Familiares usan sus influencias para quitarles sus bienes
Por Patricia Chandomí, corresponsal
San Cristóbal de las Casas, 23 abr 12 (CIMAC).- Gabriela Castro Carrasco y su madre, Graciela Carrasco López, se quedaron prácticamente en la calle.
Ambas fueron despojadas de su casa y sus pertenencias por sus tíos, quienes a la muerte de doña Matilde López López –abuela de Gabriela– pelearon por la propiedad del predio donado desde hacía años por el gobierno del estado de Chiapas.
El hostigamiento contra Gabriela Castro y su madre comenzó luego de que en 2009 a doña Matilde, a sus 76 años, le fue diagnosticada fibrosis pulmonar. Ante la situación, la mujer llamó a sus tíos Víctor Hugo, Lucio Manuel y Mario –todos de apellido Carrasco López– para que cada uno diera una cooperación mensual de 300 pesos y así comprar las medicinas para su abuela.
“Ninguno quiso cooperar, por el contrario, vinieron y le pusieron un letrero a la casa de mi abuelita para anunciar que la vendían. Según ellos, con ese dinero se iba a pagar el tratamiento”, relata Castro Carrasco a Cimacnoticias.
“Un año estuvo la casa con el letrero y no se vendió. En ese tiempo mi abuelita fue empeorando; recuerdo que de las tres pastillas que tenía que tomar, sólo tomaba una, llevaba mal su tratamiento porque no le alcanzaba”, recuerda.
En vida, doña Matilde otorgó a Gabriela los derechos de una tienda de abarrotes, con la que se había beneficiado como parte del Programa Motor para la Economía de Chiapas Solidario.
En noviembre de 2011 la salud de Matilde empeoró, por lo que su nieta pidió de nuevo ayuda económica a sus tíos, quienes se burlaron y dijeron que seguramente el asunto no era de gravedad como para internarla. El 12 de noviembre doña Matilde murió ante la indiferencia de sus hijos.
Así inició la disputa por la propiedad intestada, ubicada en calle 11 de enero A-5, colonia Echeverría, en el Barrio San Ramón, en este municipio de San Cristóbal de las Casas.
Víctor Hugo, Lucio Manuel y Mario Carrasco López comenzaron el hostigamiento para que Gabriela y su madre desalojaran la casa.
Molestos porque las dos mujeres se negaron a abandonar el predio, el pasado 30 de marzo los tres tíos forzaron las cerraduras de la casa y se llevaron en un camión de tres toneladas todas las pertenecieron de doña Matilde y su hija Graciela.
Los hermanos también robaron mercancía de la tienda de abarrotes que Matilde planeaba poner en vida. Gabriela dio parte a la Policía Municipal, la cual trasladó el camión y los bienes a su cuartel.
De manera “sospechosa”, afirma Gabriela Castro, el juez calificador Julio César López Vázquez permitió que los bienes se quedaron en poder de los tres hermanos. La mujer acusa que en el fallo tuvo que ver el agente municipal Marco Antonio Flores Utrilla, cuñado de su tío Mario Carrasco López.
Sorprendida por la actuación del juez calificador, Gabriela acudió ante el fiscal del Ministerio Público estatal Jorge Antonio Bautista Carpio, para interponer una denuncia por el delito de robo a casa habitación bajo el expediente 914/AL54-T2/2012.
Los tres hermanos vendieron en 700 mil pesos la casa intestada a pesar de carecer de escrituras.
“Desde que supe del robo y de la venta (de la casa) me he dedicado a denunciarlos públicamente. A través de mis primos supe que la persona que compró se enteró de que estaba ‘chueca’, por lo que pactó un precio más bajo con la condición de que en las escrituras (que consiguieron quién sabe cómo) estuviera la firma de los cuatro hijos (de doña Matilde), incluida la firma de mi mamá, Graciela”, detalla Gabriela.
La mujer cuenta que el dinero de la venta de la casa ya fue repartido entre los hermanos, quienes no lo han podido disfrutar debido a que el comprador amenaza con denunciarlos penalmente sino consiguen la firma de Graciela.
Por ello, los tres sujetos se han dedicado a amenazar hasta con la muerte a su única hermana, a quien han dejado en la calle, sin ropa ni zapatos, ni mueble alguno, acusa Gabriela.
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