Coalición por la Salud de las Mujeres
La violencia sexual en la causa que se encuentra asiduamente en los embarazos de niñas y adolescentes
Cd. de México, 25 jul. 18. AmecoPress/CimacNoticias.- Contrario
a lo que algunas personas piensan, los embarazos en niñas y
adolescentes menores de 15 años no son resultado de un ejercicio
irresponsable de la sexualidad, un error de ellas, “por no cuidarse” o
“no darse a respetar”. Las niñas no quieren, desean o deciden
embarazarse.
La violencia sexual es una causa que encontramos
constantemente en los embarazos en niñas y adolescentes. Se trata de
niñas que no pudieron oponerse a la relación sexual, pues suceden bajo
amenaza, chantaje, presión y violencia presentes lo largo de su vida
sexual.
En México, de cada 10 mujeres, 5 han enfrentado violencia emocional, 4
violencia sexual y 3 violencia física. Solo 3.5 por ciento de las
mujeres casadas o unidas deciden si se usa o no algún método
anticonceptivo y solo 4 por ciento decide cuándo y cuántos hijas e hijos
tener. (Inegi, 2017).
En estos contextos de violencia estructural se dan prácticas nocivas
como las uniones tempranas: en el mundo, 9 de cada 10 embarazos en
adolescentes ocurren entre mujeres casadas o unidas (UNFPA, 2013); en
México, 11.7 por ciento de las menores de edad que se unieron entre los
10 y 14 años reconocen que no dieron su consentimiento para dicha unión y
que fueron obligadas por estar embarazadas, las robaron o fue mediante
un arreglo monetario (ENDIREH, 2016).
Estos embarazos pueden ser resultado de violencia sexual que se
concreta a través de: a) coerción sexual, es decir, sin uso de violencia
física pero con amenazas, aislamiento, control financiero y/o abuso
emocional; b) abuso sexual infantil: cuando se involucra a la niña o
adolescente en una actividad sexual que no comprende o no es capaz de
consentir, ocurre con manipulación; o c) violación: relación sexual
forzada por medio de violencia física o moral.
Un 93 por ciento de las niñas y adolescentes tuvieron su primera
relación sexual entre los 5 y los 9 años, pero solo 2.8 por ciento
reconoce este hecho como violencia sexual, el resto no tiene los
elementos para reconocerlo. (ENDIREH, 2016).
Cuando hablamos de violación sexual, encontramos que 8 de cada 10
agresores son conocidos de las víctimas; 67 por ciento son familiares
(ENDIREH, 2016), pero sólo 10 por ciento de las agresiones son
denunciadas (Ipas, 2018).
¿Quiénes son los responsables de los embarazos en niñas y
adolescentes menores de 15 años? Datos de las actas del registro civil
arrojan que 70 por ciento de las niñas y adolescentes de entre 10 y 14
años que tuvieron una hija/o, el padre tendría entre 18 y 78 años.
Se trata entonces de casos de violencia sexual contra niñas y
adolescentes que tienen como consecuencia un embarazo donde los padres y
agresores les triplican la edad y que son conocidos cercanos a las
víctimas.
Un 95 por ciento de los nacimientos de madres adolescentes ocurren en
países de bajos y medianos ingresos. Según el Fondo de Población de las
Naciones Unidas (UNFPA, 2013), América Latina y el Caribe es la única
región del mundo en la que los partos en menores de 15 años de edad se
han incrementado.
Los riesgos durante el embarazo para la salud de las niñas y
adolescentes son mayores que en otros rangos de edad: las complicaciones
relacionadas con el embarazo, el parto o el puerperio son dos veces
mayor entre mujeres de 15 y 19 años que entre aquellas que se embarazan
después de los 20 años; tienen más probabilidades de sufrir
padecimientos como la eclampsia, anemia, hemorragia postparto y
endometritis puerperal que las adolescentes mayores de 15 y el riesgo de
mortalidad infantil es 50 por ciento mayor para hijos de madres
adolescentes en comparación con mujeres mayores de 20 años (OMS, 2014).
Además de implicaciones emocionales y sociales e impactos en sus
proyectos de vida como: rezago educativo, desigual acceso a
oportunidades de desarrollo, barreras para obtener un empleo que
implique mayor formación académica y experiencia.
A pesar de que en México, la Norma Oficial Mexicana 046 (NOM 046)
proporciona directrices para ofertar anticoncepción de emergencia a
mujeres víctimas de violación, así como la consejería y servicios de
Interrupción Voluntaria del Embarazado en todo el país, es más probable
que niñas y adolescentes retrasen la búsqueda de atención, por lo que es
frecuente que interrumpan el embarazo en etapas más avanzadas, que
recurran a personas no calificadas, que empleen métodos inseguros y que
pospongan la búsqueda de atención médica en caso de complicaciones que
suelen ser más frecuentes y severas.
Así, el embarazo en niñas y adolescentes constituye violencia de
género que conlleva otras violaciones a sus Derechos Humanos como como
el derecho a la integridad, a la salud, a la información, a la
autonomía, al acceso a la justicia y a una vida libre de violencia.
Existen barreras para que niñas y adolescentes, personal de salud e
impartidores de justicia reconozcan la violencia estructural y sexual en
la que se dan muchos de los embarazos infantiles, que faciliten el
acceso a servicios de salud y de procuración de justicia. Se requieren
acciones para prevenir, detectar y atender la violencia sexual y
prevenir embarazos en niñas y adolescentes.
Elaborado a partir de “Violencia sexual y embarazo infantil en
México: Un problema de salud pública y Derechos Humanos”, Ipas México,
2018. Consulta la investigación completa aquí.
La Coalición por la Salud de las Mujeres es una red de organizaciones
civiles con trabajo en salud y derechos sexuales y reproductivos de las
mujeres.
* Coordinadora de política y abogacía de Ipas México
**Coordinadora del Observatorio de Medios de Comunicación e Información de la Mujer A.C, CIMAC.
CIMACFoto: César Martínez López.
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