Investigadores, analistas políticos y religiosos y miembros de la sociedad civil de la entidad advierten un ambiente de intolerancia, represión y adoctrinamiento hacia jóvenes
CRISTINA PÉREZ-STADELMANN | El Universal
Investigadores, analistas políticos y religiosos y miembros de la sociedad civil de Guanajuato advierten un ambiente de intolerancia, represión y adoctrinamiento hacia jóvenes, sobre todo a mujeres, con afán de reforzar los principios católicos.
Se vive un proceso peligroso de derechización del estado que impulsa una política en que “las mujeres no existimos como individuos”, refieren. Es el único estado del país que no tiene una ley que proteja a la población femenina, de hecho eliminó los centros de atención a la violencia familiar e imprimió una política restrictiva de la sexualidad, acusan.
Datos del Instituto de Salud Pública del estado de Guanajuato revelan que el número de embarazos entre adolescentes se ha incrementado de tal forma que en 2007 se registraron 81 mil103 y para 2009 el número ascendió a 97 mil 700. Entre el año 2000 y el 2009, 190 mujeres fueron denunciadas por el delito de aborto y nueve están actualmente en prisión sentenciadas por homicidio en razón de parentesco.
En noviembre del 2009 el Instituto de Seguridad Social de Guanajuato, ISSEG, ordenó suspender la venta de pastillas de anticoncepción de emergencia en 184 farmacias gubernamentales que administra en la entidad, entre estas las denominadas Post- Day y Cerciórate, distribuidas en los 46 municipios del estado.
Ángeles López García, directora del Centro de Derechos Humanos Victoria Diez, indica que en Guanajuato se vive un proceso peligroso de derechización del estado toda vez que se impulsa una política familista en la cual “las mujeres no existimos como individuos sino como parte de una familia heterosexual y con hijos; en lo legislativo ha habido una negativa desde hace tres años de emitir una ley que reconozca a la mujer como víctima de violencia”.
Guanajuato es el único estado de la República que no tiene una ley de acceso de las mujeres a una vida libre de violencia. “El gobierno se negó a legislarla, de modo que aquí las mujeres están indefensas”, de acuerdo con López García.
En contraste, fue aprobada una ley integral de violencia, enviada por el gobernador Juan Manuel Oliva, que elimina los Centros de Atención a la Violencia Intrafamiliar y no tipifica la violencia institucional, docente, social, ni el feminicidio.
Reportes del Observatorio de Violencia Social y de Género de Guanajuato indican que 59% de las mujeres de 15 años y más han vivido incidentes de violencia por su pareja, en la comunidad, en el trabajo o en la escuela. El estado tiene la tasa más alta, a nivel nacional, en suicidios femeninos.
Estudios realizados por el Instituto Nacional de la Juventud refieren que en Guanajuato de cada 100 relaciones entre jóvenes un 75% de éstas se viven con violencia; por cada 100 víctimas masculinas de agresiones, hubo 545 femeninas, y dos de cada 10 víctimas de violencia en la entidad tienen entre 20 y 24 años, reporta Cristina Lara, en el estudio “La violencia Social y de Género. Desafío de las Cifras”.
“Entre las acciones que ha desarrollado este gobierno están el himno del Bicentenario, donde el gobernador imprimió su sello católico; la Lotería de Género, la eliminación de los centros de atención a la violencia familiar y una política restrictiva de la sexualidad entre adolescentes a través de los libros de texto”, comenta Rosalía Sánchez Cruz, capacitadora a grupos de mujeres del Centro Las Libres de Información en Salud Sexual, Región Centro.
Para Elio Masferrer, presidente de la Asociación Latinoamericana para el Estudio de las Religiones, el himno del Bicentenario viola el Estado laico y debería reconsiderarse su promoción, pues vulnera la separación entre la iglesia y el Estado, y afecta además el principio de igualdad ante la ley, en la cual toda la sociedad debe sentirse representada y no excluida. “Hay que respetar la laicidad”, sostiene.
El especialista dice que hay una disputa en el interior del PAN, donde existe un sector que quiere reconstruir un partido católico nacional y otros que pretenden formar uno de inspiración social cristiana. En este afán, buscan expulsar o romper las alianzas que hubiera con evangélicos y judíos que militan en ese instituto político.
Luis Miguel Rionda, del Centro de Investigación en Ciencias Sociales de la Universidad de Guanajuato, sostiene “que el gobernador Oliva no pierde oportunidad de manifestar su fe católica al participar abiertamente en eventos religiosos”.
En la entidad, opina Rionda, las personas en el poder imponen su criterio basado en pensamientos excluyentes y de desprecio hacia aquellas manifestaciones que consideran desviadas, como lo es la controversia que en días recientes presentó Carlos Zamarripa, procurador de Justicia del estado, en contra los matrimonios entre parejas del mismo sexo.
Rionda califica a Oliva como el más conservador de los gobernadores que ha tenido Guanajuato. “Él no formaba parte de la élite panista, ha sido solo un ejecutor de determinaciones que toman los dueños del PAN, los miembros de la oligarquía local. Oliva siempre ha sido un subalterno de personajes de extrema derecha”.
Álvaro Delgado, autor de El Yunque, la ultraderecha en el poder, enfatiza que Guanajuato es sin duda el estado donde se materializa la manera de gobernar del PAN, como partido de la derecha: “En la entidad, hay una estrecha relación con la Iglesia católica y un permanente afán de llevar a las aulas su doctrina, y si no han ido más allá es porque el magisterio ha frenado esos propósitos”, sentencia Carrillo.
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