La
normalización de la violencia machista y el alto grado de impunidad
convive con la fuerza y creatividad del movimiento feminista y leyes
avanzadas que son referentes para todo el mundo
Madrid, 26 julio. 18. AmecoPress. Oxfam presentó ayer en Madrid el estudio ‘Rompiendo moldes: transformar imaginarios y normas sociales para eliminar la violencia contra las mujeres’,
que analiza los imaginarios sobre violencia machista predominantes
entre jóvenes de 15 a 25 años de Bolivia, Colombia, Cuba, El Salvador,
Guatemala, Honduras, Nicaragua y República Dominicana. Los datos
demuestran la “normalización” de conductas que se ubican en el centro de
la violencia contra las mujeres, tales como los celos, el control y las
agresiones, y demuestra que la culpabilización de las víctimas,
especialmente en el caso de la violencia sexual, está muy presente en el
imaginario colectivo.
El informe, comisionado por Belén Sobrino, se enmarca dentro de la
campaña “Basta”, que se desarrolla en distintas regiones del mundo. Su
finalidad es detectar los factores enraizados en la violencia machista
para afinar los mensajes y precisar los recursos orientados a
combatirla. El informe se centra en América Latina el Caribe, una
región en la que 1.831 mujeres fueron asesinadas en 2016, solo por hecho
de ser mujeres, según datos del Observatorio de Igualdad de Género de
la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
En la presentación, María Reglero, responsable de Derechos de las
Mujeres de Oxfam Intermón, ofreció algunos “datos alarmantes” que
evidencian que “los imaginarios y normas sociales de la región se
construyen en clave machista, clasista y racista”, y advirtió de la
conexión con los que se reproducen en “países como España, donde 54
feminicidios han tenido lugar solo en lo que va 2018”.
El 56% de las mujeres y el 48% de los hombres participantes en el
estudio, tiene alguna conocida de su círculo cercano que ha sufrido
violencia física o sexual en los últimos 12 meses. Se trata de un primer
indicador de normalización. “Quiere decir que estas violencias son
sistémicas y estructurales y no son algo excepcional” dijo María
Reglero.
El informe, elaborado a partir de 4.731 encuestas, 47 focus group y
49 entrevistas en profundidad a personas expertas, destaca que seis de
cada diez chicas y chicos consideran que las mujeres no abandonan las
relaciones de pareja violentas por las amenazas de muerte de su pareja. Y
cinco de cada diez piensa que para las mujeres esta violencia es algo
normal. Vuelta a la normalización y a la prevalencia de la violencia
machista.
El estudio, que contó con el apoyo del Consejo Latinoamericano de
Ciencias Sociales (CLASCO) para el levantamiento y procesamiento de la
información, indica que un 62% de las chicas y chicos de la franja de
edad entre 15 y 19 años justifica que un hombre agreda sexualmente a una
mujer cuando ha consumido alcohol y un 72% responsabiliza a la
superviviente de violencia sexual por la ropa que llevaba puesta cuando
sufrió la agresión. Además, siete de cada diez considera que los
manoseos o las violencias callejeras son responsabilidad de las chicas
por el tipo de ropa que llevan puesto. Una “justificación de la
violencia sexual”, según Reglero, que se conecta con determinados
argumentos que hemos visto plasmados en sentencias judiciales en nuestro
país.
Un 84% de las personas encuestadas considera que la causa de la
violencia es la desigualdad de género, aunque siete de cada diez piensa
que es responsabilidad exclusiva de los Estados combatirla. Es decir,
“no se sienten interpelados e interpeladas a actuar” asegura María
Reglero. Otro dato del informe corrobora su afirmación: un 86% de los
chicos y chicas encuestados reconoce que no intervendría si presenciara
cómo un amigo suyo agrede a su novia.
Basadas en una idea distorsionada del amor romántico el estudio
evidencia la persistencia de una serie de creencias que llevan a la
juventud a reproducir desigualdades y normalizar situaciones de
violencia machista, como controlar la forma de vestir de la pareja, sus
amistades y mensajes en el teléfono celular, censurar sus fotos en las
redes sociales, o exigir su ubicación y contraseñas personales: 6 de
cada 10 hombres de 15 a 19 años encuestados por Oxfam piensan que los
celos son una demostración de amor; un 65% de ellos piensa que cuando
una mujer dice “no” a una relación sexual, en realidad quiere decir
“sí”.
El movimiento feminista, pieza clave en la transformación
En la presentación del informe María Reglero ha destacado la alianza
que Oxfam mantiene con el movimiento feminista, las organizaciones de
mujeres y jóvenes en la lucha contra la violencia de género y a la hora
de construir nuevos imaginarios colectivos.
“Parte de su prevención empieza por conocer, cuestionar y modificar
estos imaginarios y normas sociales que normalizan la desigualdad de
género y la discriminación de mujeres, niñas y personas con identidades
de género diversas”, afirma María Reglero.
Los datos negativos que el informe arroja, conviven con los feminismos
latinoamericanos, cuya fuerza les ha convertido en referentes para todo
el mundo ya que han logrado impulsar campañas como “Ni una menos” que
precedió al “me too”con repercusión en todo el planeta y movilizaciones
sin precedentes en la región que han tenido réplica en numerosos países.
Latinoamérica ha logrado un importante avance legislativo. Desde la
década de los noventa, los países de la región han adoptado leyes
nacionales para la protección de víctimas de violencia machista.
Actualmente, dieciséis países latinoamericanos y caribeños cuentan con
leyes contra la violencia hacia las mujeres, y quince han avanzado en
tipificar el feminicidio/femicidio en sus legislaciones. Pero la
impunidad es enorme. Desde ese punto de vista, Oxfam entiende que es
necesario apoyar al movimiento feminista para lograr que estas leyes se
implementen. Además, a pesar de la gravedad de algunos datos, son
alentadoras y transformadoras las contribuciones desde las
organizaciones feministas y los colectivos de jóvenes, el periodismo y
el activismo digital para generar nuevas iniciativas, crear redes,
incidir políticamente y abrir nuevos caminos hacia la igualdad de género
y un mundo libre de violencia machista.
Foto: AmecoPress y cedidas por Oxfam
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