Este es el segundo de una serie de tres artículos sobre la alarmante profundización de la desigualdad en el mundo.
La población femenina, que suele emplearse en los sectores mal pagos,
sufren una gran discriminación laboral, asumen una desproporcionada
carga de trabajo no remunerado y suelen encontrarse en la base de la
pirámide, observó Oxfam Internacional, una coalición de 19 organizaciones que trabajan en 90 países.
“Si
las mujeres tuvieran el mismo acceso a los recursos que los hombres,
habrían unas 150 millones de personas menos con hambre en el mundo”:
Neven Mimica.
En su informe “Una economía para el 99 por ciento”,
presentado el 16 de este mes, Oxfam Internacional se refirió a cómo las
grandes corporaciones y las personas súper ricas avivan la actual
crisis de desigualdad.
La coalición entrevistó a trabajadoras de una fábrica de ropa de
Vietnam, quienes trabajan 12 horas al día, seis días a la semana, y aún
así, apenas si pueden arreglárselas con el dólar por hora que cobran por
fabricar ropa para las grandes marcas mundiales.
Además, “los gerentes generales de esas compañías están entre las personas mejor pagas del mundo”, subraya el informe.
¿Por qué?
“Las mujeres son mayoría en los empleos peor pagados y menos seguros,
al tiempo que asumen gran parte de la responsabilidad de las tareas de
cuidado no remuneradas”, puntualizó Anna Ratcliff, responsable de medios
y de la campaña “Even It Up” (Acabemos con la desigualdad extrema, en
español) de Oxfam.
“No es un accidente; nuestro actual modelo económico depende de ese suministro de trabajo barato o gratuito”, apuntó.
Cuando se recortan los servicios públicos porque las grandes
corporaciones y las personas más ricas no pagan los impuestos
correspondientes, las mujeres suelen ser las más perjudicadas, dijo
Ratcliff a IPS. Por ejemplo, cuando la educación no es gratuita, la
población femenina es la queda afuera, acotó.
“Las mujeres sufren discriminación en sus hogares y también
institucional, pues las élites política y económica están dominadas por
hombres; las ocho personas más ricas son hombres, al igual que 89 por
ciento de las que son multimillonarias”, observó.
Ratcliff subrayó que es necesario gestionar las economías para que
las mujeres puedan tener las mismas oportunidades que los hombres.
“Por ejemplo, asegurando un acceso equitativo a la educación,
ofreciendo mejores servicios de cuidados infantiles, además de más
asequibles, invirtiendo en servicios e infraestructura básica y
combatiendo normas sociales relacionadas con el papel de las mujeres en
la sociedad”, indicó.
Si las mujeres tuvieran los mismos recursos que los hombres
Están entre los más pobres de los pobres, y a pesar su contribución
fundamental y de constituir la mitad de los trabajadores rurales, las
campesinas son las mayores víctimas de la desigualdad.
“Si las mujeres tuvieran el mismo acceso a los recursos que los
hombres, habrían unas 150 millones de personas menos con hambre en el
mundo”, observó Neven Mimica, comisario de Cooperación Internacional y
Desarrollo de la Unión Europea (UE).
Incluso, Mimica estimó que la producción agrícola aumentaría casi una tercera parte.
“Suele decirse que educando a una mujer, se educa a toda una
generación. Lo mismo ocurre cuando las empoderamos en distintos ámbitos,
no solo mediante el acceso al conocimiento, sino también a los
recursos, ofreciéndoles igualdad de oportunidades y dándoles voz”,
indicó.
“Sin embargo, las estadísticas actuales muestran que nos quedamos
cortos en esos ámbitos”, se lamentó Mimica, en el marco de una reunión de alto nivel realizada en diciembre.
La organización del encuentro estuvo a cargo de la Organización de
las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la
Comisión Europea, la Presidencia eslovaca del Consejo de la UE, y contó
con la colaboración del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (IFAD), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y ONU Mujeres.
Ademas, puntualizó el comisario de la UE, “sabemos que las niñas y
los niños tienen mejores perspectivas de futuro si sus madres son
saludables, tienen tranquilidad económica y educación; en especial en
los primeros 1.000 días de vida”.
Las mujeres representan la mitad de los trabajadores rurales
En los países en desarrollo, las mujeres representan 45 por ciento de
los trabajadores rurales, yendo de 20 por ciento en América Latina
hasta 60 por ciento en algunas zonas de África y Asia, según FAO.
“Y son muy trabajadoras, en África y Asia Pacífico, suelen laborar
entre 12 y 13 horas más por semana que los hombres”, precisa la FAO.
En general, ellas tienen menos probabilidades que los hombres de
tener el control de la tierra, y el suelo de sus terrenos suele ser de
mala calidad: menos de 20 por ciento de los propietarios de tierras son
mujeres.
“Las campesinas generan ganancias productivas y reinvierten hasta 90
por ciento de sus ingresos en el hogar, dinero que se gasta en
alimentación, salud, educación y actividades generadoras de ingresos, lo
que ayuda a romper el ciclo de la pobreza”, precisa la agencia.
Lograr la igualdad de género y empoderar a las mujeres “no solo es
hacer lo correcto, sino que es un elemento fundamental en la lucha
contra la extrema pobreza, el hambre y la malnutrición”, subrayó el
director general de la FAO, José Graziano da Silva, en la reunión de
alto nivel.
Los datos ponen de relieve la importancia de que las trabajadoras
rurales tengan las mismas oportunidades, subrayó el director general de
la FAO.
A cerrar la brecha de género
En la reunión de alto nivel, la ministra de Agricultura y Desarrollo
Rural de Eslovaquia, Gabriela Matecná, quien presidió el Consejo de la
UE en el segundo semestre de 2016, observó: “La brecha de género le
cuesta caro a la sociedad en términos de producción agraria, de
seguridad alimentaria y de crecimiento económico”.
A pesar de que las mujeres constituyen casi la mitad de los
trabajadores rurales, son propietarias de menos de 20 por ciento de las
tierras. Además, la población femenina representa 60 por ciento de las
personas que sufren hambre de forma crónica, observó.
“Cuando inviertes en un hombre, inviertes en una persona. Cuando
inviertes en una mujer, inviertes en una comunidad”, remarcó el
presidente de IFAD, Kanayo F. Nwanze.
“Una y otra vez vemos que la igualdad de género abre las puertas para
que comunidades enteras refuercen la seguridad alimentaria y
nutricional y mejoren su bienestar social y económico”, observó.
“Empoderar a las mujeres es, por cierto, empoderar a la humanidad”, subrayó.
“Solo empoderando a las campesinas podremos destrabar la fuerza del
sistema de alimentación global. Es fundamental brindarles apoyo para
crear resiliencia, construir empresas más fuertes y promover la
seguridad alimentaria a largo plazo”, observó Denise Brown, directora de
emergencias del PMA.
Por su parte, la directora de programa de ONU Mujeres, María Noel
Vaeza, subrayó: “Cerrar la brecha de género en la agricultura generará
múltiples dividendos en materia de desarrollo, como la igualdad de
género para las mujeres rurales, seguridad alimentaria y reducción de la
pobreza, mejor gestión climática y sociedades más pacíficas”.
Traducido por Verónica Firme
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