Víctor Flores Olea
Antes del arrollador triunfo de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) pensábamos que sería violenta la reacción de Donald Trump por un presidente izquierdista ante sus fronteras. La primera respuesta no fue así, sino todo lo contrario: palabras amables, deseos de trabajar con el nuevo presidente mexicano.
A las pocas horas del impetuoso triunfo del candidato de Morena, Donald Trump le envió un cordial mensaje de Twiter diciendo: Felicidades a Andrés Manuel López Obrador por convertirse en el próximo presidente de México. Espero con ansias trabajar con él. ¡Hay mucho por hacer que beneficiará tanto a Estados Unidos como a México!
Por supuesto que llamó la atención el mensaje de Trump, que en previos escritos había tratado a los mexicanos de flojos, viciosos y hasta criminales. Pues bien, con motivo del triunfo de López Obrador, Donald Trump envió en un tiempo casi récord a una delegación, en efecto, del más alto nivel, integrada por los secretarios de Estado, Mike Pompeo; del Tesoro, Steven Mnuchin, y la titular de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, además de Jared Kushner, yerno preferido del magnate y principal asesor. Por supuesto, la mayoría de los comentaristas en México y Estados Unidos han reconocido en ese envío la importancia que tiene México para Estados Unidos, calificando el hecho como una especie de luna de miel que, sin embargo, puede terminar al primer exabrupto majadero que lance Trump en sus tuits tanto a México, a los mexicanos o directamente a Andrés Manuel López Obrador.
Al parecer, ha dicho algún articulista estadunidense, Trump encuentra en AMLO algo que no percibe en el actual gobierno mexicano; además, ya lo decíamos, el magnate tiene claro que el respaldo al político tabasqueño en las elecciones lo convertirá en uno de los presidentes con más poder en la historia reciente de México. Es decir, el propio mandatario de Estados Unidos reconoce no sólo la legitimidad de López Obrador, sino el poder político real que le ha transferido su triunfo aplastante.
Es decir, el gobierno de ese país no tiene más remedio que reconocer la gran legitimidad y el gran apoyo con que llegará el próximo presidente de México. El secretario general de El Colegio de México, Gustavo Vega, señala que AMLO acepta desde luego que Estados Unidos es un socio de primera importancia para México, al mismo tiempo que afirma que México es primero. De todos modos se acepta a diestra y siniestra que AMLO será uno de los presidentes mexicanos con más apoyo. La opinión se refuerza porque varias agencias financieras pronosticaron que el triunfo de Morena provocaría serios problemas económicos a México, lo cual hasta el momento no ha resultado así.
Los inesperados gestos de amabilidad sorprendieron a muchos, sobre todo por la relación áspera entre Enrique Peña Nieto y Donald Trump. Muchos analistas se preguntan si en verdad la llegada de López Obrador significa un cambio efectivo de relaciones entre México y Estados Unidos. No se sabe, coinciden los analistas, sobre todo por el carácter impredecible del mandatario estadunidense. Pero queda claro que al parecer Trump encuentra en AMLO algo que no percibe en el actual gobierno mexicano, que sin duda es el gran apoyo popular que lo hizo triunfar.
Trump está viendo una personalidad más fuerte, el estilo de López Obrador y su retórica de no tener miedo de criticarlo. Ve un presidente mexicano que va a asumir una postura más fuerte frente a él, pero también reconoce que México tiene problemas que debe resolver, incluyendo el tema de la migración, expresó Maureen Meyer, directora para México de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (Wola, por sus siglas en inglés), de acuerdo con BBC Mundo.
Uno de los analistas políticos más profundos de Estados Unidos es Immanuel Wallerstein, publicado con frecuencia en La Jornada. Después de un análisis breve pero muy serio de la historia de México más reciente, nos dice que la izquierda latinoamericana ha saludado la elección de AMLO, viendo en su victoria la posibilidad de rencender la llamada ola rosa en América Latina que ha tenido muchos reveses en los 10 años recientes. Estados Unidos está visiblemente preocupado y descontento. Donald Trump ya está buscando cooptar a AMLO.
Así interpreta Wallerstein el envío de la delegación de alto nivel a México, observando también que López Obrador ha olvidado su posible liderazgo latinoamericano, que le sería indispensable para mantenerse en caso probable de que en el futuro aumenten las presiones políticas de la derecha continental, idea que debe tenerse presente. Aun cuando tal vez Wallerstein conoce poco la personalidad de López Obrador, que resulta muy difícil, o imposible, de ser cooptado.
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