Mujeres Cautivas
Por: Teresa C. Ulloa Ziáurriz *
Si, fueron las mujeres en las principales ciudades de los Estados Unidos
y en la mayoría de los países del mundo, que el pasado sábado 21 de
enero, un día después de que Donald Trump fuera investido como
presidente del país más rico y poderoso del mundo, salieron a las calles
masivamente para exigir igualdad y dignidad, para exigir que la
protección a sus derechos avancen y que no están dispuestas a que
retrocedan.
Fue impresionante la marcha en Washington, D.C. que alcanzó 16
kilómetros, con consignas como “Construye puentes y no muros”, “Un mundo
justo para las mujeres y las niñas”, “Mi cuerpo, mi elección”, y muchas
otras muy significativas ante el discurso de erradicar el aborto, pero
no la trata y la prostitución.
La marcha de las mujeres fue una acción pacífica porque reconoció que no
hay paz verdadera, sin justicia e igualdad para todos. Nos sumamos para
demostrar nuestro compromiso para defender decididamente los progresos
logrados en los Derechos Humanos y libertades en los Estados Unidos y
mundialmente, y para lograr que la nueva administración de los Estados
Unidos reconozca, proteja y promueva esos derechos.
La campaña del presidente Trump agravió a muchas personas: mujeres,
migrantes, musulmanas, afrodescendientes, a las personas con
discapacidad, a las sobrevivientes de delitos sexuales y a integrantes
de la comunidad LGBTTTIQ.
Demostró que podía atacar sexualmente a las mujeres sin consecuencias y
amenazó con limitar los derechos reproductivos de las mujeres. Amenazó
con construir un muro entre México y los Estados Unidos, con hacer
deportaciones masivas de mexicanos y mexicanas y sus amenazas llegaron a
empresas americanas como la Ford y General Motors con un impuesto
fronterizo del 35 por ciento si los productos siguen siendo
manufacturados o armados en México, por lo que estas empresas han
decidido retirar sus nuevas inversiones de México.
Todo lo anterior contribuye a una atmósfera de temor, discriminación e intolerancia en los Estados Unidos y en nuestro país.
Teníamos la esperanza de que el presidente Trump iba a mostrar un
compromiso con los Derechos Humanos, las libertades civiles, la igualdad
y la no discriminación, y con valores como la tolerancia, el respeto,
dignidad e igualdad de oportunidades; sin embargo, cada nombramiento de
su gabinete ha sido de personas con antecedentes contra los derechos de
las mujeres y de misoginia, lo que nos ha traido una gran preocupación.
Nada más alejado de la realidad. En su discurso, y su protesta como
presidente de los Estados Unidos, hizo evidente su machismo
heteropatriarcal fascista, amenazando al mundo entero de que los Estados
Unidos serán primero, sus fronteras serán las primeras que se
protegerán, los empleos de Estados Unidos, también. Durante la ceremonia
nos dejó ver su petulancia, arrogancia y prepotencia, y que es un tipo
que no ve más allá de lo que tiene enfrente y no le interesa escuchar,
sino imponer.
No sé por qué, estos rasgos de su personalidad me recuerdan al
Presidente de México, que ni nos ve, ni nos oye y nos cobra que la
corrupción de los funcionarios mató “a la gallina de los huevos de oro”.
Ha aprendido a desarrollar una coraza al rechazo generalizado de las
mexicanas y los mexicanos.
Pese a las movilizaciones diarias contra el gasolinazo y el incremento
en los precios de los productos de la canasta básica, no hemos logrado
moverlo un centímetro para echar atrás sus reformas estructurales que ya
en 5 años, han demostrado ser improcedentes e inútiles.
¿Y qué podemos esperar de la reunión entre Trump y Peña el próximo 31 de
enero? Yo no espero que llegue a negociar y que represente nuestra
indignación, al contrario, lo que sí espero es que llegará sumiso a
arrastrarse en lugar de defender la dignidad de las y los mexicanos, a
defender a las personas migrantes, a defender los empleos en nuestro
país, a defender las remesas.
Me temo que como en Estados Unidos, las mujeres tendremos que
levantarnos otra vez. Ya las organizadoras de la Marcha de las Mujeres
han llamado por una campaña de más largo aliento que han denominado “10
acciones/100 días: Escucha nuestras voces”, lo que significa que la
marcha no paró ahí. Y me parece que las mexicanas, hoy, como nunca,
tenemos que unirnos, no comprar nada de marcas americanas, ni autos Ford
o GM, no consumir en restaurantes que son franquicia americana como
McDonald’s o Starbucks. Pero además estoy convencida de que Enrique Peña
Nieto necesita una Primavera Lila, que debemos movilizarnos en todo el
país, en cada plaza, en cada parque, en las redes sociales.
Tenemos que lograrlo, porque las mujeres somos la mitad del cielo, como
decía Mao Tse Tung, pero también somos las madres, hijas, hermanas,
novias de la otra mitad.
Por nuestra parte llamamos a todas las mujeres y jóvenes mexicanas a
tomar las plazas el 14 de febrero, contra la violencia feminicida, la
discriminación y la explotación de todas las mujeres.
En la Ciudad de México será en la Alameda Central a las 12:00 horas para exigir nuestros derechos.
*Directora Regional de la Coalición contra el Tráfico de Mujeres y Niñas
en América Latina y el Caribe (CATWLAC, por sus siglas en inglés).
Twitter: @CATWLACDIR
Facebook: Catwlac Directora
Imagen retomada del portal Tribuna Feminista.
Cimacnoticias | Ciudad de México.-
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