11/12/2013

Católicos y cristianos




 
Tomás Mojarro

Dos ríos que fluyen paralelos, aunque a veces, raras veces, se juntan, y aun llegan a mezclar sus aguas. Mis valedores:

En el seminario realicé mis estudios y me preparaba para la carrera sacerdotal, pero a su hora salió a flote mi verdadera vocación, la de en las enaguas de una mujer, mi única. Con la bendición de mis preceptores me fui al mundo que alienta más acá de las bardas del seminario, y la paz. Pero no iba a salir con mis manos vacías.

            No, que en el seminario me dieron a comer del árbol del conocimiento del bien y del mal y me troquelaron los dos únicos colores de la conducta humana: el blanco y el negro; sin matices, sin medias tintas, sin más. Ya es asunto mío si conociendo su diferencia abismal encuadro mis actos a dicho conocimiento, y  algo más: aprendí los recovecos de la gramática y algunos de la religión; su misterio, sus dogmas, su ceremonial. Supe  de la oración, ese vínculo del creyente con su Creador. Y me vine a incrustar en el mundo, en mi mundo de la Insurgentes. En paz.

            No advierto cristiano mi vecindario, pero sí católico, y por eso mismo generador de violencia intra-familiar, y de briagos y desobligados, y de casadas que dan la espalda al marido y el frente al sancho. Fluye cada día en mi barrio un ancho río de necesidades: el baldado, el desempleado, el que sobrevive al día y apenas, a penas. La clínica del Seguro Social y la sala de Urgencias son el vivo, el mortecino y sufriente muestrario de la herida que sangra, la llaga infectada, la purulentosa piel y la enfermedad incurable de los esperanzados que ya nada esperan más allá de lo angosto y raído de su esperanza: el milagro de Dios.  Garapiñando la zona, la parroquia, la capilla, la ermita, la hornacina callejera y la salmodia de las campanas que convocan a misa, al ángelus, al rosario. Qué de oraciones, de pedimentos y rogativas sugiere el río revenido de las necesidades que muestran los esperanzados de mi colonia, católicos la gran mayoría. ¿Entonces?

 ¿Por qué en templos, capillas y ermitas, a media mañana, medio día o media noche, el ritual religioso se resuelve en bombazos que despiertan arritmias y taquicardia, cimbran los cristales de las ventanas y les chispan el mastique? ¿Por qué, si es la oración un acto de conciencia que se cumple de piel adentro, un íntimo diálogo del ánima con su Creador; por qué toda manifestación de religiosidad la resuelve el católico con el retumbar de cohetones que ni los beneméritos judíos del "holocausto” arrasando congregaciones de palestinos inermes? ¿El fragor de la pólvora indica religiosidad? ¿A punta de estallidos se intenta atraer la atención de un Dios al que por distante se le llama a bombazos, o sólo se pretende espantarle el sueño? Yo pregunto a los reverendos pastores de la católica grey: ¿es esa la forma de orar que han enseñado a sus "fieles"? ¿A punta de explosiones de pólvora vamos a recuperar unos valores morales que esta católica sociedad parece haber perdido de forma irrecuperable? Sus reverencias y paternidades:

 ¿Por qué permiten, por qué fomentan que a bombazos y a nombre deDios se violen leyes y el sosiego personal, familiar, comunitario? ¿La potencia del estallido está en relación directa con el grado de dificultad del milagro que implora el pensamiento mágico? ¿Diez arrobas de dinamita para que Dios me saque de pobre y una chinampina para que lave el país del narco y la corrupción? Padre cura: ¿cuántos megatones de cohetes necesito para sacarme la lotería?  El milagro, ¿a retumbos de pólvora? (Dios.)

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