Periódico La Jornada
Después de que –en septiembre de 2015– Enrique Peña Nieto presentó una iniciativa para
autonomizarPensionissste del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado y de que –en octubre– el secretario Luis Videgaray recibió de manos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y de José Ángel Gurría las más agresivas recomendaciones para
suavizar, por prorrateo, el costo fiscal del desafío pensionario mexicano –sacrificando a los trabajadores (de los apartados A y B) con perspectivas de inminente jubilación–, Óscar Vela Treviño, responsable de la Unidad de Seguros, Pensiones y Seguridad Social de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), rechazó esas recomendaciones de Gurría.
Con el fracasado saldo de las
reformasZedillo-IMSS-1997 y Calderón- Issste-2007 a cuestas y frente a la gran incertidumbre, inconformidad e intensa movilización social que provocaron ambos anuncios –que confirman la profunda desconfianza que priva sobre el proceder del Poder Ejecutivo–, Vela se apresuró a comunicar que el esquema de prorrateo recomendado por la OCDE, por el que los trabajadores de la generación de transición verían su pensión dividida en dos partes,
no se llevará a cabo.
“Si bien la sugerencia –acotó– podría ayudar al impacto fiscal, las
pensiones se respetarán, pues fue un compromiso que en su momento hizo
el gobierno con los trabajadores”. Todos los mexicanos que estén en el
régimen IMSS-1973 y que empezaron a cotizar antes de 1997
van a retirarse bajo el esquema de beneficio definido: con el promedio de los últimos cinco años se calculará su pensión. Es un derecho que se va a respetar.
El universo de afectados de la generación de transición sumaría, según Vela,
la mitad de las cuentasen la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar):
Alrededor de 26 millones de trabajadores. La otra mitad está registrada en el régimen IMSS-1997, cuya pensión se financiará con el dinero que se descuenta mensualmente del salario, cuota patronal, aportación estatal más rendimientos que otorgue su Afore. ¿Y los empleados amparados en el artículo décimo transitorio de la ley del Issste 2007, Dr. Vela?
En el futuro, la tercera edad se dividirá en dos grupos, asegura Vela. Unos, con
una pensión más alta, la generación de transición, y los del sistema Afore, con una
pensión menor. Ello se deberá
principalmentea que la mayoría de la generación de transición
escogeráel régimen IMSS-1997, que garantiza una pensión
mayorrespecto de lo que podrían
recibiren Afore. En promedio:
28 por ciento del último salario. Vela estima que, para
mitigaresta diferencia, se instrumentarán diversos cambios en la
parte internadel Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR)
sin afectar o modificar la ley de seguridad social. Es decir: sin afectar a la generación de transición del régimen IMSS-73 ( El Economista, 16/2/16).
¿En qué consisten estos cambios para la golpeada generación
Afore? Las propuestas de Vela sólo parchan la dinámica de un SAR que,
después de 18 años, es riquísimo, pero incapaz de devolver pensiones
dignas.
Aunque Vela reconoce que no se incrementarán las tasas de ahorro de 6.5 por ciento (apartado A), insiste en que
se buscará incrementar el ahorro pensionariovía 5 por ciento del Infonavit.
Si no usas ese dinero para vivienda, al final de tu vida laboral lo puedes utilizar para completar tu pensión. Si articulamos los dos recursos, hablamos de una tasa de casi 11 por ciento. Es un cambio
que no tenemosque llevar al Congreso porque no trastoca la ley y las tasas de remplazo
podrían subirde 40 a 60 por ciento.
Otro
cambiobuscaría que las empresas ofrezcan a sus trabajadores planes de
ahorro voluntario: este dinero
se les descontaría de nómina, sólo si ellos así lo desean. Entonces: sumando 6.5 por ciento de la contribución obligatoria con 5 por ciento del Infonavit y 2.5 por ciento que
acumuleel ahorro voluntario
formalizado, la tasa
subiría hasta 13 por ciento.
Estos parches también son recomendados por la OCDE, la Consar y la
Asociación Mexicana de Administradoras de Fondos para el Retiro
(Amafore). Pero es claro que después de 18 años de fallida operación,
Peña Nieto evita revisar, a fondo, esa perniciosa naturaleza de la
dinámica SAR.
La agenda parchada de Vela, como la de Consar (Informe trimestral al
Congreso, julio-septiembre, 2015) y su gemela Amafore, elude los
determinantes estructurales que pesan sobre esa dinámica SAR. Incluso,
el Banco Interamericano de Desarrollo pretende distraer con
argumentosque sólo evaden el fondo del asunto. Por ejemplo, David Kaplan –siguiendo textualmente a Gonzalo Hernández Licona, del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval)– sentencia que
el gran problema del SAR es la alta informalidad, cuando ya estaba presente mucho antes del nacimiento del SAR (1992) y se inclina abiertamente por las ventajas de la pensión no contributiva (
universal), fiscalmente más económica.
El SAR, sin duda, es un éxito financiero, pero simultáneamente un
fracaso pensionario para cumplir a sus aportantes con el derecho humano
de un retiro digno.
No hay tiempo que perder. Después de 18 años de operación fallida es
preciso evaluar ese SAR para modificarlo de inmediato y no esperar
absurdamente 13 años más, cuando el primer jubilado de la ley IMSS-1997
descubra que, en el mejor de los casos, su pensión resultará equivalente
a 28 por ciento de su último salario devengado.
Después de la debida evaluación, y con el acuerdo nacional de todos
los actores, el SAR puede y debe ser transformado si, en efecto, de lo
que se trata es de garantizar a
todos, muy especialmente a los jóvenes, un retiro en dignidad.
*Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco
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