Seminario Reforma laboral y derechos
Las peores condiciones laborales son para las mujeres en México
Por Guadalupe Cruz Jaimes
México DF, 22 jul 10 (CIMAC).- La crisis económica en el país colocó a las mujeres en el peor escenario laboral de la última década, que se caracteriza porque alrededor de la mitad de las trabajadoras recibe un salario insuficiente para costear una canasta básica, carecen de contratos escritos y de protección social.
Así lo expusieron economistas especializadas en el tema de género, durante el primer panel de discusión del seminario “Reforma laboral y los derechos de las mujeres en el trabajo”, que se realizó hoy en el Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana.
En su participación, Itzel Contreras Chávez, profesora de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), refirió que la crisis económica exacerbó el deterioro laboral que de manera escalonada ha crecido en el país desde los años ochenta, afectando principalmente a las mujeres.
Una de las consecuencias de dicho deterioro es la pérdida del poder adquisitivo, este hecho es evidente en lo que va del sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, muestra de ello es que en diciembre de 2006, el salario mínimo, ubicado en 48.57 pesos, permitía la adquisición del 60 por ciento de la canasta básica recomendable. Y en enero de este año, el salario mínimo permite comprar 36.65 por ciento de la canasta básica recomendable. En México hay 43 millones 633 mil 759 personas ocupadas, de las cuales las mujeres representan el 38 por ciento. De las 16 millones 419 mil 746 de trabajadoras, el 46 por ciento no tiene acceso a la canasta básica, porque gana entre uno y dos salarios mínimos, refirió la economista con base en el análisis realizado por el Centro de Análisis Multidisciplinario de la UNAM. Para poder costear los 13 productos básicos de la canasta básica, en diciembre de 2006, las y los trabajadores debían laborar 13 horas al día, para enero de 2010, necesitarían trabajar 21 horas y 57 minutos para tener acceso a una alimentación recomendable.
A la insuficiencia alimentaria, se suma la falta de acceso a servicios, como la salud, ya que 6 de cada 10 mujeres ocupadas en el país no tienen acceso a instituciones de salud, esta situación afecta a 2.7 millones de madres trabajadoras asalariadas. En México, hay 8.5 millones de madres trabajadoras, más de 4 millones de ellas reciben un salario, y 3 de cada 10 se ocupa por su cuenta. La baja salarial, falta de protección social y la pérdida de capacidad adquisitiva de las trabajadoras está vinculada con que 45 por ciento de ellas no tiene contrato escrito, lo que permite que el patrón establezca las condiciones de trabajo, con el objetivo de tener más ganancias, a costa de los derechos de sus empleadas.
“Lo que implica, que en tiempos de crisis, cuando los salarios caen, no cae la contratación de las mujeres, porque es más fácil emplearlas en peores condiciones que a un hombre”, señaló la académica universitaria. La economista y demógrafa, Hilda Rodríguez Loredo señaló que ante la sobredemanda de mano de obra, las mujeres “prefieren tener un trabajo, aunque sea de manera ocasional, sin prestaciones, ni vacaciones, con un menor salario, por la necesidad de percibir un ingreso”.
En esta circunstancia, es difícil mejorar las condiciones laborales, porque siempre va a haber alguien que acepte peores condiciones, “por eso es que el proceso de subcontratación ha ido creciendo”, en 2007 el personal subcontratado representaba el 10 por ciento de las personas ocupadas, actualmente significa el 14 por ciento. “El problema de la subcontratación radica en que rompe la relación bilateral (trabajadora-empresa), se crean relaciones dispersas entre el personal y se evaden las cuotas obrero-patronales”, indicó Rodríguez Loredo, docente y coordinadora de la Especialidad el Género en la Economía, en la UNAM.
Si bien, esta circunstancia es compartida por mujeres y hombres, se agrava para ellas, quienes hasta 2008 representaban la tercera parte de la población subcontratada en el ramo industrial.
México DF, 22 jul 10 (CIMAC).- La crisis económica en el país colocó a las mujeres en el peor escenario laboral de la última década, que se caracteriza porque alrededor de la mitad de las trabajadoras recibe un salario insuficiente para costear una canasta básica, carecen de contratos escritos y de protección social.
Así lo expusieron economistas especializadas en el tema de género, durante el primer panel de discusión del seminario “Reforma laboral y los derechos de las mujeres en el trabajo”, que se realizó hoy en el Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana.
En su participación, Itzel Contreras Chávez, profesora de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), refirió que la crisis económica exacerbó el deterioro laboral que de manera escalonada ha crecido en el país desde los años ochenta, afectando principalmente a las mujeres.
Una de las consecuencias de dicho deterioro es la pérdida del poder adquisitivo, este hecho es evidente en lo que va del sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, muestra de ello es que en diciembre de 2006, el salario mínimo, ubicado en 48.57 pesos, permitía la adquisición del 60 por ciento de la canasta básica recomendable. Y en enero de este año, el salario mínimo permite comprar 36.65 por ciento de la canasta básica recomendable. En México hay 43 millones 633 mil 759 personas ocupadas, de las cuales las mujeres representan el 38 por ciento. De las 16 millones 419 mil 746 de trabajadoras, el 46 por ciento no tiene acceso a la canasta básica, porque gana entre uno y dos salarios mínimos, refirió la economista con base en el análisis realizado por el Centro de Análisis Multidisciplinario de la UNAM. Para poder costear los 13 productos básicos de la canasta básica, en diciembre de 2006, las y los trabajadores debían laborar 13 horas al día, para enero de 2010, necesitarían trabajar 21 horas y 57 minutos para tener acceso a una alimentación recomendable.
A la insuficiencia alimentaria, se suma la falta de acceso a servicios, como la salud, ya que 6 de cada 10 mujeres ocupadas en el país no tienen acceso a instituciones de salud, esta situación afecta a 2.7 millones de madres trabajadoras asalariadas. En México, hay 8.5 millones de madres trabajadoras, más de 4 millones de ellas reciben un salario, y 3 de cada 10 se ocupa por su cuenta. La baja salarial, falta de protección social y la pérdida de capacidad adquisitiva de las trabajadoras está vinculada con que 45 por ciento de ellas no tiene contrato escrito, lo que permite que el patrón establezca las condiciones de trabajo, con el objetivo de tener más ganancias, a costa de los derechos de sus empleadas.
“Lo que implica, que en tiempos de crisis, cuando los salarios caen, no cae la contratación de las mujeres, porque es más fácil emplearlas en peores condiciones que a un hombre”, señaló la académica universitaria. La economista y demógrafa, Hilda Rodríguez Loredo señaló que ante la sobredemanda de mano de obra, las mujeres “prefieren tener un trabajo, aunque sea de manera ocasional, sin prestaciones, ni vacaciones, con un menor salario, por la necesidad de percibir un ingreso”.
En esta circunstancia, es difícil mejorar las condiciones laborales, porque siempre va a haber alguien que acepte peores condiciones, “por eso es que el proceso de subcontratación ha ido creciendo”, en 2007 el personal subcontratado representaba el 10 por ciento de las personas ocupadas, actualmente significa el 14 por ciento. “El problema de la subcontratación radica en que rompe la relación bilateral (trabajadora-empresa), se crean relaciones dispersas entre el personal y se evaden las cuotas obrero-patronales”, indicó Rodríguez Loredo, docente y coordinadora de la Especialidad el Género en la Economía, en la UNAM.
Si bien, esta circunstancia es compartida por mujeres y hombres, se agrava para ellas, quienes hasta 2008 representaban la tercera parte de la población subcontratada en el ramo industrial.
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