por Alberto Aziz Nassif
En medio del ruido electoral que aturde y acapara casi todos los espacios públicos, aparecen noticias importantes que incrementan el malestar ciudadano y el desinterés en la vida política. La violencia sigue imparable; los que deberían respetar la legalidad, la violentan; el PRI y el PAN hacen shows ridículos; los legisladores aprueban reformas mínimas que no resuelven la crisis de nuestra democracia. ¿Por qué tanta ineptitud política?
1.- La violencia sigue cobrando víctimas: cinco mujeres asesinadas en Ciudad Juárez en 24 horas; 15 muertos en un bar de Chihuahua; ocho comuneros de Cherán asesinados; el asesinato de un general en retiro; la irresponsabilidad de transportistas que violan la legalidad, otra forma de violencia, como sucedió con los alumnos de la UNAM cerca de Toluca y con los jornaleros en el Estado de Veracruz, nos dejan el rostro de un país en donde la corrupción y la captura de lo público muestran la incapacidad del Estado para proteger a los ciudadanos.
2.- Felipe Calderón fue señalado por el IFE por violentar la legalidad, no es la primera vez y no será la última. El problema es que no hay castigo, así son nuestra leyes imperfectas. Algo hay que hacer para penalizar las intervenciones indebidas de la Presidencia, sólo hay que recordar que en 2006 Fox afectó el proceso y no hubo ninguna sanción.
3.- En esos días también vimos el show mediático del PAN y el PRI y su “mesa de la verdad” sobre el cumplimiento de compromisos de Peña Nieto. Este tipo de propaganda anuncia el inicio de un clima de enrarecimiento que aturdirá al país. El litigio por el cumplimiento de compromisos nos conduce a un problema de fondo en esta vulnerada democracia: el enorme desencanto ciudadano que se genera por el incumplimiento casi sistemático de los políticos, que ofrecen el paraíso en campaña y después hacen gobiernos sordos y distantes. Los ciudadanos somos importantes sólo en el momento electoral, cuando los políticos necesitan el voto, después el olvido y el desprecio se vuelven la cotidianidad de la vida pública. No hay que extrañarse del bajo interés ciudadano en la política.
4.- El mensaje del voto nulo en 2009 abrió un espacio para dar respuesta al malestar de los votantes y hacer una reforma política para fortalecer el poder de los ciudadanos. Han pasado tres años y los resultados del proceso legislativo dejan un panorama muy pobre y accidentado. Casi de forma desapercibida pasó lo que quedó de la reforma política. El Congreso atraviesa hoy por un momento muy precario porque sólo espera el final de esta Legislatura para el reacomodo que vendrá después de las elecciones del 1 de julio. Un día hace una contrarreforma de medios, que no cumple los mínimos legales, y al día siguiente da marcha atrás. Otro día tratan de cerrar el ciclo de la reforma política y dejan una miscelánea que no sirve para desactivar la grave crisis por la que atraviesa la democracia representativa.
Para cualquier efecto práctico, todos los cambios que tengan que ver con el espacio electoral quedan fuera de este proceso, no se quiso que hubiera ninguna novedad para el 2012.
Además, no sólo se posterga la aplicación de los cambios, sino que nos quedamos con modificaciones completamente precarias. No pasó la reelección para ningún puesto de elección popular; tampoco pasó la necesaria Constitución para el Distrito Federal; tampoco se quiso aprobar la reconducción presupuestal o el veto presidencial al presupuesto. Lo que se aprobó fue la iniciativa ciudadana, la consulta popular (para temas administrativos) y las candidaturas ciudadanas (habrá que ver cómo se aplican). También se aprobó el mecanismo para la sustitución del Presidente en caso de falta absoluta; las alternativas para la toma de posesión del Presidente; se eliminó la cláusula de gobernabilidad para la Asamblea Legislativa del DF. En suma, entre lo aprobado por el Senado el 27 de abril de 2011 y lo aprobado el 19 de abril pasado por los diputados se cierra un ciclo y queda una pobre miscelánea de cambios que están muy lejos de las reformas que le urgen a esta democracia. Sin duda, esta fue la reforma de los vetos y las postergaciones.
5.- En suma, los políticos, ya sea en campaña o en el poder, muestran su incapacidad, su falta de visión y una obstinada voluntad para impedir cambios fundamentales que lleven a México hacia una democracia mínima. El grado de receptividad de los políticos a las demandas ciudadanas está por debajo de cero, otro ejemplo es el desprecio a las demandas del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. Tenemos reglas políticas llenas de excepciones y privilegios, desde lo fiscal hasta lo mediático; somos una excepción en materia de reelección; el presidencialismo mexicano carece de cualquier mecanismo para formar mayorías. ¿Qué les pasa a estos políticos?
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