un antes y un después en la lucha de la violencia digital sexual en Quintana Roo, logrando un precedente en una violencia que es real, en el que las mujeres que la viven sufren señalamientos, hipersexualización, exclusión, discriminación y ataques constantes a su integridad” -Las Defensoras MX

La violencia sexual digital en México
De acuerdo con el último reporte anual ‘Violencia sexual digital contra las mujeres en México’ del Frente Nacional para la Sororidad (FNS), publicado en septiembre de 2024, la violencia sexual digital es un tipo de violencia de género relacionada con el ejercicio de la sexualidad por medio de la tecnología. Es en parte, una de las consecuencias de la virtualidad, la cual ha combinado la forma en que las personas interactúan entre ellas.
Son entonces, las niñas y las mujeres propensas a sufrir violencia de género, violencia sexual u otras modalidades de violencia nacidas de la virtualidad. Algunas formas que el FNS ha registrado son producción no consentida de material íntimo sexual; difusión de contenido íntimo no consensuado; robo o usurpación de identidad con fines de explotación sexual; acoso sexual digital; grooming; sextorsión; amenazas; acecho; ofrecimiento de servicios sexuales no autorizados; y ahora la alteración de imágenes con inteligencia artificial para su venta con fines sexuales.
Además de la reputación e imagen pública o personal, el FNS establece que entre las afectaciones que puede tener una víctima de violencia sexual digital están las perdidas económicas y patrimoniales, así como la exposición a otras firmas de violencia. En cuanto al daño a la salud mental, son comunes los sentimientos de vergüenza, culpa y miedo, al igual los trastornos como ansiedad, depresión, delirios de persecución, paranoia e intenciones suicidas.
Las estadísticas del FNS determinaron que las mujeres componen el 95% de las víctimas de la violencia sexual digital. A través de solicitudes de información realizadas por el FNS a 33 instituciones de justicia, de las que solo 14 respondieron; se han podido documentar el siguiente número de carpetas por violencia sexual digital: 2 mil 682 en Ciudad de México, 2 mil 556 en Querétaro, mil 095 en Puebla, 776 en Aguascalientes, 649 en Quintana Roo, 473 en Zacatecas, 205 en Guerrero, 145 en Campeche, 127 en Chiapas, 91 en Sonora, 42 en Nayarit, 10 en Tlaxcala, 8 en Tabasco y 0 en Yucatán.
Mandatos de género patriarcales
Conforme menciona el informe del FNS, los mandatos de género patriarcales están estrechamente relacionados con la violencia sexual digital. Se trata del conjunto de reglas formales e informales en que cada sociedad define el comportamiento de una persona con otros. Sin embargo, también se manifiestan en los roles de género entre hombres y mujeres.
Además, configuran un sistema de opresión hacia las mujeres que converge con otras formas de opresión y desigualdad como etnia, clase, discapacidad , edad, sexualidad. Por lo que, no todos los hombres son considerados igualmente dominantes y no todas las mujeres son subordinadas.
El FNS también asienta que la relación entre la violencia de género y los mandatos de género se entrelazan en dos niveles: el primero en donde los hombres ejercen los mandatos de género colocando a las mujeres en posiciones de vulnerabilidad; y el segundo en el que la violencia de género sirve como un mecanismo de coerción y disciplina en contra de quienes no lo cumplen.
Entre los principales mandatos de género que sostienen la violencia sexual digital se encuentran el cuerpo femenino para el placer, uso y consumo masculino; el control de la sexualidad de las mujeres; y que son ellas las culpables de la violencia sexual digital.
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