En el Taller Los Leñateros, Chiapas, México
Un grupo de diez mujeres mayas de Altos de Chiapas, buscando el sostén para sus hijos/hijas, crearon en 1975 el Taller Los Leñateros, una editorial de libros artesanales. Dentro de sus múltiples objetivos cabe mencionar los de documentar, enaltecer y difundir los valores culturales mayas y populares: el canto, la literatura, las artes plásticas; rescatar técnicas antiguas en vías de desaparición como es la extracción de colorantes de hierbas silvestres y la recuperación de lenguas autóctonas.
Teresa Sosa
En las hogueras del traspatio del Taller Leñateros, Chiapas, México, sus mujeres hierven enormes ollas de totomoste, pita de maguey, tallos de gladiola, hojas de palma, huipiles reciclados, cepa de plátano, utilizados como colorantes. Estas creadoras utilizan papiro, lianas, líquenes y musgo, como materia prima para hacer los papeles. Tienden el papel al sol, y mientras se seca, imprimen poemas en hojas de roble y pétalos de pensamiento.
Hace más de 30 años alquilaron una antigua casa de adobe en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, y sembraron en el patio un pequeño árbol de aguacate. La casa se hizo chiquita y la empezaron a llamar «Taller», primero «de Sueños» y después «Leñateros».
“Somos las que caminamos por el monte juntando ramas secas, madera muerta de los árboles caídos, haciendo leña sin talar al bosque. Bajamos de la montaña cargando con mecapal manojos de ocote y encino rajado para los fogones de la Ciudad Real. Andamos entre la niebla con nuestros burros vendiendo leña de casa en casa. Tocamos las puertas y ofrecemos también hoja de pino para adornar el piso, flor de bromelia, musgo y orquídeas para el nacimiento”.
Han creado un espacio multi-étnico de artistas y artistas-en-formación. Fomentan la creatividad artística entre los sectores marginados. Favorecen la ecología, reciclando desperdicios agrícolas e industriales para crear artesanía, obras de arte.
Es la primera organización en México que produce libros escritos, ilustrados, impresos y encuadernados con papel y fibras naturales reciclados, de su propia manufactura.
Memoria y creación artística-literaria
No sólo confeccionan a mano el papel de cada libro, también han rescatado las historias que contaban los abuelos/abuelas, las que aparecen en el Popol Vuh, el ‘libro sagrado de los mayas’, también las leyendas que han pasado de generación en generación.
Publican una revista literaria, un códice rupestre conocido como La Jícara, donde aparecen traducciones de lenguas de los pueblos mayas, testimonios, diarios de forasteros, xilografías, petroglifos.
Pero, no se han quedado allí, han impulsado nuevas técnicas en la producción de libros arte-objeto, como la “chanclagrafía” y la “elotegrafía”, que ellas desarrollaron y sólo ellas conocen. Aunque hay algunos hombres y sobre todo jovenes en el Taller que alternan la escuela con la recolección o siembra de las materias primas, son las mujeres las que han hecho florecer este taller que es la primera y única editorial en México formada por indígenas.
Graban y traducen las canciones que cantan, y de sus voces nació el proyecto más ambicioso de Taller Leñateros: la publicación (1650 ejemplares) del libro bilingüe (tzotzil/español, 200 páginas, con 60 serigrafías de pintoras tzotziles y tzeltales) ‘Conjuros y ebriedades, cantos de mujeres mayas’, fruto del esfuerzo de 150 personas a lo largo de 23 años. Es el primer libro escrito, ilustrado y confeccionado por el pueblo maya en más de mil años, desde que las Primeras Madrespadres mayas hicieron sus códices sagrados.
Su reto, en la actualidad, es mantener viva esa labor que ha dado lugar a otros libros bilingües (español-inglés, tzotzil-español) como Diccionario del corazón, Directorio de los Leñateros, Sueño conjuros desde el vientre de mi madre, Slo’il chiltaktik, cuatro vidas tzotziles, Bolom Chon, Conjuros y ebriedades cantos de mujeres mayas.
El Taller ha publicado hermosos libros de arte-objeto que forman parte del acervo de bibliotecas, como las de la Universidad de Princeton y de Yale, y los que están en El Colegio de México. Los libros de arte-objeto han sido expuestos en museos y galerías de todo el mundo y forman parte de la colección “Los cien libros más bellos del mundo” del Museo de Mujeres de Arte de Washington. Las obras de estas artistas mayas contemporáneas se han hecho merecedoras de premiación internacional.
Un arte que no debe morir
Maruch Mendes Peres, chamana tzotzil y portavoz del grupo, dice: “Tengo los libros en mi corazón”. Ella como las otras mujeres que cuentan, traducen, hacen fotografías, dibujan e imprimen en serigrafía, aportan las materias primas o producen el papel y lo tiñen con tintas naturales, no sabe leer ni escribir, tampoco habla español; sin embargo, todas tienen dentro de su corazón muchas historias que han plasmado en libros arte-objeto.
Con sus pocas palabras en español, Maruch dice sentirse muy bien de ser una de las socias, de ayudar en su construcción y manejo; pero también de que su voz llegue por fin ser escuchada. Traducida por Ámbar Past, poeta mexicana que ayudó a impulsar el Taller desde sus inicios, Maruch dice en lengua auctóctona que el Taller sirve como motivo de agrupamiento, un lugar donde pueden compartir ideas y decir qué es lo que van a hacer y cómo lo van a hacer y que el Taller es una buena muestra al mundo del trabajo colectivo.
“A pesar de que no sé escribir ni leer ni hablo español, me siento útil para el Taller, porque se enaltece mi lengua, se enaltece mi literatura y me da gusto saber que yo sirvo para eso. Sería una lástima que se apagara la llama del Taller, que se cerrara el taller porque realmente representa el corazón y la mente de muchísima gente”, señala Maruch, quien pronto se convertirá en autora al contar la epopeya del libro del Sol, donde dicen que está escrita la fecha de nacimiento y muerte de todas las personas.
Desde jóvenes vienen las palabras que las chamanas mayas del Taller han plasmado en los libros que alcanzan tirajes de 3 mil ejemplares y unos apenas de 600; ellas son incansables, todas juntas siguen en pie de lucha en los Altos de Chiapas, donde enfrentan la miseria con arte, que transmiten con la única misión de que su canto se escuche como desde la antigüedad.
Por su parte, Ámbar Past, recuerda los inicios del Taller, cuando en 1975 comenzó a alentar la recuperación de las técnicas tradicionales para teñir, los primeros libros que hicieron, las becas que consiguieron, las exposiciones y presentaciones, las 200 familias indígenas que trabajan en Taller Leñateros y las mil personas más, muchos de ellas/ellos artistas que siempre se han solidarizado con el proyecto, y mira hacia el futuro. Ámbar Past reconoce que la situación actual es muy difícil: “Taller Leñateros lleva un año que no paga a sus trabajadores, personas que a veces sólo ganan salarios mínimos, tampoco hemos podido pagar nuestros impuestos desde hace varios años. Hemos tenido la suerte de ser favorecidos por becas, sin embargo, tenemos varios libros en lista de espera”.
FUENTES: 1.Yanet Aguilar, Las Chamanas de las letras. Periódico El Universal, México/ 2. Taller Los Leñateros (Web)
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