
El «Proyecto de ley para garantizar el respeto del principio de laicidad en el deporte» pretende aplicarse a todas las competiciones organizadas por las federaciones deportivas, sus organismos descentralizados, las ligas profesionales y las asociaciones afiliadas, además de las piscinas públicas.
El Senado adoptó esta disposición en 2021 y nuevamente en 2022, lo que llevó a que varias federaciones deportivas, como la Federación Francesa de Fútbol, la Federación Francesa de Baloncesto y la Federación Francesa de Voleibol, implementaran medidas en este sentido.
Sin embargo, la prohibición del hiyab en contextos deportivos ha generado un creciente rechazo, especialmente desde los Juegos Olímpicos de París 2024, provocando indignación a nivel mundial. Pese a que finales de 2023, el Comité Olímpico Internacional (COI) recordó que en París los atletas podían representarse a sí mismos, a su fe y a su país, pero las autoridades francesas han hecho caso omiso de esta postura.
Lejos de acatar las recomendaciones del COI, las autoridades han intensificado la prohibición del hiyab e intentan extenderla a todos los deportes. «Bajo la excusa de aplicar el concepto de ‘laicidad’, en realidad estas leyes están dirigidas de manera selectiva contra las mujeres y niñas musulmanas, afectando de manera desproporcionada sus derechos», denunció Anna Błuś, investigadora de Amnistía Internacional.
La prohibición del velo impide a las mujeres musulmanas participar libremente en entornos deportivos, ya que para muchas de ellas su uso representa una manifestación de identidad y fe. Restringir su derecho a vestirlo las coloca en una situación de discriminación.
«Esta nueva ley tendría consecuencias terribles para las mujeres y niñas musulmanas: humillación, estigmatización, trauma, abandono del deporte, ruptura de lazos sociales, pérdida de autoestima, desaparición de equipos femeninos y debilitamiento de los clubes deportivos», advierte Amnistía Internacional.
Según Amnistía Internacional, la prohibición del hiyab vulnera múltiples derechos de las mujeres, entre ellos:
- La libertad de expresión, religión y el derecho a la salud.
- La autonomía de las mujeres musulmanas para tomar decisiones sobre su vida.
- El control sobre sus propios cuerpos, constituyendo una forma de violencia racista basada en el género.
¿La laicidad francesa es discriminatoria?
El principio de «laïcité» o laicidad busca garantizar la separación entre el Estado y la religión, asegurando que las instituciones públicas se mantengan neutrales en asuntos religiosos. Bajo este precepto, el gobierno francés no favorece ni financia ninguna religión y exige que las creencias religiosas permanezcan en el ámbito privado.
Sin embargo, en la práctica, la laicidad en Francia ha sido utilizada frecuentemente como un pretexto para restringir el acceso de las mujeres musulmanas a espacios públicos. Desde hace años, las autoridades han promulgado leyes y políticas que regulan de manera discriminatoria la vestimenta de las mujeres y niñas musulmanas.
Francia alberga la comunidad musulmana más grande de Europa, con una población estimada entre seis y siete millones de personas, lo que representa alrededor del 10% de la población total. No obstante, desde 2004 se aprobó una ley que prohíbe portar en las escuelas signos o vestimentas que manifiesten creencias religiosas, incluyendo el hiyab, la kipá judía, el turbante sij y grandes cruces cristianas, permitiéndose solo símbolos discretos.
El artículo «Francia y la islamofobia. Conflicto histórico y contemporáneo» evidencia cómo la sociedad francesa ha ejercido históricamente actitudes islamófobas, resultado del arraigado nacionalismo y el extremo laicismo del país. Como consecuencia, muchos ciudadanos musulmanes han manifestado miedo ante posibles represalias en su contra.
Este fenómeno no es exclusivo de Francia. Según el informe, la discriminación que padecen hoy los musulmanes, los movimientos islamófobos en Europa son el resultado de una historia compleja marcada por el eurocentrismo, el racismo y la marginación de todo aquello que no se considere parte de la identidad europea, lo que genera tensiones entre ambas culturas.
«La islamofobia en Francia denota el miedo hacia el islam, los musulmanes y su cultura, un miedo alimentado por el choque de identidades. La identidad francesa predominante busca excluir aquello que históricamente no le pertenece. Si bien el islam nació fuera de Francia, los musulmanes son ciudadanos franceses, lo que hace aún más incoherente el sentimiento islamófobo desde una perspectiva xenófoba». señala el artículo
La aprobación de este proyecto perpetuaría la exclusión de las mujeres musulmanas en el deporte, reflejando un entorno eurocentrista que ha promovido la discriminación durante décadas. Es fundamental anteponer los derechos humanos a cualquier ideología sociopolítica. El uso de prendas y símbolos religiosos debe ser una elección personal, nunca una imposición.
Ahora, el «Proyecto de ley para garantizar el respeto del principio de laicidad en el deporte» está a la espera de pasar por la Asamblea Nacional y de ser aprobada para ser efectiva en el país.
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