1/26/2017

Izquierda puede llegar al poder en 2018; a muchos les puede no gustar AMLO, pero no queda otra opción: Lorenzo Meyer



por: Redacción Revolución
Por: Emma Martínez 
(26 de enero, 2017. Revolución TRESPUNTOCERO).- El Doctor Lorenzo Meyer, reprueba categóricamente el actuar del gobierno mexicano, durante este sexenio, y a través de un análisis exhaustivo y reflexivo, realiza un contraste entre el aire de suficiencia del gobierno y los paupérrimos resultados que ofrece, lo anterior se plasma en su más reciente obra Distopía mexicana (Random House Mondadori. 2017).
Sus argumentos se ven respaldados por las cifras de la calificada “catástrofe”. La cuales describen la raíz de varios de los problemas de México. El libro se centra en el tiempo presente. Puntualmente en los años transcurridos del sexenio de Peña Nieto.
“Si se puede hablar de utopía en México, había un proyecto, una cosa a la que nunca se puede llegar pero si aspira, ahora mismo hablamos de ‘distopía’, que es un sitio que no existe pero en donde todo está mal.
En donde existe el ejercicio del poder de una manera brutal y no para el beneficio de la comunidad, sino para el beneficio de la cúpula política, no hemos llegado a eso pero vamos directo a eso”, asegura el Doctor Lorenzo Meyer, a Revolución TRESPUNTOCERO.
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A su vez, afirma que la obra es una crítica y un análisis de cómo fracasó la transición a la democracia y es que, comenta, el sistema político mexicano tal y como está hoy es un híbrido, no es una democracia, tampoco es el autoritarismo clásico del pasado priísta que tanto éxito tuvo.
Pero se mantiene vivo. Va más de un siglo -al menos en algunas entidades del país- en donde el embrión del sistema autoritario priista se ha enraizado. “El enfoque es tratar de ver en situaciones concretas los partidos políticos, la política exterior, la presidencia, los poderes fácticos, como rasgos fundamentales de ese sistema tan exitoso que le da la característica al siglo XX mexicano; ese nacimiento, formación, dominio y decadencia de un grupo que por accidente casi en 1929 se conformó como partido político y que se va transformando hasta crear al PRI”, comenta Meyer.
Y agrega que, concediendo ciertas licencias, se puede decir que este es el siglo del PRI. El cual volvió en 2012. “Ese retorno y sus consecuencias lo que hizo es una distopía, porque es el intento de no permitir el cambio de fondo del autoritarismo, sino mantenerlo con ciertas concesiones que no se pueden evitar.
Ahora es más difícil repetir un 68 o 71, es más difícil repetir la guerra sucia de Guerrero en los años sesentas, pero la esencia se conserva, aunque ahora hay un poco más de acceso a la información y que los votos más o menos se cuentan, así como las reglas de una elección más o menos se observa, es decir ya no es uno ni lo otro”.
En dichos elementos se centra el análisis de Distopía mexicana; los cuales permitieron afirmar que no satisface a los mexicanos la realidad política en la que se vive. Y es porque, a decir por el cientista social, mantienen vivos muchos rasgos no propios de la democracia sino del autoritarismo del pasado. Durante la entrevista, Meyer asegura que visualiza lo que resta del sexenio como un “desastre”.
“En mi visión histórica, pensé después del 2000 que el PAN era un desastre, pero no podía volver el PRI, porque pertenece al pasado; señalaba yo que tiene una gran biografía pero tiene muy poco presente y no tiene futuro. Me equivoqué un tanto, porque se hizo hasta lo imposible porque en 2006 la transformación política de México no continuara.
En México la izquierda puso en jaque a la derecha, el neo-Cardenismo siendo un desprendimiento del PRI se convirtió en un partido de centroizquierda, es la herencia cardenista hecha partido y se enfrentó, era un golpe al búnker, a la ciudadela autoritaria, pero se desgastó muchísimo y por esa hendidura se mete Fox, quien se hace del poder y no la izquierda”.
Señala que parecía había llegado una derecha que se suponía democrática, pero en el 2006 se muestra que no tiene una visión a largo plazo, explica, “sino que son chiquitos, retrógradas, entonces como consecuencia hay una elección sin legitimidad en aquel año.
Fox jugó el papel de la parcialidad y se sintió orgulloso de haber hecho posible la derrota de Andrés Manuel López Obrador, en colaboración del Consejo Coordinador Empresarial, que se metió ilegalmente y luego los medios hicieron todo lo posible y la iglesia por evitar lo que sería el tránsito más o menos normal del autoritarismo priísta, a una derecha democrática, a una izquierda no revolucionaria”, asevera el Doctor.
Asegura, que en ese punto cuando “se torció” el proceso político, “se adulteró demasiado el germen de la democracia” que había surgido y el resultado es el retorno del PRI, “que no debió de haber retornado porque no nació como partido, sino como organización política del Estado para administrar las elecciones y administrar la renovación de los cuadros en el poder pero no para permitir a ningún otro partido ejercer ese poder.

Entonces el PRI acostumbrado a ese tipo de política es echado del poder, pero cuando quienes tienen el poder se vuelcan contra la izquierda, el PRI también y entonces tiene una alianza, la cual se vio clara cuando en el Congreso panistas y priístas aceptan el desafuero de Andrés Manuel ‘por autoritario’, porque quiso abrir una calle y en un país como México ese autoritarismo inaceptable”, señala Meyer.
Así, finalmente el PRI vuelve al poder y una parte conservadora de la sociedad lo acepta, en tanto otra por pobreza física, económica, material y por pobreza en su cultura política, se queda enganchada en las viejas maquinarias del PRI y en su clientelismo, explica.
Donde se aceptan tarjetas de Monex y Soriana, y así “sí vale la pena ir a votar por el PRI”, estas acciones el Doctor Meyer las explica como una parte mexicana que es producto de una larga historia de siglos de vivir como súbditos, y de comportarse de tal manera, como clientes y patrón, lo cual se convierte en un compromiso.
“Ese PRI que vuelve no tenía porque hacerlo, no estaba en la lógica del proceso de democratización, que el partido por definición autoritario se hiciera cargo de la transición democrática, pero falló el PAN y ayudó a llegar a un PRI que dice en el discurso, y que nadie en su sano juicio lo podía creer, es un ‘nuevo PRI’.
Pero no puede cambiar si vienen del Estado de México y de Hidalgo donde no han tenido nunca a la experiencia de un cambio aunque sea superficial, se aceptó y resultó que era el viejo PRI. Nada más que más burdo y menos capaz de lidiar con la sociedad cada vez más compleja. Y sin experiencia de poder federal, todo es Toluca pero fuera de Toluca todo es más complicado”, señala el autor.
Porque, agrega, esto no es Toluca. Estamos a años de distancia entre lo que es la responsabilidad nacional, la complejidad nacional, los actores nacionales y el Estado de México, en donde se controla el Congreso, la oposición, a los medios y se maneja muy bien la relación con algunas de las grandes empresas. Sobre todo si dichas empresas aportan una contribución a quienes les otorgan contratos.
Es justo ese tipo de política, asevera, es que el que se trasladó a lo nacional, “desde luego no tienen una idea de que es la política internacional, porque Toluca está al centro y para Toluca la política internacional, es la política con la Ciudad de México y con el presidente”.
Lo que lleva, se explica en la obra, a un fracaso rotundo, que hizo perder a México, no solamente algunos años de avance, sino que también perder el momento de infancia de nuestra democracia política, la cual fue “detenida en seco”, se añade, por lo que no se pudo seguir la ruta para la democratización de las instituciones y de la vida pública.
Meyer, afirma que de lo anterior, el primer responsable es Vicente Fox, y después Felipe Calderón, así como del PRI y de una parte de la sociedad mexicana que decidió irse por ese camino, porque Peña Nieto no ganó por mayoría absoluta, sino por mayoría relativa. “Y por eso estamos en una situación tan dramática para México”.
En tanto, afirma que la izquierda puede llegar al poder en 2018 pero será un camino difícil. Y aunque los proyectos nacionales son parte de la realidad, son visiones de una élite, ya que la nación no puede tener un proyecto no siendo un individuo; pero al haber quien desde arriba propone las metas y una parte de la sociedad dice que “no está mal”, se da paso a despertar la imaginación. Y teniendo suerte y apoyo social, posiblemente se realice parte del proyecto nacional, pero, comenta, no es tanto lo que se cumpla sino la dinámica que imprime a una sociedad el pensar que se puede concretar.
“Necesitamos un proyecto para despertar la energía social y encausarla, porque sin uno de nada sirve protestar por el gasolinazo, a dónde se dirige la energía despertada por la inconformidad; esa energía social convertida en energía política puede ser formidable pero tiene que haber un canal para que de energía pase a efectivamente cambiar algo, eso se logra con un proyecto”, declara Meyer.
Quien a su vez, comenta que los movimientos sociales son “interesantísimos” pero si no se dirigen por la vía de instituciones no tienen resultados reales. Y aunque dichas organizaciones son indispensables como punto de partida, tienen que encontrar un canal, aunque no sea una institución formal, “aunque lo natural es que sean los partidos políticos, esos son los que tienen que canalizar los movimientos”, suma.
En su libro Distopía mexicana, el Doctor Meyer asegura que muchos de los partidos políticos son totalmente insalvables, porque no representan a una sociedad inconforme, cita como ejemplo al PVEM, el cual, comenta, está chupando del presupuesto y no representan a nadie más que ellos mismos; en tanto Nueva Alianza, señala, parece ser una broma, sin embargo pero reciben dinero y tienen representantes en las cámaras que apoyan al PRI.
Por lo que, agrega, la única que tiene la posibilidad de canalizar el descontento social, es la izquierda que no se dejó cooptar; porque “en el PRD no se piensa, ya ejercieron el poder estuvieron en Guerrero, en la Iguala de la tragedia, y el gobernador priista era también del PRD, otro ejemplo más es el gobernador de Michoacán que es del PRD.
No queda más que la otra izquierda, a muchos les puede no gustar Andrés Manuel tiene defectos, ha cometido errores, pero no queda otra. Es difícil que llegue, pero esta vez una parte de quienes se opusieron a él con vehemencia, que son los empresarios, ya no les queda otra, les fracasó el PAN y les fracasó nuevo PRI”.
Señalando que a los medios tampoco les fue bien con el “nuevo PRI”, puesto que Televisa ha perdido mucho poder, no está muerta pero no está muy viva que digamos, comenta. “Y por el lado de Estados Unidos es fantástico, porque fue el país que apoyó Salinas, fue el que mantuvo a los sucesores de Salinas.
Obama dijo que Calderón era el Elliot Ness mexicano, un gran policía que estuvo peleando contra la mafia en Chicago y que no la derrotó, por cierto. Bueno nuestro gran Elliot Ness hizo una necedad; ahora a Estados Unidos ya no le importa México, le importó en la Guerra Fría y casi por inercia le siguió importando un tiempo, pero ahora mismo nos quieren distanciar, ya se perdió el apoyo, aún así en caso que la izquierda llegue al poder, la va tener más difícil que si hubiera llegado en 2006, muchísimo más difícil”, sentencia Meyer.
Quien afirma el fue un crítico del Tratado de Libre Comercio y la cercanía con Estados Unidos, así como la dependencia, sin embargo, comenta el Doctor entre risas, “no imaginaba que tan rápidamente Trump se fuera convertir en el padre de la segunda independencia de México, es una especie de Miguel Hidalgo al revés. Nos obliga a ser independientes”.
Sin embargo, recuerda que fueron los norteamericanos quienes abrieron la puerta a los migrantes, insistiendo que fueran al país del norte, “ahora dicen que se equivocaron y queremos que se regresen. El obligarnos por la mala y con un costo enorme, a tratar de buscar una fórmula, Estados Unidos nos puede obligar hacer de una necesidad una virtud”.
Y es que argumenta que la dependencia a Estados Unidos era cómoda para las élites económicas y políticas, pero no para la sociedad, y es que aun cuando se crean empleos, el TLC también destruyó muchos más, fue destructor de una parte de la industria y principalmente del campo.
Como conclusión, el Doctor Meyer, asevera que derivado de los fundamentos plasmados en su obra, podría calificar al Estado como “semi-fallido”, ya que es un sistema sin una personalidad clara, sin una fisonomía clara y efectivamente algunas de las instituciones han fallado, así como regiones. Tales como Tamaulipas, Michoacán, Guerrero y ahora Colima.
Relacionando dicha situación a un ejército que siendo una de las situaciones más importantes de cualquier Estado, parece detenerse en territorios donde el narcotráfico construyó sus feudos. “El narco tiene una base económica, domina en algunas partes a la autoridad municipal, influye en la estatal, ahí hay un ‘Estadito’, y por algún tiempo es un poder real que tiene todos los hilos para controlar una sociedad”.
Por lo que reitera que el Estado en su conjunto no es fallido, pero tiene zonas fallidas que en algún momento pueden determinar la política general. Ésta y otras circunstancias podrías significar la posibilidad del derrumbe de Peña Nieto, pero no precisamente del PRI, “podría sobrevivir como un cascarón, el forro es el dinero que le da el Estado, pero no puede haber alguien que crea en los valores y en la ideología del PRI.
Dicho cascarón puede ser un obstáculo para la izquierda en 2018 por el dinero, ya que vivimos en una sociedad donde la mitad está catalogada como pobre y qué tiene que agarrarse ‘a clavos ardiendo’. Creo yo que en este caso sí funcionaría una alianza de izquierdas, pero la veo muy difícil porque el líder de una parte de esa posible unidad no la quiere, ojalá se pudiera porque ya necesitamos a la izquierda”, puntualiza Lorenzo Meyer.

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