7/28/2018

Oxfam: un 72% de jóvenes de ocho países de América Latina responsabiliza a la víctima de violencia sexual por su vestimenta


La normalización de la violencia machista y el alto grado de impunidad convive con la fuerza y creatividad del movimiento feminista y leyes avanzadas que son referentes para todo el mundo

Madrid, 26 julio. 18. AmecoPress. Oxfam presentó ayer en Madrid el estudio ‘Rompiendo moldes: transformar imaginarios y normas sociales para eliminar la violencia contra las mujeres’, que analiza los imaginarios sobre violencia machista predominantes entre jóvenes de 15 a 25 años de Bolivia, Colombia, Cuba, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y República Dominicana. Los datos demuestran la “normalización” de conductas que se ubican en el centro de la violencia contra las mujeres, tales como los celos, el control y las agresiones, y demuestra que la culpabilización de las víctimas, especialmente en el caso de la violencia sexual, está muy presente en el imaginario colectivo.

El informe, comisionado por Belén Sobrino, se enmarca dentro de la campaña “Basta”, que se desarrolla en distintas regiones del mundo. Su finalidad es detectar los factores enraizados en la violencia machista para afinar los mensajes y precisar los recursos orientados a combatirla. El informe se centra en América Latina el Caribe, una región en la que 1.831 mujeres fueron asesinadas en 2016, solo por hecho de ser mujeres, según datos del Observatorio de Igualdad de Género de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

En la presentación, María Reglero, responsable de Derechos de las Mujeres de Oxfam Intermón, ofreció algunos “datos alarmantes” que evidencian que “los imaginarios y normas sociales de la región se construyen en clave machista, clasista y racista”, y advirtió de la conexión con los que se reproducen en “países como España, donde 54 feminicidios han tenido lugar solo en lo que va 2018”.
El 56% de las mujeres y el 48% de los hombres participantes en el estudio, tiene alguna conocida de su círculo cercano que ha sufrido violencia física o sexual en los últimos 12 meses. Se trata de un primer indicador de normalización. “Quiere decir que estas violencias son sistémicas y estructurales y no son algo excepcional” dijo María Reglero.
El informe, elaborado a partir de 4.731 encuestas, 47 focus group y 49 entrevistas en profundidad a personas expertas, destaca que seis de cada diez chicas y chicos consideran que las mujeres no abandonan las relaciones de pareja violentas por las amenazas de muerte de su pareja. Y cinco de cada diez piensa que para las mujeres esta violencia es algo normal. Vuelta a la normalización y a la prevalencia de la violencia machista.

El estudio, que contó con el apoyo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLASCO) para el levantamiento y procesamiento de la información, indica que un 62% de las chicas y chicos de la franja de edad entre 15 y 19 años justifica que un hombre agreda sexualmente a una mujer cuando ha consumido alcohol y un 72% responsabiliza a la superviviente de violencia sexual por la ropa que llevaba puesta cuando sufrió la agresión. Además, siete de cada diez considera que los manoseos o las violencias callejeras son responsabilidad de las chicas por el tipo de ropa que llevan puesto. Una “justificación de la violencia sexual”, según Reglero, que se conecta con determinados argumentos que hemos visto plasmados en sentencias judiciales en nuestro país. 
Un 84% de las personas encuestadas considera que la causa de la violencia es la desigualdad de género, aunque siete de cada diez piensa que es responsabilidad exclusiva de los Estados combatirla. Es decir, “no se sienten interpelados e interpeladas a actuar” asegura María Reglero. Otro dato del informe corrobora su afirmación: un 86% de los chicos y chicas encuestados reconoce que no intervendría si presenciara cómo un amigo suyo agrede a su novia.

Basadas en una idea distorsionada del amor romántico el estudio evidencia la persistencia de una serie de creencias que llevan a la juventud a reproducir desigualdades y normalizar situaciones de violencia machista, como controlar la forma de vestir de la pareja, sus amistades y mensajes en el teléfono celular, censurar sus fotos en las redes sociales, o exigir su ubicación y contraseñas personales: 6 de cada 10 hombres de 15 a 19 años encuestados por Oxfam piensan que los celos son una demostración de amor; un 65% de ellos piensa que cuando una mujer dice “no” a una relación sexual, en realidad quiere decir “sí”.

El movimiento feminista, pieza clave en la transformación

En la presentación del informe María Reglero ha destacado la alianza que Oxfam mantiene con el movimiento feminista, las organizaciones de mujeres y jóvenes en la lucha contra la violencia de género y a la hora de construir nuevos imaginarios colectivos.

“Parte de su prevención empieza por conocer, cuestionar y modificar estos imaginarios y normas sociales que normalizan la desigualdad de género y la discriminación de mujeres, niñas y personas con identidades de género diversas”, afirma María Reglero. 
Los datos negativos que el informe arroja, conviven con los feminismos latinoamericanos, cuya fuerza les ha convertido en referentes para todo el mundo ya que han logrado impulsar campañas como “Ni una menos” que precedió al “me too”con repercusión en todo el planeta y movilizaciones sin precedentes en la región que han tenido réplica en numerosos países.

Latinoamérica ha logrado un importante avance legislativo. Desde la década de los noventa, los países de la región han adoptado leyes nacionales para la protección de víctimas de violencia machista. Actualmente, dieciséis países latinoamericanos y caribeños cuentan con leyes contra la violencia hacia las mujeres, y quince han avanzado en tipificar el feminicidio/femicidio en sus legislaciones. Pero la impunidad es enorme. Desde ese punto de vista, Oxfam entiende que es necesario apoyar al movimiento feminista para lograr que estas leyes se implementen. Además, a pesar de la gravedad de algunos datos, son alentadoras y transformadoras las contribuciones desde las organizaciones feministas y los colectivos de jóvenes, el periodismo y el activismo digital para generar nuevas iniciativas, crear redes, incidir políticamente y abrir nuevos caminos hacia la igualdad de género y un mundo libre de violencia machista.
Foto: AmecoPress y cedidas por Oxfam

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