7/20/2010

Comunicación y poder

Alberto Aziz Nassif

En la década de los años sesenta el canadiense Marshall McLuhan escribió sobre la comunicación de masas y anticipó el paso de la “Galaxia de Gutemberg” a los medios masivos a través de su famoso texto Understading Media. Una de sus hipótesis más destacables fue: “el medio es el mensaje”. Desde entonces el mundo de la comunicación ha tenido un desarrollo cuántico, un cambio radical. Las nuevas tecnologías, la llegada de internet y la generalización de las redes sociales han definido a la sociedad de la globalización. En este clima ha salido otro importante libro de Manuel Castells, Comunicación y Poder, que constituye uno de los esfuerzos más amplios y logrados para entender el paradigma de comunicación en la sociedad global.

Manuel Castells, que hace unos años elaboró en una trilogía el concepto de la “sociedad red”, ahora se interna en una nueva línea de trabajo para analizar por qué en la sociedad actual el “poder se basa en el control de la comunicación y de la información, ya sea el macropoder del estado y de los grupos de comunicación o el micropoder de todo tipo de organización”. Con este supuesto establece que el poder está en la capacidad “para modelar la mente”. Con una teoría sobre el poder se interna en el universo de la era digital, y en los grupos empresariales que controlan este espacio mediante redes cada vez más diversificadas y omnipresentes; analiza los mecanismos de la globalización, la segmentación de los públicos y el campo de la comunicación en la época actual.

En esta ruta investiga cómo funcionan las redes de poder y cómo se ha estudiado el comportamiento de las personas frente a la información (las emociones como la ira y la ansiedad), para demostrar que el público está muy lejos de la información objetiva para comprender el mundo que los rodea, porque todo pasa por filtros y por mapas mentales a través de los cuales se percibe lo que pasa en la vida pública. Una vieja tesis. Con esta plataforma retoma las nuevas investigaciones sobre el funcionamiento del cerebro y llega a la conclusión de que las “personas tienden a creer lo que quieren” y que la información por sí misma no altera las actitudes. Así, retoma la información que rodeó a la guerra de Irak y muestra cómo los marcos valorativos del patriotismo llevaron a la creencia de que invadir ese país estaba justificado porque había armas de destrucción masiva. Esta versión fue una mentira que se creyó como verdad, porque ni había armas ni Sadam apoyaba a la red de Al Qaeda, pero la mayoría de los ciudadanos creyeron en la construcción mediática y la falsa versión del gobierno de Bush.

Más adelante hace un análisis de cómo se construyen los filtros de los medios y de qué forma se despliegan en una democracia. Detalla cómo funciona la comunicación en la vida político-electoral, las mentiras de las campañas, los escándalos, para llegar hasta el crítico momento por el que atraviesan las democracias hoy: disminución de la confianza y crisis de legitimidad porque la ciudadanía cree menos en la política, los partidos y los parlamentos. La razón es la enorme corrupción que circula por las amplias carreteras de la vida pública. En suma, nada nuevo en México, en donde el poder, la política y la televisión han formado un nudo complicado de deshacer, y donde se dan todos los ingredientes, desde el escándalo hasta la corrupción, lo cual ha llevado a un gran desencanto sobre las posibilidades de un cambio político.

Para contrarrestar este mundo del poder y la comunicación, Castells analiza también la otra parte, la cara social que se ha edificado desde las redes sociales y ve cómo se ha logrado potenciar el alcance de los nuevos movimientos sociales, que constituyen un contrapoder que da la batalla desde el otro lado de la acera. Analiza varios ejemplos: la campaña ecologista sobre el cambio climático y el fenómeno de “reverdecimiento de los medios”. En esta misma tesitura, se detiene en otros dos casos interesantes: el movimiento en contra de la globalización capitalista y la campaña electoral de Barack Obama, para entender cómo funcionan las redes sociales y el “poder del voto para los que no tienen poder”.

Sin duda, un libro importante que es necesario conocer, sobre todo en el contexto mexicano, en donde la regulación estatal de los medios es muy deficiente, el fenómeno de la concentración en radio y televisión es enorme y existe una gran dificultad para modificar las reglas del juego mediático. Estas piezas serán parte del panorama mexicano en la complicada batalla por el 2012, lo cual no impedirá que las redes sociales crezcan cada vez más para formar contrapesos al poder fáctico de la comunicación.
Investigador del CIESAS

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