7/21/2010

Carta abierta a los multimillonarios de México

Denise Dresser


A los empresarios mexicanos que forman parte de la lista Forbes:

El año pasado, en mayo del 2009, la prensa estadunidense se enteró de que los hombres más ricos de su país –Warren Buffet y Bill Gates– habían convocado a una reunión confidencial de multimillonarios. Aunque en un primer momento se trató de mantener en secreto, poco a poco, el objetivo del encuentro salió a la luz y ha sido impactante conocerlo. Gates y Buffet le pidieron a los convocados que repensaran la naturaleza de las labores filantrópicas que llevan a cabo. Les pidieron, simple y sencillamente, que dieran más. Que donaran más. Que devolvieran más al país que les ha permitido tener una posición privilegiada. Bill y Melinda Gates alzaron la vara al sugerir que los 400 hombres y mujeres estadunidenses en la lista Forbes donaran 50% de su fortuna a una causa filantrópica en el transcurso de sus vidas o en el momento de su muerte.

La pregunta entonces es ¿por qué no en México? ¿Por qué no pedir el mismo tipo de compromiso a ustedes cuyas fortunas fueron hechas aquí, gracias al país que les permitió ingresar a la lista Forbes? Durante los últimos cuatro años, Warren Buffet ha donado 6 mil 400 millones de dólares a la Fundación Gates. Eso, aunado a los donativos de los propios Gates, ha llevado a una campaña global para erradicar la malaria. Ese mismo dinero, bien usado en México podría llenar muchos de los hoyos de salud y educación que el Estado mexicano –en medio de una crisis fiscal– no puede atender. Donativos de esa magnitud podrían cambiar de manera importante a México.

Si personajes como Oprah Winfrey, Eli Broad, Ted Turner, David Rockefeller, Michael Bloomberg, George Soros, John Doerr y Pete Peterson –entre otros– están dispuestos a asumir y considerar el reto de regalar la mitad de su valor neto, ¿dónde están Carlos Slim, Jorge Larrea, Emilio Azcárraga, Ricardo Salinas Pliego y multimillonarios mexicanos comparables? Por qué, en un país con necesidades tan obvias, la filantropía empresarial es, en términos comparativos, tan pequeña? ¿Será por nuestra tradición oligopólica? ¿Por la forma tan peculiar en la cual se han amasado las grandes fortunas en México? ¿Por la ausencia de instituciones reconocidas, dedicadas a la filantropía? ¿Por una cultura que no contempla el giving back (dar de vuelta), como un componente central de la actividad empresarial? Detrás de este cúmulo de razones, hay una realidad innegable: México sigue produciendo personas que forman parte de la lista Forbes, pero no conciben la filantropía como parte de su labor. La mayoría parece vivir conforme al credo personal de Carlos Slim, manifestado a la revista The New Yorker, “no creo en la caridad”.

Para muchos de ustedes, basta con actividades como el Teletón, Iniciativa México, mantener un par de fundaciones, regalar algunos millones al año y siempre en eventos con una gran cobertura mediática. Pero eso no es suficiente. En democracias funcionales, la filantropía no se usa nada más para comprar buena publicidad o combatir las presiones regulatorias. La filantropía es vista como una obligación moral; como parte del contrato social que un empresario firma en una sociedad capitalista. Y si el argumento moral tiene poca resonancia en México, existe otro con más poder de convencimiento. Si ustedes –los ricos de México– no regresan más, contribuirán a crear el tipo de país al cual tanto le temen. Tendrán que erigir cercas electrificadas cada vez más altas para defender una riqueza vista como cuestionable, porque con demasiada frecuencia se ha creado gracias a la protección política y no a la innovación empresarial. Tendrán que defender con cada vez más vehemencia su pedazo del pastel, por no permitir condiciones tales que crezca para todos.

Y mientras tanto, seguirán pagando un daño creciente a sus reputaciones. Continuarán enfrentando notas periodísticas constantes sobre la evasión fiscal, la captura regulatoria, los conflictos de interés, el bloqueo a la competencia, la expoliación a los consumidores, el país de privilegios, la incredulidad social ante la manufactura de millonarios en sectores protegidos, y todos los usos y costumbres del capitalismo de cuates que caracteriza a México hoy. En cada nueva versión de la lista, reincidirán los cuestionamientos a personas como ustedes; cuestionamientos similares a los que se hicieron a los Carnegie, a los Rockefeller y a los Vanderbilt, antes de que aprendieran a ser filántropos de verdad. Antes de que comprendieran la importancia de retribuir para resguardar, devolver para legitimar, dar para sobrevivir.

O, como lo argumenta Warren Buffet en un artículo reciente: “beneficiar a otros que por azares del destino tienen menos suerte que uno”. Y Buffet ha cumplido con el compromiso de donativos filantrópicos crecientes, a sabiendas de que no afectarán ni su estilo de vida, ni el dinero que piensa dejarles a sus hijos. Sabe que tanto él como los miembros de su familia continuarán con vidas confortables y útiles, intocadas por el regalo de un montón de millones. Sabe que –con frecuencia– quienes poseen demasiadas cosas, como yates y aviones y obras de arte, acaban poseídos por ellas. Sabe que tuvo la fortuna de nacer en un país con un sistema económico que le permitió tomar grandes riesgos y cosechar extraordinarios beneficios. Y eso lo llena ahora de gratitud. Un tipo de gratitud poco vista entre los magnates mexicanos, pero que se vuelve urgente ante la situación difícil del país. Una forma de revisar la huella que desean dejar en el mundo, basada en el fin de la acumulación y el principio de la tarea más seria y difícil que es distribuir con sabiduría. Una forma de comportamiento que debería llevar hoy mismo al anuncio compartido de todo aquello que los mexicanos de la lista Forbes deberían estar dispuestos a dar. La mitad de su fortuna. La mitad de su valor neto. Un cheque a cambio del país que podrían transformar, si quisieran hacerlo.

(*) Este artículo se publica en la edición 1759 de la revista Proceso, ya en circulación.

1 comentario:

  1. Una Fortuna.
    Una fortuna, Carlos Slim, la entregamos cada año, a los Banqueros.
    Fobaproa costó TRES riquezas Slim, en el arranque del rescate.
    Al 2010, van 16 capitales Slim y faltarán otros tantos, para el finiquito, del IPAB.
    Testimonos: Blog. Un Futuro, con Futuro, para México.
    Por Cipriano Barreto Mendoza.
    Denise Dresser escribió una carta abierta a los multimillonarios de México para que, imitando a Bill Gates y Warren Buffet , donen la mitad de su fortuna para causas filantrópicas.
    Carlos Slim, según la revista Forbes, es el hombre más rico del Planeta. Su riqueza es de 53 mil 500 MDD y por 500 MDD dejó en segundo lugar a Bill Gates.
    Gates y su esposa donaron 26 mil 500 MDD, para causas benéficas, entre ellas, el intento de erradicar la malaria en el Mundo.
    Lo bizarro y absurdo, es que 80 millones de mexicanos, “donen” a los banqueros, la riqueza TOTAL de Carlos Slim y OTROS 6 mil MDD más, de pilón, A LOS MENESTEROSOS de las Finanzas.
    Esta “generosidad” de 80 millones de mexicanos entre los que se encuentran 40 millones en extrema pobreza, es el “abono” anual, POR EL RESCATE DE LA BANCA, durante el gobierno zedillista.
    El colmo de los colmos, es que este 2010, van TRECE AÑOS, que se “dona” esta riqueza estimada de Carlos Slim, y todavía faltan otros TRECE AÑOS (si no es que más), para concluir el famoso rescate bancario.
    El Fobaproa, en su arranque, representó el 20% del PIB, algo así como 3 fortunas Slimezcas, así que en 14 años, 80 millones de mexicanos han “donado” al los pordioseros de la usura, 16 capitales acumulados tipo Slim.
    El IPAB, CONTINUADOR Y SUSTITUTO del Fobaproa, tiene por delante, otros 14 o l5 años más de esta cantidad de” donación”, MIENTRAS 30 millones de mexicanos no tienen ni para comer.
    En anteriores Testimonos, he comentado que se debería cancelar esta “donación” y por CAUSA DE UTILIDAD PÚBLICA, terminar de una buena vez, con este saqueo.
    Después de la carta abierta de Denise Dresser, dirigida a los multimillonarios mexicanos, que aparecen en la Lista de Forbes, para que “donen” parte de su fortuna, a causas filantrópicas, me uno a la invitación-demanda.
    De pasadita y aprovechando el viaje, solicito a los banqueros que ya dejen de chupar cada año, el 6% del PIB y den por cancelado el rescate Fobaproa-IPAB.
    Ya es tiempo de que se toquen el corazón y la Chequera y reconozcan que 16 fortunas del tamaño de la de Carlos Slim, son más que suficientes para dar por cancelada la Deuda-Saqueo-Impunidad del salvataje de la Banca.
    Ahora, que si no se tientan las Bolsas, para seguir saqueando, a los pobres entre los pobres, entonces el Congreso puede revertir la “chamaqueada” que dieron a sus excolegas legisladores que aprobaron la VIOLENCIA EXTREMA, que significó y significa el Fobaproa-IPAB.
    ¡Por CAUSA DE UTILIDAD PÚBLICA, DEBE TERMINAR EL SAQUEO DEL 6% DEL PIB!
    ¡Este robo institucional, equivale a 15 veces el subsidio a LyFC (SME) y que el calderonato utiliza como pretexto para dejar en la calle, a 44,000 trabajadores!
    ¡Representa más de dos veces las remesas!
    ¡Dos tantos, los ingresos por turismo!
    ¡Vez y media la renta petrolera!
    ¡La fortuna de Carlos Slim, 53 mil 500 MDD, más un pilón, de 7 mil MDD!
    ¡Trabajo durante un año, para 6 o 7 millones de mexicanos, con un salario diario de 300 pesos!
    ¡Mil banqueros saquean estos empleos, ”gracias” al “chamaqueado” Congreso Zedillista!
    ¡Mil banqueros siguen y seguirán saqueando, SI el actual Congreso NO CORRIGE, MEDIANTE CAUSA DE UTILIDAD PÚBLICA, ESTA SANGRÍA ECONÓMICA, SOCIAL Y POLÍTICA!
    ¡6 o 7 millones de NINIS (jóvenes que NI estudian NI trabajan) podrían hacer lo uno, o lo otro, o ambos, SI SE RESCATAN estos extraordinarios recursos!
    PERO, ¿Qué es más prioritario, para el calderonato, mil usureros o 6 o 7 millones de esperanzas y sueños juveniles?
    Tal parece, que la prioridad, serán los indigentes banqueros, pues el Congreso, amenaza con aprobar el IVA, en alimentos y medicinas.
    ¡Por eso estamos, como estamos, porque el Neoliberalismo, es así!

    ResponderBorrar