Gustavo Leal F.*
Las luces de alarma se han prendido. La información publicada por La Jornada el
pasado miércoles alerta sobre la forma en que el Acuerdo de Asociación
Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) erosiona la soberanía
nacional. Particularmente graves son los acuerdos sobre propiedad
intelectual en el terreno de los medicamentos.
Los especialistas reunidos en la Ronda Intersesional sobre Propiedad
Intelectual del TPP que se celebró en la ciudad de México durante la
primera semana de octubre concluyeron que uno de los principales
desafíos para entrar al acuerdo consiste en
establecer disposiciones equilibradas para la protección de la propiedad intelectual, que defiendan los productos nacionales sin caer en la sobrerregulación.
Según Jean Peñalosa, de la Barra Mexicana Colegio de Abogados, es importante
definir y homologarlas reglas de protección entre México y los otros 11 países miembros del acuerdo.
El extenso capítulo de propiedad intelectual contiene disposiciones
relativas a cooperación, marcas, indicaciones geográficas, patentes,
derechos de autor y derechos conexos, diseños industriales, así como
limitación de las responsabilidades de los proveedores de servicios de
Internet. Uno de los puntos más controversiales es el de la duración y
extensión de las patentes farmacéuticas.
¿Cómo establecer
disposiciones equilibradascuando la Organización de Industrias Biotecnológicas (BIO) y la industria farmacéutica de Estados Unidos afiliada a Investigadores y Fabricantes Farmacéuticos de América (PhRMA, por sus siglas en inglés) aspiran a favorecerse con periodos de protección más amplios para sus fármacos de patente logrando que México consolide su integración al TPP?
En PhRMA aprecian que en México aún no se dispone de compromisos
cuando el medicamento tarda en llegar al mercado, por demoras en el
registro sanitario o en el levantamiento de las pruebas clínicas en
pacientes. PhRma busca un plazo de compensación para la vigencia de las
patentes, aunque ve con buenos ojos que la Secretaría de Salud (Ssa)
pretenda acelerar la aprobación de los fármacos a 60 días. Ello
facilitaría ubicar sus medicamentos. PhRma estima que el ordenamiento
de los fármacos en el cuadro básico también puede traducirse en un
freno para el mercadeo de sus medicamentos de patente. Y considera,
también, que México podría tener problemas con el retiro de –las
llamadas–
copias ilegales de patentados, así como para consolidar
sentenciasfrente a francas violaciones de los derechos patentarios.
Así que sin establecer un estándar y dotada de un esquema elástico,
la nueva protección dependerá del retraso en los procesos legales y
sanitarios que pudiera impactar sobre el arribo del fármaco al mercado.
PhRma calcula dos años para incluir al cuadro básico y hasta uno en el
registro sanitario. Total, que la protección podría extenderse, según
el caso, tres, cinco o más años.
¿Quiere esto decir que si el Instituto Mexicano de Protección
Intelectual (IMPI) –responsable de otorgar la protección patentaria– y
la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios
(Cofepris) –encargada del permiso de comercialización– hacen bien su
trabajo no habría posibilidad de extender las patentes? Porque,
ciertamente, sería del todo aventurado conjeturar que ambas autoridades
fungieran en calidad de
cómplicesde su extensión.
La
Asociación Mexicana de Laboratorios Farmacéuticos calcula que la
compensación que pretende PhRMA extendería las patentes hasta 25 años.
Por lo que se refiere a la protección de datos clínicos, los
laboratorios de Estados Unidos contemplan extensiones de hasta 12 años,
cuando actualmente en México es de sólo cinco años (10 en Europa, ocho
en Japón y Canadá).
Al adoptar los términos impuestos por el TPP, México se acoge a esta
normatividad emergente, a su protección intelectual y a la previsible
extensión patentaria. ¿Qué mercados se busca amparar?
En primer término, el farmacéutico. Para la consultora IMS Health el
mercado mexicano suma un costo anual de 14 mil millones de dólares y
los países de donde se importa la mayor cantidad de productos son
Canadá y Estados Unidos. Desde que México eliminó en 2008 el requisito
a las firmas de tener planta en el país para expender sus artículos en
el mercado nacional, las compras de medicamentos al exterior se
triplicaron: 54 millones en 2008 frente a 152 millones en 2011. Este
incremento deriva también de que se han apresurado los permisos para
compras externas de fármacos, insumos y dispositivos médicos.
Los laboratorios nacionales dedicados a los medicamentos de patente
consideran que la protección de datos clínicos –que el TLCAN establece
en cinco años a partir del otorgamiento del registro– debería estar
contenida en la Ley General de Salud o el Reglamento de Insumos para la
Salud, porque los lineamientos que publicó –el 6 de julio de 2013– la
Cofepris tienen
poco peso jurídicoy no se aplican para biotecnológicos y huérfanos, que son los que mayor protección requieren por ser de última generación.
Para el gobierno de Peña Nieto –por medio del secretario Ildefonso Guajardo–, la participación de México en el TPP es relevante
en la medida que permite incidir en el diseño de un régimen de liberación de los flujos de comercio e inversión para la región Asia-Pacífico, diversificando nuestras oportunidades de exportación.
Ya desde los tiempos de Julio Frenk en la Ssa-Fox se insistió en
respetar rigurosamente el sistema de patentes, aceptado por México con
la adopción del TLC. Pero ¿quién vela por la suerte de los pacientes y
los intereses nacionales en materia de protección intelectual?
Según Médicos sin Fronteras, el ingreso de México al acuerdo aumentará
más de 50 por cientoel gasto gubernamental en fármacos durante los próximos 10 años, frenará la llegada de genéricos y afectará severamente la industria nacional. ¿Cuáles
disposiciones equilibradas?
*Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco
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